Soldado ucraniano el 23 de febrero en el este de Ucrania. Foto: Tyler Hicks / The New York Times.
¿Qué pasa en Ucrania?
24 / febrero / 2022
Ucrania amaneció con las sirenas antiaéreas. En la madrugada de este 24 de febrero tropas rusas avanzaron sobre su territorio. El presidente Putin decidió realizar una «operación militar especial», supuestamente defensiva y para la «desmilitarización y desnazificación de Ucrania».
Apenas concluyó su anuncio, se comenzaron a escuchar explosiones en distintas ciudades ucranianas, incluida Kiev, desde donde los residentes escapan por miles hacia el oeste. Se reporta desplazamiento de fuerza militar rusa hacia Ucrania también desde Bielorrusia y Crimea. ¿Qué ha pasado?
Una operación calculada
Putin asegura haber tomado la decisión ante peticiones de ayuda por parte de los líderes de los territorios separatistas en Ucrania; sin embargo, desde hace una semana la inteligencia en Occidente había detectado señales de una posible invasión; además de desplazamiento de tropas desde antes.
En sus apariciones televisivas el presidente ruso ha insistido en los peligros que representa para la seguridad de la Federación que Ucrania se sume a la OTAN, como si se tratase de un hecho a punto de concretarse y no de una posibilidad, según expertos, remota. También se ha referido a un supuesto genocidio de rusoparlantes en Ucrania.
A pesar de numerosos intentos diplomáticos y apelaciones del Consejo de Seguridad de la ONU, el lunes 21 de febrero el jefe del Kremlin anunció que reconocía Donetsk y Lugansk como dos repúblicas independientes; y luego el envío de tropas hacia esta área minera del Donbass con zonas controladas por separatistas y con fuerte presencia de población de etnia y lengua rusas.
La reacción en Ucrania
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, anunció que su país rompe relaciones diplomáticas con Rusia y decretó la ley marcial. Desde esta mañana y por al menos 30 días, estará en vigor esta norma para contener la agresión.
Zelensky también dio a conocer la creación de una «coalición anti Putin», aun cuando el presidente ruso envió al mundo el mensaje amenazante de que quien interviniera provocaría consecuencias «nunca vistas en la historia».
«Ciudades ucranianas pacíficas están bajo ataque», tuiteó Dmytro Kuleba, ministro de Exteriores de Ucrania. «Esta es una guerra de agresión. Ucrania se defenderá y vencerá. El mundo puede y debe detener a Putin. El momento de actuar es ahora».
En cuanto a los civiles, miles de ucranianos han cruzado la frontera oeste rumbo a Rumanía y otros miles lo continúan intentando. En Europa se comienza a hablar de la posibilidad de una ola de desplazados por la guerra.
Antecedentes inmediatos del conflicto
En 2014 Rusia tomó el control de la península de Crimea y dio apoyo a las fuerzas separatistas en el este de Ucrania, que crearon «repúblicas populares» en Donetsk y Lugansk, si bien no ocupan todo el territorio de ninguna de estas dos regiones. Desde la fecha hasta el presente, a pesar de que el conflicto era considerado de baja intensidad, ha tenido un saldo de 14 mil vidas y miles de heridos.
En noviembre de 2021 Rusia comenzó un despliegue de fuerzas militares en territorios próximos a su frontera con Ucrania. Se dispararon todas las alarmas, y como parte de conversaciones entre Putin y diversos líderes de países miembros de la OTAN, el pasado 15 de febrero el presidente ruso anunció una paulatina retirada de sus fuerzas; algo que no ocurrió según Ucrania y sus aliados.
Días atrás, reporta BBC, monitores internacionales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa informaron de cientos de violaciones del alto al fuego entre el 17 y el 18 de febrero.
Los líderes de las ambas zonas separatistas pro Rusia anunciaron la evacuación de los residentes porque Ucrania habría intensificado los bombardeos. Aseguraron que el Gobierno de Zelensky planeaba atacarlos.
Según Putin, Ucrania no es una nación
Los móviles expresados por el mandatario ruso de cara a esta operación de fuerza van de seguridad nacional a legitimidad histórica. El lunes dijo que Ucrania, el país más grande de Europa del Este, no había sido nunca una «nación real».
«Permítanme enfatizar una vez más que Ucrania para nosotros no es solo un país vecino. Es una parte integral de nuestra propia historia, cultura, espacio espiritual», dijo. Esta mañana habló en términos de «nuestros territorios históricos».
La historia presoviética de Ucrania la recrea La Repubblica como sigue:
En la antigüedad Ucrania fue una colonia griega, romana y bizantina a lo largo de las costas del Mar Negro. En el Medioevo lo que es hoy su territorio estaba ocupado por zonas divididas entre distintos clanes tribales eslavos. En 988 el principado de Kiev bajo Vladimir I adoptó el cristianismo como religión y de esta entidad se desarrolló la llamada «Rusia de Kiev», considerada la precursora de la Rusia moderna. Pero en 1249 las invasiones mongolas destruyeron por completo Kiev, tras lo cual el territorio ucraniano estuvo dividido durante siglos entre varias potencias: el reino polaco-lituano, el imperio otomano, los cosacos del Dniéper, Austria y el imperio ruso, que se había afirmado más al norte con Moscú primero y luego con San Petersburgo como capital. Con la revolución bolchevique de 1917, estalló una guerra civil en Ucrania, con dos repúblicas ucranianas compitiendo entre sí, una en el oeste y otra en el este, convirtiéndose en el teatro principal del conflicto entre «rojos» (bolcheviques) y «blancos» (fuerzas anticomunistas ligadas al viejo ejército zarista). Recién en 1922, con la victoria de los «rojos», Ucrania pasó a formar parte de la Unión Soviética.
Ucrania se hizo una nación independiente con la desaparición de la URSS en 1991; aunque entre 1917 y 1922 había tenido una breve etapa republicana durante la guerra civil. En las últimas tres décadas se han alternado en el país Gobiernos más o menos alineados con Rusia o con occidente. La tendencia a una aproximación a la Unión Europea se demostró con la llamada Revolución Naranja de 2004 y la revuelta de Maidan en 2013.
Control sobre el envío de gas a Europa
Ucrania es hoy el país más empobrecido de Europa según las estadísticas, pero es también el octavo más habitado. Tiene acceso al mar Negro y al mar de Azov; durante la era zarista se le conocía como «el granero de Europa» y aún hoy las rutas de algunos de los principales proveedores de grano del mundo atraviesan el mar Negro. Por tanto, la evolución de los hechos actuales tendrá impacto en el resto del continente, la economía mundial e incluso la posición de Estados Unidos en el mundo. El alto interés estratégico que supone su posición fronteriza entre la Federación Rusa y Europa es particularmente sensible en cuanto a la circulación de gas natural.
Rusia provee a Europa aproximadamente un tercio del gas que el continente necesita; la mayor parte de este suministro ocurre a través de Ucrania. En este contexto, el gasoducto Nord Stream 2, diseñado por la empresa estatal rusa Gazprom y con más de 1 200 kilómetros de extensión, permitiría duplicar el envío de gas de Rusia hasta Alemania, usando el mar Báltico como vía directa, sin necesidad de pasar por territorio ucraniano.
Aunque desde septiembre de 2021 el proyecto concluyó, el gasoducto no ha entrado en funcionamiento. Ante la invasión rusa a Ucrania, Alemania suspendió, como sanción, el otorgamiento de los permisos de operación.
Para países como Ucrania y Polonia, la puesta en marcha del Nord Stream 2 significaría pérdidas económicas relevantes pues se reducirían los envíos a través de los gasoductos terrestres que atraviesan sus territorios. Ucrania, por ejemplo, dejaría de percibir alrededor de 3 mil millones de dólares al año por tarifas de tránsito.
En 2006, Rusia interrumpió el suministro de gas a través de Ucrania debido a conflictos entre ambas naciones. La escalada militar actual sería otro paso para quitar del medio las tarifas de Ucrania en el camino del suministro de gas hacia Europa.
¿Qué ha dicho Cuba?
Estados Unidos, los países europeos y otras naciones del mundo han condenado públicamente esta incursión militar. Cuba, por su parte, en este momento acoge en La Habana al presidente de la Duma Estatal rusa (cámara baja del Parlamento), Viacheslav Volodin. El presidente cubano reseñó su encuentro con Volodin aludiendo al «excelente estado de las relaciones bilaterales y la voluntad de consolidar el alto nivel del diálogo político y los intercambios en varios sectores».
Más allá de la sólida alianza de las últimas décadas, que por años ha sido más simbólica que práctica, en vísperas de la llevada de Volodin Rusia prorrogó hasta 2027 los pagos de créditos otorgados a Cuba para proyectos de energía, industria metalúrgica y transporte. Se trata de créditos de exportación por un valor de 2 300 millones de dólares, recibidos por la isla entre 2006 y 2019.
Días antes de la llegada del presidente de la Duma, estuvo en la isla el vicepresidente ruso, Yuri Borisov; y el pasado 24 de enero Vladimir Putin conversó por teléfono con su par cubano, Miguel Díaz-Canel, como parte de la profundización de «la cooperación estratégica» y el «fortalecimiento» de las relaciones bilaterales». 83 toneladas de ayuda humanitaria han llegado a Cuba desde Rusia en los últimos dos meses. En 2021 enviaron más de 200 toneladas.
El 22 de febrero, la Cancillería cubana emitió un comunicado en el que llaman «a Estados Unidos y a la OTAN a atender de manera seria y realista los fundados reclamos de garantías de seguridad de la Federación de Rusia, que tiene derecho a defenderse». Luego expresan que Cuba «aboga por una solución diplomática a través del diálogo constructivo y respetuoso» y llama a «preservar la paz y la seguridad internacionales».
Este jueves 24, día en que Rusia comenzó a golpear territorio ucraniano en una decena de ciudades, no existe posicionamiento público del Gobierno cubano. Las principales autoridades e instituciones no han mencionado el tema en sus redes sociales.
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