Foto: Kyn Torres.
¿Qué cubanos residentes en el extranjero pueden invertir en Cuba?
12 / diciembre / 2024
El 20 de septiembre de 2024, el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla y otros diplomáticos de la isla se reunieron en Nueva York con alrededor de 350 cubanos residentes en Estados Unidos.
Durante el V Encuentro Nacional de Cubanos Residentes en Estados Unidos, Ana Teresita González Fraga ―al frente de la Dirección General de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior (Daccre)― aseguró que los emigrados residentes en EE. UU. pueden «participar aún más en la dinámica económica a través del comercio y la colaboración internacional. González Fraga también dijo: «estamos en la disposición de analizar cualquier proyecto o negocio».
El asunto no es tan simple como parece, aunque no es la primera vez que funcionarios del Gobierno de la isla aseguran que los cubanoamericanos u otros emigrados tienen las puertas abiertas para invertir en el país.
En los últimos años, se han hecho algunas reformas ―como la Ley de Inversión Extranjera en 2014― que permitieron mayor apertura, pero no se ha implementado un mecanismo formal que permita a los extranjeros invertir de forma directa.
Existen, además, limitaciones prácticas y legales dentro del marco legal cubano y estadounidense, así como falta de confianza entre la diáspora y el Gobierno de la isla, lo que ha dificultado que este tipo de inversión se materialice de manera significativa.
Inversiones ideológicamente convenientes
En diciembre de 2021, Alejandro Gil ―entonces ministro de Economía y Planificación― insistió en que necesitaban la inversión extranjera, «pero no cualquiera».
«La inversión extranjera en Cuba se sustenta en la defensa de la soberanía, potenciando el interés para el desarrollo económico y social del país», dijo Gil ante los diputados del Parlamento.
Desde su punto de vista, las propuestas que recibieran luz verde debían contribuir a la producción nacional. Al valorarlas, el origen y el costo de los financiamientos también serían prioridad; posiblemente, más que para evitar hechos delictivos, por motivaciones políticas.
No poder separar las cuestiones ideológicas es una de las principales trabas para que la diáspora aproveche las «oportunidades» que pregona el Gobierno cubano.
Según la relatoría del V Encuentro Nacional de Cubanos Residentes en Estados Unidos, la reunión comenzó con «gritos y vivas a la Revolución». Lo anterior significa para varias personas que el llamado a «contribuir en la economía del país» es solo para quienes apoyan la Administración de Miguel Díaz-Canel o, al menos, no la cuestionan públicamente.
Así lo confirmó Ana Teresita González Fraga en sus palabras a los presentes: «Una vez más, reitero la voluntad política de nuestro Gobierno de que los cubanos residentes en Estados Unidos que respeten y quieran a la isla participen, de manera activa, en el desarrollo económico del país».
«¿Qué garantías podría tener un emigrado que se opone al Gobierno, pero que le gustaría invertir en su municipio natal?», se pregunta Ángel Fernández, un pinareño con un negocio de transporte de cargas en Estados Unidos.
Según promovieron en Nueva York las autoridades cubanas, la nueva Ley de Migración permite a los cubanos vincularse con la economía en la isla a través de la inversión extranjera, el comercio o la cooperación internacional.
Sin embargo, el Gobierno aún no encuentra el interés ―y los dólares― que necesita y asegura que «falta mucho por hacer». «Somos conscientes de que, por nuestra parte, no siempre se actúa con celeridad cuando se presenta un interés de negocio y que hay mucho que avanzar todavía para ganar en agilidad y concreción de proyectos», especificó González Fraga.
Las palabras de la funcionaria parecen un déjà vu de la Feria Internacional de La Habana (Fihav) de 2022, cuando las justificaciones eran casi iguales.
«Lo ha reconocido [la burocracia] la dirección del país y es lamentable, porque no es algo que estamos haciendo a última hora para salvar al país, se trata de algo refrendado en la Constitución, en los Lineamientos, en los planes nacionales de desarrollo económico», explicó Carlos Luis Jorge Méndez, director general de Inversión Extranjera del Mincex.
Ante los empresarios presentes en Fihav-2022, Jorge Méndez afirmó que el cambio de mentalidad no llegará de la noche a la mañana, pero que comenzaba a notarse.
«Sin entrar en fechas específicas, hay que tener en cuenta que hace algún tiempo la inversión extranjera era considerada un mal necesario, después la asumimos como un complemento para el desarrollo económico y ahora la vemos como un componente fundamental en ese propósito», agregó el director general de Inversión Extranjera del Mincex.
Aquellas declaraciones en noviembre de 2022 se repitieron un año y medio más tarde cuando, en julio de 2024, Jorge Méndez calificó de «estancamiento» la inversión con capital extranjero. «En ello influye el clima de incertidumbre con respecto al pago de la inversión, de la sostenibilidad del negocio y el pago de dividendo; además de las quejas reiteradas por las demoras en los procesos», especificó.
¿Qué inversiones necesita el Gobierno cubano?
De acuerdo con las declaraciones de Ana Teresita González Fraga, al Gobierno cubano le interesa que la comunidad cubana en el extranjero sea inversionista y los ayude a reactivar las producciones e industrias nacionales.
También, que la diáspora promueva ―y en algunos casos contrate― la cartera exportable cubana y ayude a acceder a suministros de materias primas.
«El incremento de las exportaciones es realmente una prioridad para el desarrollo económico del país, porque permitiría la entrada de divisas que tanto necesitamos», dijo González Fraga. «Estamos en la mayor disposición de evaluar cualquier proyecto que surja en sectores priorizados para nuestra economía y que tribute al desarrollo económico del país, de recibir y atender en Cuba a todos los que deseen realizar visitas exploratorias de negocios y de apoyar una eventual concreción de [estos]».
Según trascendió en el V Encuentro con residentes en Estados Unidos, «existen ejemplos de proyectos de cooperación, de comercio e inversión que han sido positivos y que se desarrollan hoy sin ninguna dificultad en el país». Los datos públicos revelan que se trataba de alrededor de 50 en 2022.
La discreción con los cubanos que han invertido en Cuba se mantuvo en la recién concluida Feria Internacional de La Habana 2024 (Fihav), en la cual se supo que 60 cubanos con negocios en el comercio (o «actividades de inversión») estuvieron presentes. La cifra representa poco más del 18 % de los negocios vigentes con capital extranjero en Cuba (328).
En 2024, se aprobaron «tres nuevos negocios [en los que] participan cubanos residentes en el exterior», según informó en la jornada inaugural de la feria el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Oscar Pérez-Oliva Fraga.
También se supo que las inversiones no marchan al ritmo esperado y que disminuyeron en 2024: solo concluirán 30 nuevos negocios, 12 menos que en 2023.
Inversiones en el sector privado ¿para cuándo?
«La inversión extranjera para nosotros es clave, no es una opción más», señaló en una reunión gubernamental el primer ministro Manuel Marrero. «Dentro del plan de desarrollo hasta 2030 y [en] la actualización que se está elaborando, la inversión extranjera juega un papel básico, la necesitamos para sostenernos y desarrollarnos».
Sin embargo, a pesar de la importancia de esta actividad económica, tal parece que el Gobierno no piensa en el sector privado. Aunque en teoría están aprobadas las operaciones, lo más cercano a la «inversión extranjera en el sector privado» es el capital inicial que muchos emigrados han prestado, regalado o invertido en los negocios y emprendimientos.
La Ley de Inversión Extranjera en Cuba (de 2014) no se ajusta a las necesidades actuales del sector privado, que comenzó a operar con mayor libertad en 2021.
«Sin inversión extranjera directa formal y reconocida, las capacidades y potencialidades de las empresas privadas cubanas tienen unos límites establecidos internamente ―no por las sanciones de Estados Unidos― que impiden su desarrollo y, por consiguiente, un mejor aporte a la economía cubana», explicó Aldo Álvarez, abogado y emprendedor cubano.
En un comunicado de prensa, la organización sin fines de lucro Cuban Study Group dijo que las medidas como la autorización de la inversión de capital extranjero en las mipymes y la garantía de acceso a divisas a través de un mercado cambiario formal, podrían haber contribuido a revertir la caída en picada de la economía.
«Es más, la nueva necesidad de demostrar “residencia efectiva” para ser socio de una mipyme parece destinada a inhibir la inversión extranjera y de la diáspora en el sector privado», mencionó el grupo al referirse a la nueva Ley de Migración y las medidas adoptadas para «reorganizar» el sector privado.
Según reportes de prensa, la mipyme avileña Carne D’ Tres lleva dos años para concretar la participación extranjera. En agosto de 2022, el negocio privado fue noticia porque sería el primero en materializar la inversión de este tipo en entidades no estatales.
Presumiblemente, ahora una mipyme puede celebrar un acuerdo con socios extranjeros y aceptar inversiones de capital extranjero. Aunque la normativa no autoriza expresamente esa posibilidad, tampoco la prohíbe, explicó en un artículo el economista Ricardo Torres.
Según el análisis de Torres, el marco regulatorio del sector privado ―a pesar de su crecimiento― es todavía insuficiente y cambiante, lo que limita su potencial.
Una de las trabas que también tienen que enfrentar los cubanos residentes en Estados Unidos son las sanciones del país norteño a la isla. En términos generales, el embargo económico impide a los ciudadanos y residentes en EE. UU. (incluidos los cubanoamericanos) realizar inversiones directas en la isla sin una licencia específica del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Aun así, hasta los altos funcionarios en Cuba han reconocido que son los obstáculos internos los que más entorpecen la inversión extranjera de la diáspora.
En julio de 2024, el viceministro Ricardo Cabrisas señaló que persisten insuficiencias internas provocadas por la falta de proactividad y sentido de urgencias de muchos funcionarios y directivos, realidad que debe transformarse para generar las divisas que necesita Cuba.
El economista cubano Antonio Romero Gómez concluyó que es necesario reducir al mínimo los costos asociados con la negociación y el establecimiento de inversiones extranjeras para así garantizar la creación de un marco normativo que ofrezca garantías ―incluida la asociación del capital extranjero con el sector privado nacional― y que reconozca los riesgos que asumen los inversionistas que apuestan por Cuba.
La profunda crisis económica que vive la isla y el desespero gubernamental por obtener divisas podrían ser una «oportunidad» para quienes quieren invertir en Cuba. Sin embargo, la opacidad de las operaciones, la falta de garantías y los cambios constantes no permiten que haya confianza en el Gobierno.
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Rafael Benítez Miranda