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Mario Fernández, presidente de la ACPBP asegura que un equipo Cuba independiente aglutinaría lo mejor del béisbol cubano. Foto: Cortesía del entrevistado.

Equipo Cuba independiente de béisbol aún aspira a jugar en el Clásico Mundial

18 / abril / 2022

Hay dos cosas que, al parecer, Mario Fernández ama profundamente: el béisbol y las metas difíciles. El empresario cubano es consciente de que su labor como coordinador y presidente de la Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales iniciativa que busca conformar un equipo Cuba independiente de cara al Clásico Mundial en 2023 es cuando menos… quijotesca.

«Este es un camino que, te imaginarás, resulta bien complicado, pero vamos a dar batalla», subraya Mario en entrevista exclusiva con elTOQUE. En las últimas semanas, su nombre ha acaparado titulares como nunca antes, pero pocos conocen cuál es la trayectoria de quien, con cierta sorpresa, fuese designado para llevar las riendas del proyecto que congrega a las principales figuras del béisbol antillano a nivel mundial.

El nacimiento de la Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales

En 2015, Fernández era un exitoso empresario que tuvo la audacia de crear en Chile, un país sin tradición beisbolera, una liga de pelota. El certamen semiprofesional fue patrocinado y llamado como la empresa de software donde fungió como socio GoSocket y contó con la presencia de jugadores venezolanos, colombianos, cubanos y chilenos. La justa tuvo cierta resonancia en Cuba gracias a la presencia de un conjunto llamado Industriales; curioso homenaje de este ingeniero habanero a la escuadra más ganadora de Series Nacionales. 

Su espíritu innovador y la pasión por el béisbol no amilanó tras mudarse de Chile a Miami en 2020. Gracias a la experiencia adquirida en gestión deportiva, Mario visionó una organización que aglutinara a los mejores peloteros cubanos profesionales excluidos de la selección nacional por las autoridades de la isla al calificarlos de «traidores» y «desertores».

La idea encontró total sintonía tras pisar suelo estadounidense. Una rápida conexión con dos glorias retiradas del béisbol cubano, el exlanzador Orlando «El Duque» Hernández, cuatro veces ganador de la Serie Mundial, y el también expícher Eddie Oropesa, quien jugó para Philadelphia Phillies, Arizona Diamondbacks y San Diego Padres, allanó el camino hacia la concreción del proyecto.

Tanto El Duque como Oropesa, dos de los principales rostros de la Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales (ACPBP, por sus siglas en inglés), desempeñaron un papel fundamental para sumar figuras de las Grandes Ligas (MLB, por sus siglas en inglés) como Raisel Iglesias, de Los Angeles Angels; Aroldis Chapman, de los New York Yankees, y; los hermanos Yuli Gurriel, de los Houston Astros; y Lourdes Gurriel Jr., de los Toronto Blue Jays.

«Iglesias se ha convertido en una pieza clave del proyecto entre los peloteros activos. Junto a él, hay que destacar el trabajo de los periodistas Jorge Morejón y Francys Romero, quienes han sido cruciales para contactar a los peloteros», explica Mario Fernández. 

«Por eso, siempre repito que la idea de la Asociación no es mía, sino de todo cubano amante del béisbol que sueña con un equipo Cuba representado por sus mejores exponentes. A todos nos apena la ausencia de los mejores jugadores cubanos en un Clásico Mundial de Béisbol», recalca el empresario.

Intentos frustrados de un «Cuba independiente»

Ciertamente, la intención de conformar un equipo Cuba sin vínculos con la Federación Cubana de Béisbol (FCB) no es nueva. Durante la primera edición del Clásico Mundial en 2006, varios peloteros que militaban en Grandes Ligas tuvieron la idea de armar una escuadra que representara a la mayor de las Antillas, aprovechando la negativa del Departamento del Tesoro a través de su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) de ofrecer permiso para participar al conjunto regido por la FCB.

El intento de una escuadra alternativa fue suprimido rápidamente. La Federación de Puerto Rico amenazó con retirar la sede de su país como anfitrión del certamen si no se concretaba la participación de Cuba; la antigua IBAF, hoy Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC, por sus siglas en inglés), dijo que rescindiría su sanción (reconocimiento oficial) del torneo; y el Comité Olímpico Internacional (COI) sugirió que tal actitud influiría en la capacidad de las ciudades estadounidenses para postularse con éxito a albergar futuros Juegos Olímpicos.

Finalmente, el Departamento del Tesoro otorgó su permiso y las autoridades de la isla se comprometieron a no obtener ninguna ganancia por su participación en el Clásico, ya que serían donadas a las víctimas del huracán Katrina. Cuba terminaría en un sorprendente segundo puesto y con ello quedaban abiertas las puertas a su participación en la justa. La idea de un representativo alterno desapareció.

«Oropesa fue uno de los que intentó armar un equipo independiente en aquella ocasión, pero no contó ni con los conocimientos ni con el apoyo que los veteranos como él están brindando ahora», relata Fernández.

Dieciséis años después, el panorama luce radicalmente distinto. En este lapso, el béisbol de la isla ha experimentado su mayor retroceso en la historia. Mediocres resultados internacionales, pésima organización de la Serie Nacional, carencias económicas, ineficiencias y el éxodo desenfrenado de peloteros han reducido a los mínimos el peso y la influencia de la FCB.

En contraste, la pelota de la isla se fortalece fuera de sus fronteras. Un total de 170 cubanos están ligados al sistema de la MLB, 21 de ellos integraron los rosters oficiales del Opening Day en la campaña de 2022, siendo Cuba la tercera nación en aportar más peloteros extranjeros al «Big Show» por detrás de República Dominicana y Venezuela. Los vínculos entre jugadores activos y retirados son más estrechos y su relevancia como grupo es cada vez más importante para la MLB como para la Asociación de Jugadores de Grandes Ligas de Béisbol (MLBPA, por sus siglas en inglés).

La correlación de fuerzas ha cambiado y Mario lo sabe. Por eso decidió conformar este proyecto «enfocado a desarrollar iniciativas que nos permitan rescatar y enaltecer la esencia del béisbol cubano», y que si bien tiene la mira puesta en el Clásico Mundial del próximo año, apunta a trascender el 2023.

Estrategias de la Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales

Según explica Mario Fernández, la Asociación está conformada por periodistas, especialistas jurídicos y por supuesto, peloteros activos y retirados.

En total, superamos las 80 personas. Actualmente, estamos armando toda la estructura organizativa y estableciendo los requisitos de membresía para los beisbolistas profesionales que deseen sumarse, comenta Fernández.

 La quinta edición del Clásico Mundial se celebrará aproximadamente en un año. De aquí a marzo de 2023 ¿cómo planean conseguir que se apruebe la incursión de un equipo Cuba independiente?

—La primera parte de la estrategia fue hacer una amplia divulgación del proyecto y, hasta el momento, nuestras expectativas han sido superadas. A continuación, entrevistarnos con representantes de la MLB y MLBPA, con quienes nos reunimos en fechas previas al Opening Day. Aún no podemos revelar qué temas se han tratado en las conversaciones, pero pronto esperamos anunciar algo. También platicamos con patrocinadores muy potentes a los cuales les interesaría hacer negocios con la Asociación. De igual modo, intentamos contactar sin éxito a la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC) pero ellos dieron su respuesta, y esa es la posición que esperábamos.

El pasado 5 de abril, en declaraciones exclusivas al programa especializado Bola Viva, de la televisión cubana, el presidente de la WBSC, Ricardo Fraccari, expresó que «las únicas entidades que pueden formar un equipo nacional, utilizar los colores, el uniforme y la bandera son los miembros de pleno derecho, que son las federaciones nacionales».

El posicionamiento no es casual, las relaciones entre el organismo presidido por Fraccari, la Federación Cubana de Béisbol son estrechas. Desde 2015, Antonio Castro Soto del Valle, hijo de Fidel Castro, funge como embajador mundial de esta organización junto al mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador y el veterano dirigente olímpico panameño Melitón Sánchez.

La WSBC posee además los derechos exclusivos sobre las transmisiones internacionales de los encuentros de la Serie Nacional de Béisbol a través de su plataforma Game Time Sport, mientras que su marca asociada, Teammate Sport, es el proveedor oficial de pelotas, equipos y uniformes para el certamen antillano.

A ello se suma que la Federación Cubana decidió que la WBSC fuese su representante en la contratación de peloteros en ligas extranjeras, tras la cancelación del acuerdo entre la MLB y la FCB. El pacto con Grandes Ligas fue rescindido en 2019 por la administración de Donald Trump al considerar a la FCB como una organización dependiente del gobierno de la isla. Al parecer la WBSC no considera lo mismo y se basa en el principio de neutralidad política esbozado en la Carta Olímpica.

Sin embargo, estas relaciones lucrativas bilaterales entre FCB y WBSC podrían contradecir los estatutos del organismo internacional. Por ejemplo, el artículo 1.1 referente a los Principios Generales enuncia que «la WBSC es y seguirá siendo una entidad sin ánimo de lucro y apolítica, organizada como una asociación de acuerdo con lo dispuesto en el Código Civil suizo, parte uno, título dos, capítulo dos».

Lo anterior no hace más que reafirmar que la posición de la WBSC es y será antagónica frente a los propósitos de la ACPBP. Dicha postura dejaría sin efectos las intenciones de la Asociación de Peloteros Cubanos Profesionales, ya que la WBSC constituye junto a la MLB y la MLPA una de las tres entidades que conforman el World Baseball Classic, Inc., empresa encargada de organizar el Clásico Mundial de Béisbol.

No esperamos encontrar aliados en la WSBC, pero sí en la MLB y la MLBPA, porque la mayor parte de los peloteros cubanos profesionales pertenecen a ambas organizaciones y ellas deben velar por los derechos de esos peloteros. Nuestra estrategia es persuasiva, por lo que preferimos mostrar las tremendas oportunidades de negocio que traería la conformación de un equipo cubano con jugadores de Grandes Ligas, y con eso, lograr que se cambien las reglas.

Mario Fernández asegura, sin temor a equivocarse, que la incursión de un elenco antillano de alto calibre aumentaría exponencialmente la asistencia en una de las plazas que registra las peores concurrencias durante la temporada de Grandes Ligas: LoanDepot Park, anteriormente Marlins Park de Miami.

La ciudad, que será sede de tres rondas, incluida la gran final del Clásico Mundial de Béisbol de 2023, podría experimentar una importante derrama económica de concretarse el propósito de la ACPBP. Esto podría ser visto con buenos ojos por parte de la MLB en su estrategia por construir una sólida base de aficionados en el sur de la Florida.

—Una forma de probarlo sería organizando un partido de exhibición entre el equipo Cuba independiente contra otro nacional, ¿no?

 —En el hipotético caso de que no se aprobara nuestra participación en el Clásico Mundial, nosotros le hemos planteado a la MLB y a la MLBPA la posibilidad de realizar juegos amistosos o de preparación contra otros equipos que sí vayan al Clásico. Imagínate el impacto que podría tener en la ciudad de Miami un juego entre Cuba y Puerto Rico o Cuba y República Dominicana. Sería un espectáculo grandioso, con el que queremos demostrar que el béisbol sí es atractivo para la comunidad cubana, y latina en general, en el sur de la Florida. También requerimos autorización para eso, porque los peloteros tienen que ser liberados por las organizaciones de la MLB, ya que se encuentran en la etapa de entrenamientos de primavera. Si ni siquiera nos lo permiten, sería una clara muestra de discriminación en contra de nuestros beisbolistas.

—¿Estas conversaciones con la MLB y la MLBPA tendrían también como objetivo vetar la participación de un equipo auspiciado por la Federación Cubana de Béisbol?

—No era un propósito, pero somos entidades excluyentes. La FCB es ilegítima, no solo por su política discriminatoria, sino porque representa un brazo más del aparato gubernamental y es carente de todo tipo de autonomía. La Federación cubana no es una organización deportiva, sino política, y prueba de ello son las categorías con las que trata a muchos de los jugadores que pasaron o militan ahora mismo en el béisbol profesional: «traidores», «desertores». 

El 12 de abril, la Federación Cubana de Béisbol emitió un comunicado oficial en el que califica a la ACPBP de «engendro creado por enemigos de la Revolución» que de obtener legitimidad «sentaría un precedente nefasto para el desarrollo del béisbol a nivel mundial». Asimismo, acusó a la Asociación de «poseer propósitos marcadamente políticos y discriminatorios, ajenos a los preceptos que rigen el movimiento deportivo internacional».

 El posicionamiento de la FCB señala además que los jugadores que se desempeñan en la MLB «no constituyen excepciones en el propósito de la FCB de convocar a jugadores cubanos residentes en el exterior para determinados compromisos internacionales». Pero no ofrece claridad con respecto a cuándo esto podría suceder. «Llegado el momento, las convocatorias se diseñarán en función de la prominencia del evento y las demandas técnico-tácticas», manifiesta.

—La Federación Cubana participa en el Clásico Mundial de Béisbol con una licencia de la OFAC. ¿Tienen pensado incidir para que se haga una revisión al respecto?

—Sí, lo hemos pensado. No se puede olvidar que la participación de la FCB está condicionada por una licencia de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) y que esta podría ser retirada. Para la MLB es incómodo entrar en temas netamente políticos, es una organización privada, con fines de lucro y su propósito es generar ingresos. Por eso hemos apostado por mostrar las ventajas que tendría la participación de un elenco cubano independiente.

La OFAC cuenta con una amplia discreción para decidir cuándo emitir licencias que autoricen tratos comerciales prohibidos. Este organismo de control financiero puede enmendar o rescindir licencias existentes en cualquier momento, siempre que la decisión esté razonablemente relacionada con cuestiones de política exterior y los tribunales.

Durante la era de Barack Obama, la OFAC dio luz verde al acuerdo entre la Federación Cubana y la MLB basado en el hecho de que el Comité Olímpico Internacional considera al representativo del béisbol en la isla una organización independiente y no gubernamental. No obstante, según el especialista en derecho internacional Eric Beinhorn, los únicos que pueden determinar si la FCB es parte o no del Gobierno cubano son los estatutos y reglamentos del embargo/bloqueo, y no las políticas del Comité Olímpico.

—¿Este proyecto de equipo Cuba independiente sería exclusivo para peloteros que no pertenecen a la FCB?

—No, no excluimos a nadie. Nosotros vamos a abogar porque los mejores representantes del béisbol cubano formen parte de ese equipo, estén donde estén y piensen como piensen.

—O sea, si un Alfredo Despaigne o un Yurisbel Gracial demostraran el rendimiento para sumarse al equipo, ¿podrían hacerlo sin problemas?

—Totalmente, no habría ninguna objeción, los invitaríamos. Además, no solo lo haríamos porque nos corresponde y nos nace, sino porque nos funciona para desenmascarar quién es el que tiene el problema.

Lo cierto es que la Federación Cubana de Béisbol nunca ha tenido impedimentos para convocar para un Clásico Mundial a jugadores pertenecientes al sistema MLB. Las propias regulaciones del torneo establecen que un jugador es elegible si:

●   es ciudadano del país o territorio del Equipo de la Federación

●   es actualmente un residente legal permanente del país o territorio del Equipo de la Federación

●   nació en el país o territorio del Equipo de la Federación, como lo demuestra un certificado de nacimiento o su equivalente.

●   tiene al menos un padre que nació en el país o territorio del Equipo de la Federación

●   presenta pruebas documentales satisfactorias de que se le otorgaría la ciudadanía o un pasaporte en su debido momento, según las leyes del país o territorio del Equipo de la Federación.

No obstante, la organización cubana ha establecido como requisito para formar parte del elenco nacional «cumplir con lo establecido en la política migratoria vigente», lo que impediría a varios peloteros en activo en la MLB poder participar.

—Hipotéticamente, si la solución que se pone sobre la mesa es sentarse a negociar con la Federación Cubana de Béisbol, ¿estarían ustedes dispuestos a ello?

 —Si la MLB nos dice que la solución es hacer un lobby para sentarnos a conversar con la FCB, diríamos que no. Los protagonistas son los peloteros cubanos, tanto activos como retirados y estos últimos son los más frustrados con las autoridades de Cuba. Fueron vetados, expulsados y no les permitieron nunca representar al equipo Cuba. La FCB debería empezar por emitir unas disculpas públicas por las cosas malas que ha hecho contra los peloteros cubanos, lo cual no creo que hagan.

El otro inconveniente es estrictamente profesional. Los peloteros de Grandes Ligas llegan al máximo nivel gracias a métodos de trabajo muy distintos a los que existen en Cuba. A pesar de que en la isla hay entrenadores con un gran talento, muy respetados y queridos por las glorias del béisbol que están ahora en los Estados Unidos, es bien difícil poner en sintonía un modelo tan avanzado como el de Grandes Ligas con el sistema que todavía se emplea en Cuba.

Cada día que me meto más en esto me doy cuenta de la tremenda admiración que tienen los peloteros cubanos activos por aquellas glorias retiradas, como por ejemplo un Bryan Peña, quien resalta como el principal candidato para ser el mánager de este conjunto. Entonces la pregunta sería: ¿negociar con la federación qué? Si las riendas de este equipo deben ser llevadas por los excelentes entrenadores y especialistas que hoy se encuentran en los Estados Unidos, reconocidos no solo por los cubanos, sino por toda la industria de este deporte.

También está el factor extradeportivo. Los equipos necesitan personas que estén vinculadas a la gestión comercial, a conseguir patrocinadores, etcétera. La FCB es una entidad estrictamente gubernamental y no cuenta con esta estructura.

Por tanto, ¿qué podría aportar la FCB más allá de su reconocimiento por la WBSC? Nada. Incluso ese reconocimiento lo consideramos ilegítimo. 

Más allá del Clásico Mundial de Béisbol de 2023

—El proyecto espera trascender 2023.

 —Exactamente, todos los años queremos hacer algo, obviamente no siempre con los peloteros activos de MLB porque no es viable. Aunque esperamos lograr que los liberen una semana en el año para hacer juegos de exhibición. La ventaja que tenemos es que van a estar en buenas manos con profesionales que forman parte del sistema de las Grandes Ligas, y eso es una seguridad para la MLB. Pocos elencos podrían lucir un staff como el del Cuba independiente.

Hemos pensado también en un Salón de la Fama, conformado con el voto de la prensa. Hay muchos periodistas especializados en la Florida que conocen detalladamente el béisbol cubano. 

El periodista Jorge Morejón, quien produjo un documental sobre René Arocha titulado Arocha, el Jackie Robinson cubano, propuso crear el premio al pelotero cubano novato del año y el día conmemorativo en honor a este exjugador, encargado de abrir el camino a muchos peloteros cubanos en la MLB. Otra cosa que queremos hacer es impulsar a Luis Tiant al Salón de la Fama que es también una meta que él quiere alcanzar en vida, y no ha sucedido por el poco respaldo de la comunidad.

Estamos planeando realizar juegos internacionales de veteranos. Hay ideas de efectuar varios partidos en República Dominicana y apoyar económicamente con los ingresos a estos exjugadores tanto de Cuba como de otros países.

—¿Han pensado en organizar una liga que aglutine a muchos de los peloteros cubanos que no pertenecen al sistema de la MLB?

—Sí, por supuesto, aunque aún es temprano para ello porque somos un proyecto muy prematuro. Es una idea que me gusta, y de la cual se ha hablado, aunque no hay un consenso total.

Si las cosas nos salieran muy bien y se generaran otros ingresos, podríamos perfectamente organizar una liga invernal, de hecho, hay incluso propuestas del nombre: Liga Invernal de Miami (LIM). Nos gustaría que fuera con los cuatro equipos profesionales que había en Cuba antes de que se aboliera el profesionalismo: Almendares, Marianao, Cienfuegos y La Habana; en la que participen no solo peloteros cubanos, sino de todas las nacionalidades.

¿Por qué se nos ocurrió ahora? La Serie del Caribe de 2024 será en Miami y si nos ponemos agresivos, en el buen sentido, el campeón de un certamen en esta ciudad puede participar en ese torneo regional.

En Estados Unidos, los patrocinadores entienden muy bien el lenguaje del negocio en el deporte. En particular en Florida, tener ese feeling con la audiencia al contar con peloteros cubanos funcionaría perfectamente.

 —¿Qué queda de cara al futuro próximo?

—La estrategia de divulgación estará enfocada al público en inglés. A veces los cubanos nos enfocamos en contarnos las cosas entre nosotros mismos y no vamos más allá. Eso es un error. A un estadounidense le enseñan que si hablas español eres mexicano y no saben ni dónde queda Cuba ni lo que sucede en la isla. En ocasiones no saben por qué hay tantos cubanos en Miami. Si le contamos bien nuestra problemática al público norteamericano entenderían que es una situación inaceptable. No podemos pretender que lo entiendan si antes no se lo mostramos.

Por otro lado, las reuniones con la MLB son decisivas, y nos estamos preparando para lo peor. Lo bueno es que los muchachos van a estar concentrados en su temporada y, si las noticias no son lo que esperamos, vamos a presionar con todo y tratar de solucionarlo. No te puedo decir qué vendrá, pero sí nos estamos preparando legalmente.

Al final, de lo que se trata todo esto es de enaltecer y redescubrir toda la gloria del béisbol cubano. Que el pelotero cubano, cuando juegue, lo haga con sentido de identidad. 



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Ale

Es como si leyera Granma a la inversa. Que cosa caballero. Que poco criterio.
Ale

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