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Mujeres y familias en fuga: ¿cómo el éxodo moldea el futuro cubano?
24 / septiembre / 2024
El actual año fiscal registra cifras récord —para los últimos cinco años—, en la cantidad de familias cubanas que arribaron a Estados Unidos. Entre octubre de 2023 y agosto de 2024 llegaron a ese país 69 187 personas procedentes de la isla, acompañadas de sus familiares, según cifras de la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Para Elaine Acosta, investigadora cubana de la Universidad Internacional de Florida (FIU), la mayor participación de las mujeres refleja la profundidad de la crisis sistémica que atraviesa la sociedad cubana, una crisis que afecta los aspectos más básicos de la vida.
«Pese a la peligrosidad de las rutas y la irregularidad de los recorridos actuales, hemos observado una participación igual o mayor de mujeres y familias en el proceso migratorio», apunta la experta en envejecimiento, cuidados y derechos.
La crisis sistémica o «policrisis» de Cuba, como la definió Acosta en un encuentro en la Universidad Internacional de la Florida, incluye el deterioro de los niveles de bienestar, el empobrecimiento generalizado y la falta de perspectivas de futuro, especialmente para los jóvenes y las familias.
Estudios realizados por el proyecto New Migration Waves from Latin America, liderado por Acosta, identificaron que las expectativas de estudio y trabajo de las mujeres más jóvenes no son posibles de realizar en la Isla y por eso deciden buscar otros destinos.
El fenómeno migratorio cubano actual, descrito por Acosta como un «tsunami», está dejando huellas profundas tanto en las vidas de quienes parten como en las de quienes permanecen en la isla. Como consecuencia, las personas mayores, a menudo dependientes del apoyo familiar, quedan desatendidas en condiciones precarias. Ello influye en el envejecimiento acelerado de la población cubana, en tanto la pérdida de la fuerza laboral agrava aún más los desafíos que enfrenta la isla.
Detonantes del reciente éxodo migratorio
En Cuba, la falta de estadísticas públicas actualizadas sobre pobreza, o población en riesgo de pobreza, dificulta la comprensión de la situación económica. Sin embargo, existe un empobrecimiento generalizado de la población, con salarios y pensiones por debajo del valor de la canasta básica, que ha llevado a un deterioro significativo en los niveles de bienestar. Ello ha reflejado una disminución en los indicadores internacionales de desarrollo humano, en los que Cuba ha retrocedido 32 lugares en solo 15 años.
«No estamos hablando de los ingresos, sino del acceso a la salud, la educación, el bienestar social, que era donde Cuba en las mediciones internacionales casi siempre salía campeona. Ese campeonato ya parece que no lo gana más y al contrario ha ido retrocediendo significativamente», concluye Acosta.
Un reciente estudio del Food Monitor Program apuntó que en Cuba son muy bajos los índices de seguridad alimentaria, consumo, estabilidad en el acceso y la disponibilidad de los alimentos.
La falta de oportunidades y el descontento político también impulsan la decisión de migrar, especialmente entre quienes han estado activamente involucrados en la política y han experimentado represión.
«Previo a la crisis del 11 de julio (11J), muchos de los hoy migrantes habían hecho una apuesta por no salir de Cuba, ya sea porque estuvieran comprometidos socialmente con algo o con oportunidades de hacer un negocio. De alguna forma, había un proyecto previo al estallido social, a la pandemia. Ese proyecto se quiebra, ese momento desaparece y pareciera que ya no hay vuelta atrás», explica las investigadoras.
Otras condicionantes del contexto son el aumento de los índices de desigualdad y de la migración interna, los cuales también han impactado la calidad de vida, principalmente para mujeres, personas mayores y de piel negra o mestiza.
En abril de 2024, el medio oficialista Cubadebate señaló que «desde 2014 hasta septiembre de 2023 en Cuba se habían identificado 3 690 personas con conducta deambulante».
Sin embargo, una publicación del periódico oficialista Victoria señala que la cifra sigue en aumento, pues entre 2015 y febrero de 2024 un total de 900 personas han sido atendidas en el Centro para la Atención a Personas Deambulantes de La Habana, lo que representa 63 casos más que los reportados por las autoridades cubanas, sin contar las cifras de 2014.
«A medida que se profundiza la crisis social en Cuba, muchas de las mujeres se han convertido en protagonistas de las protestas políticas y sociales, reclamando mejores condiciones de vida, lo cual es, en sí mismo, un acto altamente político. Ante la creciente represión de estas protestas, que ha llevado incluso al encarcelamiento de muchas mujeres, la migración ha surgido como una alternativa, una estrategia de supervivencia frente a la crisis generalizada», asegura Acosta.
Las dificultades para la reunificación familiar condicionan que muchas veces la decisión de migrar se tome en familia. Es por ello que las mujeres suelen migrar con sus hijos, y en ocasiones también con sus padres, concluye Elaine.
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