Radiografía de Cuba: Gaesa, Vima Foods y las misiones médicas

Una empresa española con sede en A Coruña, la Corporación Alimentaria Vima, obtuvo beneficios millonarios en 2024 gracias a su negocio de exportación de alimentos a Cuba, país que atraviesa una de sus peores crisis alimentarias en décadas. El contraste entre las cifras que reporta la compañía y la realidad de los mercados en pesos cubanos —vacíos para la mayoría de la población— resulta tan elocuente como inquietante.

Según documentación registrada en el Registro Mercantil español, Vima alcanzó en 2024 un beneficio neto de 10 millones de euros, un 16 % más que el año anterior. La mayor parte de estos ingresos —al menos 49 millones de los 106 millones facturados— provienen de sus operaciones en Cuba. Sin embargo, los productos comercializados por esta firma no se ven en los mercados estatales, sino en tiendas dolarizadas, hoteles turísticos y almacenes controlados por el aparato militar.

El crecimiento de Vima en la isla no es reciente. La empresa fue fundada en 1994 por Víctor Moro Suárez, hijo del político Víctor Moro Rodríguez, y desde sus inicios ha mantenido una relación estrecha con instituciones cubanas. En mayo de 2024, durante una feria comercial en La Habana, la firma suscribió un acuerdo con Tiendas Caribe, una entidad controlada por los militares, para gestionar 20 mercados de alimentos. Poco después, creó Vima Caribe, una nueva filial al 100 % extranjera, encargada de centralizar sus operaciones en la isla.

Esa nueva sucursal, según documentos citados por el medio Economía Digital, busca reemplazar el modelo anterior, ampliando la capacidad comercial de la firma en un entorno donde el capital extranjero debe actuar con el beneplácito del poder. No es casual que la sede de Vima en La Habana está ubicada en Berroa, zona vinculada al conglomerado militar Gaesa, que controla buena parte de la economía cubana. Vima, además, ha sido promocionada en medios oficiales cubanos, lo que apunta a su integración con el aparato estatal.

Varios reportes apuntan a que el vínculo entre Vima y Gaesa no es nuevo. Ya en 2001, la empresa controlaba una parte sustancial del mercado de alimentos en Cuba. En 2016, su nombre apareció en los Papeles de Panamá como parte de un entramado de firmas registradas en paraísos fiscales. A pesar de ello, ha seguido operando sin obstáculos visibles. En 2022, fue inscrita en el Registro Nacional de Representaciones Comerciales Extranjeras de Cuba, un paso formal que parecía haber llegado con décadas de retraso.

La paradoja es evidente. Mientras una empresa extranjera obtiene beneficios millonarios vendiendo productos que la mayoría de los cubanos no puede pagar, la población sufre una escasez alimentaria crónica. La historia de Vima muestra cómo algunos actores empresariales logran prosperar en medio de la crisis cubana, siempre que cuenten con las conexiones adecuadas. 

Según dijo su fundador a un medio español, la clave del éxito ha sido encontrar un nicho y evitar implicaciones políticas. Una estrategia que ha permitido a la empresa consolidarse como proveedor clave del sector turístico, pero que deja fuera a la población que no cuenta con divisas. 

Nuevo informe desde Cuba sobre impacto de las misiones médicas

Cada año, miles de profesionales de la salud son enviados a otros países bajo la etiqueta de «misiones médicas». Sin embargo, el discurso propagandístico del régimen cubano oculta una realidad marcada por el control político, las privaciones y la vigilancia sistemática. Así lo denuncia Daily Coro, doctora camagüeyana que ejerció en Venezuela en condiciones de inseguridad extrema y que, al volver a la isla, fue asediada por la Seguridad del Estado tras denunciar las violaciones a sus derechos. 

El caso de Daily no es aislado. Una investigación llevada a cabo entre 2024 y 2025 por el Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa revela patrones comunes entre los médicos cubanos enviados al exterior. El estudio, dirigido por el investigador Oscar Casanella, demuestra que las misiones no solo deterioran la salud física y mental de los profesionales, sino que también limitan el sistema de atención dentro del país. La investigación explora desde dentro de la isla cómo los cubanos, los trabajadores del sector y sus familias perciben el impacto de las «colaboraciones en el extranjero».

El 89.4 % de los encuestados considera que las misiones no inciden en la mejoría de la atención sanitaria en sus barrios, y el 83.2 % afirmó que tampoco aportan beneficios económicos a las comunidades. A esto se suma el testimonio directo de médicos que participaron en misiones: dos de ellos aseguraron que, al marcharse, sus consultorios quedaron cerrados por más de ocho meses o un año, dejando sin atención médica a miles de personas. Los resultados generales del estudio, al que elTOQUE tuvo acceso exclusivo, serán publicados próximamente. 

El informe también documenta efectos graves sobre la salud mental y física de los profesionales enviados al extranjero. Siete de ocho médicos entrevistados reportaron trastornos como estrés, insomnio, ansiedad o depresión, y dos mencionaron secuelas físicas persistentes, como hipertensión o dolores articulares. Las condiciones laborales descritas fueron extremas: jornadas de hasta 90 horas semanales, vigilancia permanente por parte de agentes de la Seguridad del Estado y amenazas directas si intentaban desertar o criticar el sistema. 

Según el Observatorio Cubano de Auditoría Ciudadana, gran parte de los ingresos por estas misiones terminan en manos del conglomerado militar Gaesa, que controla sectores estratégicos de la economía cubana. Solo entre 2009 y 2022, las Fuerzas Armadas Revolucionarias habrían recibido más de 69 800 millones de dólares procedentes de esos acuerdos. A pesar de que el Gobierno promete reinvertir estos fondos en el sistema sanitario, los indicadores oficiales muestran una red hospitalaria en retroceso.

En definitiva, el modelo cubano de exportación médica no solo impone altos costos humanos, sino que también refuerza un esquema económico que privilegia al aparato militar sobre el bienestar social. Lejos de ser un ejemplo de solidaridad, estas misiones revelan un sistema diseñado para recaudar divisas a costa del sacrificio personal de quienes deberían ser considerados como servidores públicos, no como recursos exportables.


*Estos temas son parte del nuevo episodio de Radiografía de Cuba


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