En días recientes, varios lectores de elTOQUE han comunicado su preocupación con el suministro de gas licuado de petróleo (GLP) en Cuba.
Según los reportes de la ciudadanía, desde inicios de septiembre de 2024 hay inestabilidad en la distribución de los cilindros, cuyos clientes ascienden a más de 1 700 000 en el país.
Ante el aumento y prolongación de los apagones, el combustible es vital para la cocción de los alimentos de las familias cubanas.
El barco de gas está en el puerto…, pero no se puede descargar
En varios grupos y canales de la Empresa de Gas Licuado en Telegram, circuló en días recientes un rumor sobre la suspensión por tres meses de la venta de cilindros. La información fue «desmentida» por autoridades de la Empresa Cuba Petróleo (Cupet) en Las Tunas, aunque reconocieron que no pueden señalar una fecha exacta para el reinicio de la comercialización.
Osmey Muñagorry, director del Área Comercial de Cupet en esa provincia, calificó la situación de desabastecimiento de «altamente preocupante» y explicó que depende de las importaciones que arriben al puerto de Santiago de Cuba.
En Villa Clara, las autoridades también reconocieron que existe irregularidad en la venta de «balitas». Las producciones llegan desde Cienfuegos, donde no hay disponibilidad de cilindros desde mediados de septiembre.
«Sufrimos una nueva recaída porque se ha paralizado la entrega desde Cienfuegos y desconocemos cuándo retomará sus operaciones», dijo a la radio villaclareña Ángel Rivalta, director de la planta de GLP. Explicó que ahora tienen que transportar el producto desde La Habana y, por la distancia, solo pueden dar un viaje. Antes, desde Cienfuegos, daban dos.
Las autoridades de Cupet de varias provincias han comparecido en los medios de prensa para explicar a la población los motivos del desabastecimiento. En la mayoría de los casos, aludieron a problemas financieros del Gobierno cubano que lo hacen incapaz de pagar a los proveedores.
El 7 de octubre de 2024, Vicente de la O Levy, ministro de Energía y Minas, informó en su cuenta de X que, tras varias semanas de espera en el puerto, el proveedor de gas licuado finalmente aceptó realizar una descarga parcial, condicionada por los pagos que el Gobierno cubano ha logrado efectuar.
Sin embargo, De la O Levy no especificó en qué puertos sería la descarga ni cuánto desabastecimiento podría mitigar. Tampoco cuándo o si será posible descargar el resto del combustible.
El impago cubano no se limita al gas licuado. Semanas antes, se reportó que el arroz destinado a la canasta básica de septiembre también permanecía en puerto debido a la falta de pago.
La escasez de divisas y la incapacidad para obtenerlas rápidamente sugieren que la situación de desabastecimiento de GLP podría prolongarse.
Una (otra) cola por si acaso
Según la información pública en los canales provinciales de Telegram de la Empresa de Gas Licuado, a finales de septiembre retomaron la comercialización en los puntos de venta de Pinar del Río, La Habana, Artemisa y Mayabeque; donde se distribuyen como promedio entre 100 y 200 balitas al día. En el resto de los territorios el mensaje se repite: no hay disponibilidad.
Mientras esperan por el arribo de los cilindros a los puntos de venta, en algunos territorios actualizan los contratos para eliminar titulares que hayan fallecido o estén fuera del país.
«La gente hace cola desde las cinco de la mañana para actualizar el contrato porque si no cuando lleguen los cilindros no podrán comprarlos», comenta una doctora tunera. «Hay que madrugar para actualizar el contrato y luego madrugar otra vez para comprar la “balita”».
Como en esa provincia oriental, varios cubanos consultados en otros territorios aseguran que a veces hacen la cola sin tener la certeza de que habrá venta de cilindros. «Cuando ves llegar el camión sientes alivio, aunque tampoco sabes si alcanzarás», dijo un camagüeyano.
La incertidumbre la confirman las redes sociales de Cupet, en las que compartieron un video de varias personas que en una cola celebraban la llegada de los cilindros a un punto de venta en La Lisa.
Aunque algunos usuarios aseguran que a través de los canales de Telegram es posible saber dónde y cuántas balitas se venderán, no todas las empresas de Cupet en las provincias ofrecen información actualizada.
Además, según pudo constatar elTOQUE en varios grupos de Telegram, la prioridad de la comercialización es a través de las pasarelas de pago digitales en la tienda virtual de Cupet.
La vía digital permite, a través de la plataforma Ticket, cambiar el cilindro de 10 kg por un pago adelantado de 280 CUP que incluye el envío a domicilio. Aunque muchos aplauden la nueva alternativa, la cual evita colas y pérdida de tiempo, también reconocen que hay limitaciones tecnológicas que no permiten masificar esa opción.
Las familias cubanas no pueden cocinar sin electricidad, GLP, kerosene o gasolina. Algunos buscan alternativas en la leña y el carbón, este último con precios de entre 1 500 y 2 000 CUP por saco, según reportó el periodista José Luis Tan Estrada.
En redes sociales, una balita de gas llena se cotiza hasta en 30 000 CUP, y si está vacía en 10 000 CUP. Algunas personas comentan incluso que, en la actualidad, el GLP es uno de los principales «bienes» que buscan durante un robo.
Cuando en 2017 el Gobierno liberó la venta de gas licuado, algunas autoridades se sorprendieron de la afluencia de personas que compraban balitas.
«Si hemos dicho que hay para todos, los reguladores y el gas están garantizados, usted puede venir cuando quiera» [sic], dijo en aquellos días a la prensa cienfueguera Saraih González Pérez, directora de Atención al Cliente de la Comercializadora de Combustibles en Cienfuegos.
La prensa recordó que quienes acudían desesperados lo hacían por antecedentes como las ventas de fogones de inducción o módulos de cocina (cuando también prometieron que habría para todos y no todos alcanzaron).
Los reportes de prensa en los últimos años demuestran que la irregularidad del suministro de gas licuado es cíclica. El desabastecimiento más reciente no parece estar cerca de terminar ni mucho menos de ser la última crisis.
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