—La creación de «islas de generación eléctrica» tras el apagón masivo del 18 de octubre trascenderá como el logro más significativo del sistema de ciencia e innovación que impulsa nuestro presidente.
—Respeto tu entusiasmo, pero te recuerdo que no se vio el susodicho sistema (el de ciencia e innovación) cuando el apagón masivo se repitió tres veces.
—Qué bien que discrepemos. «Así es como se irá ordenando Cuba: con un trabajo político que lleva conversar, discutir, esclarecer, demostrar que tenemos la razón en lo que hacemos, porque es para defender la Revolución», ha expresado el propio Díaz-Canel.
—¿Y nadie lo desconectó?
—¿Por qué habría que hacérselo a un tipo que ha insistido en que «Sí se pueden hacer las cosas, pero eso pasa por el enfrentamiento sistemático a lo mal hecho, o a lo que deja de hacerse»?
—Imagino que se refirió a Guantánamo. En septiembre, en el Pleno Extraordinario del PCC provincial, se habían detallado «las preocupaciones recurrentes de la población, entre las que estaban los viales, la construcción de viviendas y el servicio de energía eléctrica». Sin embargo, lo que se le ocurrió decir a Morales Ojeda fue que «Si bien en Guantánamo no están resueltos todos los problemas, existen caminos, una política trazada». Nuestro mandatario puso lo suyo con «Hay otro Guantánamo desde que empezó el año hasta hoy». Los caminos, las viviendas y el servicio de energía eléctrica fueron los más sufridos con el ciclón que los arrasó un mes después. Tenía razón: ahora hay otro Guantánamo.
—«Es verdad que es un momento difícil para el pueblo, para los revolucionarios; pero que el momento sea difícil no significa que sea insuperable. Nosotros podemos salir de esta situación. ¡Vamos a salir de esta situación!».
—Lo dijo en Pinar del Río hace dos meses, antes de seguir hacia Artemisa. Curiosamente, visitó el mismo día dos de las provincias más afectadas por el huracán Rafael.
—Su azote es parte de la desinformación que impera a nivel global. Ningún medio extranjero lo puso al tanto de cómo anda la cosa aquí. Tuvo tiempo de reconsiderar su trayectoria cuando emergió como depresión tropical.
—Lo que más deprime es que la electricidad anda mal luego de que el primer secretario y el primer ministro asistieran en junio de 2022 al primer refuncionamiento de Tallapiedra… que no llegó a refuncionar.
—Recuerdo con nostalgia esa jornada. Marrero preguntó a los trabajadores si podían elevar la potencia desde cuarenta hasta cincuenta megawatts. Tan decisivo debe haber sido el esfuerzo, que hubo que darle baja a la planta tras sesenta años de explotación.
—En homenaje a su memoria estamos cerca de tallar piedras. Tan cruda es la situación, que ya ni crudo se refina.
—El ministro de Energía y Minas expresó sobre las termoeléctricas algo que me aguó los ojos: «Los mantenimientos lo que hacen es mantenerlas vivas, pero no estamos volviéndolas a poner con “cero kilómetros”, como se dice en el habla popular».
—En el habla popular susurró Marrero: «Las están cacharreando».
—Mi lloriqueo tuvo su aceleración cuando Vicente de la O Levy aseguró sin que le temblara el pulso eléctrico: «La Guiteras es la planta más eficiente del sistema». Las glándulas lagrimales llegaron al paroxismo cuando remató: «Estamos diseñados para dar electricidad, no para dar apagones».
—La botó del parque… fotovoltaico.
—Aduce que hay que «recuperar la generación distribuida. Es la que menos recursos necesita y la que más rápido da resultados».
—Marx y Engels predijeron que el éxito socialista está en la distribución generativa: «De cada cual según su ahorro. A cada cual según los megawatts que le tocan a su circuito».
—¡Y gracias que la generación distribuida da un resultado rápido!: «Tenemos los motores, no están canibaleados, pero continúan parados por falta de piezas de repuesto que no se producen en la industria nacional».
—Ni se producirán mientras sigan «sacrificando la economía para afectar menos a la población».
—Una población sacrificada.
—Segura de su futuro.
—Por eso insisto en que lo de crear «islas de generación eléctrica» debe tener al presidente innovadoramente apechugado.
—Seremos un archipiélago de luz. Dejarán de llamarnos «la Isla».
—No hay por qué. Canel no es quien dirige y nadie ha dejado de nombrarlo «el presidente».
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Jose