Cubano con I-220A estudia en la Universidad Internacional de Florida 

Foto: Rachel.

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Sin quitarse el polvo del desierto en el que pasó tres noches escondido junto a su familia, Sandro González llegó a Estados Unidos con un sueño intacto: graduarse de la universidad. Al pisar suelo estadounidense, no se permitió un descanso. Mientras otros trataban de comprender su nueva realidad, él ya buscaba la manera de continuar sus estudios. Sabía que no sería fácil.

En la frontera le entregaron un I-220A, ese documento tan controversial que no concede un estatus migratorio definido ni permite acceder a ayudas federales, becas o beneficios estudiantiles. En su caso, eso significaba que, si quería entrar en la universidad, tendría que costear todos sus estudios.

Pero Sandro no es de los que se rinden. A sus 26 años, mientras estudia Ingeniería Interdisciplinaria en la Universidad Internacional de Florida (FIU), trabaja como lead concierge (encargado) en un residencial (complejo de apartamentos) y ha construido su propio negocio de seguros de salud. Su historia refleja la de muchos inmigrantes que llegan a Estados Unidos con sueños enormes y obstáculos aún más grandes, pero con una determinación que no conoce fronteras.

El adiós a Cuba

Antes de emigrar, Sandro estudiaba Ingeniería Automática en la Universidad Tecnológica de La Habana (Cujae). Allí estuvo dos años y luego se mudó a México porque obtuvo una beca en la Universidad Anáhuac de Cancún.

«Estuve en México ocho meses, hasta que vino la COVID-19. Tuve que regresar a Cuba y continuar en la Cujae. En aquel entonces, además de estudiar, también trabajaba en mi propio negocio. Cuando decidimos emigrar —mi mamá, mi papá, mi hermano pequeño y yo—, emprendimos el viaje hacia México. Teníamos visa de turismo, por lo que primero llegamos allí, y fue desde ese punto que comenzamos nuestra travesía para cruzar la frontera».

Cuando cruzaron la frontera, sus padres y su hermano recibieron parole; pero a él le dieron un I-220A, un documento que indica libertad bajo palabra mientras continúa su proceso migratorio. A diferencia del parole, no otorga un estatus legal claro ni permite acceder a beneficios como la ayuda federal para estudios. Aunque se alegró por su familia, quedarse en ese limbo migratorio, sin certezas ni derechos definidos fue doloroso.

«Siempre soñé con estudiar en la universidad, pero sabía que, sin el apoyo necesario, era una meta difícil de alcanzar. La idea de no poder continuar mi educación me preocupaba profundamente, pero decidí no rendirme. Si tenía que trabajar o pedir un préstamo, lo haría, porque mi sueño de graduarme era más grande que los obstáculos».

El proceso de adaptación fue complicado, como siempre sucede cuando se emigra y hay que empezar de nuevo, pero recibieron el apoyo de muchas personas que les ayudaron a llegar hasta aquí. Poco a poco, se fueron abriendo camino y, aunque aún queda mucho por avanzar, hoy están mejor que cuando recién llegaron. «Mi familia ha sido fundamental en toda esta etapa, brindándome el apoyo necesario para seguir adelante».

En Cuba dejó a su abuela materna, a sus tíos y a muchos amigos que formaron parte de su vida. También dejó a su abuela paterna, quien lamentablemente falleció cuando ellos ya habían emigrado. Ese fue un dolor profundo, una de las experiencias más difíciles que ha vivido.

Lo que más extraña son sus amistades, esas que compartieron con él desde la infancia hasta la universidad. «Me hubiera encantado que pudieran estar aquí conmigo, viviendo lo mismo. Y, por supuesto, extraño mucho a mi abuelita».

El sueño universitario: equilibrio entre estudio, trabajo y familia

Cuando llegó 2022, lo primero que hizo fue reunirse con sus amigos y familiares para comenzar a adaptarse a su nueva vida. Al poco tiempo, fue al Miami Dade College para informarse sobre cómo ingresar, qué requisitos debía cumplir y cómo organizarse para comenzar sus estudios.

Tuvo que esperar casi un año para poder ingresar a la universidad y aprovechar la colegiatura estatal, que es mucho más económica. Como no calificaba para ayuda federal, buscó la manera de financiar su educación por su cuenta. Por eso, mientras estudia en la FIU mantiene dos empleos como lead concierge (encargado) en un complejo de apartamentos y su propio negocio de seguros de salud. 

«No quería endeudarme ni ponerle más carga económica a mis padres que ya estaban haciendo un gran sacrificio por mí. Esta fue una decisión personal, ya que mi meta es graduarme y convertirme en un profesional», asegura.

Ha tenido que ser muy cuidadoso con las materias que elige y cómo administra sus recursos. «Mientras que otras personas gastan 600 o 700 USD al mes en un auto, yo prefiero invertir esa misma cantidad en mi educación, que es la mejor forma de asegurar un futuro sólido».

Sandro eligió la carrera de Ingeniería Interdisciplinaria porque le permite combinar su interés por la tecnología y el emprendimiento, algo que no encontraba en su carrera en Cuba. Aunque comenzó estudiando Ingeniería Automática en la isla, se dio cuenta de que no se sentía cómodo trabajando con circuitos electrónicos y soldando componentes.

En México, descubrió su pasión por el liderazgo, la administración y los negocios, lo que casi lo lleva a cambiarse de carrera. Entonces, encontró en la Ingeniería Interdisciplinaria una forma de integrar todo lo que le interesaba. «Esta carrera me permite diseñar productos y procesos que mejoren la vida humana, liderar equipos y proyectos, y traducir el lenguaje técnico de la ingeniería a un lenguaje accesible para personas fuera del campo».

Para él, comenzar la universidad en Estados Unidos ha sido como empezar de cero, pero con toda la experiencia que adquirió en Cuba y México. Esta experiencia le ha permitido destacarse en lo académico y en lo profesional, y siente que, como cubano, lucha por lo que no tuvo antes: la oportunidad de alcanzar sus sueños y tener éxito.

Además de estudiar en FIU, con el objetivo de seguir vinculado con la comunidad cubana y dado su anhelo de ser un líder de acción positiva en el futuro, Sandro es miembro de la Cuban American Alliance for Leadership and Education (Caale), una asociación radicada en New Jersey que ofrece un programa de liderazgo para estudiantes cubanoamericanos que se encuentran cursando estudios universitarios en Estados Unidos.

La Caale también ofrece la beca de mérito Pinos Nuevos, por el monto de 10 000 USD, a estudiantes que son un ejemplo a seguir por su mérito académico, profesional y liderazgo en la comunidad.

«Estoy muy orgulloso de ser uno de los becarios de Caale de la clase de 2024 y me llena de mucha satisfacción porque fue la primera organización que confió en mí y en todo mi trabajo en esta nación. Eso, sin lugar a dudas, ha cambiado mi vida y me ha dado fuerzas para seguir luchando por mis sueños».

Sandro también ha logrado consolidarse en el ámbito laboral. «El dominio del inglés ha sido fundamental desde que llegué a Estados Unidos, y, gracias a eso, he podido acceder a buenos empleos. Encontré en línea la vacante del puesto en el que actualmente estoy; apliqué, me presenté a la entrevista y, afortunadamente, conseguí el trabajo».

Al mismo tiempo, maneja su negocio de seguros médicos y de vida. «La historia detrás de esto es bastante interesante. Llegué a este mundo a través de una vecina de toda la vida, de mi casa en Guanabacoa, que me vio crecer. Cuando se enteró de que estaba aquí, nos pusimos en contacto y me explicó su trabajo en seguros. Al principio, era escéptico por los comentarios negativos sobre la industria; pero, al ver que personas honestas como ella estaban triunfando, decidí intentarlo. Me gusta trabajar con el público y ayudar a los demás, por eso comencé este proyecto y poco a poco estoy lanzando mis redes sociales para aprovechar sus ventajas».

Uno de los mayores desafíos de Sandro ha sido equilibrar sus estudios con su vida personal y laboral. «Desafortunadamente, a veces las clases se abren en horarios y días que no puedo. Tengo que cambiar mi trabajo completamente, pedir permiso y reajustar todo para poder asistir».

Este dilema lo ha obligado a negociar con frecuencia con sus empleadores. «Cuando tú trabajas, estás generando un ingreso para la persona que te emplea. Si constantemente le dices que necesitas cambiar el horario, le creas un problema. Es un riesgo que uno debe tomar».

Sin embargo, a pesar de las dificultades, Sandro ha encontrado apoyo en sus jefes. «Siempre he tenido jefes muy buenos, personas comprensivas que han buscado la manera de ayudarme para que pueda seguir estudiando sin comprometer mis responsabilidades laborales».

Para él, una de las cualidades que más le ha ayudado es la responsabilidad. «Siempre he sido de los que aceptan cualquier tarea sin dudarlo, con la disposición de cumplirla bien. Además, la atención al cliente ha sido clave en mi desarrollo profesional, ya que disfruto interactuar con las personas y ofrecerles el apoyo que necesitan».

La organización es clave en su día a día, y para ello, ha implementado estrategias que le permiten mantenerse motivado y enfocado en sus objetivos. 

«Me gustaría decir que tengo una agenda perfecta, pero la realidad es que no es así. Mi vida gira en torno a la universidad; es mi prioridad número uno. Todo lo demás —trabajo, familia— se organiza alrededor de eso. Mi principal objetivo en este año y el siguiente es graduarme, y todo debe estar alineado con eso. Si algo interrumpe ese propósito, simplemente lo dejo de lado».

Cuando tiene un pequeño respiro en el trabajo, lo utiliza para estudiar. «Aprovecho esos ratos para ponerme al día con lecturas o conferencias. Y al llegar a casa, es un maratón de estudio. En mis horarios libres, trato de ver a mis clientes de seguros y también aplicar a pasantías estudiantiles, buscando la oportunidad de entrar en una buena empresa».

Afortunadamente, vive con sus padres y su hermano, lo que le ha dado mucha estabilidad. «Vivir juntos me da tranquilidad. Nos ayudamos entre todos, lo que hace que podamos avanzar y lograr mucho más».

Metas y consejos para otros inmigrantes 

De cara al futuro, sus metas son claras: consolidar su carrera en Estados Unidos, seguir creciendo en el ámbito empresarial y, sobre todo, inspirar a otros jóvenes inmigrantes a no rendirse. «Si algo he aprendido en este proceso es que las oportunidades están ahí, pero hay que salir a buscarlas. No hay que temerle al sacrificio porque, al final, todo esfuerzo tiene su recompensa».

«Mi principal consejo para los jóvenes que atraviesan una situación similar a la mía es que aprovechen el acceso a la información. Hoy en día, nuestros celulares son una herramienta increíble, con acceso a una vastísima cantidad de recursos. En lugar de emplear tiempo en redes sociales, utilicémoslo para investigar sobre cómo ingresar a la universidad, buscar becas y ayudas para nuestros estudios. Todo está disponible en línea; solo hay que saber dónde buscar».

Además, para Sandro es fundamental no rendirse. «Aunque el camino pueda parecer difícil, Estados Unidos es un país de oportunidades. Es importante tener claro que el éxito de otros no debe ser nuestra referencia. El éxito es personal y único: puede ser abrir tu propio negocio, ser una buena enfermera o cualquier otra meta que te propongas. Lo importante es perseverar y no compararte con los demás».

También es clave tener un rumbo claro. «Si sabes lo que quieres, enfócate en eso. Mi meta a corto plazo es conseguir una pasantía, obtener experiencia práctica antes de graduarme. A mediano plazo, me gustaría trabajar en una buena compañía, quizá en el área de gestión de proyectos o en la industria financiera. A largo plazo, planeo obtener un máster en Administración de empresas y continuar haciendo crecer mi negocio de seguros».

Antes de despedirse, Sandro comenta que también quiere ayudar a otros inmigrantes, como otros lo ayudaron cuando él llegó. «He aprendido que compartir lo que uno sabe puede ser de gran ayuda para quienes están comenzando. No olviden nunca de dónde venimos, nuestra cultura y nuestros valores. Ser cubano es un orgullo que nunca debemos perder, porque nuestras raíces nos hacen fuertes y nos impulsan a seguir adelante».

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Joannet

Felicitaciones. No hay obstáculo que nos impida lograr nuestros sueños si estamos dispuestos a desafiarnos sin temor hasta alcanzar la victoria. ¡Lo estás demostrando! Gracias por compartir tu experiencia. ¡ÉXITOS!
Joannet

Leydiana

Es una familia extraordinaria, su Escher o, sacrificio y consagracion Galan por si solo. El merito no se regala, ese se lucha y se gana. Soy testigo fiel de tu crecimiento los vi crecer desde el vientre de su mama. Y hoy he tenido la oportunidad de presentarle una Puerta la cual el supo abrir y tomar sus beneficios. Pero solo el exito es de el. Felicidades y siempre seras nuestro pequeno campeon.
Leydiana

Olga

Felicidades Sandro ,éxitoooo tu te lo mereses eres un joven sacrificado y por eso has logrado llegar donde estas .tus padre y hermano orgulloso d tii yoooo como tia tambien. Exitoooo.
Olga

Gustavo Fernández Sánchez

Muchas felicidades hermano, eres un ejemplo, solo té deseo lo mejor, que continúes de la manera que lo estás haciendo, bendiciones para ti y tu familia
Gustavo Fernández Sánchez

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