Carlos Rodríguez no llegaba a los 20 años. Murió de un disparo dentro de una unidad militar en La Habana. Las autoridades no han emitido información oficial. A la madre le dijeron que fue un accidente. Trasladaron el cuerpo bajo custodia hasta una funeraria en Placetas, con la orden estricta de no abrir el féretro.
Un familiar cercano que pidió no ser identificado, declaró a elTOQUE que los hechos son confusos. «Nos contaron que los muchachos estaban jugando y que rastrillaban las armas. Pero hay cosas que no cuadran. Si estaban juntos, cara a cara, ¿por qué el tiro entró por detrás de la oreja?».
La madre del recluta, atrapada entre el dolor y el miedo, no ha presentado una denuncia formal. «Ella no ha querido tomar otras medidas. Está sobrellevando el duelo. Se siente destrozada».
Carlitos —como lo conocían en Placetas— cumplía el Servicio Militar Activo (SMA) en la unidad El Príncipe, en la capital. Antes del supuesto accidente, fue trasladado a una finca, según le comunicaron a los allegados. «Yo creo que hay cosas ocultas y muy mal contadas. Ni su mamá sabe dónde está esa finca porque le dieron pase una sola vez y no tuvo visitas», aseguró el familiar que confirmó la tragedia.
En las últimas semanas, al menos tres denuncias compartidas a través de las redes sociales exponen el mismo patrón: opacidad, negligencia y vidas en riesgo bajo las órdenes de los militares cubanos.
El 22 de julio de 2025, Félix Alfredo González fue detenido en su casa. Su hijo Annier se quitó la vida cuatro años atrás mientras realizaba el Servicio en el Combinado del Sur, en Matanzas. Desde entonces, Félix ha exigido justicia. Julio ha sido un mes muy difícil para él. Primero lo arrestaron por supuestamente amenazar a un militar y después le dijeron que sería acusado por desacato. Asegura que quien presentó la queja fue uno de los militares implicados en los abusos que sufrió Annier. Ni él ni su esposa contaban con representación legal en el momento del arresto. La historiadora Alina Bárbara López denunció los hechos en sus redes sociales.
Hace unas semanas, Félix Alfredo fue arrestado mientras intentaba realizar un homenaje simbólico por el aniversario de la muerte de Annier. Lo interceptaron en la calle y lo interrogaron durante horas. En ese momento, varios agentes le advirtieron que estaba «haciéndole el juego a la contrarrevolución» por sus constantes denuncias. Finalmente, le prohibieron salir de la provincia y deberá esperar los resultados de una investigación.
En Mayabeque, otro joven perdió la vida mientras estaba internado en la unidad militar El Lombillo. Varios activistas y allegados confirmaron que el adolescente de 18 años había mostrado signos evidentes de deterioro físico. Pese a las súplicas de sus familiares, murió sin recibir atención hospitalaria.
A eso se suma el caso de un recluta con hipertensión crónica y problemas cardíacos que fue obligado a incorporarse al SMA. Solo cuando presentó una crisis grave de salud, sus jefes militares admitieron la condición médica. La denuncia de la madre, residente en Holguín, indicó que el muchacho fue trasladado al hospital donde confirmaron el diagnóstico.
En una publicación de Facebook, la madre escribió: «Nunca pensé que mi hijo, con una salud tan vulnerable, tuviera que pasar por esto y se lo planteamos a las autoridades reclutadoras. La lógica apuntaba, y era mi esperanza, a que lo pusieran a trabajar de manera alternativa (...), lleva solo 15 días de previa y ya está en su segundo ingreso».
Ni el Ministerio de Salud Pública ni las Fuerzas Armadas Revolucionarias han respondido públicamente por estas denuncias. En cambio, los medios estatales insisten en mostrar el SMA como «una escuela para la vida». Pero la realidad escapa del control informativo. Hay jóvenes que mueren sin explicaciones bajo el mando militar y padres criminalizados por pedir justicia.
Estas historias son parte del nuevo episodio de Radiografía de Cuba, un videopódcast de elTOQUE en alianza con la fundación Konrad Adenauer.
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