Nara Miranda quería plantar un árbol. Uno no, en realidad tenía cuatro posturas de vomitel y uva caleta listas para ser plantadas en el parque que está junto a su edificio, en el municipio habanero Plaza de la Revolución.
En Cuba muchos considerarían que no se necesita una autorización específica para ese acto, pero Nara decidió solicitar un permiso institucional para llevar a cabo su propósito.
Fue a Servicios Comunales a Nivel Provincial, al Gobierno Municipal y a la Empresa Aurora, dedicada a eliminar desechos sólidos. A pesar de que recibió un trato muy amable según cuenta, en ninguna de estas oficinas supieron darle una respuesta. Eso sí, sus trabajadores coincidieron en que su solicitud era insólita: era la primera vez que alguien buscaba autorización para sembrar un árbol, en lugar de ir con una petición de poda o tala.
Plantar por cuenta propia es un propósito noble, pero se debe conocer de qué especie se trata, qué cuidados necesita y dónde se debe ubicar. Si se procura que esos parámetros sean los adecuados, el árbol puede crecer y desarrollarse sin dañar otras especies o redes eléctricas y de otro tipo.
Mientras Nara quiere vida, sombra, fresco y belleza para el parquecito que está frente a su ventana, en la ciudad otros llevan semanas talando y mutilando árboles sin explicación.
Alexander Zorrilla, director provincial de Áreas Verdes, reveló en un reportaje presentado en el programa Libre Acceso del Canal Habana, que la ciudad cuenta con unos 750 mil árboles, y que de ellos alrededor de 253 mil necesitan ser sustituidos, ya que presentan «algún tipo de afectación». Esas labores serán responsabilidad del Servicio Estatal Forestal, perteneciente al Ministerio de la Agricultura (Minag).
Asimismo, Zorrilla indicó que en los últimos meses han aumentado estas actividades por parte de las ocho brigadas especializadas con las que cuentan los servicios comunales de La Habana, gracias a equipos donados por el Gobierno de Japón.
Cerca de 900 árboles se han talado desde diciembre de 2020 hasta la fecha, número que podría duplicarse para finales de 2021, según anunció Zorrilla en una entrevista posterior con Cubadebate.
Por otra parte, Orestes Llanes, coordinador de Objetivos y Programas del Gobierno de La Habana, aseguró a Tribuna de La Habana que no existen talas indiscriminadas: «Lo que se está realizando son acciones de poda por la cercanía de la temporada ciclónica».
Sin embargo, el mismo periódico denunció a través del artículo «Un arbolicidio a pleno sol» la tala de la mayoría de los árboles que daban sombra y ornamento al complejo poligráfico, sede de varios medios nacionales, bajo el argumento de construir una cerca perimetral y una escalera que no figuran en los planos originales del edificio.
Las declaraciones oficiales de los últimos días han sido reacciones al hervidero de denuncias y reclamos ciudadanos en que se han convertido las redes sociales.
«Habana Verde» es un grupo de Facebook más de 3 000 integrantes que nació del interés de visibilizar la tala indiscriminada y la poda excesiva de árboles, así como de promover la ecología. Fue creado en septiembre de 2019, sin embargo, en los últimos meses ha servido como canal para denuncias sobre los atropellos contra el entorno verde de la ciudad.
Una de ellas fue la del usuario Julio Carrillo, quien posteó un video en el cual se observa, en directo, la tala de un árbol en la calle 8 entre 19 y 21, Vedado. El registro muestra que los trabajadores no aceptaron responder a qué institución pertenecían, si tenían o no autorización para realizar la tala, ni el motivo de esta.
Pedro Luis García es administrador de otro grupo de Facebook, «El Vedado de siempre», con más de 14 000 miembros, desde el cual aboga por preservar el patrimonio histórico y natural de su barrio a través del activismo y la iniciativa Pulmones Verdes.
García comentó a elTOQUE que su labor va más allá de la denuncia en redes: junto a un grupo de vecinos, realizó un reclamo formal por la tala de dos almendros en la calle 19 entre 6 y 8 del Vedado.
«Acudieron inspectores que determinaron la ilegalidad del acto al no contar con permiso para hacerlo; pero las talas siguen y se hacen cada vez más visibles y dañinas. Las autoridades competentes no están tomando las medidas necesarias para que tanto comunales como otras entidades realicen estas actividades como está establecido», afirmó.
Foto publicada en Habana Verde.
Lo establecido por la Ley Forestal de Cuba (Ley 85), en su artículo 69, es que «Toda persona natural o jurídica, que por su acción u omisión dañe el patrimonio forestal está obligada a cesar en su conducta y a reparar los daños y perjuicios que ocasione»; sin embargo, poco se conoce sobre sanciones o multas aplicadas a quienes han incurrido en actos contra el patrimonio verde. Antonio Guzmán, Jefe de Departamento de Fomento, Manejo Forestal, Áreas Protegidas y Fauna Silvestre del Minag, reconoció en una reciente Mesa Redonda dedicada al asunto que «lamentablemente no se ha avanzado en el tema de rectificar el valor de las multas por las contravenciones que se cometen contra el arbolado. Se suponía que con la Tarea Ordenamiento esos valores deberían incrementarse. (…) Está pendiente de solución».
En el mismo programa, Gloria Gómez, Directora de Recursos Naturales, Ecosistemas y Cambio Climático del Citma, recordó que en la Ley 81 del Medio Ambiente de 1997 –en proceso de actualización– hay un apartado dedicado al patrimonio forestal donde se define que es el Ministerio de la Agricultura la principal autoridad responsable por la gestión de este patrimonio.
Gómez comentó que la estrategia ambiental nacional 2021-2025 reconoce entre los problemas ambientales del país la deforestación y las afectaciones a la cobertura forestal, incluido el arbolado urbano, cuya importancia reside en que «juega un papel fundamental en la regulación térmica (…), en la remoción del carbono atmosférico (…), y toda una serie de servicios ambientales que nos ofrece para el bienestar, belleza paisajística, el hábitat de tantas especies de la fauna», añadió.
Guzmán, por su parte, mencionó la Resolución 479, que regula la poda y tala del arbolado urbano por las direcciones provinciales de los servicios comunales en sus dependencias de áreas verdes. Aclaró que toda poda o tala debe realizarse previa autorización de la delegación municipal del Ministerio de Agricultura, donde hay funcionarios facultados para visitar el sitio en cuestión y comprobar la necesidad real de la intervención.
Alejandro Palmarola director de desarrollo del Jardín Botánico y presidente de la Sociedad Cubana de Botánica, dijo que algunas de las denuncias no tenían lugar pues se trataba de intervenciones justificadas. «Simplemente la masividad en el manejo sin explicarle a la población ha sido parte del problema: no ha habido una adecuada comunicación». El especialista reveló que se acumulan «40 años de atraso en el manejo del arbolado de la ciudad» y que hay recursos científicos disponibles para aplicar en la práctica.
Yamel Barroso, miembro de «Habana Verde» y podador de oficio en una cooperativa, considera que muchos de los restos que se ven en las calles son producto de talas y podas que sí tenían determinado fin justificado, como garantizar la seguridad del suministro de electricidad retirando ramas en contacto con postes o tendidos eléctricos. «Para muchos es un delito, para otros es necesario. Esta labor es importante si la realizan bien; o sea, hay que eliminar los restos, los tocones en los parterres y los troncos secos, y volver a plantar», comentó.
¿En qué casos se justifica? «Cuando se trata de conservar la salud del árbol; cuando se requiere facilitar el crecimiento armónico del área foliar (la copa) con el área radicular; facilitar la floración del árbol; o evitar daños a distintas redes técnicas (eléctricas, de comunicación, redes soterradas de gas, agua, alcantarillado)», explicó Guzmán, quien insistió en que «la tala en el entorno urbano está prohibida y, de manera excepcional, se autoriza cuando existe la necesidad de sustituir árboles que están enfermos, dañados o que representan peligro». Remarcó que la palabra clave es «sustituir».
«Si se tala el árbol sin una autorización hay una violación. Se incurre en contravenciones que son sancionadas de manera administrativa por inspectores acreditados del Cuerpo de Guardabosques y de la delegación de Agricultura», añadió.
Sobre lo sucedido los últimos meses, Palmarola, en nombre de un equipo de expertos reunidos en la iniciativa Proarbolado, comentó que se trata de un «problema complejo, de descoordinación», ya que existen «27 instituciones que de alguna manera inciden en los árboles en la ciudad».
En la sesión diaria del Consejo de Defensa Provincial, replicada por Tribuna de La Habana el 14 de abril de 2021, Alexander Zorrilla anunció que está en curso una investigación para identificar a los implicados y tomar las medidas correspondientes en los casos en los que se haya realizado una tala innecesaria.
Por su parte, Reinaldo García Zapata, gobernador de La Habana, exigió severidad en las sanciones: «las personas tienen que ser disciplinadas y actuar con total responsabilidad».
En estas circunstancias, han surgido iniciativas tanto ciudadanas como estatales para reanimar el patrimonio verde de la ciudad.
Alexandra Lleonart y Lázaro Orihuela, administradores de «Habana Verde» tienen un objetivo: «coordinar acciones relacionadas con la siembra de nuevos árboles y el cuidado de estos, así como la posible creación de viveros con especies apropiadas, entre ellas endémicas, para áreas urbanas», comentaron a elTOQUE.
Además, se ha conocido sobre una propuesta que, si se ejecuta a cabalidad, podría ser paliativa. Alejandro Palmarola dio a conocer la existencia de un vivero en El Chico, parte del proyecto Urbanismo Sostenible, que tiene el objetivo de evaluar, monitorear, producir y sembrar zonas cuyos árboles hayan sido talados. Se realizará un estudio de los espacios vacíos, y se producirán en el vivero las especies necesarias en cada sitio del Consejo Popular Vedado-Malecón.
Vivero en El Chico, donde algunas plantas alcanzan los 2 metros de altura. Foto publicada por Alexander Motolongo en el grupo Habana Verde.
El pasado 22 de abril, Día Internacional de la Madre Tierra, Lleonart y Orihuela, junto a Javier Larrea y otros dos activistas redactaron y enviaron una carta a propósito de esta situación a la Asamblea Nacional de Cuba, al Consejo de Estado y de Ministros, al Gobierno de La Habana, al Ministerio de Agricultura (Minag) y al de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), así como a otras instituciones relacionadas con el tema.
La carta, que en el momento de su envío estaba firmada por 300 ciudadanos y actualmente ha alcanzado más de 500 firmas, resume en cuatro puntos los intereses del grupo Habana Verde: detener la tala indiscriminada, detener la poda excesiva, crear proyectos de reforestación y promover la importancia de los espacios verdes en las ciudades cubanas.
Obtuvieron acuse de recibo desde varias instituciones, pero aún esperan respuesta. Larrea comentó a elTOQUE que, en medio de la espera, las iniciativas no cesan:
«Por nuestra parte se está haciendo una base de datos con las denuncias que se han recibido para hacerla llegar a las entidades correspondientes. Hasta el momento contamos con más de 200 reportes de poda o tala indiscriminada en toda la capital.
Estos ambientalistas han lanzado una campaña llamada Cuba Verde con el fin de incentivar a la ciudadanía a plantar posturas y semillas que se adapten al entorno local, el próximo 5 de junio de 2021, Día Mundial del Medio Ambiente. Los interesados deben escoger un sitio para la siembra donde puedan atender y proteger estas plantas.
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Ventajas que aportan los árboles a las ciudades, según experto de la FAO:
– Filtrar la polución y crear un aire más limpio.
– Ayudar en la práctica de deportes y contribuir a la reducción de enfermedades no transmisibles u otros padecimientos como el estrés.
– Disminuir el efecto de las altas temperaturas gracias a la sombra que proporcionan.
– Almacenar carbono al ayudar a moderar las consecuencias del cambio climático.
– Proveer fruta y leña.
– Incrementar el valor de las viviendas y disminuir la factura del aire acondicionado y la calefacción a través de la sombra que proporcionan y su capacidad para cortar el viento. Ayudar a filtrar el agua de la lluvia y contribuir al suministro de agua más limpia y saludable.
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Foto publicada en Habana Verde.
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel reaccionó a la polémica con un tuit donde se lee: «Construir una nación sostenible requiere que defendamos ciudades más verdes, con instituciones y ciudadanos comprometidos con la Naturaleza».
A medida que en el mundo aumenta el debate sobre los efectos del cambio climático y el crecimiento de la población, crece también la conciencia y el reclamo de políticas que fomenten ciudades más ecológicas. Lograr que los árboles de La Habana y otras urbes cubanas estén protegidos y se estimule su siembra y cuidado son prioridades para muchos cubanos hoy; prioridades que además le permitirán a Nara tener una visión más verde desde su ventana.
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