La vida en los pueblos de Cuba se apaga. Unas fotografías de San Antonio de Cabezas, en el municipio Unión de Reyes, Matanzas, dan fe del declive. En las calles hay apenas movimiento: pocas personas y ningún vehículo se asoman al espacio público. Un parque sin gente, edificios sin pintura. La monotonía de la nada.
Las imágenes llegaron a elTOQUE a través de mensajería privada acompañadas de un mensaje aún más demoledor que comenzaba así: «Pedido de auxilio de los habitantes de San Antonio de Cabezas».
La persona asegura que en San Antonio viven en estado de crisis humanitaria y que se agrava de manera acelerada por «el abandono total» de las autoridades. No tienen agua potable ni servicio eléctrico.
«Mientras crece el número de circuitos protegidos en la provincia (algunos sin justificación, como el circuito de la gobernadora) y en otras provincias hay programación y algo de información, los circuitos abusados de Matanzas tienen electricidad solo un par de horas al día. Para nosotros no existe programación, ni la más mínima información útil», comenta.
Aclaran que, cuando disponen de dos o tres horas de electricidad al día, lo consideran una «situación buena», porque otros días ni eso. No saben con exactitud en qué momento habrá luz y, durante el poco tiempo en el que tienen servicio eléctrico, el voltaje fluctúa o hay cortes: a veces breves, otras no tanto. Esos altibajos estresan a los pobladores y dificultan cualquier actividad.

El abandono del Gobierno empeora con los más de dos meses sin agua potable. Los equipos de bombeo se rompen con frecuencia y no parece que alguien tenga la intención de repararlos. «En estos momentos nos dejaron abandonados; no vienen a arreglar nada y ni siquiera han enviado una pipa para que las personas puedan subsistir de mala forma», asegura.
Menciona dos vías de proveerse de agua: con la lluvia o con el pago de una pipa de agua (carros cisternas) a «precios estratosféricos». Según reportes de la prensa independiente, en algunos lugares de Cuba la pipa puede costar hasta 25 000 CUP.
«Ahora tenemos además un brote de una enfermedad desconocida, que de seguro será la primera de muchas que vendrán por las terribles condiciones higiénicas que tenemos», lamenta.
Concluye que su mensaje pretende visibilizar la crisis como una forma de presionar a las autoridades locales para que salgan de su desidia habitual, para que dejen de ocuparse sólo de sus problemas personales y cumplan con la población. «Será su responsabilidad cada enfermo y cada muerto que provoque esta crisis sanitaria», sentencia.
San Germán: otro pueblo, misma historia
Cuando el 10 de septiembre de 2025, el Sistema Electroenergético Nacional colapsó por quinta vez en menos de un año, los pobladores de San Germán, en el municipio holguinero Urbano Noris, llevaban más de doce días sin electricidad. Ni la delegada, ni el jefe del Consejo Popular, ni ninguna otra autoridad local han gestionado una solución.
«La empresa eléctrica brilla por su ausencia. Según dicen, no tienen carro para venir a arreglar la avería, ¿hasta cuándo va a ser esto?», denuncia una persona a elTOQUE.

Cuando se rompió el transformador, les dijeron que conectarían las viviendas afectadas a otro transformador para que pudieran recibir el servicio eléctrico. Hasta hoy eso no ha ocurrido. «Nadie vela por la necesidad del pueblo —recalca el denunciante—, tenemos niños de meses; siempre dan la misma respuesta, pero seguimos a oscuras».
Con la rotura del transformador se agravó el acceso al agua potable. Tres años de trabajo para acopiar y sin que haya una respuesta gubernamental para solucionar el bombeo que también se ha detenido.
Otros pueblos de Cuba padecen el abandono. En agosto de 2025, una mujer preocupada por su familia escribió a nuestro medio para contar que, en el lugar donde vive su hermana enferma, de 60 años, en Santiago de Cuba, acumulaban más de 15 días de espera para que el Gobierno local cumpliera con su promesa de abastecer de agua a la cuadra a través de pipas.
La falta de agua se extiende por el país. La prensa oficialista reportó, en agosto de 2025, que más de 35 600 habitantes de la provincia Sancti Spíritus no tienen acceso al líquido y el Estado procura proveer el servicio a través de pipas.
Según datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, en 2024 más de 600 000 habitantes recibieron el agua por esa vía en Cuba. El 80 % de los clientes tuvo que esperar más de 15 días para obtener el servicio.
La ausencia de electricidad no solo afecta el abasto de agua. Otro mensaje a elTOQUE comienza con la alerta: «Tengo una grandísima preocupación». El usuario alude a que, cuando Zaza del Medio, pueblito de Taguasco en Sancti Spíritus, queda sin fluido eléctrico —esto puede ser durante más de ocho horas al día—, se pierde la conexión a Internet y la cobertura en los teléfonos móviles, mientras los fijos dejan de funcionar.
«Esto es super estresante y peligroso porque no sabemos de nuestros hijos en esas horas y el pueblo está incomunicado sin poder llamar a una ambulancia ni a un carro de bomberos», comparte el afectado.
En los pueblos de Cuba se cuece una crisis más profunda, marcada por la incomunicación y el desamparo. A estos territorios no llegan los servicios básicos, como tampoco el interés estatal. Nadie escucha, nadie soluciona.
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