Pequeño diario electoral

Foto: VenteVenezuela / X.

Pequeño diario electoral

31 / julio / 2024

(I)

22-7-2024

Recta final. Cuando comienza la semana de la elección presidencial. Inicio un diario para contar, desde mi rincón particular, una historia que nos supera. Nada más arriesgado para la vanidad que un diario. Si nadie tiene la caridad de aniquilarlo, él conservará por años —y más en estos tiempos de difusión universal— la miopía, los prejuicios, los errores y sobre todo las predicciones fallidas de su autor. Pero al menos tendrá el sabor de lo vivido.

Hace unos días llegó a nuestra comunidad la petición de una organizadora local de larga data. Hace falta el aporte de los vecinos para la logística de los testigos y miembros de mesa. La lista es larga, desde pasta y atún hasta papel higiénico.

Pocos días después, al llevarle mi (pequeño) aporte, una persona se queja de la escasa respuesta de los vecinos. «Esto no es de los Partidos. Ellos no hacen como antes. Esto es de los mismos ciudadanos y si nosotros no lo hacemos...».

La semana pasada se multiplicaron las encuestas de todo tipo y, en paralelo, los afiches de Maduro y los candidatos alacranes en las calles. A veces quiero encontrarle excusas a alguno de ellos y pienso que quizá estarán sometidos a chantaje; a uno lo amenazan con arruinarlo, a otro con matarle otro hijo. Quizá soy demasiado ingenuo.

En mi barrio de clase media, pocos vecinos han colaborado, pero todavía se siente frío el ambiente. Ni siquiera me consta que exista uno de los «comanditos» de la campaña opositora, porque al parecer el mecanismo para incorporarse es un mensaje a un número telefónico. ¿Será que la gente, cansada, decidió echar sobre las espaldas de los activistas el peso de la campaña y, sobre todo, la defensa del voto? ¿O mi entorno es más bien excepcional por su pasividad?

Las personas especulan sobre si «dejarán o no dejarán» ganar a Edmundo, a pesar de la gran ventaja que le asignan las encuestas serias. Estamos tan inmersos en este mundo al revés que no nos damos cuenta de lo extraño que es ir a votar sin saber si el que gana ganará y el que pierda perderá; que 4 millones de electores —empujados a irse del país para sobrevivir— no puedan votar simplemente porque el régimen así lo dispuso; que el organismo electoral es un apéndice del Gobierno. Iguales o peores razones que las que tuvimos para no votar en 2018 valen hoy y, sin embargo, apostamos porque no tenemos algo que perder. 

Cuando la realidad está desquiciada, ¿cómo extrañarse de que las ideas también lo estén? Circulan toda clase de teorías conspirativas, algunas optimistas, otras catastróficas. Como todos, tengo las mías, de ambos tipos. La primera es que existe un acuerdo, producto de conversaciones secretas con lo que llaman la «comunidad internacional», por el cual la plana mayor aceptará la derrota a cambio de un exilio dorado e impunidad por sus crímenes; la segunda es que, como hicieron ante la victoria opositora en las elecciones para la Asamblea Nacional en 2015, aparentarán aceptar la derrota para anularla en la práctica lo antes posible. 

Imagino una inhabilitación de González Urrutia y una acusación penal contra María Corina Machado con cualquier excusa banal, la persecución a la dirigencia opositora y la creación de un «vacío de poder» al terminar la presidencia de Maduro, que sería ocupada —según la Constitución— por el presidente de la Asamblea Nacional. 

Tanto unas como otras hipótesis tienen de pivote desconocido la actitud de las Fuerzas Armadas, un enigma al que también pretendemos dar respuestas que van desde las más ingenuas hasta las más siniestras. Algunos dicen, observen cómo se van a comportar los militares en los centros electorales. Porque (tal vez quienes viven en países normales no lo saben) desde hace muchos años los centros son «custodiados» por pequeñas brigadas, generalmente al mando de un capitán o mayor cuyo rol formal es proteger a votantes y funcionarios, pero que casi siempre se inmiscuyen en la organización del proceso y hasta se permiten dar órdenes a los miembros de mesa. 

La última vez (hace muchos años) que se me asignó el papel de funcionario electoral (presidente de una mesa), mi jornada fue —desde el amanecer hasta entrada la noche— una continua discusión y enfrentamiento con el militar que pretendía decidir por nosotros para favorecer, ¿hace falta decirlo?, al chavismo. Me imagino a los funcionarios electorales, este fin de semana, tratando de escrutar en las expresiones de los oficiales, como hacían los antiguos con los oráculos, el destino de nuestra voluntad.

II

23-7-2024

Lula es el hombre del día. Su declaración según la cual «le asusta» que Maduro amenace con un baño de sangre en caso de perder la elección, le ha traído elogios y reconocimiento de una oposición que nunca lo ha apreciado. El Brasil de Lula y Dilma se benefició enormemente de las oportunidades de negocios que le abrió Chávez. Delegaciones iban y venían, se firmaban acuerdos entre Estados y empresarios y todos felices hasta que faltaron los recursos. En ciertos círculos llaman a Lula «el cobrador de Odebrecht», porque cada vez que la deuda impagada de Venezuela con el gran contratista excedía ciertos límites, aparecía el entonces expresidente con su sonrisa, su bonhomía y las facturas bajo el brazo. Ojalá no veamos a Lula decir la próxima semana que la oposición debe aceptar su derrota en las limpias elecciones de Venezuela.

Los testigos principales de la oposición ante el CNE (Consejo Nacional Electoral) denunciaron hoy que está seriamente bloqueada la emisión de credenciales para los testigos opositores en las mesas electorales. Que han intentado comunicarse directamente con el consejo. Que también han probado los canales regulares. Que no los atienden. Que nadie los oye a pesar de que en el directorio del CNE hay dos rectores que son considerados afines con la oposición. Los testigos son el único recurso para demostrar los resultados en cada mesa y evitar un fraude masivo. 

Alguien puede haber dado los complicados pasos para convertirse en testigo, que incluyen la obligación de tomar un curso y hasta aprobar un examen (¿habrá algún otro país donde ocurra esto?) y aparecer reconocido como tal en la página del CNE, pero sin la hoja de papel que lo acredita, el soldadito que cuida la puerta no lo dejará entrar al centro de votación. La «dificultad técnica» es similar a las que impidieron a cientos de miles de venezolanos en el exterior inscribirse para votar; pero es infinitamente más grave, puede ser el pivote central de la operación fraude. Sin testigos opositores en las mesas, se puede hacer votar a electores ausentes y las actas impolutas demostrarán una supuesta victoria oficialista.

Hoy, Delsa Solórzano hizo un nuevo llamado para que los ciudadanos se incorporaran de voluntarios para apoyar a los testigos y miembros de mesa. Independientemente de lo que pase el domingo, Delsa habrá consolidado su imagen como política seria y consecuente. No me atrevo a decir que está sentando las bases para su futuro liderazgo, porque aquí no funcionan los mecanismos normales para construirlo; no hay carrera política ni continuidad entre los escalones que construyen un liderazgo. Un líder puede empezar su carrera en un Partido y pasar por tres o cuatro más, incluso uno fundado por él mismo, si es que no termina preso, exilado o cooptado por el régimen. Las décadas recientes trituraron decenas de liderazgos que mostraban potencial. Quizá algunos puedan recuperar su carrera política. Otros, espero que no.

Gracias al llamado de Delsa, decidí inscribirme en el voluntariado para dar algún apoyo logístico durante estos días. Un poco tarde, lo reconozco. La inscripción es relativamente fácil, pero en el momento de entregar los datos básicos me asalta el miedo. ¿En manos de quién caerá la información? Edad, ¿será para saber si uno es apto o demasiado viejo? Correo, teléfono y, no entiendo por qué, las identidades en medios sociales. 

Curioso que un señor que se pasó media vida hablando de participación y sociedad civil, que formó parte (brevemente) de Partidos y organizaciones ahora se atemorice de participar en una actividad electoral en teoría legítima, legal y deseable. Claro, a un voluntario anónimo más no le va a pasar algo. Pero otro dato alucinante que ni nos asombra es que, según la denuncia de la ONG Laboratorio de Paz, se han producido 76 detenciones arbitrarias de militantes opositores desde el inicio de la campaña electoral el 4 de julio de 2024.


En la tarde, asisto a una reunión con Gente Importante, que a su vez conoce a otra Gente todavía más Importante. Uno de ellos comenta su reunión con una ONG internacional, cuyas siglas por fortuna he olvidado. Según los representantes de la organización, lo más probable es una victoria de Maduro, lograda por medio del aumento de la abstención. Les preocupa que los sectores «radicales» (así llaman a los partidarios de María Corina Machado) se movilicen desde temprano —es decir, antes del resultado oficial— para reclamar el triunfo del candidato opositor. Se ofrecen para establecer un diálogo y negociaciones que eviten un conflicto grave. Yo me pregunto, ¿acaso en los países donde ellos viven, votan y eligen a sus gobernantes la gente no sale a celebrar cuando hay indicios confiables de un resultado, sin esperar los oficiales, que por lo demás nunca se atrasan por horas y hasta días, como es en el caso en Venezuela?

III

24-7-2024

Falta un día para el cierre de la campaña y cuatro para la elección, pero se siente casi normalidad en la calle. Hoy, día feriado, los únicos indicios de tensión fueron las colas en las gasolineras y el lleno de los mercados. Por lo demás, la gente sigue sus rutinas como si no estuvieran tantas cosas en juego. Mañana, siguiendo la tradición, cierran ambas campañas en Caracas. La de Maduro anuncia que recorrerá la ciudad por el lado norte, mientras que la de González se concentrará en Las Mercedes, al sur del río Guaire. La voluntad del régimen de imponerse dueño de los espacios donde viven los sectores populares —impuesta a sangre y fuego— terminó por ser aceptada en forma realista por la oposición, a pesar de que la segregación no corresponde con las actitudes políticas. Delimitados los territorios, no se esperan enfrentamientos.

La amenaza producida por la dificultad para imprimir las credenciales de los testigos fue resuelta casi de forma milagrosa, después de la presión insistente de la oposición y, según Delsa Solórzano, de la ayuda de los dos rectores pro oposición del CNE. Hay un patrón en la actitud del régimen hacia el proceso electoral, obstaculizar lo más posible para ceder a última hora. Así pasó con la candidatura, después de impedir arbitraria e ilegalmente la inscripción de la candidata ungida por María Corina, en el último momento terminaron por aceptar la de González Urrutia, pensando quizá que así dividirían más a la oposición. Es una lucha de desgaste, como siempre lo ha sido, y de estímulo a la división, pero esta vez no tuvo éxito. Los candidatos falsamente opositores han resultado mal negocio; aunque nos atormentan en la radio con los nombres de los antiguos grandes Partidos hoy controlados por el Gobierno, sus números son insignificantes en las encuestas.

La avalancha de desinformación no cesa. Entre los ejemplares de hoy estuvo un video de una cursilería monumental cuya protagonista es una supuesta hija de María Corina y unas también supuestas declaraciones de Pepe Mujica insultando a Maduro. Lo increíble es la velocidad con la que circulan, impulsadas por la ingenuidad sin límite de muchos opositores.

¿Usted dijo que piensa salir el 28 a defender el voto y la victoria opositora? Un momento, mire esto: «Activamos la Resolución 072 del Ministerio de Defensa y de la cartera de Relaciones Interiores, Justicia y Paz [en la que] se establece que habrá un estricto control fronterizo de personas, suspensión del porte de armas de fuego, prohibición del expendio de bebidas alcohólicas, reuniones y manifestaciones públicas», expresó Remigio Ceballos Ichaso, vicepresidente de Seguridad Ciudadana. Si sale, estará violando una orden explícita y podrá ser reprimido. Pero ¿alguien le hará caso a la amenaza?

Voluntario tardío, he sido incorporado a la red del estado Miranda junto con más de 50 personas que pidieron inscribirse desde ayer. ¿Cómo harán para controlar las identidades y evitar infiltrados? Si los voluntarios tenemos miedo, los organizadores también y con razón. Esperaré instrucciones.  

IV

Jueves 25 de julio

Casandra y Pangloss

Apolo otorgó a Casandra el don de predecir el futuro, pero después la castigó condenándola a que nadie creyera sus profecías. El profesor Pangloss de Voltaire presencia y sufre espantosos horrores sin perder su convicción de que «todo está bien en el mejor de los mundos posibles». En la Venezuela de los últimos 30 y tantos años, a las Casandras les ha ido mucho mejor que a la de Troya y, en cambio, los Pangloss tienen muy mala reputación. El lema del venezolano actual podría ser: en caso de duda, opte por la peor hipótesis y probablemente acertará. 

Recuerdo a los Pangloss de 1998 decir «sé que Chávez tiene rasgos preocupantes, pero, si lo hace mal, en cinco años votamos y lo sacamos». Mientras tanto, las Casandras de aquella época nos mordemos los labios para no repetir «se los dije» a diestra y siniestra. Pero también, en medio de la confirmación incesante de los escenarios más negativos, un discreto panglossiano podría respondernos: «ustedes decían que nos íbamos a convertir pronto en otra Cuba. Si esto fuera otra Cuba no estaríamos al borde de una elección que puede vencer al régimen». Es cierto. Se ha discutido mucho en círculos políticos y académicos sobre las razones de la diferencia, que son muy complejas para tratar aquí. Pero las Casandras, recordando otros momentos en que las ilusiones vencieron la razón, no nos atrevemos a la esperanza.

El drama de los testigos no fue tan milagrosamente resuelto como parecía ayer en la panglossiana entrevista que dio Delsa Solórzano a CNN en Español. Esta mañana se recibieron en el grupo de voluntarios del estado Miranda varios mensajes de testigos preguntando por sus credenciales. Uno de ellos, descorazonado, dice que no logra ubicar al responsable de su credencial y que dejó «eso así». Se forma un largo debate sobre el tema y los coordinadores reconocen que el retraso «técnico» del CNE para emitir las credenciales afectó el sistema. Dicen que en el peor de los casos las credenciales serán entregadas mañana en los centros de votación, una hora antes de instalarse las mesas. Después de varias horas de tensión, el tono va cambiando y se multiplican los mensajes de apoyo a la coordinadora nacional de voluntarios, Gaby Santander, y al de Miranda, Ricardo Millán.

Los ataques sistemáticos del chavismo contra María Corina la presentaban de esencialmente radical y vengativa, dispuesta a ordenar represalias contra quienes fueran afines al actual régimen. Después de tantos años de tratar de inculcar la imagen entre sus seguidores, en lugar de aprovecharla en una campaña electoral, la desperdiciaron al inhabilitarla para competir. La consecuencia es que la selección de un candidato opositor cuya imagen es la de un hombre amplio, pacífico y conciliador parece haber disminuido la resistencia de muchos chavistas blandos de votar por la oposición.

Los «ferieros» se han convertido en un componente habitual de las grandes ciudades del país. Se trata de productores agrícolas andinos —en especial del estado Táchira— que cada semana viajan a Caracas y otras ciudades principales para vender sus productos a los consumidores de manera directa y a precios que aparentemente son competitivos con los de otros proveedores. Esta semana oí a uno de ellos comentar que la próxima no emprenderán el viaje porque temen que algunos sujetos que no definió «van a hacer guarimbas, tirar piedras, atravesar troncos en la vía». 

Cierre de campaña de María Corina (¡perdón!, de Edmundo) en Caracas. No es el mitin habitual de las campañas políticas. Las restricciones económicas y políticas han impedido que se monte una gran tarima central y equipos de sonido que lleven lejos los discursos (a pesar de estar en un municipio controlado, en principio, por un Partido opositor). Así que el candidato, su esposa, algunos dirigentes políticos y la que todos quieren ver y tocar, van circulando lentamente por una larga avenida sobre la plataforma de un camión, saludando, dando microdiscursos ocasionales a los pocos que pueden oírlo. 

El recorrido se convierte, literalmente, en una procesión que iguala o supera a cualquiera de la Semana Santa, con tanto o más fervor religioso que ellas, y con las luces de los celulares haciendo de velas votivas. María Corina es a la vez madre protectora, ángel vengador y Moisés que traerá al pueblo disperso de regreso a su tierra prometida. Sin ser especialmente devoto, el venezolano parece necesitar otorgarles cualidades sobrenaturales a sus líderes para poder creer en ellos; creer que no son «como los demás políticos», que son tan incorruptibles como los santos que siguen incólumes después de varios siglos. Así fue con el otro, que no resultó tan santo.

VI

27 de julio

El pobre Luis XVI ha llevado mucha leña por escribir en su diario «nada reseñable» un cierto 14 de julio. Pero al escribirlo no hacía más que ser coherente con sus prioridades. Ese día no había podido salir a cazar, su principal interés, así que nada había en sus alforjas.

Este cazador ha pasado el día recorriendo fuentes de información institucionales e informales y casi podría emular al monarca y evitar que los lectores pierdan el tiempo. Sin embargo...

Los rivales están detenidos frente a frente, listos para la batalla inevitable. En principio es una batalla sin otras armas que los votos, pero cada centro de votación es un cuartel en miniatura, ocupado por soldados con armas de guerra capaces de producir una masacre en pocos segundos, que obedecen órdenes del funcionario del CNE o de sus superiores militares. Lo primero que tiene que hacer el votante que pretenda entrar al centro es presentar su cédula de identidad al soldado, que tiene la autoridad para dejarlo o no pasar.

Se pueden extraer conclusiones contradictorias sobre la actitud de los integrantes del Plan República de los numerosos videos compartidos en las redes sobre incidentes ligados a la instalación de mesas. Por una parte, es clara la complicidad con el oficialismo en las instalaciones prematuras de mesas y en las trabas a la entrada de testigos opositores; pero por la otra, se observa una cierta reticencia a imponer el orden violentamente cuando las pasiones se han desbordado. Si además, como nos dicen nuestros líderes, los incidentes han sido extremadamente minoritarios, el oráculo militar sigue siendo una cifra.

Foto: VenteVenezuela / X.

El Comité de Derechos Humanos de Vente Venezuela denunció que, desde la madrugada de hoy, se habían presentado patrullas de cuerpos de seguridad en las inmediaciones de las viviendas de algunos de sus dirigentes con el fin de intimidarlos. No hubo invasión de hogares ni detenciones. Pareció más bien una amenaza o advertencia, como las que acostumbran a hacer las fuerzas de represión en Cuba contra los opositores

Pero no fueron solamente amenazas. El diario TalCual informa sobre la detención de Humberson López, dirigente de Vente Venezuela en el estado Miranda. También fue allanada la vivienda de un dirigente del Comando con Venezuela en el estado Carabobo. En San Antonio del Táchira fueron vandalizadas con pintura y mensajes amenazantes varias viviendas y una clínica.  

La rabia. Una constante en los videos compartidos sobre las irregularidades del día de ayer es la rabia e indignación por los abusos cometidos. Pero no es una rabia de hoy, del momento. Es un resentimiento acumulado por largos años de humillaciones, opresión y ostentación de los poderosos. Si mañana no se respetan los resultados, la rabia puede llevarse por delante a personas e instituciones que hoy se sienten invulnerables.

Pequeño diario que fue electoral y ya no lo es 

(VII)

28/29 de julio

Las señales estaban ahí. Desde el día de la instalación de las mesas, el viernes 26 de julio, numerosos testigos opositores denunciaron que se les negaba la entrada a los centros por supuestos problemas con las credenciales; problemas creados por el CNE, que las había emitido. Menos testigos, menos actas, menos pruebas. 

A las 5:52 a. m. del domingo, primera alarma. Un testigo del grupo de voluntarios de Miranda dice: «Buenos días. Los miembros y testigos de mesa (…) estamos en el proceso de constitución de estas; sin embargo, uno de los operadores Osi informó que no habrá conteo de votos ni entrega de chorizo a ningún testigo». ¿Osi? ¿Chorizo? ¿Qué es eso? Para quienes no están familiarizados con la terminología electoral venezolana, el OSI es el «Operador del Sistema Integrado». Es decir, el técnico encargado de manejar la máquina electoral, funcionario del CNE y con toda probabilidad más interesado en mostrar lealtad a sus jefes que en la transparencia de la elección. El «chorizo» es el nombre que se da al acta de votación impresa, porque suele ser un largo y estrecho trozo de papel en el que se asientan los nombres de los candidatos y los votos obtenidos.

Durante el día se repitieron mensajes de este tipo provenientes de los testigos y la respuesta obvia de los coordinadores. La entrega de las actas a los testigos está explícitamente contemplada en la ley y los reglamentos electorales. «Exijan el acta», «nadie se va sin las actas», «sean firmes». 

Otra estrategia oficialista fue el retardo en la apertura de muchas mesas; las excusas: fallas en las máquinas de votación y la ausencia de algunos miembros de mesa o del coordinador del centro. Sin embargo, en la gran mayoría no hubo grandes problemas y María Corina Machado informó que para la 1:00 p. m. había votado más del 40 % del padrón, unos 9 millones de electores. Desde mucho tiempo antes, los analistas del proceso coincidían en que el nivel de participación era la variable clave —mientras mayor fuera este, la candidatura de Edmundo González tenía mejores posibilidades—. Por su parte, algunos pseudoneutrales ponían sus esperanzas en la abstención opositora y en la movilización del «aparato» del PSUV para confiar en un triunfo «sin trampa» de Maduro. 

El dato de participación y los resultados de encuestas en boca de urna, probablemente, fueron los disparadores para acelerar la opción fraudulenta. Comenzó con la difusión ilegal de una encuesta proveniente de una conocida empresa oficialista de estudios de opinión, según la cual Maduro estaría ganando con una proporción del 52 % —cifra muy parecida a la que horas más tarde anunciaría el CNE—. Siguió con declaraciones triunfalistas de varios de los líderes principales del PSUV, en especial de Diosdado Cabello y de Jorge Rodríguez.

La tensión aumentó al acercarse la hora del cierre de las mesas, a las 6:00 p. m. En innumerables elecciones anteriores, ese era el momento de la «Operación Remate» (la maquinaria del PSUV movilizaba, con sus amplios medios, el remanente de sus votantes y obligaba a mantener los centros abiertos hasta que hubieran votado todos). Por esa razón, muchos opositores se agruparon alrededor de los centros para exigir el cierre en caso de que no hubiera electores en cola, para apoyar a los testigos y para presenciar la llamada auditoría ciudadana (el cotejo de la muestra de las actas con los comprobantes de votación en papel). Este último punto volvió a enfrentar verbalmente a los electores con los funcionarios del CNE y el Plan República. Algunos se empeñaban en no dejar pasar a los ciudadanos y otros, después de largas discusiones y negociaciones, aceptaban a regañadientes que pasaran pequeños grupos. 

Aunque este es un punto menor en el proceso electoral —pues los cotejos nunca han mostrado diferencias entre actas y comprobantes—, los obstáculos puestos a un procedimiento normal, establecido en leyes y reglamentos desde hace décadas, son un medio más de cansar y desgastar a los opositores. Pero la sorpresa positiva fue que nunca se materializó la «Operación Remate»; al parecer, la maquinaria hegemónica del Partido también estaba desgastada.

Frente a la encuesta oficialista, comenzaron a circular en las redes sociales algunas otras que daban una amplia ventaja a la candidatura de González. La difusión contribuyó al clima de confianza y optimismo de los opositores. Excepto en unos pocos centros retrasados por supuestos problemas en las máquinas de votación, la gran mayoría de ellos funcionó con cierta fluidez y pocos conflictos. Voté al principio de la tarde, en un centro con poca asistencia y una sola mesa con retrasos. Las sonrisas cómplices de la mayoría de los miembros de la mesa me indicaban que estaban tan optimistas o que eran muy ilusos, como yo.

Foto: perfil de Edmundo González en X.

La participación siguió en niveles muy altos, como pocas otras veces en la historia reciente. Las noticias eran cada vez mejores, hasta que, al comenzar el escrutinio, se difundieron los mensajes acerca del conflicto por las actas. Al principio, parecían incidencias locales y muchos testigos lograron obtener sus actas al cierre del escrutinio. Pero los coordinadores del CNE, apoyados por los militares del Plan República, se hicieron más intransigentes a medida que avanzaba la noche y se conocían los resultados.

Lo anterior explica que la oposición haya obtenido el domingo —la situación ha cambiado— un porcentaje de entre 30 y 40 % de las actas, cuando su estrategia se basaba en demostrar inequívocamente su triunfo «con las actas en la mano». Es posible que el oficialismo haya sido al inicio menos coherente en su estrategia de suprimir las actas porque no se esperaba una derrota tan brutal. Pero la denegación de las actas y, en paralelo, los retardos inexplicables en la transmisión de los resultados al CNE se fueron intensificando a lo largo de la noche. Un mensaje de uno de los testigos a las 10:30 p. m. resume el trance de muchos: «En los centros de votación del ___ y ___ no les dieron las actas a nuestros testigos, aún con gente fuera de los centros y la exigencia de los testigos. A uno de nuestros testigos en ___ lo amenazaron con ponerle las esposas si seguían exigiendo las actas... Al final no entregaron nada».

Desde las primeras horas de la noche se repitieron los mensajes angustiosos de testigos exhaustos por una jornada interminable y frustrante, imposibilitados de completar su tarea. Paralelamente, comenzaron a circular rumores sobre un posible desconocimiento de los resultados. Algunos antiguos aliados del chavismo les advertían del peligro de dar el paso, pero la presencia de dirigentes del PSUV y militares de alta graduación en celebraciones anticipadas daban a entender que las armas habían dado su consentimiento para la maniobra.

La testigo principal de la oposición ante el CNE, Delsa Solórzano, y sus suplentes denunciaron que le habían impedido la entrada a la sala de totalización —el núcleo estratégico del conteo de votos— en la cual se reciben las actas del país. ¿Qué más habría hecho falta para abrir los ojos? Sin embargo, muchos no terminábamos de creer que se iban a atrever a dar el paso. ¿Por qué? Quizá por el argumento del «costo político» de la medida, la reacción popular, la condena internacional, la reticencia militar, la reactivación de las sanciones... Las Casandras habíamos abandonado el camino de las profecías oscuras para pasearnos en los jardines del profesor Pangloss.

Llegó la medianoche y pocos minutos después el funcionario con el nombre más ridículo del mundo, Elvis Amoroso, presidente del CNE, dio los números que todos conocen y nadie cree (51.2 % Maduro y 44.2 % González). Muchos han advertido que un fraude de tal magnitud es para el régimen un salto al abismo del que no hay regreso y algunos se atreven a decir que es el inicio de su desintegración. Ojalá tengan razón esos sabios y no sigamos el destino de otros países cercanos y lejanos donde los fraudes no acaban con las dictaduras, sino que las fortalecen. Para quienes estamos aquí y no podemos, por muchas razones, escapar del régimen, no se trata de un debate académico ni se puede tomar distancia fácilmente, es un directo en el estómago. Por si eso fuera poco, hay que lidiar con el arrepentimiento por haberse dejado seducir por el profesor Pangloss y los «te lo dije» que lanzarán las eternas Casandras.

Golpe en el estómago, pero también autogolpe. Junto con el fraude, el mismo funcionario anunció el inicio de la persecución penal contra María Corina Machado, como para no dejar duda sobre la articulación perfecta entre los poderes formalmente independientes y la voluntad de abandonar de una vez por todas la ficción del funcionamiento de un Estado de derecho. 

En el grupo de voluntarios, algunos mostraron una profunda decepción, mientras otros trataron de levantar los ánimos. Pero quizá esta, de un joven, sea la mejor síntesis [sin correcciones]: «Otro robo mas, yo tengo 25 años, nací en el robolucion y hoy me esforcé tanto, luche tanto, de verdad es imposible que una tiranía salga con votos, Señores es la realidad, tenemos las actas, tenemos los resultados a boca de urna e igual hacen su trampa, esto es increíble, vamos a permitir otro robo mas?» [sic].

Una hora después del anuncio del CNE, María Corina y Edmundo dan una corta rueda de prensa. Ella presenta a Edmundo como el presidente electo, afirma que todo el mundo conoce el resultado real y exhorta a los testigos a permanecer en los centros y a la población a acompañarlos «en familia». Pero lo más importante es negar el chantaje según el cual defender derechos es violencia. En ese momento no se nota la trascendencia de lo dicho. Hoy lunes 29, cuando han estallado protestas espontáneas en el país, sobre todo originadas en los sectores populares, su frase es premonitoria.

Aquí debe terminar el diario, porque lo electoral, aunque seguirá siendo parte del conflicto central, habló. La estrategia de desafiar electoralmente al régimen alcanzó sus objetivos fundamentales, derrotarlo numéricamente y mostrar al mundo el logro. Es cierto que, a diferencia de lo que pasaría en un país «normal», el triunfo no fue reconocido ni está, «por ahora», dando lugar a un cambio de Gobierno. La tarea todavía está por cumplir y nadie sabe cuántos más esfuerzos (y víctimas) costará. Pero la saga de la participación unitaria de la oposición en las elecciones de 2024 merece un lugar destacado en nuestra historia. 

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José Darío sanchez

Muy importante demostrar que : - con los tiranos no se dialoga. La izquierda mundial es una mafia anti pueblos. Gloria Al bravo pueblo !
José Darío sanchez

Raimundo Mollinedo

Las personas pierden la memoria. Cómo llegó Chávez al poder ? Por elección del pueblo de Venezuela. En se basan para decir que hubo fraude ? Lo mismo decía Trump . Pobrecitos

Sanson

Segun lo que dice son muchos los que perdieron la memoria. Por ejemplo Lula. También el Presidente de Chile y el de Peru, La ONU entera y la Union europea.......
Sanson
Raimundo Mollinedo

Rene

el fraude fue colosal y gigantesco,las actas que se han hecho publicas asi lo demuestran..., pero despues de todo ,QUIEN PUEDE CREER QUE UNA TIRANIA DE CORTE CASTRISTA
Rene

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