¿Quién es Yosvany Rosell García y por qué está grave y esposado en un hospital de Cuba?

Imagen creada por el artista Julio Llópiz Casal.
«Con profundo respeto y con la angustia que embarga a toda la familia de Yosvany Rosell García Caso, así como a cubanos y cubanas dentro de la isla y en su diáspora, nos dirigimos a Su Santidad. Clamamos, humildemente, por su acompañamiento espiritual y humana intercesión ante el peligro real de muerte que enfrenta hoy un hijo de Cuba». Así empieza una carta dirigida al papa León XIV y entregada el primero de diciembre de 2025 en el Vaticano.
Una artista cubana también pide en redes sociales por la libertad del joven de 37 años, preso político y miembro del Partido Republicano de Cuba (PRC), que permanece en huelga de hambre hace 40 días. Se suman al llamado por la liberación de Yosvany, una cantante exiliada en Miami, una investigadora de Amnistía Internacional, madres, activistas de derechos humanos, abogados, cubanos de cualquier parte del mundo, organizaciones nacionales e internacionales. Muchas personas se han solidarizado con la causa de Yosvany.
Pero ¿ha sido suficiente? ¿Hemos hecho todo lo posible para que no muera otro cubano en huelga de hambre, para que tres hijos no pierdan a su padre? ¿Le hemos dejado suficientemente claro al régimen de La Habana que no somos indiferentes al dolor de Yosvany, de su familia y el de cientos de presos políticos? ¿Qué hacemos?
En el parte médico de este lunes primero de diciembre a las 8:00 a. m. se alertó a sus familiares sobre una bajada de la presión arterial, fallo renal y riesgo de paro.
«¡Ayuda, no me lo dejen morir! Es inocente, un padre que sufre una injusticia. Ayuda, ayuda, pueblo cubano, mundo», suplicó en publicaciones en redes sociales su esposa, Mailín Rodríguez Sánchez.
«Tu familia te quiere vivo, te espera en casa con los brazos abiertos… Aquí estamos para ti y lo sabes… lucha, tú eres un guerrero», dijo entre lágrimas.

Yosvany Rosell García Caso junto a su esposa e hijos.
Según ha denunciado Mailín Rodríguez, Yosvany permanece encadenado de manos y pies y custodiado todo el tiempo por oficiales de la Seguridad del Estado en la sala de Terapia Intermedia del Hospital Clínico Quirúrgico Lucía Íñiguez, adonde fue trasladado en estado crítico el 19 de noviembre desde la prisión Cubasí.
Él no quiere huir, exige la libertad que le arrebataron desde el 15 de julio de 2021, cuando lo detuvieron arbitrariamente por participar en las históricas protestas antigubernamentales unos días antes.
A Yosvany, herrero de profesión, le impusieron una petición fiscal de 30 años de cárcel, pena que fue rebajada a 20 años en la sentencia ordinaria y fijada en 15 años tras la apelación.
Camila Rodríguez, directora de la ONG Justicia 11J, señala que la situación actual del joven preso político, quien ha realizado anteriormente otras huelgas de hambre, «solo puede comprenderse a la luz del historial de violencia, negligencia médica y represalias que ha sufrido durante más de cuatro años de encarcelamiento; un entramado de prácticas contrarias a los estándares internacionales de los derechos humanos».
La defensora de derechos humanos denunció que la vivencia de Yosvany en prisión ha estado marcada por violencia física, tratos crueles y represalias disciplinarias; negligencia médica sostenida y obstrucción del acceso a tratamiento; y restricciones arbitrarias de comunicación y control punitivo.
Con respecto al proceso legal contra el joven preso político, Rodríguez destaca que Yosvany siempre ha denunciado que fue «profundamente injusto».
«Declaró que salió a protestar porque estaba agotado por los apagones, el desabastecimiento y la falta de libertades, y creyó —como reconoce la Constitución— que tenía derecho a manifestarse de manera pacífica. Negó haber ejercido violencia y explicó que se retiró a su casa sin entender cómo su “olor” terminó siendo usado como prueba para incriminarlo. También afirmó que no era él quien aparecía en las imágenes presentadas en el juicio y que la acusación de sedición desbordaba por completo su conducta real. Durante el transcurso de su proceso penal, su abogado coincidió en que no existían elementos suficientes para atribuirle el delito imputado y pidió su absolución», escribió Rodríguez en redes sociales.

Cartel: Bender E. Rodríguez
El 21 de noviembre de 2025, Amnistía Internacional alertó sobre la huelga de hambre del preso político cubano y señaló: «Las autoridades deben respetar plenamente los derechos humanos de todas las personas detenidas, incluyendo su derecho a protestar, así como garantizar acceso a la información, transparencia y comunicación con sus familiares, algo que hoy se ve gravemente limitado. Es tiempo de una Cuba sin represión».
Johanna Cilano, investigadora del Caribe de Amnistía Internacional, reiteró, el 28 de noviembre, su «preocupación extrema por la situación de Yosvany».
La Embajada de Estados Unidos en La Habana también expresó en la red social X preocupación por el grave estado de salud de Yosvany y denunció que cumple una «injusta condena» en «condiciones inhumanas». «No hay justificación alguna para el maltrato que sufre. Debe ser liberado y recibir atención médica adecuada», señaló la sede diplomática.
El sábado 29 de noviembre de 2025, cuando al verlo en «estado de debilidad extrema», esposado y vigilado todo el tiempo por oficiales de la Policía política, su esposa denunció: «¡Dios mío, qué horror! Lo vi amarrado, sufriendo. No puedo callar ante esto».
«Yosvany está preso injustamente, solo por querer un mejor futuro para sus hijos y manifestarse pacíficamente, un derecho constitucional. Fue condenado a 15 años sin haber cometido delito alguno. Lleva más de cuatro años sin poder ver crecer a sus tres hijos, y ahora su vida corre peligro. Cada segundo cuenta», declaró.
Yosvany lucha por seguir respirando mientras su cuerpo cede y el Estado que debería protegerlo lo mantiene encadenado. Su esposa, sus hijos y cientos de cubanos dentro y fuera de la isla siguen suplicando que no se repita otra muerte evitable. El tiempo corre, y la pregunta que queda en el aire es brutal: ¿qué más tiene que pasar para que la vida de un cubano valga lo que debe valer?
Si Yosvany muere, no será por una huelga de hambre, sino por la indiferencia y la crueldad de un sistema que no tolera que alguien exija libertad. Y porque el mundo miró demasiado tarde.










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