Foto: Sadiel Mederos.
“Traspaso”: el fenómeno que ocurrirá luego del Día Cero (y del que casi nadie habla)
9 / diciembre / 2020
Mucho se ha polemizado en los últimos tiempos sobre el Día Cero; pero muy poco —prácticamente nada— acerca de lo que ocurrirá en las semanas siguientes.
Cualquier hijo de vecino puede describir de corrido el proyecto del Gobierno: devaluar el CUP «empresarial» para favorecer las exportaciones, mientras se reajustan radicalmente precios, pensiones y nóminas estatales. «Aspiramos a que el salario crezca un poquito más que el crecimiento de los precios», explicó a mediados de octubre Marino Murillo Jorge, presidente de la Comisión de Implementación de los Lineamientos.
Al principio, la tasa de conversión respecto a la divisa estadounidense será fija. «No obstante, de acuerdo con los cambios de la economía podrá implementarse otro tipo de tasa de cambio», agregó el dirigente al esbozar la estrategia con que se pretende impedir una escalada de los costos mayoristas y, en consecuencia, de las facturas a pagar por el consumidor.
En términos legos se trata de un fenómeno conocido como «traspaso», concepto bajo el cual se listan los efectos generados en los precios por las fluctuaciones de la moneda nacional frente a divisas extranjeras. «Cuando hay una devaluación, los costos de producción, sobre todo a partir de bienes importados, aumentan y se transfieren a los bienes finales. Eso estará presente en Cuba», explicó recientemente en un Live de Facebook el economista Pavel Vidal, exexperto del Banco Central de Cuba, investigador en temas de política monetaria y crecimiento económico y actual profesor de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.
Durante la transmisión especial organizada por elTOQUE, en la que también participó el catedrático Carmelo Mesa-Lago, profesor emérito de la estadounidense Universidad de Pittsburgh, Vidal resaltó la importancia de un «traspaso controlado». «En el corto plazo no se creará riqueza, sino que habrá redistribución de esta hacia el sector estatal. Para lograrlo, tiene que haber un traspaso controlado, tiene que lograrse que los precios no suban lo mismo que la tasa de cambio, no suban lo mismo que los salarios».
Un ejemplo a pequeña escala del fenómeno pudiera producirse en el mercado de importación informal gestionado por las mulas, quienes tras el Día Cero eventualmente multiplicarán sus precios como una forma de protegerse ante el impacto de la devaluación del CUP. Otra consecuencia esperada es que las industrias nacionales que utilizan materias primas de importación también se vean obligadas a reajustar al alza sus costos y precios de venta.
«Es muy probable que ocurra una inflación enorme y que el poder adquisitivo caiga, por lo cual tenemos que discutir qué va a pasar con los salarios», anticipó Mesa-Lago.
Más vulnerabilidad social, menos subsidios
En las semanas que seguirán al Día Cero serán inevitables las «tensiones», reflexionó Vidal. «Va a haber un período de ajuste y después, poco a poco, en el mediano plazo, estaremos viendo los beneficios sobre la economía real».
El tránsito hacia esa etapa de bonanza motiva la preocupación de las autoridades, que en los últimos meses han reafirmado sus compromisos de «no dejar a nadie desamparado». A juicio de Carmelo Mesa-Lago no es una declaración ociosa, pues apenas devaluado el CUP habrá que lidiar —además de con la inflación— con el problema del desempleo.
Todo ello en un país que desde 1989 ha visto reducirse de manera radical las entregas de ayudas a grupos desfavorecidos, observó el investigador.
«Las dificultades internas y los efectos de las sanciones brutales de Trump han aumentado los segmentos vulnerables de la población. En consecuencia, hubiera sido de esperar una extensión de los subsidios, pero no ha ocurrido así. Las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información revelan que los subsidios directos, por ejemplo, cayeron de 5,3 por cada mil habitantes en 1989, a 1,6 por mil el año pasado; y que desde el final de la década de los 80 el monto de esas prestaciones con respecto al producto interno bruto (PIB) pasó del 2,2 al 0,3 %. Son datos que nos dicen que a medida que han ido creciendo los grupos vulnerables, se ha reducido la asistencia social del Estado. En mi opinión, es un mal antecedente».
La COVID-19 ha agudizado el problema hasta niveles que no se veían desde comienzos del Período Especial. En mayo, un reporte del servicio de noticias IPS dio cuenta de cómo en los primeros meses de 2020 el número de familias con bajos ingresos atendidas por el Instituto Nacional de la Asistencia Social prácticamente se había sextuplicado, al pasar de 112 mil a 606.945. Para tener una idea de la magnitud del proceso basta recordar que en todo el país los censos del Ministerio de Comercio Interior registran apenas unos 3,8 millones de núcleos familiares.
«Los subsidios a los grupos vulnerables han sido el centro de una larga discusión», recordó Mesa-Lago, tras señalar como una oportunidad perdida el plan de reformas que impulsara Raúl Castro a finales de los 2000. «Había un consenso bien grande en cuanto a la gradual reducción de los alimentos por la libreta, basado en la idea de que había que eliminar una gratuidad que para los grupos de altos ingresos no tenía sentido». Los ahorros derivados de esa medida hubieran podido reinvertirse en los ciudadanos menos favorecidos y en incentivar el consumo interno.
Pero la oposición prácticamente unánime de la población cerró las puertas al desmontaje de la libreta. Durante el debate de los Lineamientos cerca de la mitad de las intervenciones se centraron en rechazar aquella propuesta, forzando al equipo ministerial del general-presidente a poner en pausa sus planes.
En la Cuba «pos-CUC» —con menos productos y servicios subsidiados, y la anunciada oscilación del tipo de cambio—, el peligro es que el «traspaso» sea tan alto que termine por diluir los beneficios del incremento nominal de los salarios y pensiones. «Una estructura de mercado monopólica, sin suficientes actores económicos y con un avance importante de la dolarización, enfrenta un riesgo de traspaso alto. Si la devaluación es de diez veces, probablemente los precios aumentarán diez veces o más. Ese es un traspaso muy alto, que sería fatal para las intenciones del Gobierno de que se produzca una redistribución de riquezas», alertó Vidal.
Para ambos especialistas un punto de conflicto fundamental radica en los enfoques contradictorios con que se pretende gestionar la transformación de las empresas estatales y el control de precios; mientras para el primer caso se apela a mecanismos financieros, en segundo sigue primando una filosofía administrativa, que difícilmente dará resultados positivos: «los topes tienen un efecto aparente en el corto plazo, pero no son sostenibles», ha considerado Vidal.
Según lo anticipado por las autoridades, del Día Cero en adelante la economía cubana podrá, por fin, saber en qué condiciones se desenvuelve su juego. Pero también desde entonces será más vulnerable ante el dólar y otras divisas, al menos hasta que la reforma comience a producir frutos. No es un conflicto cualquiera.
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Josué
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