No había que ser Nostradamus para adelantarse a que la 63 Serie Nacional de Béisbol dejaría más de un desastre organizativo —¡y eso que acaba de arrancar!—. Si de algo pueden jactarse los federativos de la pelota cubana es de que nada les sale según «lo planificado».
Hace unas semanas, apuntaba por aquí, «que las miserias de las series nacionales de béisbol en Cuba son como el cuento de la buena pipa, no se acaban». Año tras año sucede lo mismo, una guagua que se rompe en medio de la Carretera Central o que se queda sin combustible.
Tres bates que faltaron, uniformes con errores o que no llegaron a tiempo, pelotas con humedad y un sinfín de otras situaciones que se repiten en el principal evento deportivo del país. La Serie Nacional está en terapia intensiva hace varias décadas y los directivos insisten en hacernos ver que «todo va bien».
Cuando la Serie no cumple ni un mes de la voz de play ball, ha dejado entre marzo y abril par de perlas. Primero, los actuales campeones nacionales (los Leñadores tuneros) se quedaron varados una semana en La Habana por falta de una guagua que los trasladara a su cuartel general.
Pero todo empezó por la rotura del ferry que se mueve entre el puerto de Batabanó y la Isla de Juventud. Una subserie que no se pudo cumplir.
Los tuneros no pudieron moverse a Nueva Gerona y se suspendieron los juegos. Como en la Comisión Nacional no podían esperarse el traspié, los peloteros tuneros se quedaron en «tierra de nadie» durante una semana.
«Sabiendo que el ómnibus que los transportaría por la isla tenía situaciones técnicas, decidieron que los trasladaran así mismo y a pocos kilómetros de salir del balcón del oriente se rompieron y después de 18 horas botados en la carretera, lograron continuar su viaje», denunció el realizador Orlando Cruz en el perfil de Facebook del grupo «Por la Goma».
Muchos de los profesionales del béisbol cubano que sobreviven en un evento que tal parece un circo regresaron a Las Tunas por sus medios. Según Cruz: «[entre] muestras de inconformidad, impotencia y falta de confianza para que le resuelvan sus problemas».
¿Todavía algún aficionado puede cuestionarle a un pelotero cubano el porqué emigra o se va a criar cerdos antes que mantenerse en el show barato?
Pero lo anterior era solo el principio de una semana que iba a dar para largo en la 63 Serie Nacional.
Tres días después de la situación con los Leñadores tuneros, los «Piratas de la Isla» protagonizaron otro problema organizativo de la Comisión Nacional y sus socios (la hotelera nacional IslaAzul).
El 2 de abril de 2024, el reportero deportivo Reynier Batista denunciaba, con imagen incluida, que los peloteros pineros durmieron en la recepción del hotel que debía hospedarlos en Holguín porque, otra vez, las «condiciones no estaban creadas» para su arribo.
«Después de un extenso viaje desde la Isla, salieron este domingo a 7:00 a. m. de tierras pineras y llegaron a la Ciudad de los Parques a las 3:20 de esta madrugada. En el hotel El Bosque les dijeron que la entrada era a las 12:00 del día. ¿La solución? Ahí está, dormir en el lobby», escribió Batista.
Por supuesto, tras el ruido en redes sociales, la respuesta de la oficialidad —en este caso, IslaAzul en Holguín— no tardó en aparecer con más excusas que fundamentos. En lo que se supone sea un torneo organizado, el hotel refirió que a ellos nadie les avisó que el equipo llegaría antes de la hora convenida.
«La dirección de Islazul en la provincia no estaba enterada por ninguna de las vías de comunicación existente sobre el adelanto de su llegada y en ese momento la instalación no contaba con las habitaciones disponibles para su alojamiento», apuntaron en una nota divulgada en Facebook.
Así, tan relajados, como si los que estuvieran «durmiendo» en la recepción del hotel no fueran deportistas de alto rendimiento y los contratos no estuvieran definidos —con o sin llegada— con antelación.
Según la entidad, «la prioridad» era habilitar las habitaciones en la «medida de lo posible». Un proceso que comenzó seis horas después del arribo de los peloteros a la instalación de IslaAzul y que se extendió durante ese día.
No obstante, la directiva del hotel aseguró que los jugadores «agradecieron» las deferencias para con ellos.
Parece un chiste, pero no lo es. Eso sí, las excusas y las justificaciones siempre sobrarán en la pelota cubana.
En el ojo propio nadie alcanza a verse la paja, eso le sucede a las autoridades de la isla. Por eso la Serie Nacional es el mismo circo cada año, para no hablar del país.
ELTOQUE ES UN ESPACIO DE CREACIÓN ABIERTO A DIFERENTES PUNTOS DE VISTA. ESTE MATERIAL RESPONDE A LA OPINIÓN DE SU AUTOR, LA CUAL NO NECESARIAMENTE REFLEJA LA POSTURA EDITORIAL DEL MEDIO.
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