La situación para muchas familias dentro de Cuba se tornó insostenible durante 2024. Creció la pobreza, colapsó en varias ocasiones el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), hubo escasez de agua, de comida, de productos básicos y de medicinas. Varios estudios sostienen que se acrecentó la vulnerabilidad de ciertos sectores poblacionales como los adultos mayores.
Ante este contexto, decenas de cubanos han recurrido a la protesta pública para externalizar su descontento con las políticas del régimen y con la crisis generalizada. Pero las muestra de desobediencia social tanto en las calles como en las redes sociales han sido reprimidas por el poder.
Protesta pública para impulsar el cambio
En 2024 ocurrieron al menos 268 protestas en el país, de acuerdo con una base de datos pública del grupo Justicia 11J. Entre las formas de protesta se encuentran el uso de carteles, cacerolazos, daños a propiedades, frases antigubernamentales y protestas frente a instituciones y funcionarios.
Los datos revelan que La Habana se mantiene como el epicentro de las manifestaciones, seguida de Villa Clara y Santiago de Cuba. La mayoría de las protestas, tanto colectivas como individuales, tuvieron como denominador común el descontento hacia la gestión gubernamental en temas sociales y económicos.
Marzo, octubre y noviembre fueron meses de mucha efervescencia en las calles cubanas. A partir del 17 de marzo se desataron varias protestas en la isla, especialmente en Santiago de Cuba, El Cobre (Santiago de Cuba), en Bayamo (Granma) y en Santa Marta (Matanzas). A finales de ese mes habían sido detenidas al menos 19 personas, de las cuales varias fueron liberadas.
Tras el colapso del SEN el 18 de octubre y el 6 de noviembre de 2024 y los apagones de varios días, los cubanos tomaron nuevamente las calles. De acuerdo con informes de la organización Cubalex, en octubre ocurrieron 75 protestas con un saldo de al menos 17 detenidos; mientras que en noviembre sucedieron 48 protestas, por las cuales fueron arrestadas 44 personas, de las cuales 23 permanecen en prisión.
En medio del contexto represivo, Miguel Díaz-Canel dijo que se tomarían medidas contra quienes alteraran el orden. Días después, la Fiscalía General de la República de Cuba anunció el inicio de procesos penales contra manifestantes pacíficos en tres provincias: La Habana, Mayabeque y Ciego de Ávila. Los detenidos se encuentran bajo medida cautelar de prisión provisional. Entre los cargos que se les imputan están: atentado, desórdenes públicos y daños.
También en 2024 se registraron miles de hechos represivos contra opositores, activistas, periodistas independientes y presos políticos. Según información de Cubalex, los meses de mayores niveles de represión fueron marzo y julio, con 388 y 423 incidentes documentados, respectivamente. La represión se intensificó durante fechas clave como el aniversario de las protestas del 11 de julio (11J).
Entre los hechos violatorios de derechos humanos documentados figuran detenciones arbitrarias, citaciones policiales, amenazas, acoso, operativos de vigilancia policial y condenas judiciales a manifestantes.
Una respuesta ciudadana a la represión ha sido el exilio. Al menos 107 manifestantes cubanos han salido del país como consecuencia del brutal hostigamiento.
¿Qué están viviendo los presos cubanos?
En Cuba existen al menos 1 148 presos políticos, de acuerdo con información de la organización Prisoners Defenders, aunque la cifra podría ser mucho mayor por falta de acceso a la información estatal. Según Justicia 11J, al menos 554 de los presos son manifestantes de julio de 2021, cuando ocurrieron las protestas más grandes de los últimos años. 492 de esas personas no tenían vínculos previos con ninguna organización política ni de la sociedad civil.
Aunque los presos políticos sean una de las poblaciones más vulnerables dentro de las cárceles, dentro del sistema penitenciario cubano se violan los derechos todos los internos. Hasta el 24 de diciembre de 2024, el Centro de Documentación de Prisiones Cubanas (CDPC) registro un total de 1 638 eventos relacionados con personas privadas de libertad. Por lo general, estos eventos son violaciones a los derechos humanos y la mayoría se concentran en La Habana, Camagüey y Santiago de Cuba, en las instalaciones: Combinado del Este (La Habana), Kilo 7 y Kilo 8 (Camagüey), Boniato (Santiago de Cuba) y Quivicán (Mayabeque).
Dentro de las cárceles, el uso de la violencia como método de control es una práctica constante. Las golpizas son ejecutadas por guardias o incluso por reclusos comunes bajo órdenes de las autoridades.
Los informes de CDPC revelan el aumento de incidentes vinculados con negligencias médicas, falta de acceso a medicamentos básicos, el deterioro de condiciones sanitarias y la negativa a proporcionar tratamiento especializado, incluso en casos urgentes.
En los centros penitenciarios cubanos es usual la existencia de brotes de tuberculosis, dengue, diarreas, sarna, enfermedades respiratorias y de la piel, así como plagas de roedores, chinches y otros insectos. En diciembre trascendió un brote de hepatitis en la prisión Combinado del Este, en La Habana, según informó ADN Cuba.
El CDPC también ha denunciado la desatención a reclusos con condiciones médicas más delicadas («las personas que viven con VIH, enfermedades crónicas o trastornos psiquiátricos, o quienes requieren dietas especiales»).
«Entre el primero de marzo de 2023 y el 31 de mayo de 2024, el Centro registró 44 personas fallecidas en prisión. De ellas, 32 (72.73 %) murieron como consecuencia de la tardanza de las autoridades para proveerles medicamentos o atención médica».
Pero el número de muertes no queda ahí. Entre el 7 de enero y el 31 de diciembre de 2024, el CDPC documentó unas 52 muertes en prisión. Muchas de las cuales están relacionadas con la falta de atención médica, las condiciones de insalubridad y la violencia de los carceleros. Los fallecimientos reflejan un patrón de abandono por parte del sistema penitenciario. Solo en noviembre se contabilizaron siete fallecimientos de reclusos.
«Dos de las siete muertes reportadas durante el mes, la del preso político Manuel de Jesús Guillén Esplugas (Combinado del Este, La Habana) y Raúl Clejer Steris (Bungo 11, Santiago de Cuba) estuvieron acompañadas de denuncias de violencia. Aunque a las familias las autoridades les dijeron que Guillén Esplugas se había suicidado y que Clejer falleció de un infarto, estas no creen las versiones oficiales debido a la presencia de marcas de golpes en sus cuerpos», reseñó un informe de noviembre del CDPC. Guillén Esplugas es el cuarto manifestante de las protestas de julio de 2021 que muere durante el cumplimiento de su condena.
Las condiciones en las cárceles no solo afectan físicamente a los internos, su salud mental también se deteriora. El suicidio es una de las causas de muerte más comunes en las poblaciones penales cubanas. Entre marzo de 2023 y agosto de 2024 se suicidaron siete prisioneros cubanos. Uno de ellos, el preso político Yosandri Mulet Almarales, se lanzó del Puente de Calabazar durante un pase del Campamento de Trabajo Forzado «Toledo». Tras el incidente, lo trasladaron a terapia intensiva, donde falleció.
Los datos recopilados por CDPC representan solo una fracción de lo que ocurre dentro de las cárceles, donde el acceso a la información es limitado y las represalias contra quienes denuncian son frecuentes. El agravamiento de las condiciones de vida en la isla y las violaciones de derechos humanos han sido constantes durante 2024.
Aunque el venidero año sea incierto, no existe una disposición política de cambiar el panorama. El poder cubano hace oídos sordos a su población y a las críticas y sugerencias de otros Estados.
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