El peso cubano (CUP) continuó devaluándose de forma moderada frente al dólar estadounidense (USD), el euro (EUR) y la moneda libremente convertible (MLC) durante noviembre, según revela el más reciente informe del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi).
El CUP cerró noviembre con una tasa de cambio promedio de 260.3 CUP x 1 USD, 267.8 CUP x 1 EUR y 239.9 CUP x 1 MLC; lo que representa una depreciación mensual entre el 2 y el 4 % con respecto a estas divisas, de acuerdo al informe.
Si bien se trata de una devaluación menor en comparación con la experimentada en septiembre, confirma la tendencia negativa que muestra el peso cubano, cuya depreciación acumulada anual podría rondar el 60 % a finales de 2023.
Relativa estabilidad después de fuertes turbulencias
La relativa estabilidad que mostró el mercado informal de divisas durante octubre y noviembre contrasta con la fuerte volatilidad y las turbulencias cambiarias registradas en agosto y septiembre de 2023, cuando se produjo un ajuste temporal en la tasa de cambio.
Según el análisis de Pavel Vidal, investigador principal del OMFi, la volatilidad estuvo asociada a la incertidumbre y a las restricciones que acompañaron las medidas decretadas por el Banco Central de Cuba (BCC) para acelerar la bancarización y digitalización de los pagos en la isla, en medio de la persistente escasez de efectivo en pesos cubanos.
La brecha inicial que surgió en agosto entre el tipo de cambio del peso cubano en efectivo y el depositado en cuentas bancarias (pago por transferencias) se ha reducido. En agosto, la mediana de la tasa de cambio fue de 1 CUP efectivo = 1.14 CUP en cuenta bancaria; descendió a 1 CUP efectivo = 1.06 CUP en septiembre y octubre; y en noviembre se situó en un valor medio de 1.09.
Durante noviembre, se produjo una reducción significativa tanto en el número de alertas de mercado inestable como en los mensajes publicados por usuarios, lo que refleja una menor actividad especulativa.
Pronóstico: otra depreciación moderada en diciembre
De cara a diciembre, la mayoría de los modelos de pronóstico manejados por el OMFi apuntan a que podría producirse una nueva depreciación moderada del peso cubano frente al dólar y al euro, estimada entre un 1.5 y un 4 %.
Ello mantendría la tasa de cambio informal en niveles récords, con un valor que podría llegar a los 276 CUP x 1 USD y 283 CUP x 1 EUR al cierre de 2023.
Los expertos consideran que el comportamiento relativamente estable que ha mostrado el mercado cambiario informal en los últimos dos meses podría extenderse hasta finales de año, en tanto no ocurran cambios drásticos en política monetaria o cambiaria, u otros anuncios económicos con implicaciones significativas sobre la oferta y la demanda de divisas.
De confirmarse las proyecciones, el peso cubano cerraría 2023 con una depreciación acumulada anual cercana al 60 %, una cifra elevada, aunque sensiblemente inferior a la registrada en 2022, cuando la tasa de cambio informal del peso cubano frente al dólar estadounidense se devaluó en un 136 %.
El actual ritmo de depreciación del peso cubano se corresponde con un contexto macroeconómico caracterizado por el mantenimiento de los desequilibrios internos y externos que afectan a la economía cubana, así como por una dramática contracción de la producción y la oferta de bienes, especialmente de alimentos.
En muchas economías, los salarios y pensiones se ajustan regularmente para reflejar los cambios en el nivel de precios, es decir, la inflación. El proceso se conoce como indexación a la inflación. En Cuba, los salarios estatales y las pensiones no se ajustan automáticamente en respuesta a la inflación. Si los precios aumentan, pero los salarios y las pensiones se mantienen constantes, el poder adquisitivo de las personas disminuye.
Desde 2021, el Gobierno cubano no ha implementado incrementos generalizados de salarios en el sector estatal ni en las pensiones. La falta de ajuste significa que el valor real de los ingresos disminuye a medida que los precios aumentan debido a la inflación, es decir, pagan un «impuesto inflacionario».
La no indexación puede ayudar a controlar la inflación en cierto modo. Si los salarios y pensiones no aumentan, hay menos dinero circulando en la economía y se evitan mayores incrementos del gasto en el presupuesto del Estado y del déficit fiscal, lo que puede reducir la presión sobre los precios. Sin embargo, se trata de una medida de control inflacionario que recae directamente y de forma asimétrica y desproporcionada sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Aunque la no indexación puede ayudar a controlar la inflación, tiene un alto costo social. La reducción del poder adquisitivo provoca dificultades para cubrir sus necesidades básicas, lo que lleva a un deterioro en la calidad de vida, aumento de la pobreza y posibles tensiones sociales.
«Es preferible la implementación de un programa de estabilización macroeconómica y de reformas que distribuya de una mejor forma el costo de la crisis y fortalezca los resortes para la reanimación productiva», argumenta el también doctor en Ciencias Económicas y profesor de la Pontificia Universidad Javeriana en Cali, Colombia, Pavel Vidal.
Recuperación de oferta, clave para contener devaluación e inflación
En opinión de los expertos, la implementación de un programa de estabilización económica que estimule la actividad productiva y la oferta resulta clave no solo para retomar el crecimiento de la economía cubana, sino también para contener las presiones sobre el tipo de cambio informal y los precios.
De lo contrario, advierten que en 2024 podría prolongarse la tendencia negativa del peso cubano, ya no por un exceso de demanda, sino por la persistente debilidad de la producción nacional para satisfacer las necesidades del mercado interno, en particular el consumo de alimentos por parte de la población.
El más reciente informe del OMFi confirma que la crisis económica en Cuba está lejos de resolverse.
La fuerte contracción que sufre la economía impacta duramente el nivel de vida de los cubanos, al erosionar el poder adquisitivo de salarios y pensiones, al tiempo que profundiza los severos desequilibrios monetarios y financieros del país.
Todo apunta a que la recuperación será un proceso complejo y prolongado, que requerirá de reformas integrales y medidas específicas para impulsar la producción nacional.
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