Foto: Facebook José Daniel Ferrer
«La libertad no la regala nadie, ni cae del cielo»: entrevista a José Daniel Ferrer tras salir de prisión
20 / enero / 2025
José Daniel Ferrer es la figura del momento, quizás es el activista por los Derechos Humanos de Cuba más aclamado por los medios nacionales e internacionales. Hasta la fecha en que transcribo esta entrevista, han sido liberados más de cien presos políticos tras negociaciones de la finalizada Administración Biden, El Vaticano y el gobierno de Miguel Díaz-Canel. La mayoría fueron encarcelados por su participación en las manifestaciones del 11 y 12 de julio de 2021.
Sin embargo, los periodistas corren por las declaraciones de Ferrer, las de sus familiares y allegados. Y no es que el resto de las historias no sean importantes, pero la de Ferrer marca un símbolo de resistencia durante más de veinte años.
Para muchos, este activista es una especie de Maceo moderno. El Titán de Bronce aguantó más de 20 heridas de bala en todo su cuerpo, según los libros de historia; Ferrer ha aguantado más de doce años de prisión en sus 53 años de vida. Es un sobreviviente de la Primavera Negra que se negó a exiliarse; y, aunque el régimen se lo ha propuesto en varias ocasiones, él sigue afincado en su tierra. Ni siquiera se muda para la capital del país.
En esta ocasión, Ferrer se mantuvo firme durante tres años y medio resistiendo los maltratos físicos de la dictadura. La mayor parte del tiempo en celdas de aislamiento, víctima de las más crueles torturas psicológicas, pero dice que no va a claudicar. No todos los luchadores por una causa están dispuestos a llevar sus principios hasta las últimas consecuencias, afectando incluso a la familia más cercana.
«Ese es el costo más caro y más cruel que pagamos en este tipo de lucha por la libertad y la democracia: la separación de la familia, la separación de los hijos, el no poder estar presente durante su crecimiento, el no poder acompañarlos a la escuela. Una de las cosas por las que lucho es porque los niños en Cuba, y todo el que estudia, tengan escuelas verdaderamente respetuosas y no centros de adoctrinamiento político».
«Verdaderamente es muy doloroso, pero para que un pueblo despierte de tantos años de un régimen tan oprobioso como este, algunos tenemos que pagar un alto costo de sufrimiento. La libertad no la regala nadie, ni cae del cielo. Hay que luchar por ella y cuesta muy cara. Decía José Martí sobre la libertad: “hay que decidirse a comprarla por su precio o resignarse a vivir sin ella”».
La figura de Ferrer ha sido atacada con campañas de descrédito por parte de los medios oficiales y en redes sociales en cuentas afines al Gobierno. Sin embargo, en Santiago de Cuba todos lo conocen. Santiago es la ciudad donde nació la revolución cubana y donde vive el opositor que busca revolucionar el régimen político vigente hace 66 años. José Daniel lamenta que, en medio del entusiasmo de volver a pisar su casa, a nadie se le ocurrió filmar el recibimiento en su barrio.
«Amigos, activistas y vecinos inmediatamente empezaron a llegar a acá. Tengo todavía a uno de esos amigos que llegó hace un rato, y a dos señoras que acaban de irse, porque no podía apenas conversar con ellas por atender estas entrevistas que son de vital importancia para la causa».
La situación de Cuba es diferente a la que había hace tres años, muchos periodistas y activistas se han tenido que exiliar. ¿Cómo piensa continuar su activismo? ¿Qué acciones tangibles cree que puede hacer a modo personal y como líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU)? ¿Qué planes tiene para su futuro?
En la medida que he estado restableciendo las comunicaciones, estoy observando y actualizándome, porque como acabas de decir, Cuba no es la misma de hace tres años y medio. Muchos han emigrado, miles. He visto algunos datos oficiales de cómo ha decrecido la población cubana actual, los cuales muestran que es comparable con la del año 1985.
Estoy haciendo lo que diría hace más de 2 500 años atrás el chino Sun Tzu, uno de los más grandes estrategas de la humanidad: La observación, estoy observando el máximo posible; pero sin dejar de establecer contactos para pensar y pedir consejos, e intercambiar opiniones con todo el que pueda, para llegar conclusiones más claras, precisas, adecuadas, de qué es lo que debemos hacer.
Ahora, lo que debemos hacer, es lograr una mayor unidad y consenso entre las diferentes fuerzas y actores de la sociedad civil, estén donde estén. Y entablar la mejor comunicación posible con muchos amigos en Estados Unidos, Europa, América Latina y hasta en Australia y otras partes del planeta.
Cuba es un país con una crisis económica, política, social y, aunque salga el Gobierno, deja un desastre que hay que paliar. ¿Qué estrategias ustedes han pensado desde antes para una Cuba futura?
En cuanto a esto, te repito, tengo que seguir conversando y actualizándome de qué ha estado haciendo el Consejo para la Transmisión Democrática en Cuba, porque estoy totalmente desinformado en muchos aspectos y he perdido, durante tres años y medio, la comunicación casi total con todos sus miembros.
Todo pasa por el grado de legitimidad que logremos alcanzar ante el pueblo cubano. En la medida que el pueblo nos identifique, o reconozca como actores proactivos y vitales en el proceso de transición hacia la democracia en Cuba, podremos poner en práctica los mecanismos necesarios para conseguir el apoyo y la legitimidad internacional necesaria para llevar a Cuba lo más pronto posible a elecciones libres y democráticas, con toda la garantías necesaria.
La labor de reconstrucción es titánica. La destrucción de nuestra nación es palpable todos los días en todo el territorio nacional; así que la labor será mucho más compleja que aquellos famosos trabajo de Hércules, según la mitología griega.
En una reciente entrevista para el medio independiente El Estornudo, usted ha dicho: «Yo no tengo tiempo para vender tomates ni sembrar lechugas, mi tiempo es para luchar por la libertad». Usted tiene familia y un hijo pequeño. En estos momentos, dedicándose solamente al activismo, cómo puede mantenerse tanto a sí mismo como a su familia.
Yo tengo un acuerdo con mi hermano Luis Enrique Ferrer y mi hermana Ana Belkis, desde que salieron al exilio en 2010, de que ellos se esforzarían al máximo para garantizarme los alimentos, ropa y medicinas que necesiten tanto mi familia como yo. Mis gastos son mínimos porque yo no fumo ni tomo. Mis placeres están en el cine y la literatura. Con el apoyo de mi familia, me es suficiente.
Por una cuestión de principios y de dignidad, descubrí hace rato que yo, con videos filmados y editados por mí, hablando sobre la realidad cubana, puedo monetizar en YouTube y así mantener y darle comida a los ancianos del barrio y a quien solicite ayuda.
Cómo era el día a día en la prisión
No siempre era igual. Había momentos más tensos donde me daban una golpiza y me mantenían incomunicado durante semanas que ni los carceleros se comunicaban conmigo, pero había momentos en que lograba sacarles algunas palabras. Los guardias tenían mucho miedo a comunicarse conmigo. Hay guardias que simpatizan con la causa de uno y están ahí obligados, porque hace dos años pidieron la baja y le han dicho que no se la pueden dar porque no hay personal para ocupar ese puesto. Y ellos tienen que seguir trabajando ahí, obligados, hasta que un día el Ministerio del Interior decida que ya puede darle la baja. Ellos tienen miedo de quedarse en su casa sentados, porque los acusan de deserción y terminan en una prisión.
En este tiempo en prisión tuviste algún problema con los presos
Yo estuve tres años y cuatro meses en total aislamiento y ningún preso se podía acercar a donde estaba. Algunos presos lograron burlar ese aislamiento, subiéndose al techo o corriendo el riesgo de que les dieran una paliza terrible (a varios se la dieron por eso), o hablándome a través del sótano de la prisión.
Esto ocurría, digamos, una o dos veces en el mes, cuando había un intrépido que lo hacía. Podían pasar dos meses y no me llegaba ninguna comunicación de ninguno. Nadie podía acercarse, pero a partir del 22 de noviembre pasado, es decir, a los tres años y cuatro meses, me sacan de mi aislamiento y me ponen a convivir con siete presos comunes.
Todos eran muy temerosos, incluso la mayoría colabora con la policía política, y con los carceleros, aunque, cuando se trata de alguien con mis características, terminan convirtiéndose muchos en doble agente; lo mismo me sirven a mí que sirven al enemigo. El segundo día hubo que sacar a uno porque me estaba robando los alimentos que yo de buena fe compartía.
¿Hay algo que quieras añadir? ¿Algo que quieras decirle a los cubanos?
Quiero decirle a mi pueblo que no tengan miedo a luchar por sus derechos, por su dignidad, por su libertad, por su bienestar, por el suyo y de sus familiares. Que no tengan miedo a enfrentarse al opresor, que cada vez es más débil, cada vez tiene más miedo y su fuerza solo es posible, si nosotros nos mostramos débiles. En la medida en que nos unamos y lo enfrentemos con firmeza, con coraje y valor, el poder de la tiranía desaparece.
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