Sin miedo a equivocarnos podemos asegurar que en toda la historia de la música no ha existido un género con más detractores que el reguetón. Todo el mundo ha criticado en algún momento al género en sí mismo, o a algún tema en particular, o a alguno de sus exponentes. Hay que ser muy fanático o muy “repartero” para no haberlo hecho.
Lo curioso es que casi todos los que critican al reguetón terminan inclinados sobre alguna tarima moviendo la cintura al ritmo del background, en posiciones incomodísimas y hasta dañinas para la columna vertebral. “Perreo” le llaman.
Y es probable que esa crítica cínica y desvergonzada al género lo haya catapultado hasta el sitio en que se encuentra hoy. Un sitio muy alto, donde “no llegan ni los ascensores”, tan alto que “desde allá arriba tú no te ves, papi”.
Y en realidad el reguetón le ha hecho mucho bien a la humanidad. Nos ha dado montones de lecciones para la vida y nos ha inculcado (y lo continúa haciendo) valores que difícilmente pudiéramos adquirir en otro lugar. ¿No lo crees? Estas son algunas de las cosas que deberíamos aprender del reguetón y los reguetoneros:
Crítica
Si algo saben hacer bien los reguetoneros, (no, esperen, que está mal redactada la oración y puede dar lugar a malinterpretaciones), entre las cosas que mejor hacen los reguetoneros está sin lugar a dudas el ejercicio de la crítica. Una crítica sin tapujos ni miramientos. Limpia y directa como un puñal. Clásicos que van desde “Usted es un perro papi”, pasando por “una pila de ratas flacas de cloaca” hasta llegar hasta “tú lo que eres un tirador de pedos rompe-calzoncillos”. Insuperables.
Autocrítica
Los reguetoneros no solo con capaces de reconocer los defectos y las debilidades de sus oponentes, sino que muchas veces nos dan lecciones de mejoramiento humano y utilidad de la virtud cuando se autocritican en sus temas musicales. El ejemplo clásico de esta afirmación podemos encontrarlo en un tema de Baby Lores e Insurrecto de hace varios años que, sin pelos en la lengua ni miedo al qué dirán, aceptaba que aquello era: “una catástrofe musical”.
Gramática
Las canciones de reguetón son una fuente de aprendizaje constante. Sobre todo cuando se refiere a la Gramática española. Por ejemplo, con una canción de Yomil y el Dany aprendí que la palabra “guaracha” viene del latín “chancha” que viene a su vez de “una muchacha”, pero no de una muchacha cualquiera, sino de una que “anda de muy buena racha, con tremenda pinta, con tremenda facha”. Ese nivel de especificidad debe haberle ahorrado como mínimo dos años de investigación a la Real Academia de la Lengua Española.
Y más recientemente del único e inigualable Chocolate MC aprendí que los gerundios pueden tener género. Sin embargo no existe una regla ortográfica que indique cuándo o en qué circunstancias usar la nueva terminación -anda. Parece ser una cuestión de “cuando te dé la gana” más que de regla ortográfica en sí misma. Pero ya era hora de darle bajanda al lenguaje sexista que nos obligaba a terminar todos los gerundios en -ando e -iendo.
Casi lo olvidaba. Si se quiere poner énfasis en la expresión basta con alargar un poco más la palabra. Ahora sí bajandandanda.
Perdón y Reconciliación
Una de las cosas que más trabajo nos cuesta en la vida es perdonar a los que nos ofenden y que ellos a su vez perdonen nuestras ofensas. Pero para los reguetoneros esto no es un problema. Ellos se dicen hasta del mal del que van a morir en las “tiraderas” y al poco tiempo los ves cantando juntos de nuevo y dándose abrazos y besitos en la cara como Ositos del Cariño.
Así ocurrió por ejemplo con el dúo del Clan 537. Se pedían la cabeza cuando estuvieron separados y de la noche a la mañana se reconciliaron. Un legítimo ejemplo de que todos los conflictos pueden resolverse y de que no hay problema tan grande en el mundo que un concierto en el que la entrada cuesta 100 dólares no pueda resolver.
Nota al pie: El grupo Los 4, que por momentos ha sido Los 3, Los 2 e incluso Los 7, sigue trabajando duro en este apartado y al día de hoy es la excepción que confirma la regla.
Estas son algunas de las cosas que podemos aprender del reguetón y los reguetoneros si les diéramos una oportunidad. Deja en los comentarios alguna otra que hayas aprendido tú .
Ah, y si no te gusta… bajanda!
Este artículo fue publicado originalmente en Clandestina
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