La Constitución vigente estipulaba la inviolabilidad de la correspondencia, la nuevo también lo reconoce pero en la práctica existen documentos oficiales, emitidos por instituciones del Estado, que vulneran este principio.
Mientras Venezuela decide si su Constitución vigente debe cambiar o no, en Cuba seguimos esperando por el cambio imprescindible de un texto obsoleto e inoperante judicialmente, cuya construcción hasta ahora ha sido manejada como asunto de muy pocos.