Ilustración: Wimar Verdecia
Los dramatizados de El Enjambre, entender Cuba a través de la sátira
15 / marzo / 2022
Un padre y su hijo extraterrestres visitan Cuba y se encuentran con un universo extraño a su alrededor; los tres cerditos deciden construir sus viviendas y, después de muchos obstáculos para lograrlo, interviene una inspectora con el objetivo de “soplar” para desaparecer sus casas; en la versión de Los Fruitties a la cubana, Pincho es del Partido Comunista; mientras, Dora La Censuradora se adentra en el bosque censurador, donde no se debe confiar en nadie y hay que tener mucho cuidado para no caer en arenas movedizas.
En el segmento humorístico de El Enjambre, un podcast de elTOQUE con más de 90 capítulos, cualquier cosa puede suceder. Los problemas de la realidad cubana son satirizados como solo saben hacerlo los propios cubanos. Escritos y dirigidos por Lucía March, los llamados sketch recrean de forma jocosa el día a día en este país caribeño, donde pareciera que la palabra lógica se encuentra en peligro de extinción.
Entre los temas que ha tratado el espacio se encuentran la crisis económica en Cuba con todos sus matices, el alza de los precios de los productos y mercancías de primera necesidad, la burocracia, la falta de libertad de expresión, las dificultades para el trabajo por cuenta propia, la existencia de tiendas en divisas, los derechos de la comunidad LGBTIQ+, la corrupción y la doble moral, la producción de vacunas cubanas contra la COVID-19, el monopolio estatal de las telecomunicaciones Etecsa y sus servicios y precios de internet, la emigración, los apagones, las colas interminables que forman parte de la cotidianidad de los cubanos y otros contenidos que han agitado las redes sociales.
«La idea de incluir los dramatizados en el podcast siempre estuvo ahí. Para nosotros se trata de un show que debe incluir diversos espacios. Además, está específicamente el concepto de la radio cubana, donde el dramatizado ha estado tan presente», explica Lucía.
Sin embargo, en los inicios de El Enjambre no estaba presente este segmento. La falta de experiencia con la que contaban sus miembros al lanzarse a hacer un podcast y en la escritura de guiones, frenaba la iniciativa. El hielo se rompió por pura casualidad. «Como casi todo lo bueno, surgió por necesidad y por accidente», recuerda Lucía.
En la segunda temporada, hubo un episodio en el que no pudo estar. «En lugar de comunicarlo de forma aburrida, decidimos crear una escena dramatizada en la que un mensajero a caballo llevaba un mensaje en una botella, la lanzaba contra el pavimento y los muchachos que iban caminando por una avenida recibían la nota que decía que yo no podría estar». Fue el principio de todo. La escena funcionó bien, gustó a los oyentes y a partir de este momento iniciaron una serie de parodias de programas de la Televisión Cubana: Jura decir la verdad, La neurona intranquila, etc. La iniciativa también se vio impulsada por el inicio de la pandemia de COVID-19 y las dificultades de los enjambreros, al verse obligados a grabar los episodios de forma remota y con una calidad de audio deficiente que temían atentara contra los debates.
El reto mayor fue una radionovela de 14 episodios donde los personajes protagónicos fueron caracterizados por los propios conductores de El Enjambre, quienes carecían de todo tipo de experiencia en la actuación. «Fue muy difícil, porque actuábamos nosotros por la madrugada, grabábamos de manera remota, pero nos divertimos, aprendimos y al público le gustó. Al principio iba a ser una parodia de las novelas cubanas, pero me fui metiendo en el drama y descubriendo mi pasión por escribir guiones. Así nació Un montón de estrellas, una búsqueda de tesoros en la que los personajes, como siempre, terminan encontrándose a sí mismos».
Según comenta la joven escritora, luego de finalizada la radionovela, la intención era mantener el segmento de dramatizados, pero que no fuera una historia por capítulos, ya que había varios oyentes que podían saltarse un episodio o escucharlos sin un orden. De esta manera, surgieron los sketchs con el formato actual, los cuales se han ido perfeccionando con el tiempo y la experiencia.
Las modalidades de los podcast pueden ir desde el grupal en formato conversacional, el podcast de entrevistas, aquel basado en hechos reales y experiencias personales, hasta los de narración de cuentos o relatos de ficción y los de radio teatro o interpretativos, entre otros. El Enjambre es una mixtura sin antecedente en el podcasting cubano, un híbrido que puede incluir todas estas tipologías en un mismo episodio acompañado de música que complementa su narrativa. Al debate grupal y los comentarios sobre noticias y hechos recientes del contexto cubano, se suman entrevistas a expertos, narraciones de pasajes de la historia de Cuba, cuentos de ficción, dramatizados humorísticos, etc.
El proceso de concepción de estos últimos pasa por una idea original que, aunque parte muchas veces de sucesos populares y candentes que se han hecho virales en las redes sociales cubanas, busca encontrar una arista original de la mano del absurdo y la exageración, justo el tipo de humor que –confiesa Lucía- más le gusta hacer.
«A veces me viene a la cabeza un personaje X y a partir de ahí escribo la situación donde se desenvuelve ese personaje y otros. Otras veces es todo lo contrario, surge en mi mente una idea o situación y creo los personajes a partir de ahí. En otros momentos es simplemente una imagen mediante la cual concibo toda una escena. También he tenido semanas en las que me he visto envuelta en un bloqueo creativo tremendo, con la página en blanco por horas y madrugadas enteras sufriendo.
«Hubo una ocasión en que llegué en blanco: era sábado a las nueve de la mañana, el momento de grabar y el guion no estaba porque a mí no me salía nada. Me sentí en una situación de presión tremenda, pensé que iba a decepcionar a la audiencia y de la nada surgió la idea para el sketch Chasquido de dedos, que es uno de mis favoritos, también conocido como el sketch de los reyes magos. Lo escribí en media hora y me agradó muchísimo poder hacerlo», comenta Lucía.
Las pautas para la joven podcaster son no construir personajes estereotipados, no burlarse de ninguna minoría ni faltar al respeto o atacar a personas disfrazándolo de humor. Se trata de hacer un dramatizado con pizcas de sátira y burla a la situación social, económica y política de Cuba, pero con responsabilidad. Para ello se inspira en muchos de los programas que escuchaba desde pequeña en su casa, donde su mamá y su abuelo, que eran adictos a la radio, la mantenían encendida en todo momento.
Lucía recuerda subirse a la mesa de la cocina cuando era una niña, donde su mamá tenía la radio, para escuchar el dramatizado La familia pirulí, las radionovelas cubanas y su gran referente: el programa humorístico Alegrías de sobremesa. «Durante años dormí con un radio detrás de la cabecera de mi cama escuchando a personajes como Estelvina, Sandalio el Bolao, Rita, Paco, etc. Para mí un buen programa tiene que tener un segmento humorístico, sobre todo si es cubano». A su vez, resalta la gran tradición del dramatizado en Cuba y radionovelas clásicas como El derecho de nacer, que paralizó a todo el país a finales de la década del 40.
Escribir sketch todas las semanas ha sido todo un desafío para la joven podcaster, quien no cuenta con formación en escritura de guiones ni dramatizados radiales. Por ello confiesa que «todo ha sido por instinto», «por querer que los demás disfruten la radio como yo la he disfrutado desde pequeñita». El reto principal es crear contenido semanal de la forma más original posible y no quedar mal con la audiencia.
En cuanto al humor que define el segmento del sketch en cada episodio, confiesa que forma parte de ella desde que se levanta hasta que se acuesta: «Proceso todas las cosas en mi vida a través de bromas y chistes. Mi padre es un hombre muy dicharachero y jodedor. Vivía haciendo bromas, imitando voces, dando chucho, y yo heredé de él este gusto por el humor y por contar chistes todo el tiempo. El humor cubano es muy vasto; si eres cubano, te ríes todo el tiempo de tus propias desgracias. A mí me gusta hacer humor porque funciona y hace reflexionar a mucha gente sobre las situaciones absurdas de nuestra realidad. Entonces, ¡que viva el humor!».
Los dramatizados más difíciles para ella han sido los que involucran canciones, donde los actores tienen que cantar. Lucía confiesa su obsesión por parodiar canciones todo el tiempo, pero reconoce que incluirlas en los sketch lleva más tiempo, trabajo y ensayos, además de grabar la canción con un background. Los más sencillos han sido aquellos en que se parodian cuentos o películas ya existentes, como Hansel y Gretel, La Matrix, etc. «Es mucho más fácil construir encima de algo que ya existe que concebir un argumento desde cero», reconoce.
Entre sus preferidos destaca Alicia en el país de las matraquillas, Pinocho, Producto Interno Bruto, Que la fuerza os acompañe, Chasquidos de dedos, El triunfo de la Evolución, Ciudad Esmeralda y El quinto trabajo de Hércules. Para Lucía no existe El Enjambre sin los sketch y asegura que no se puede quejar con la recepción que han tenido por parte de los oyentes. «Todas las semanas me envían sus buenos comentarios y en las encuestas hemos podido ver en número lo mucho que le gusta a la gente los dramatizados. Es un formato que pensamos mantener, precisamente por la recepción que han tenido.
«Nosotros estamos en constante cambio y evolución; tratamos de crecer todo el tiempo. Es un reto semanal que tengamos ya episodios de más de dos horas. Cada vez tratamos de ofrecer un producto mejor y más profesional, con la mayor calidad de audio posible. Mi sueño sería poder trabajar con humoristas, aprender, compartir con ellos e invitarlos a los sketch».
Para escuchar todos los episodios de El Enjambre, pinche aquí.
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