La Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba (BCC) sobre la bancarización de las operaciones en el país fue publicada el 2 de agosto de 2023 en la Gaceta Oficial de la República de Cuba.
El proceso sigue siendo una realidad distante, en especial fuera de La Habana. A la carencia y obsolescencia de la infraestructura que soportaría la bancarización, se suman otras dificultades (brechas generacional y tecnológica).
La combinación de los obstáculos anteriores crea una limitación permanente que impide el avance de las interacciones y la evolución financiera en la isla.
Un proceso necesario pero inoportuno
Cristina Heredia*, de 68 años, vive en La Loma, un barrio ubicado en las afueras de La Habana, en Caimito. «No tengo teléfono móvil ni esperanzas de tener uno», dijo a elTOQUE.
Ella se ve obligada a realizar un viaje semanal para gestionar sus tarjetas magnéticas. La «travesía» comienza con el descenso de una loma empinada que da nombre al barrio. Tras llegar al centro del pueblo, debe tomar un carro hacia Bauta o Guanajay. «Es inconcebible que en Caimito no haya cajeros automáticos», dice Cristina.
El viaje se complica aún más debido a las largas horas de espera en el cajero, sea porque espera que haya efectivo disponible o porque lo repongan. Debe calcular cuidadosamente, además, el tiempo para evitar que se corte la luz en el bloque en el que se encuentran los cajeros. «Siempre he tenido que hacer malabares para llegar a casa temprano y evitar el estrés» afirma Cristina.
La Resolución 111 de 2023 ha generado diversas opiniones entre los economistas. Pavel Vidal señaló que el Banco Central de Cuba carece de una comprensión profunda sobre la demanda de dinero.
«Si el Banco Central quiere influir en la disminución de la demanda de dinero tendría, en primer lugar, que detener la inflación galopante», indicó el también doctor en Ciencias Económicas. «Debe dejar de monetizar los excesivos déficits fiscales, lo cual requiere de la implementación del anunciado programa de estabilización macroeconómica», añadió.
El economista Pedro Monreal en sus redes sociales refirió que la bancarización era un «salto de fe» forzado para tratar de frenar la inflación en Cuba. Según Monreal, la bancarización no actúa sobre la causa del déficit, sino sobre su modalidad de financiamiento.
«La “bancarización” intenta cerrar la “tijera” efectivo-ahorro. Si lo logra, moderaría algo la inflación, aunque quizá se mantendría una inflación interanual de dos dígitos», apuntó Monreal.
Necesario, pero inaccesible aún para muchos
La Resolución 11/2023 del Banco Central de Cuba involucra tres aspectos fundamentales, los límites máximos por operación, los depósitos y la extracción del efectivo. El primer rasgo, particularmente, establece un límite máximo de 5 000 pesos cubanos (CUP) por operación para los cobros y pagos en efectivo. Por tanto, cualquier operación que exceda el monto se hará por los canales electrónicos de pago.
Las limitaciones no incluyen los movimientos realizados por personas naturales, los cuales dependen de la disponibilidad que posea cada banco o cajero automático, explicó Alberto Quiñones, vicepresidente del BCC.
No pocos ciudadanos señalan que estas medidas disfrazan el cuestionable manejo que ha hecho el Gobierno cubano de la actual crisis económica y financiera.
Se presupone que la bancarización sirva para frenar la subida de las divisas en el mercado informal y para contrarrestar la poca disponibilidad de efectivo en los bancos.
Precisamente, la falta de liquidez es lo que ha hecho que muchas personas prefieran guardar sus ahorros «debajo del colchón» y no en los bancos.
Maikel Luis Obregón*, de 33 años, decidió depositar su dinero en una cuenta de Bandec mientras tramitaba su solicitud para la ciudadanía española.
Dado que los trámites pueden llevar varios meses, Maikel prefirió no retirar el dinero por temor a que le solicitaran un extracto de cuenta y no estuviera preparado. «La inseguridad financiera más la burocracia me hizo perder dinero sin yo moverme del lugar», afirmó Maikel.
En febrero de 2023 depositó en el banco 70 000 CUP que equivalían a 400 dólares, según el cambio informal de aquel momento (1USD/175 CUP). Sin embargo, sin tocar el dinero, Maikel descubrió que había perdido más de 180 dólares si los compraba al valor actual (1USD/280 CUP).
Su experiencia destaca las fluctuaciones monetarias asociadas con la tasa de cambio y la inflación y cómo estas pueden afectar el valor del dinero guardado en una cuenta bancaria.
Errores que se cometen y brechas que no se cierran
Según el Banco Central de Cuba, los canales electrónicos de pago son facilidades tecnológicas que ofrecen los bancos para que sus clientes realicen consultas y transacciones financieras.
En Cuba, se utilizan varios canales electrónicos de pago. Entre ellos se encuentran las terminales de punto de venta (TPV) —más conocidas por sus siglas en inglés, POS— y los cajeros automáticos.
Además, existen pasarelas de pago (Transfermóvil, proporcionada por Etecsa y que incluye el monedero móvil; y EnZona, gestionada por Xetid y Redsa. Los bancos también ofrecen servicios de Banca Telefónica y Banca Remota que incluyen Virtual Bandec, Metro en línea y la Banca Remota del Banco Popular de Ahorro (BPA).
La bancarización propone e intenta fomentar las vías de pago electrónicas; sin embargo, existen pocos métodos para instruir, garantizar o facilitar el uso de estas. Las causas anteriores y otras relacionadas con la infraestructura vuelven torpe y forzoso el proceso de bancarización y provocan que la ciudadanía tenga poco interés en interactuar con las vías de pago electrónicas, salvo lo necesario.
La primera brecha es la disponibilidad de uso de los cajeros automáticos. Se trata de un problema que se acumula desde hace años. Muchas veces, cuando una persona encuentra un cajero sin cola lo más probable es que no tenga dinero o que esté roto.
Para males mayores, el pago salarial en disímiles entidades estatales ronda el día 7 de cada mes. En esa fecha, se acumulan las personas que desean sacar en efectivo el pago de nóminas domiciliado en sus tarjetas bancarias.
Los casos más agravados no se encuentran en la capital del país, sino en las provincias y municipios no cabeceras, donde hay —muchas veces— un solo cajero automático o ninguno.
En agosto de 2019 Alberto Quiñones, hoy vicepresidente del BCC y quien entonces era director de Tecnologías, Sistemas y Desarrollo del BCC, comentó al periódico Juventud Rebelde que desde 2017 no se incrementaba la red de cajeros automáticos.
Aunque se tenga un cajero funcional en un pueblo, en muchas oportunidades este no dispone de efectivo para los clientes.
A los pocos cajeros disponibles en el país, se suma el hecho de que los gestionados por Banmet (Banco Metropolitano) —por encima de 500— solo funcionan en la capital cubana.
Antuán de la Cruz*, de 41 años, cuenta que un día llegó al BPA a las 7 a. m. para hacer la cola y esperó dos horas hasta que abrieran. Tras la espera, una empleada del banco anunció que no habría dinero disponible ese día porque se había trasladado a otro municipio para cubrir pagos atrasados.
«Es muy frustrante que por la falta de comunicación previa muchos caigan en esa situación». Sugirió que el banco debería informar a los clientes el día anterior o colocar un cartel para evitar que las personas esperen innecesariamente. «Las malas gestiones hacen que uno pierda los estribos», asevera Antuán.
La brecha tecnológica
La infraestructura tecnológica requerida para implementar pagos electrónicos en Cuba es inadecuada. La conectividad a Internet es limitada y costosa, lo que dificulta el acceso regular a los servicios de banca en línea.
Además, la falta de una infraestructura bancaria sólida y confiable puede llevar a problemas con las transacciones y la confianza del usuario en los sistemas de pago electrónico.
Según datos del semanario cienfueguero 5 de Septiembre, en Cuba existe más de 1 millón y medio de jubilados y más de la mitad cobra el mínimo de sus pensiones. Muchos de los pensionados deben usar efectivo para compras y quehaceres cotidianos.
La nueva política de bancarización entorpece los hábitos de los jubilados porque los cajeros se quedan «secos» de efectivo ante tanta demanda o porque los ancianos no saben usar medios electrónicos.
Iliana González*, una jubilada de 71 años, asegura que su vida ha cambiado drásticamente. «Siempre he pagado en efectivo. Ahora, con la nueva política de bancarización, eso se ha vuelto cada vez más difícil. Hay otras posibilidades de pago, pero a mí no me interesan. Ojalá en el futuro no se vuelva la única manera de pagar».
Iliana también explica que los cajeros automáticos a menudo están vacíos, lo que dificulta la obtención de efectivo. Además, muchos jubilados, incluida ella, no están familiarizados con el uso de medios electrónicos para realizar transacciones.
«No entiendo de tarjetas y cosas electrónicas. Siempre que quiero hacer algo con los cajeros tengo que pedir ayuda a quienes están en la cola», admite.
Uno de cada tres residentes en la isla será un adulto mayor en 2035, afirma un artículo del portal digital de la Red Latinoamericana de Gerontología. El proceso de bancarización lanza a quienes tienen teléfono a aprender aplicaciones de alta complejidad. Además hay quienes ni tienen teléfonos en los que aprender.
Caridad Gutiérrez*, de 72 años, tiene un teléfono móvil que le regaló su hija. Aunque gracias a las enseñanzas de su nieta sabe hacer videollamadas, enviar audios a sus familiares y publicar en Facebook encuentra complicado el uso de la aplicación Transfermóvil.
Caridad vive sola y solía depender de su nieta para realizar recargas y pagos a través de la aplicación. «Mi nieta me hacía todo, pero se fue de Cuba y yo de tecnología no sé nada. Estoy vieja y prefiero hacer las cosas fáciles sin enredarme mucho» comenta.
Debido a la complejidad de la aplicación, ahora prefiere recargar su teléfono en casa de sus vecinos y caminar hasta la empresa eléctrica para pagar su factura.
Una política económica, ¿beneficiosa?
A causa de las políticas restrictivas y de la falta de liquidez de los bancos, el mercado negro juega un papel vital en la vida económica de los cubanos. Los fallos del «ordenamiento monetario» en 2021 minaron la credibilidad del sistema bancario debido a las pérdidas sustantivas que presentaron las cuentas de ahorro como resultado de la devaluación y la inflación galopante que catalizó.
Por otra parte, la implementación masiva de transacciones electrónicas podría facilitar un control estatal más riguroso sobre las grandes operaciones financieras, pero amenaza el derecho a la privacidad y al dominio financiero individual —sobre todo en una nación con un régimen totalitario y sin respeto por el Estado de derecho—.
Otro fenómeno que afecta el «buen camino» de la bancarización son los delitos informáticos y las estafas y su posible proliferación en la isla.
Varios casos de hackeos han ocurrido incluso en las páginas oficiales de Ministerios y universidades. También han ocurrido robos y estafas en las plataformas Transfermóvil y EnZona.
Si no se fortalece el sistema de seguridad digital de los bancos y de las aplicaciones de transacciones, la bancarización puede traer consigo un nuevo tipo de delito, el informático.
*El nombre de los entrevistados fue cambiado por temor a represalias.
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