¿Cuándo el Gobierno va a hablar de las muertes por arbovirosis en Cuba?

Cementerio Tomás Acea, en Cienfuegos. Fotos: enviadas a elTOQUE.
Entre familiares, amigos, conocidos o vecinos no falta alguien que no haya contraído en Cuba alguna arbovirosis. Todos la tienen o todos la tendrán. La viceministra del Minsap admitió a inicios de noviembre de 2025 que calcula alrededor de 20 000 infectados con chikunguña en la isla. Pero sabemos que son muchos más. Hospitales abarrotados y secuelas nefastas, déficit de medicamentos, de alimentos, de corriente, de sanidad. Gente sufriendo y, también, gente muriendo.
Hablar de la mortalidad que ha desencadenado la actual crisis epidemiológica no es un asunto que esté en la agenda gubernamental. Así sucedió cuando la pandemia de la COVID-19: muertes subregistradas y causas de decesos que ocultaban la enfermedad primaria contraída.
Se trata de un dato que, es probable, nunca sepamos con exactitud; pero es el dato que indiscutiblemente revela en qué y cómo ha desencadenado la reciente negligencia sanitaria en Cuba: tanto en las causas que la provocaron, en la expansión, en el tratamiento y en la prevención.
Aunque sea complejo obtener las cifras de manera independiente, hay indicios que pueden emplearse para confirmar el desastre y el sufrimiento que se vive en Cuba hoy. Si tomamos como referencia a Cienfuegos, una de las provincias del país que más personas enfermas tiene, se puede presuponer que la situación en el resto de las localidades es similar. En redes sociales han comenzado a circular videos de denuncia sobre el colapso en los cementerios, como este de Cienfuegos y de Camagüey.
En la Perla del Sur, según aseguró Jorge Enríquez Rodríguez León —jefe del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología— el 31 de octubre de 2025, desde hace cinco meses (desde mayo de 2025) circulan los virus, al menos, en la capital. Dijo que las cifras de contagios eran «preocupantes» y que se cuantificaban 1 185 casos de personas enfermas como promedio por semana en la provincia. De mantenerse ese ritmo, habría en un mes más de 4 000 personas con algún arbovirus.
Pero nada dijo Jorge Enríquez Rodríguez sobre el crecimiento de los decesos en la provincia y si podrían estar vinculados o no con los actuales contagios.
Aunque la totalidad de los fallecimientos en la Perla del Sur no se puedan vincular con las arbovirosis, es llamativo el momento de crisis epidemiológica en el que se produce un incremento de los decesos provinciales. Comentarios de usuarios en publicaciones en el grupo de Facebook Cienfuegueros y en Las Cosas de Fernanda (un perfil atribuido a la Seguridad del Estado) apuntan a la existencia de muertes en distintas localidades y municipios cienfuegueros que son resultado de los arbovirus.
Una fuente con conocimiento del tema confirmó a elTOQUE que la cifra de personas fallecidas que son enterradas en Cienfuegos se ha elevado. De un promedio de entre seis y ocho enterramientos diarios, actualmente ocurren entre 16 y 18. La media es 2.4 veces mayor, lo que representa un incremento, aproximadamente, del 143 %. En un mes, de mantenerse constante el ritmo, podrían producirse más de 400 y hasta 540 enterramientos.
Si, en efecto, el aumento de las inhumaciones está directamente relacionado con el incremento de muertes asociadas con las arbovirosis (como es probable), en un escenario futuro de control de la epidemia se detendría el ascenso. En 2024 y según datos de la Oficina de Estadísticas e Información fallecieron en Cienfuegos 397 personas como promedio mensual; aunque no se puede afirmar que la totalidad de los fallecidos fueron inhumados en los distintos cementerios de la provincia.
Muchos sepultureros del Cementerio «Tomás Acea» de la Perla del Sur están enfermos y en su lugar utilizan reclusos para realizar las inhumaciones diarias —un esquema que reproduce el trabajo forzado en el sistema penitenciario cubano—.
La situación actual en Cienfuegos, asegura la fuente, es muy similar a la que hubo durante los años de la pandemia: «enterramientos fuera de horario; están utilizando carros de empresas ajenas a Comunales porque los fúnebres no dan abasto; y han empezado a cavar unas especies de trincheras para utilizarlas como fosas». Estas fotografías enviadas a la redacción de elTOQUE lo demuestran.




Estas imágenes de las fosas comunes que semejan trincheras en el «Tomás Acea» son, quizá, uno de los reflejos más inhumanos de la actual crisis sanitaria en Cuba. Son la premonición de que la malísima gestión gubernamental llega al extremo de multiplicar las muertes en situaciones que pudieron ser controladas. La desidia, la dejadez y no asumir responsabilidades es el síntoma más claro de que el régimen cubano no puede con el país; no puede proteger ni a la gente.










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