Ante la ausencia del pan en noviembre de 2023, no fueron pocas las personas que pusieron en contraposición al desabastecimiento estatal la venta de pan en las mipymes. 

El punto de vista de una parte de las personas no se refería a la gestión de las pequeñas empresas que importan grandes cantidades de harina, sino más bien a cómo los emprendedores «aprovechaban la escasez para imponer precios exorbitantes». 

Otros, sin embargo, se preguntaron cómo era posible que las mipymes tuvieran pan y el Estado no. 

Según publicó el periodista guantanamero Emilio Rodríguez Pupo, en junio de 2023, la Cadena del Pan en Mayarí recuperó parte de sus producciones «con la adquisición de la materia prima a través de los nuevos actores económicos». 

La dependencia de unidades productoras estatales de los productos importados por algunos emprendedores la confirmó el ministro de la Industria Alimentaria Manuel Sobrino, durante una comparecencia en la Mesa Redonda. 

De acuerdo con sus declaraciones, la Cadena Cubana del Pan se «encadena» con negocios privados para producir los alimentos. Entre ambos actores económicos discuten y negocian los precios. 

«Incluso, contamos con formas de gestión no estatal que nos han prestado harina para la producción de pan», reconoció Sobrino. 

Según dijo en la televisión, en algunos barrios donde ha habido irregularidad con el pan de la libreta, hay emprendedores que a pesar de ser esos los recursos para sus producciones han dicho: «no, no, produce el de la canasta básica y yo después hago el mío». 

La confesión de Sobrino pasó sin penas ni glorias. En las redes sociales las personas continuaron haciendo alusión a los «altos precios» y al «abuso» de las mipymes. 

No es la primera vez que ante la falta de harina para la producción del pan de la canasta básica las personas responsabilizan al sector privado de «comprar la harina por la izquierda», «acaparar» y aprovecharse de la situación para sacar beneficio propio. 

Sin embargo, en la publicación sobre el restablecimiento de la venta de pan en Mayarí gracias a la materia prima de «los privados», hubo muy pocas críticas al precio de las ofertas: pan de 200 gramos y corteza suave a 60 pesos, y de corteza dura a 70 CUP; 10 pesos menos que en los negocios particulares en aquel momento. 

El coste de la Cadena del Pan fue justificado como parte de «la estrategia de sustentabilidad de la empresa a nivel nacional». 

Parecería entonces —por la opinión de la gente— que las empresas estatales tienen derecho a ser rentables, pero las privadas no.

Marcando el paso

En 2021 la empresa Mercasa SURL arrendó el mercado conocido como Bonachea en Las Tunas y allí comenzó a comercializar sus productos. Tras la reparación del lugar y el acondicionamiento de las tarimas, solo pudieron aprovechar el espacio por varios meses. 

«Fue un placer servir a las comunidades tuneras aledañas al mercado en los momentos más difíciles de la COVID-19», escribió en sus redes sociales Argel Fundora Acosta, fundador de Mercasa. «Que la nueva forma de gestión que ocupe el lugar lo haga mejor. Nos reconforta saber que valió la pena nuestra precoz retirada». 

Según comentó a elTOQUE el propio Argel, le quitaron la gestión de Bonachea porque se harían cargo de El Mambí —otro mercado más grande y céntrico—. No obstante, él afirma que tenían la capacidad suficiente como para abastecer ambos puntos de venta, posibilidad que no le dejaron concretar. 

Incluso cuando el nuevo mercado —inaugurado en 2018— necesitaba de una profunda reparación antes de estar listo para su reapertura. 

Un mercado en Las Tunas que siempre está abastecido

Desde el otro extremo de la ciudad de Las Tunas llegan los clientes. Nunca es un viaje en vano. Mientras algunos mercados estatales apenas pueden llegar a 10 productos, en el punto de venta MERCASA —gestionado por un usufructuario— las ofertas se multiplican.

Según cuentan los vecinos, el abastecimiento no fue igual tras la salida de la mipyme de Argel del mercado de Bonachea. 

«Enseguida se notó el cambio», cuenta Julio, vecino de la avenida Camilo Cienfuegos, contigua al mercado. «Los precios no eran bajos, pero había estabilidad en los productos. Ahora lo poco que se consigue está a precios astronómicos». 

Dos años más tarde, la historia volvió a repetirse. El arrendamiento del mercado El Mambí concluyó por falta de capacidad para mantener las ofertas, y la gestión que antes recaía en Mercasa fue entregada a Acopio. 

«Yo rescaté esos mercados y les puse alma, corazón y vida», lamenta Argel, quien reconoció que los problemas de combustible y la bancarización los obligaron a terminar las relaciones comerciales con varios productores. 

Según contó, muchos proveedores solo querían en efectivo el pago de sus producciones y ello limitó el abastecimiento de productos, una realidad que había augurado pocos días después de anunciadas las nuevas medidas para el pago digital. 

«Tenemos un compromiso con la población, no habrá hora, día ni descanso, pero tenemos que abastecer el mercado de los tuneros», dijo en octubre de 2023 a la prensa local Omar Santiesteban, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Acopio Las Tunas. 

Dos meses después de sus declaraciones, El Mambí ofrece pocos productos a los tuneros. 

Según varios usuarios, el Gobierno «utilizó» a los emprendedores para arreglar sus establecimientos y luego terminó quitándoselos. 

Lo que en un inicio algunos pensaron que era «desvestir un santo para vestir otro» terminó con dos santos —o, mejor dicho, dos mercados— desvestidos.

¿Las mipymes inflan el dólar?

Cuando los precios internos crecen a un ritmo más alto que la tasa de cambio en el mercado informal, el incentivo que tienen las mipymes no es producir, exportar y sustituir importaciones, sino inundar el mercado doméstico de bienes importados.

Asumir responsabilidades… a pesar de las críticas

Alimentación en hogares maternos y de atención a adultos mayores, reparación de salas en hospitales y escuelas, donaciones de artículos para sectores vitales como la salud y la educación son algunas de las acciones que han realizado los «mipymeros» y trabajadores por cuenta propia cubanos. 

En Ciego de Ávila las mipymes Carnes D’Tres y Al Jan asumieron la inversión y ejecución de las obras de mantenimiento, enchape, sustitución de muebles sanitarios, reparaciones en las redes hidráulicas y sanitarias, y otras labores en la sala pediátrica de «respiratorio» del Hospital Provincial «Doctor Antonio Luaces Iraola». 

Además de los trabajos que incluyeron la impermeabilización del techo, dispusieron de dinero para la compra de equipos de climatización y lavadoras, según declaró Daniel González Fráser, uno de los socios de Carnes D’Tres, a la Agencia Cubana de Noticias. 

Desde 2022 en el principal hospital avileño ocurre un proceso productivo «apadrinado» por empresas y entidades del territorio. 

Mientras algunas empresas estatales como Cupet, Etecsa y la Metal Mecánica «Indalecio Montejo» incumplen con sus compromisos, los trabajadores privados ocupan los titulares de los medios locales por su notable contribución y esfuerzo en mejorar las condiciones de estancia de los pacientes. 

En el caso de Carnes D’Tres, también realizaron las labores de reparación en la Escuela Primaria «Águedo Morales Reina», mejorando cocina, baños y cerca perimetral. Además, apadrinan la Casa de Niños sin Amparo Familiar y asisten a familias vulnerables cercanas con un suministro alimentario. 

Si bien los precios han generado algunas críticas sobre las mipymes importadoras —la quinta parte de las aprobadas—, además de las ofertas en productos alimentarios en los «minimercados» de los barrios, otras mipymes también garantizan la oferta de artículos para el hogar. 

Con plástico reciclado, la cienfueguera DYPAV SRL (Diseño y Producción de Artículos Varios) produce 180 000 tomacorrientes al año, los cuales se venden en pesos cubanos y en MLC. La mipyme dedicada a la fabricación de conmutadores, enchufes y tomacorrientes abastece la demanda nacional de estos artículos, también imprescindibles para el Programa de la Vivienda. 

Incluso contribuyen en la producción de entidades estatales como la Empresa Industrial Nacional Productora de Utensilios Domésticos (Inpud) en Santa Clara. 

«Al ya tener DYPAV a los electrodomésticos en su objeto social, ellos financian partes y piezas de equipos como ollas eléctricas, ventiladores, y nosotros en la Inpud los ensamblamos, los terminamos, y de ambas partes los comercializamos», dijo a la prensa cienfueguera Virginia Pereda, especialista comercial de la entidad estatal villaclareña. 

En Cárdenas, Matanzas, la empresa privada Taller de Mecánica y Clima Bajo Cero, especializada en mantenimiento y reparación de vehículos automotores, donó neumáticos y baterías para las ambulancias y vehículos de salud de esa provincia en julio de 2023. 

Aunque con menos atención mediática, otros negocios también contribuyen al bienestar de los cubanos ya sea social o económicamente.

De hecho, una de las «críticas» del Primer Ministro Manuel Marrero durante las sesiones de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular ANPP) en diciembre de 2023 fue que las mipymes deberían complementar a la empresa estatal y no al revés, cómo actualmente ocurre.

El debate en torno a las mipymes y las realidades de la economía cubana (+Narración)

Las mipymes pueden jugar un rol cada vez más importante en el entramado empresarial cubano, pero ni son la salvación de la economía ni la causa de sus problemas.

Anamaris Barrisonte, psicóloga de Las Tunas, no recuerda el nombre de la entidad, pero contó a elTOQUE cómo los propietarios de un minimercado han hecho donaciones de cajas de pollo al hogar materno donde consulta en la capital provincial. 

«Al menos tres veces en los últimos meses han llevado una o dos cajas de pollo para la alimentación de las embarazadas», dice. «Aunque el PAMI (Programa de Atención Materno-Infantil) es una prioridad, la crisis económica también afecta a la salud y estas donaciones son un alivio». 

También durante las sesiones de trabajo del Parlamento, una diputada contó cómo en Pinar del Río, los socios de una mipyme atienden a los médicos de la localidad con el abastecimiento y rebaja de algunos productos y servicios.

A pesar de acciones como estas, tras la aprobación de las primeras 35 mipymes en septiembre de 2021 y con más de 9 500 aprobadas, siguen estando en el centro de un debate crucial sobre su efectividad o no para la vida de los cubanos. 

Como cualquier emprendimiento, las mipymes buscan generar ingresos para sus creadores. No obstante, en ese camino también satisfacen muchas necesidades de la población a través de sus productos y servicios. 

Más allá de críticas razonables o no, ocupan espacios que antes estaban cubiertos por el Estado y que, de no ser por muchos de estos emprendedores, probablemente habrían quedado desatendidos y la vida de los cubanos fuera mucho peor.

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