Trasladarse de un punto A a un punto B puede ser un asunto complicado en Cuba, incluso más en días recientes cuando el transporte público ha sido afectado por la escasez de combustible en este “Período Coyuntural”.
Aun así, los cubanos no se detienen, y el ánimo de imponerse en situaciones adversas me animó a hacer este repaso por algunos medios de transporte que mantienen la Isla en movimiento.
En su calidad de capital y ciudad más poblada del país, en La Habana se trasladan diariamente más de un millón de personas. En este espacio, el protagonismo se lo disputan la Empresa Provincial de Transporte –con los ómnibus urbanos articulados o P y la red alimentadora– y los taxistas privados –con los almendrones, gacelas y bicitaxis–.
En otras provincias cubanas existen variantes de transportación pública. Lo mismo hay que montarse apretado en las Dianas o las Girón que en una moto-taxi. Los medios de tracción animal son más frecuentes en las ciudades sin elevaciones donde se recorren distancias cortas. En Santiago de Cuba y Guantánamo se combinan estas opciones con las flotillas de motociclistas que funcionan como taxistas particulares.
Las bicicletas son un punto aparte. Nacionalmente asociadas con la escasez de combustible de los años 90, casi desaparecieron de las calles de La Habana a inicios de los 2000. En tiempos recientes han recobrado fuerza gracias a iniciativas ciudadanas como Masa Crítica del grupo Bicicletear La Habana y a proyectos de gobierno local como HaBici, primer sistema de bicicletas públicas del país.
En otras provincias siempre han sido protagonistas, tanto sobre el asfalto como en caminos de tierra, aunque ahora entran en el cuadro las motos eléctricas o motorinas con cada vez más usuarios.
En un país como Cuba tener un auto particular es un arma de doble filo.
El sistema ferroviario sigue siendo la Cenicienta del transporte en Cuba, tanto en su modalidad interprovincial como intermunicipal.
Los camiones son, a la vez, la tabla de salvación y la pesadilla de muchos, ante la insuficiencia de Ómnibus Nacionales, o sea, de las guaguas Yutong, para cubrir el traslado entre provincias.
Para las comunidades asentadas a orillas de bahías o ríos, existen otras opciones, no carentes de encanto.
Tanto en el campo como en las ciudades, el cubano se mueve, no se detiene. Ya sea en el lomo de una mula, en una patineta o en la Guagüita de San Fernando —forma popular de decir “caminando”—.
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