Arturo Sandoval (izq.), Paquito D'Rivera y Chucho Vladés (derecha). Fotos: tomadas de Facebook.
Granma, los Grammy y otra muestra del «periodismo socialista» (+ Narración)
28 / noviembre / 2023
El chiste, aunque muy reciclado entre cubanos, no pierde su pólvora. Resulta que, al llegar al infierno, varios presidentes se reunieron con el mismísimo Napoleón Bonaparte. El Gran Corso fue elogiando a cada uno por las fortalezas de su nación. Dijo al mandatario de EE. UU.: «Oiga, si yo hubiese tenido su desarrollo armamentista jamás hubiese perdido en Waterloo». Al de Rusia: «Si mis tropas hubiesen tenido el temple del Ejército Rojo, yo jamás hubiese perdido en Waterloo». Al de Japón: «si yo hubiese contado con la tecnología de punta de su país, jamás hubiese perdido en Waterloo». Y llega el turno al de la isla caribeña (dígase Castro 1, Castro 2 o Díaz-Canel): «Ah, presidente, si yo hubiese tenido el periódico Granma, de todas formas, hubiese perdido en Waterloo, pero todavía nadie en el mundo lo supiera».
Como han comentado varios medios e intelectuales en sus redes: el órgano oficial del Partido Comunista Cubano (PCC) volvió a hacerlo. El pasado 16 de noviembre (edición impresa del 17), tras una ceremonia de Premios Grammy Latinos en la que siete cubanos resultaron galardonados, solamente informó sobre uno de ellos, la única persona del conjunto que aún reside en Cuba y que no ha tenido desavenencias públicas con el bloque PCC/Gobierno/Partido, Omara Portuondo. Al resto los desaparecieron por arte de magia de las líneas granmianas. Ellos son Arturo Sandoval, Chucho Valdés, Rafael Valencia, Yadam González, Camilo Valencia y Paquito D’Rivera —los dos últimos, incluso, con par de gramófonos—.
A estas alturas de la historia isleña, conociendo cómo durante décadas el poder totalitario ha reducido a fábricas de chorizo propagandista lo que deberían ser medios periodísticos decentes, la omisión no debería asombrarnos. Sin embargo, varios detalles la hacen particularmente burda (y por ello, más reveladora). Comparto algunas de las lecturas de la «noticia»:
1- El texto de marras, «Omara conquistó el Grammy Latino», está firmado por Pedro de la Hoz. El autor del artículo no solo es vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), sino también Premio Nacional de Periodismo «José Martí». Por tanto, no se trata de un inexperto y poco informado redactor, sino de alguien que representa, en lo institucional, la voz de los artistas y escritores cubanos y, en lo periodístico, un supuesto paradigma profesional. Es quien, en una entrevista para el sitio oficial de la UPEC, enarboló piezas deontológicas: a) «Desde la ética, hay que respetar tanto al creador como al receptor»; b) «En la medida en que la crítica y el periodismo cultural en general informen de una manera más seria, más ponderada sobre lo que está sucediendo en la vida cultural, y comprenda mejor los contextos en que esta vida cultural se produce, el periodismo cultural entonces estará haciendo un buen servicio». ¿Ética? ¿Seriedad? ¿Ponderación? ¿Buen servicio? Hummmm.
Claro, cabe la posibilidad de que, aun siendo la figura que es, a De la Hoz lo censuraran y le cortaran los párrafos que había escrito para completar la información. Pero en ese caso, de seguro habría trascendido alguna declaración pública del redactor o, al menos, habría puesto en sus redes la nota completa o nos hubiésemos enterado de que entregó su carné de Granma y nunca más piensa escribir allí luego de semejante afrenta. ¿Alguien sabe si eso ha pasado? Hummmm.
2- Por la diferencia horaria con España —donde se efectuó la premiación— respecto a la nota en el periódico de papel, del que aún se imprimen cientos de miles de ejemplares, hubo tiempo suficiente para hacer las consultas que se hacen en los órganos de prensa nacionales para decidir si se ponía o no los nombres de los otros premiados. Si finalmente no salieron, puede inferirse que así lo mandaron quienes desde unos metros más allá del poligráfico Granma, en el Comité Central del PCC, señorean la «esfera ideológica». «No los queremos, no los necesitamos», parece escucharse desde cierta piedra fúnebre.
3- La nota fue de inmediato reproducida por otros medios nacionales, a veces de forma íntegra, otras agregándole matices. Ahí están TV Santiago y Radio Victoria de Girón para confirmarlo. ¿Los directivos y periodistas de esos y otros espacios no piensan ni leen por cabeza propia? ¿Existió la indicación «de arriba» de replicarla tal cual? ¿Dónde quedó lo dicho por el Buró Político de que los directores de los órganos de prensa eran los máximos responsables de la política editorial? Hummm.
4- En la misma edición que circuló el engendro con traje de «noticia», en la página ocho, otro titular a gran tamaño rezaba: «Una Cuba con todos». ¿El tema? La IV Conferencia La Nación y la Emigración. En uno de los párrafos del texto se sostenía: «De aquello que nos une, a pesar de las diferencias, de los sentimientos de amor hacia Cuba y el deseo común de trabajar por ella, se tratan estos eventos». ¿Amor? ¿Trabajo conjunto? ¿Dejando fuera del «pastel noticioso» a los seis cubanos incómodos, los emigrados? Hummm.
5- El texto sobre los Grammy Latinos ve la luz solo unos días después de haber terminado un congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, el supuesto «congreso de la transformación», el de los «cambios, sí, pero cambios revolucionarios», el del «nuevo modelo de prensa pública», el de tantas y tantas promesas. En una de las sesiones plenarias del evento, Rosa Miriam Elizalde, hasta ese instante vicepresidenta primera de la organización, disertó «sobre el papel de la ciencia y la innovación».
Muy a tono con el delirio permanente de guerras de no sé cuál generación que cada cinco segundos esgrime el Poder cubano para justificar sus desmanes, dijo Elizalde: «Hemos visto, sobre todo a partir de la primavera de 2017, cómo actúan los laboratorios que financian influencers, granjas de trolles y fábricas de contenidos para la intoxicación del espacio público; sistemas que generan polarización social, que se dedican al espionaje sistemático de los barcos y aviones que llegan a nuestro país, que inciden en la especulación monetaria, que ejecutan operaciones de sicariato político contra nuestros líderes y contra nuestros compañeros, entre otras tácticas ejecutadas desde el extranjero».
Ante el panorama aterrador, «con evidente optimismo» (observa Cubaperiodistas) expresó la conferenciante: «En el momento más difícil de este país, la posibilidad de contar con un modelo de gestión de la prensa actualizado y moderno, en un entorno político y normativo que lo favorece; un modelo que tiene apellido socialista y que no se avergüenza de su partidismo, está más cerca que nunca».
Para hacer una nota periodística decente, que respete los valores de la noticia e informe al pueblo cubano que siete de sus grandes artistas fueron premiados entre lo mejor de la música mundial, no parece que hagan falta tantos modelos y gestiones y entornos normativos y ciencias e innovaciones y el berenjenal divino. No hay que vencer a laboratorios ultrapoderosos ni a ejércitos de trolles ni a estrategas del espionaje.
Solo hace falta que quienes dirigen el Granma, organizan los congresos y prometen el paraíso y amorosos puentes con la emigración se vayan, de una vez, paʼl carajo. Cántalo, Willy Chirino.
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Raimondo