Imagina este escenario: una casa llena de cajas apiladas hasta el techo, dos niños pequeños en busca de tesoros escondidos en medio del caos y la sensación de que el tiempo se ha convertido en un aliado misterioso, siempre fugitivo y fugaz. Este texto fue escrito en medio del torbellino que representa una mudanza.
Mis expectativas de que la mudanza sería una operación planeada de una manera precisa y organizada fueron reemplazadas automáticamente por la realidad. Cuando tienes hijos, cualquier cosa puede suceder. ¿Orden y organización? Esos parecían conceptos lejanos mientras observábamos cómo nuestros pequeños exploradores desempacaban las cajas que habíamos pasado horas llenando y tiraban todo por el suelo.
Los juguetes parecían multiplicarse como por arte de magia y las risas infantiles llenaban cada rincón del nuevo hogar, que en realidad se asemejaba a un laberinto con el minotauro del desorden por cualquier lado.
En medio de tantos cambios, confirmamos que la vida en familia es una danza caótica entre el orden y la espontaneidad, entre la rutina y la sorpresa. Este año lo más difícil para mí ha sido ofrecer estabilidad a nuestros hijos, cuando nosotros muchas veces nos encontramos en circunstancias totalmente inestables.
Antes de ser madre yo era amante del orden absoluto. Hasta una gota de agua en el piso me molestaba y prefería organizar el escaparate por colores y tipo de piezas. Luego llegaron dos pequeños a cambiarlo todo. Me di cuenta de que el caos era parte de esta nueva etapa de mi vida y que debía ser flexible para improvisar cada día.
Con la mudanza descubrimos que una caja de cartón puede convertirse en un castillo encantado o en un coche de carreras imaginario. Cada objeto encontrado era un tesoro y cada espacio sin explorar, una promesa de nuevas aventuras. La casa, que parecía estar en un estado constante de transformación y desorden, se convirtió en un mundo que comenzábamos a construir nosotros con nuestra forma particular de entender el orden en medio del caos.
Rutinas en la improvisación
El viaje hacia la mapaternidad es, sin lugar a duda, uno de los capítulos más emocionantes y transformadores de la vida. Antes de que llegaran los pequeños pies que corretean por los pasillos y las risas infantiles que llenan cada rincón, muchas veces nos encontrábamos admirando hogares impecablemente organizados y estilizados en las páginas de revistas de decoración. Aquellos espacios parecían tan perfectos, tan ordenados, que nos sumergíamos en ellos con la esperanza de que nuestra futura vida familiar pudiera reflejar esa misma perfección.
Sin embargo, lo que realmente descubrimos al dar la bienvenida a la mapaternidad es que la vida en familia es un torbellino de sorpresas y de espontaneidad. Los bebés empiezan a gatear, los niños pequeños juegan con agua y el plato del almuerzo muchas veces se convierte en parte de la decoración de la casa. Las huellas de crayolas y acuarela en las paredes y las risas acompañadas de pies sucios se convierten en nuestra normalidad.
Sin embargo, en medio del aparente desorden encontramos el orden que necesitamos para la etapa que vivimos como padres. Los dedos sucios en el sofá, los dinosaurios en el baño y las piezas de lego que nos hacen tropezar son la prueba del crecimiento de nuestros hijos, de sus descubrimientos y de sus travesuras. Nos damos cuenta de que el equilibrio es la verdadera clave para encontrar la armonía.
Como padres, deseamos mantener un hogar organizado, donde cada cosa tenga su lugar, pero también reconocemos que el juego y la creatividad de los niños prosperan con la libertad y la espontaneidad.
Existen momentos en los que el orden y la estructura son fundamentales en la vida familiar. Las rutinas a la hora de dormir, los horarios para cada actividad y las comidas programadas brindan estabilidad a los niños en medio del ajetreo diario.
A pesar de estas rutinas establecidas, muchas veces nos vemos improvisando, porque en la mapaternidad, como en las matemáticas de la vida, dos y dos no siempre son cuatro. Tenemos que permitirnos ser flexibles, no exigirnos demasiado y saber que un mal día no significa que seamos malos padres.
Los momentos especiales en la vida familiar se vuelven aún más significativos cuando se convierten en rituales. Ya sea una tradición anual de vacaciones, la lectura de cuentos antes de dormir o la cena en familia los domingos, los hábitos que construimos juntos crean conexiones profundas y recuerdos que perduran toda la vida.
Encontrar el equilibrio entre la estructura de la rutina y la flexibilidad para adaptarnos a los cambios y a las circunstancias que no siempre podemos prevenir es fundamental para ajustarnos a los nuevos desafíos y a las oportunidades que se presentan.
Como dije, la creatividad de los niños florece en los espacios donde la espontaneidad es bienvenida. Tenemos que dejarlos ser, estar y descubrir. Los rincones de juegos desordenados, los proyectos artísticos improvisados y las aventuras al aire libre les permiten explorar y expresarse de manera auténtica.
Podemos equilibrar el orden y la estructura con la libertad creativa. En algún punto de esta danza cotidiana, nos damos cuenta de que no se trata de eliminar el caos por completo, sino de abrazar su belleza y encontrar la magia en medio de él. De esta manera, aprendemos a apreciar la belleza en la imperfección, a encontrar el orden en el desorden y a valorar los momentos de risas y alegría que surgen en las rutinas.
Lo que para nosotros puede parecer un reguero o desorden, para los niños representa la oportunidad para aprender, imaginar y adquirir herramientas para su desarrollo y salud emocional.
A continuación, te dejo algunas ideas que te pueden funcionar para establecer cierta organización junto a tus hijos y que, a la vez, beneficie a todos:
Tablero de tareas casero: Crea un tablero de tareas utilizando cartulinas, papel de colores y pegatinas. Incluye imágenes de las tareas que los niños deben completar, como cepillarse los dientes, recoger los juguetes y hacer la cama. Los niños pueden marcar o tachar las tareas a medida que las completan.
Tarjetas de tarea: Haz tarjetas individuales para cada tarea con una imagen y el nombre de la tarea. Los niños pueden elegir tarjetas al azar o de una pila y completar las tareas que seleccionen.
Recordatorios visuales: Coloca recordatorios visuales en lugares estratégicos de la casa, como el espejo del baño, para recordar a los niños las tareas diarias. Por ejemplo, un dibujo de un cepillo de dientes para recordar cepillarse los dientes.
Canciones o rimas de rutina: Crea canciones o rimas divertidas que incluyan las tareas diarias. Cantar estas canciones mientras los niños realizan las tareas puede hacer que el proceso sea más agradable.
Compromiso familiar: Fomenta el compromiso de la familia al realizar las tareas juntos. Establece un tiempo designado para «recoger juguetes en familia» o «cepillarse los dientes en familia». Esto puede hacer que las tareas sean más agradables y fomenta la colaboración.
Juego de «limpia y recoge»: Transforma la tarea de recoger los juguetes en un juego. Establece un temporizador y ve quién puede recoger más juguetes en un tiempo determinado. El ganador puede recibir un pequeño premio, como elegir una actividad especial.
Premios sencillos: Como incentivo para realizar las tareas diarias, los niños pueden ganar pequeños premios como elegir la cena de la noche o una historia antes de dormir.
Calendario de logros: Crea un calendario en el que los niños puedan marcar sus logros cada vez que completen sus tareas. Puedes utilizar pegatinas o sellos para que vean su progreso.
Rutina de historias: Crea una rutina de historias antes de dormir que incluya la lectura de un libro favorito. Esto no solo es una manera agradable de concluir el día, sino que también establece una rutina.
Diálogo abierto: Habla con tus hijos sobre la importancia de estas tareas y cómo contribuyen al bienestar de la familia. Fomenta la comunicación abierta y anímalos a compartir sus pensamientos y preocupaciones.
comentarios
En este sitio moderamos los comentarios. Si quiere conocer más detalles, lea nuestra Política de Privacidad.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *
Annie Delgado Neto