Foto: tomada del sitio web Estrategia y Negocios
Seis consejos para viajar como “mula” a Panamá
9 / enero / 2019
En el 2013 llegaron 3480 cubanos a la Zona Libre de Colón, en Panamá. Cuba se ubicó en el octavo lugar de la lista de países con mayor número de visitantes a ese territorio. Entró al ranking el mismo año en que la Aduana del archipiélago permitió la importación de ciclomotores con propulsión eléctrica: una de las mercancías estrella que pueden adquirirse en el área libre de impuestos y que hoy inundan casi todo el país.
Luego, en el 2016, siguió creciendo el comercio de hormiga que suministra ese mercado subterráneo — pero tolerado — que nos abastece. La cantidad de cubanos que visitaron Colón, para comprar con sus ahorros casi todo lo que falta en casa, llegó a 5024.
Un año después la cifra casi se triplicó con respecto a 2013, lo que se puede traducir en 100 millones de dólares que salieron del archipiélago caribeño en los bolsillos de las “mulas” —término con el que se conoce en Cuba a las personas que viajan a un país extranjero con el objetivo de comprar mercancías y revenderlas a su llegada— y regresaron como motos, aires acondicionados y miscelánea.
Los políticos centroamericanos lo saben y han actuado en consecuencia. A finales de 2018 flexibilizaron las políticas migratorias para que los antillanos ingresen a Panamá sin necesidad de una visa estampada. A raíz de esta medida, el gerente de la concurrida Zona Libre, Manuel Grimaldo, ha anunciado ambiciosas cifras como posible resultado. El empresario estima que unos 60 mil cubanos aterrizarán en el aeropuerto internacional de Tocumen y la mayoría de ellos viajarán hasta el municipio donde está enclavada la la zona comercial.
Ante el sostenido crecimiento de interés por aprovechar esta oportunidad para conseguir unos ingresos extras, pero también el riesgo incrementado de estafas y otros peligros al acudir a un territorio con normas y realidades diferentes a Cuba, queremos ofrecerte seis preguntas y respuestas que resumen, o casi, lo que necesitan saber quienes se inician en esta empresa.
1. ¿Cómo llegar a Panamá?… ¿y de ahí a la Zona Libre?
Desde noviembre de 2018, con la adquisición de una tarjeta de turismo, visitar Panamá para los cubanos es mucho más sencillo que en el pasado. A partir de esa fecha, solo se necesitan dos requisitos para poder ingresar a la nación centroamericana: un carné de la ONAT (Oficina Nacional de Administración Tributaria) que lo acredite como trabajador por cuenta propia o registro de algún viaje previo al extranjero. Con estos requerimientos, y un boleto comprado de antemano, puede solicitarse la tarjeta en la embajada de Panamá en La Habana.
El documento está vigente por treinta días y permite una sola entrada al país. Otras opciones para ingresar a Panamá son poseer la visa nacional estampada, un pasaporte europeo o una visa múltiple de Estados Unidos, Canadá o Reino Unido.
Una vez que arribe al aeropuerto internacional de Tocumen, el municipio Colón se encuentra a poco más de una hora en auto. El taxi es mejor solicitarlo desde Cuba, al hotel o el hostal donde te quedarás, e incluso pedirle contactos a quien los tenga de antemano, y el precio oscila sobre los 25 dólares. Si se comparte con otros pasajeros, el monto a pagar se divide entre todos.
2. ¿Dónde hospedarse y comer en Colón?
A 1,6 kilómetros de la Zona Libre, en la avenida Bolívar, están ubicados los hoteles más populares entre los cubanos: Internacional de Colón y La Cubana. Ambos brindan WiFi gratuita y una habitación para dos personas oscila entre los 35 y 50 dólares por noche.
Justo en el medio de los dos hospedajes hay una panadería-dulcería que sirve desayunos, y se pueden encontrar en los alrededores algunos negocios de comida china con precios bajos, así como sucursales de Domino’s Pizza. El Hotel Internacional, además, posee un restaurante que oferta la cena con un costo de ocho dólares aproximadamente.
Una oferta más económica es hospedarse en las casas de cubanos que viven los alrededores. El precio ronda los 14 dólares por persona con desayuno incluido y algunas se encuentran muy cerca de la entrada de la zona. Así tiene la ventaja de prescindir del transporte, pero “puedes compartir un cuarto hasta con ocho personas. Es difícil dormir tranquilo rodeado de desconocidos”, alerta Dianelis, una mulata cincuentañera que ha viajado por casi tres años, con pasaporte español mediante.
3. ¿Cómo ir a la Zona Libre?
Explica Dianelis que en cuanto se llega al hotel, con el pasaporte y pagando un dólar en la recepción, debe solicitarse un pase de entrada para el área comercial. “Si se agotan se compra el próximo día en la entrada de la zona, pero el costo se duplica y se pierda tiempo en la espera”. Y el tiempo allí, insiste en decir: “es dinero que corre”.
Para trasladarse desde los hospedajes hasta los almacenes existen taxis que salen desde el mismo hotel y cobran un dólar a cada pasajero. Es más cómodo si adquiere una línea telefónica con Internet incluido —en menos de 10 USD— para mantener el contacto con los taxistas.
4. ¿Dónde comprar?
En la zona franca de Colón, la más grande del continente, se compra en grandes cantidades y sin impuestos.
Más de 40 mil cubanos recorrieron el año pasado el área comercial: calles atiborradas de almacenes donde se vende casi todo lo imaginable y pueden distinguirse algunas banderas de la isla, colgadas tras los cristales, para captar la atención de sus nuevos clientes. Son unas 2600 empresas establecidas en 2,4 km cuadrados. Transitar la Zona Libre es algo así como recorrer dos veces el barrio habanero de la Víbora.
Las mulas que viajan frecuentemente para comprar ropa y zapatos han visitado las cientos de tiendas, con estilos y precios variados, que hay en el área.
Dianelis conoce prácticamente dónde buscar cada cosa y cómo regatear precios. Para sus clientes de los barrios más populosos de La Habana compra en Victoria Secret, Converse, Polo y “tiendas de ropa europea”. Los precios son más altos ahí, explica ella, “pero hay personas dispuestas a pagar la exclusividad”.
Fuera de la capital, en cambio, los importes suelen bajar y los clientes prefieren otros estilos. Lili vive en las afueras de un municipio al occidente de Pinar del Río y su trabajo actual es ser mula. En el último año ha viajado con su hija unas seis veces hasta Colón. Desde su experiencia, una adquisición rentable son las cortinas y sobrecamas disponibles en Rayan, muy cerca de la entrada de la zona.
Ellas también han variado sus destinos y han probado suerte fuera de la localidad. Destinan uno de sus días allí para viajar en ómnibus hasta la capital. En Ciudad Panamá, la terminal de autobuses se encuentra justo al frente de Albrook Mall, el centro comercial más grande de la nación, segmentado en 700 tiendas. “Algunas de estas tienen precios accesibles y misceláneas de mejor propiedad y diseño que las que puedes hallar en Colón, y no te obligan a adquirir la docena”, explican estas mujeres.
Las tarifas más económicas las encuentra en Titán, el Costo y Oca loca; mientras Dorians, por ejemplo, comercializa ropa norteamericana de una calidad superior y no costosa.
Pero si hará su primera importación del año, los comerciantes entrevistados insisten en que lo más provechoso es invertir en electrodomésticos que luego pagará en la Aduana en CUP. Con este fin, para celulares recomiendan dentro de la Zona Libre la tienda Canguro; Único, Ava y Mizoshuki comercializan motos; y otros electrodomésticos pueden hallarse en Gera Ent y Panafoto.
5. ¿Es seguro Colón?
Hasta ahora, después de dos años visitando Panamá, Dianelis nunca ha sufrido ningún episodio de violencia, pero sí es común escuchar historias de asaltos o crímenes por droga en la localidad donde está enclavada la zona libre.
Ella, como la mayoría de los cubanos, viaja con un grupo pequeño. “Así es más cómodo para cargar las compras y es más seguro”, comenta la cuentapropista que usa un pequeño negocio de bisutería como fachada de una tienda clandestina.
En Panamá dice sentirse más confiada que en México —otro destino de compra que visita— aunque sí es necesario tener precaución. “He visto noticas en Internet sobre atracos en Colón. Es mejor no salir de noche”.
Las noticias a las que se refiere son frecuentes en la prensa panameña. Incluso el presidente de Panamá Juan Carlos Varela, en marzo de 2018, declaró que “Colón es un reto en materia de seguridad”.
En el 2017, según datos del Ministerio Público panameño, la tasa de homicidios subió en un 29.6% con respecto a 2016 en ese territorio. El segundo municipio que más homicidios registró, después de Ciudad Panamá, es donde está enclavada la Zona Libre y al cual van los cubanos.
6. Una vez que compre la mercancía, ¿qué hago con ella?
Casi nada de lo que adquiera en la Zona Libre pude irse con el visitante al aeropuerto. Con precaución, los nacionales deben sacar los 10 kilogramos que llevan consigo en la maleta de mano, pero los dos bultos de 23 kilos cada uno, permitidos sin costo por la aerolínea Copa Airlines, necesitan del servicio de una agencia para transportarlo hasta Tocumen.
Las mulas cubanas en cuanto llegan contactan una agencia de envíos y reservan un lugar allí para almacenar sus compras y luego empacarlas. Es esta agencia la que moverá el equipaje hacia Tocumen y una vez que esté en el aeropuerto puede sustraerse.
Estas entidades también trasladan la carga no acompañada —electrodomésticos y motos, por ejemplo— por mar o aire. La primera opción es más económica pero no siempre está disponible. Y según la experiencia de los entrevistados el tiempo que demora es prácticamente el mismo.
A finales de 2017 una empresa fantasma de paquetería nombrada PC-Cargo estafó a varios cubanos. En la entrada de la agencia una joven de menos de 30 años recibía a los clientes y explicaba las ofertas. Unos meses después los equipos enviados y pagados a través de ella desaparecieron sin rastro. “Como había contratado a dos mulos más y quería enviar tres importaciones necesitaba la mejor oferta. En PC cobraban casi la mitad de lo que pedían las demás oficinas y era la única que estaba enviando por mar. Caímos en el engaño”, cuenta Pedro Manuel, quien hasta hoy no ha visto de vuelta su inversión. “Son más de 10 mil dólares que perdí”, suelta resignado.
Ni Pedro ni los demás estafados revisaron la confiabilidad de esta empresa antes de contratarla, lo cual estaba a la distancia de un par de clics. Cada año, la Aduana General de Cuba emite un listado con los datos de todas las oficinas que tienen relación de envíos a Cuba. PC-Cargo nunca estuvo en ese listado.
Las autoridades panameñas han visto en los pequeños comerciantes cubanos un mercado en ascenso que puede crecer exponencialmente y cubrir las pérdidas de otros socios comerciales como Venezuela y Colombia. A su vez, los cubanos saben que mientras el mercado local continúe desabastecido, será un negocio redondo ir, comprar, regresar y vender.
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