En septiembre de 2022 la tasa de cambio CUP/USD del mercado informal presentó la mayor depreciación desde que elTOQUE comenzó a registrar las ofertas de compra y venta en redes sociales. En un solo mes, el CUP perdió un 30 % de su valor en relación con el USD para llegar a la marca de 200 CUP el 2 de octubre. La mayor depreciación anterior a esta se presentó en enero (21 %), cuando la tasa CUP/USD cruzó la marca de 100 CUP.
Agosto había sido un mes agitado para el CUP como resultado de una intervención fallida del Banco Central y del Ministerio de Economía para controlar el mercado informal. Definir una tasa fija de 120 CUP y entrar a sacar USD en un mercado en el que no existe un excedente de divisas agravó el desequilibro cambiario e impulsó la tasa de cambio hasta 150 CUP.
Si bien en los últimos dos meses se ha visto un mayor ritmo de depreciación del peso y una mayor volatilidad en el mercado informal, ello se monta sobre una tendencia subyacente al aumento de la tasa de cambio durante los últimos dos años.
En la tendencia influyen elementos de la economía real. La mayor escasez de productos y de divisas se siente desde finales de 2019. Desde esa fecha se hacen visibles los efectos tanto del endurecimiento de las sanciones bajo la Administración Trump, como del congelamiento de las reformas durante la transición Raúl/Díaz-Canel. Luego, la pandemia obligó a poner en «coma inducido» la mayoría de las economías en el mundo y la cubana no fue la excepción [2]. Pero en el caso cubano, sectores importantes parecen no despertar todavía (entre ellos la agricultura, la industria manufacturera y azucarera, y las exportaciones de bienes).
La economía en su conjunto parece haber tocado fondo sin recuperación posible. Los problemas del sistema electroenergético, la contracción de la fuerza de trabajo por la emigración y la permanencia de notables desequilibrios monetarios y fiscales hacen mella en la capacidad para regresar a los niveles productivos prepandemia. Los daños causados por el huracán Ian se añaden a la seguidilla de malas noticias para la economía.
La situación influye en la constante pérdida de valor del CUP. En las últimas semanas, al parecer se sumó un fenómeno especulativo alimentado por expectativas que promovió la compra de divisas «a cualquier precio».
UNA INTERESANTE MUESTRA DE LA DEMANDA DE DIVISAS
En general, cuando se aprecia una subida de la tasa de cambio en la magnitud y con la velocidad que experimentó desde agosto, hay altas probabilidades de que la demanda explique gran parte del ajuste.
En el gráfico a continuación, se presenta una muestra de la demanda de divisas en el mercado informal de cambio. El equipo de desarrollo de elTOQUE ha recopilado diariamente no solo los anuncios en redes sociales de la tasa de cambio, sino también los montos de USD que los participantes proponen comprar (y vender). Las cantidades que los participantes proponen comprar han sido agregadas en un valor total diario y eso sirve como muestra de la demanda de USD.
A pesar de tratarse de una muestra que solo usa los anuncios virtuales, se distingue cierta coherencia entre la demanda de divisas y la trayectoria de la tasa de cambio. Por ejemplo, la correlación positiva fue muy marcada en enero: se produjo un aumento de la demanda diaria por divisas y eso fortaleció el USD (depreció el CUP). De febrero a mayo, la demanda se mantuvo en los valores más bajos del año y la tasa de cambio se estabilizó.
En junio, cuando la tasa de cambio volvió a retomar con fuerza la tendencia a la depreciación del CUP, coincidió que la demanda de divisas creció (con mayor ímpetu desde finales de julio y hasta mediados de septiembre), como sucedió con la tasa de cambio.
Dos momentos aparentemente atípicos resaltan en el gráfico. Uno es la apreciación de la tasa de cambio a finales de mayo, lo cual ocurrió en la semana que el presidente estadounidense Joe Biden anunció un grupo de flexibilizaciones parciales a los viajes y a las remesas a Cuba. También por esos días el ministro de Economía Gil anunció que comenzarían a vender divisas a algunas empresas estatales y privadas de forma selectiva a una tasa menor a la del mercado informal. Ello parece haber generado cierto optimismo que se reflejó en el valor informal del CUP, aunque solo duró alrededor de diez días.
El otro comportamiento llamativo sucedió en fechas recientes, cuando empezó a manifestarse una correlación negativa entre el valor del USD y la demanda. Desde el 24 de septiembre, el volumen de la demanda de divisas en las redes cayó, mientras que la tasa de cambio sostuvo su aumento. ¿Cómo se pueden interpretar estos datos?
Si se confía en que los datos son una muestra representativa de la demanda de divisas en el mercado cambiario paralelo, y se mantiene la coherencia entre las dos series en el gráfico, la caída de la demanda de USD debería interpretarse como una señal de que hay una menor presión para que la tasa de cambio continúe su depreciación. Al precio de 200 CUP hay menos personas que están dispuestas a comprar USD, y eso, al menos por ahora, puede darle un respiro temporal a la tasa de cambio.
De acuerdo con los datos del gráfico, en febrero sucedió un fenómeno parecido. Tras la caída de la demanda de USD, el tipo de cambio se quedó cerca de 100 durante poco más de dos meses. Pero son muchas las variables que intervienen como determinantes de un tipo de cambio, entre ellas las percepciones y expectativas. Por tanto, cualquier ejercicio de predicción basado en las experiencias históricas siempre tendrá un altísimo margen de error.
TRES DETERMINANTES DE LA DEMANDA DE DIVISAS
Se podría pensar en tres factores principales que han promovido recientemente la demanda por divisas y, por tanto, la desvalorización del CUP: la emigración, la inflación y la pérdida de credibilidad del Banco Central.
El primer factor (emigración) presiona desde hace rato la desvalorización del CUP. El número de cubanos cruzando la frontera sur de EE. UU. sigue mostrando un flujo constante. Las causas en las dos orillas que promueven el trayecto no han cambiado. Por tanto, se puede esperar que los cubanos sigan comprando USD para emigrar y que este siga siendo un determinante importante para el desequilibrio cambiario. Sin embargo, no parece que este fuera el factor de cambio en las condiciones del mercado informal de divisas en los últimos dos meses. Algo nuevo debería poder explicar el aumento significativo de la demanda y del valor del USD en agosto y parte de septiembre.
Dadas las características de este tipo de mercado y los factores que usualmente se asocian a los cambios súbitos en pocos días, los determinantes que podrían explicar mejor la tasa de cambio deberían estar asociados a las expectativas.
Es importante recordar que en el mediano y largo plazos hay elementos fundamentales de la economía real y los equilibrios macroeconómicos que influyen en la oferta y la demanda de USD. Por tanto, condicionan la tendencia subyacente de la tasa de cambio. Entre ellos, se puede mencionar el PIB, el turismo, las remesas y el déficit fiscal. Pero los mercados cambiarios, como otros mercados financieros, tienen la influencia de las expectativas y se mueven muchas veces de forma exuberante a partir de oleadas de optimismo o pesimismo, que pueden ser racionales o no.
Los comportamientos volátiles se refuerzan y retroalimentan cuando actúan los diferentes participantes como grupo. Al fenómeno se le conoce como «efecto rebaño», y por las llamadas «profecías autocumplidas»: si una mayoría cree y actúa en consecuencia de una expectativa de consenso, termina sucediendo. Funciona para los participantes como una confirmación de sus creencias, y los incentiva a actuar de igual forma. Así de manera sucesiva.
Un aspecto de las expectativas en el mercado de divisas se puede asociar a las perspectivas inflacionarias. Los datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, a través de su Índice de Precios al Consumidor (que subestima entre cinco y seis veces la verdadera inflación), evidencian mes tras mes que la inflación se mantiene fuera de control. La inflación y la desvalorización del CUP parecen no tener fin y eso ha calado en las expectativas de las personas.
Como la inflación y la devaluación no se detienen, las personas buscan refugio en una moneda más fuerte para salvaguardar el poder adquisitivo de sus ingresos y sus ahorros. Es decir, demandan USD, EUR y otras divisas para protegerse de la pérdida de valor del CUP. Se percibe también como una opción fácil para ganar dinero especulando con la subida del USD.
Mientras más divisas demandan las personas, más se deprecia el CUP, lo que incentiva a seguir la compra. El comportamiento ayuda a explicar la espiral alcista del USD, nutrida por profecías autocumplidas y efecto rebaño, percibida en agosto y septiembre en el mercado informal.
Tanto la inflación como la devaluación tienen un alto componente monetario, pues dependen de la cantidad de CUP en circulación, los cuales provienen en su mayoría del déficit fiscal. En 2019, el déficit fiscal fue de 6.435 millones de CUP y en 2021 fue de 63.697 millones de CUP. Como consecuencia, la cantidad de dinero en circulación (efectivo más cuentas en los bancos) aumentó en más de tres veces en solo dos años, de 65.028 millones en 2019 pasó a 190.917 millones en 2021 (ver tablas 6.2 y 6.3 del Anuario Estadístico 2021, ONEI).
Son estos los CUP que pueden emplearse para comprar divisas en el mercado informal. Si las personas creen que la inflación seguirá subiendo y que la tasa de cambio se continuará devaluando, emplean una mayor proporción de la cantidad creciente de CUP para comprar divisas.
Pensar que la inflación seguirá subiendo entraría dentro de la categoría de expectativas racionales, porque efectivamente el Gobierno no ha definido un plan de estabilización macroeconómica y el presupuesto del Estado aprobado para 2022 contempla otro abultadísimo déficit fiscal.
Si al escenario inflacionario se añade lo que ha significado en términos de credibilidad la desafortunada intervención del Banco Central y del Ministerio de Economía en el mercado cambiario en agosto, se tiene completa la lista de las tres determinantes que parecen más relevantes en la actual coyuntura.
En agosto quedó claro que el Gobierno tiene poco control sobre lo que sucede en el mercado informal de divisas. El mercado informal de divisas ha ganado vida propia. Menos personas confían en que el Gobierno tiene la capacidad para influir ni en la tasa de cambio ni en la inflación. Ello ocurre, además, después del fracaso de la Tarea Ordenamiento en 2021.
El llamado «desanclaje de las expectativas» es uno de los fenómenos que los bancos centrales evitan a toda costa. Cuando la política económica pierde la credibilidad es mucho más difícil y costoso influir en las dinámicas y decisiones de los actores económicos y los mercados. Cuando los mercados no cuentan con un ancla (que proviene de la confianza en las autoridades económicas y sus políticas), la especulación, las espirales, la volatilidad y las burbujas son normales y frecuentes.
Hay que prepararse, pues, para más cambios súbitos en el mercado informal de divisas, como el de agosto y septiembre, por encima o por debajo de 200. La meseta actual del valor de las divisas tiene bases endebles.
[2] El término de «coma inducido» lo acuñó el premio Nobel Paul Krugman para definir las políticas económicas durante la pandemia en EE. UU.
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