La llegada del toletero habanero y exligamayorista Yasmany Tomás a la 62 Serie Nacional de Béisbol (SNB) para integrar la escuadra de los Industriales desató la polémica entre los aficionados y puso a los directivos del deporte en la isla ante sus cuentas pendientes.
Tomás, quien se encuentra entrenando en La Habana en esta semana del primero de junio, habría dejado claro que su inclusión en el equipo azul tendría que pasar por alto el requisito de «repatriación» que imponen la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y el Gobierno. El capitalino quiere jugar béisbol en la isla, pero sin tanto papeleo para certificar lo que se «cae de la mata», que es cubano.
En noviembre de 2021, Juan Reynaldo Pérez Pardo, presidente de la FCB, señaló a Radio Rebelde que ellos mantenían la «intención» de reintegrar en el sistema beisbolero a los peloteros «que se repatrien». El funcionario añadió dos requisitos más: no haber abandonado ninguna delegación en el exterior y «no haberse pronunciado en contra de la Revolución».
El reglamento de la 62 Serie Nacional, actual campaña beisbolera en la isla, detalla claramente que los jugadores cubanos radicados en el exterior podrán incorporarse «una vez concluido su proceso migratorio y previa solicitud de la provincia y aprobación de la Comisión Nacional (CNB)».
«Al equipo que, violando las indicaciones expuestas en este epígrafe, permita jugar al atleta no autorizado, se le confiscarán todos los partidos en que este haya participado», advierte la norma para la actual temporada beisbolera.
En 2022 se dio el caso de un pelotero de los Gallos de Sancti Spíritus, Alexis Miguel Varona, quien se pasó ocho meses en la banca a la espera de que su dilatado proceso de repatriación tuviera una resolución favorable. Varona tenía el traje de los Gallos y las ganas de jugar (luego de una estancia de cuatro años en República Dominicana intentando llegar a las Grandes Ligas), pero estuvo todo el tiempo sin entrar al terreno debido a su «limbo migratorio».
El capitalino podía integrar equipos en la Serie Nacional, hospedarse en hoteles, votar e incluso comprar en la bodega con la libreta de abastecimiento, pero no podía jugar de manera oficial.
El seleccionado de Cuba en el V Clásico Mundial de Béisbol también dejó otra visión sobre el tema de la repatriación, pues los ligamayoristas como Yoan Moncada o Luis Robert Jr., de los Chicago White Sox, entre otros, integraron el team sin necesidad del trámite burocrático. Cuando en apariencia también se exigía el proceso para vestir la camiseta del Cuba.
«Para que puedan representar a Cuba internacionalmente tienen que estar nacionalizados cubanos», señaló el federativo Pérez Pardo en 2021.
Evidentemente, para el V Clásico se saltaron todas las normas. El caso Yasmany Tomás vuelve a poner en revisión una política arcaica que solo traba el normal desarrollo de los cubanos de la diáspora con su patria. Un análisis que hasta la prensa oficialista ha pedido en las últimas semanas. ¿Porque es un pelotero de Industriales? Bueno, eso es «harina de otro costal».
«Es incomprensible y hasta contraproducente que peloteros no repatriados nos representaran en el último Clásico Mundial. (…) Es decir, ¿se puede representar a Cuba sin haberse repatriado y no se puede jugar la Serie Nacional sin esa condición?», cuestionó en un artículo reciente en Trabajadores el reportero Joel García.
El periodista del oficialismo cargó contra una norma que calificó de «rigurosa» y que es solo un trámite burocrático más; pues en «la concreta» los peloteros cubanos siguen radicados fuera de la isla y solo se pasan dos o tres meses jugando pelota en Cuba.
«¿Por qué frenar ese impulso con la “cuña de la repatriación obligatoria”? ¿Acaso no aumentaría el poder de convocatoria de la propia Federación Cubana de Béisbol y mejoraría más el espectáculo de las Series Nacionales que vinieran quienes quisieran jugar solo cumpliendo el reglamento?», cuestionó García.
El periodista deportivo cree que sin la norma migratoria «muchos más pudieran venir en el béisbol y otros deportes».
No le falta razón. Más allá del cansino verso del «robo de talentos», lo que sea papeleo y trámites extras para el simple oficio de jugar béisbol en tu país de origen representa un freno a los otros establecidos («escasez de bates, de pelotas; pésimos horarios; falta de transportación y mala alimentación»).
Esta semana de inicios de junio de 2023, el directivo Pérez Pardo cambió un poco el tono de sus discursos anteriores y aseguró que Tomás era del interés de la CNB para los venideros Juegos Centroamericanos a celebrarse este año en El Salvador.
Sobre las «aspiraciones» de Tomás y otros atletas no repatriados de jugar en la Serie Nacional, el funcionario del béisbol prometió que en «el país» se evalúan «propuestas de modificaciones» que se presentarán para el reglamento del béisbol y «en decretos leyes que rigen la actividad deportiva».
Mientras tanto, el anhelo de miles de aficionados y el interés de un pelotero de alto calibre como Tomás se va diluyendo en «análisis, reuniones y cadenas de mando». En Cuba, la «pelota es redonda y viene en caja cuadrada» y es dirigida por mentes «más cuadradas aún».
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