Las tardes de domingo ya no son las mismas en Centro Habana desde que a Ray se le ocurrió salir con su bocina móvil a ponerle banda sonora al barrio. Justo a las tres de la tarde toma a su compañera, como si fuera una valija de viaje, la sincroniza con su teléfono celular por bluetooth y comienza la reproducción de temas y ritmos que despiertan incontables reacciones en los transeúntes.
Casi siempre parte del parque Maceo, frente al hospital Hermanos Ameijeiras. Ese es el punto de referencia para los amigos o conocidos que desean acompañarle en su recorrido vespertino. Sin embargo, el primer domingo, Raymel Casamayor Bello arrancó hacia las calles él solo, simplemente con su bocina IQ SOUND, una mochila pequeña y su sombrero alón de guano para protegerse del sol. Con tal estilo irrumpe casi siempre en esa vecindad tan ecléctica; toma avenida Belascoaín y al cabo de unas cuadras se sumerge en la barriada que ya no lo recibe con la extrañeza de las jornadas iniciales.
Cruza la calle Campanario —suena un tema de Benny Moré, sigue I feel good de James Brown—, pausadamente se acerca a uno de los sitios donde es habitual su presencia, se detiene en la acera y al instante se asoman varias caras sonrientes: salen los niños, que ya lo estaban esperando. En Cayo Hueso hace entrada con temas legendarios de Van Van, y no puede apartar de su lista el Mozambique o el Changüí, ritmos que hacen a Ibrahim, por ejemplo, levantarse de la silla a pesar sus 67 años.
Cada domingo surgen experiencias diferentes, caras nuevas, rutas diversas sin obviar los puntos establecidos donde siempre le esperan. También se suman aquellos que simpatizan con esta idea de promocionar un tipo de música que muy pocos incorporan a sus dispositivos, o transmiten con frecuencia en los medios de difusión masiva. Así conforman un pequeño grupo que camina enérgicamente, algunos chasquean los dedos para seguir el compás de la música, hasta llegar al lugar que más poblado esté, especialmente de niños.
“Hace alrededor de cuatro meses me surgió la idea. Fue a partir del propio hecho de observar cómo muchos jóvenes utilizan estos medios portátiles para poner su música en lugares públicos, pero la mayoría del tiempo solo es reguetón. Entonces pensé que yo podía hacer lo mismo reproduciendo una música diferente, canciones e intérpretes que ya casi no se escuchan y que las nuevas generaciones quizá ni conocen. Por eso cogí mi bocina y salí hacia las calles de Centro Habana, y cuando estoy por motivos de trabajo en otra ciudad de Cuba, llevo la idea y la música a esos lugares donde esté. La interacción es increíble e inmedible”, cuenta Raymel.“No soy un DJ”, dice mientras busca en su teléfono el próximo tema que quiere reproducir. En su lista acumula géneros como Jazz, Latin Jazz, Funk, Rumba, Son, Danzón, Cha cha chá, Mambo, Guaracha, Trova tradicional, Bolero, Merengue, Salsa, Timba, Pilón, Fusión, sobre todo legendarios temas de la música cubana que aluden al recuerdo y la nostalgia de otras épocas. Su gusto por estas sonoridades proviene, en parte, de su formación en la escuela de música Amadeo Roldán, y posteriormente de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) del Instituto Superior de Arte (ISA), donde se graduó como sonidista.
ReConstrucción, así ha decidido nombrar esta idea que ya asume como proyecto. “La concibo como algo más profundo, no como una simple acción de un día. De alguna manera se ha ido convirtiendo en un proyecto aunque quiero que vaya fluyendo por sí solo. Simplemente lograr espacios permanentes donde podamos intercambiar, promocionar, educar, enseñar, y por qué no, también ponerle un poquito más de color a estos contextos que, sin quererlo a veces, marginamos”.
Una señora con su pequeño hijo en brazos observa desde la ventana, tararea el tema de Isaac Delgado que está sonando en la calle. Frente, en un balcón con rejas corroídas, se mueve desmedidamente una mulata voluptuosa al romper Bacalao con Pan, de Irakere. En un parpadeo la cuadra se activa. Alguno que otro se acerca a pedir un tema de reguetón, entonces Ray, con mucho tacto y respeto propone lo contrario. “Mira, oye este tema, el grupo se llama Interactivo y es cubano. Seguro reguetón escuchas todos los días”, le dice al joven, quien va asintiendo con la cabeza a medida que la canción avanza.
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