—Aunque algo nos dijeron en la escuela, siempre me han intrigado los fundamentos de la anatomía humana, sobre todo el hecho de movernos.

—Yo últimamente me muevo poco. Estar en una parada me recuerda más bien los fundamentos de las anomalías del hombre.

—Precisamente por tener que andar a pie es que me pregunto por qué no nos caemos.

—¿Tan seguro estás de que no nos caemos?

—Ya sé que te refieres a la economía, pero todo tiene una explicación científica.

—No me refería solo a la economía, pero al final es igual.

—Para lograr el movimiento por sus propios pies, sin factores externos que lo impidan, el ser humano está constante e inconscientemente buscando un balance entre el centro de apoyo y el centro de gravedad del cuerpo, que está más o menos detrás del ombligo.

—Debe ser por eso que los momentos de extrema gravedad que estamos viviendo tienen que ver sobre todo con un órgano que está muy cerca del ombligo.

—Nos vamos entendiendo. La alineación del centro de gravedad y del centro de apoyo determina el equilibrio. Eso funciona de manera diferente dependiendo de si el cuerpo está inmóvil o en movimiento.

—Inmóvil o en movimiento pueden estar tanto el cuerpo humano como el cuerpo de una nación, que debe moverse no importa que factores externos intenten no permitírselo.

—De ahí que el balance sea tan importante, sobre todo en un país como el nuestro, que hace rato que no se mueve.

—Se mueve, pero hacia atrás.

—La utilización más habitual de la palabra «balance» permite nombrar al estudio comparativo que se realiza de un proceso o de una situación, con el objetivo de prever su evolución. Pero el Proceso de Balance nuestro no hace sino confirmar la involución galopante.

—No hay manera de que suceda lo contrario cuando el balance que hacen las instituciones del Estado, en un país amordazado por el Estado, se convierte en palmaditas en el hombro, agradecimientos por el esfuerzo realizado y un almuerzo de despedida.

—Es inexplicable que si cada año en esos balances se plantea que «existen potencialidades», nos encontremos doce meses después que lo que se eleva a la máxima potencia sean los incumplimientos.

—O los «no resultados». Uno llega a preguntarse para qué se hace una reunión de balance cuando lee que en la del Ministerio de Finanzas y Precios «tanto Díaz-Canel como el primer ministro señalaron la urgencia de actualizar la política de precios, y particularmente Marrero trajo a la reunión opiniones de la población sobre el incremento cada vez más de aquellos, tanto por privados como por el Estado, lo cual afecta el poder adquisitivo de muchos cubanos, sin que se vislumbren aún soluciones». Lo afirman tranquilamente los máximos responsables de que ello suceda. ¡Tienen la cara de decir que no se vislumbran soluciones! ¿Quiénes están obligados a proponerlas?

—Vuelvo al comienzo de lo que te decía: es muy difícil mantener una posición de equilibrio si no se restablece la alineación, ya sea moviendo el centro de gravedad o moviendo un pie para volver a colocar el centro de apoyo. De lo contrario, una caída es inevitable.

—Si te apareces en el Balance de la Industria Alimentaria de 2022 y planteas que «producir más alimentos es el camino», que la misión de ese ministerio «es de vida o muerte, porque la población necesita adquirirlos», no puedes venirme en el de 2023 con que «el país necesita producir más alimentos», porque la gente se pregunta entonces qué coño es lo que tú comes para que entre un año y otro no me garantices más jama.

—La ciencia es irrebatible: si con esas barrigas el centro de gravedad se traslada aceleradamente hacia adelante a costa de que el de nosotros se atrase cada vez más, no habrá luz que permita vislumbrar el centro de apoyo. Seguiremos a toda vela hacia el despetronque.

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