Fogones apagados y familias al límite: ¿Qué hay detrás de la escasez de gas licuado en Cuba?

Fogones apagados y familias al límite: ¿Qué hay detrás de la escasez de gas licuado en Cuba?

24 / enero / 2025

Salen de madrugada tentando a la suerte. Cargan las «balitas» al hombro como si fuera un castigo colectivo, un recordatorio de lo que significa sobrevivir en Cuba. Lo peor es que el esfuerzo puede ser en vano. Desde finales de 2024, imágenes como estas en colas interminables, revelan el calvario de los cubanos que sufren el desabastecimiento del gas licuado del petróleo (GLP) en la isla. 

En enero de 2025, el problema continúa. Varias provincias detuvieron la comercialización «hasta nuevo aviso», debido a «la baja disponibilidad». En Las Tunas, una fuente estatal aseguró: «No tenemos inventario, esperamos por la importación de este producto». También las autoridades de la empresa Cupet en Villa Clara, Cienfuegos, Camagüey, Isla de la Juventud, Matanzas y Pinar del Río anunciaron la paralización de las ventas a la población. 

¿Qué ha pasado con los suministros? El 21 de enero de 2025, trascendió que el barco de gas licuado que arribó a Santiago de Cuba hace una semana― aún no se ha descargado «debido a que no se ha pagado la totalidad del mismo», según refiere un post en la página de Comunicación Cupet Camagüey, en Facebook. 

En ese contexto, cocinar con leña o pasar hambre parece ser la disyuntiva de las familias cubanas que padecen más de 15 horas diarias de apagones. Por ejemplo, un reporte del Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa revela una mayor presencia de fogones improvisados para la cocción de alimentos en las calles de Artemisa. Las historias de subsistencia se repiten en otras provincias. 

La profesora Alina Bárbara López, residente en el reparto Armando Mestre de Matanzas, reflexionó sobre la complejidad del problema: «En estos momentos, los que aquí vivimos no tenemos ningún tipo de opciones para elaborar los alimentos: ni gas ni electricidad. El saco de carbón supera los 1 500 pesos y no se encuentra fácilmente, además, ese precio es la pensión de un jubilado, si lo compraran, no tendrían dinero para adquirir qué cocinar». 

El Gobierno cubano ha reconocido públicamente la gravedad de la crisis, aunque sus explicaciones no han logrado calmar la indignación popular. En noviembre de 2024, se informó que más de 99 000 clientes en La Habana, Artemisa y Mayabeque quedaron sin acceso al gas. En el resto del país, unos 735 000 usuarios enfrentaron el mismo problema, según cifras oficiales

Ante cada anuncio, las respuestas de los usuarios en redes han sido similares a la del internauta José Luis Marañón, entre el choteo y la indignación: «Agradecemos la información y cocinaremos con ella. Alguien llama a la creatividad. Cocinar con leña no es ser creativo, es vivir en la miseria».

¿Leña o hambre? Así sobreviven los cubanos ante la escasez de gas

La escasez de gas licuado ha llevado a miles de familias a depender de métodos alternativos y arcaicos para cocinar. El uso de leña, que había quedado relegado a zonas rurales, se ha convertido en una práctica común, incluso en entornos urbanos. Esto representa no solo un retroceso en las condiciones de vida, sino también un riesgo para la salud debido a la emisión de humo y partículas contaminantes.

En Matanzas, más de 100 000 hogares se han visto afectados, según un reporte local del 10 de enero de 2025. Las largas colas para adquirir cilindros de gas, que muchas veces duran pocos días, son una escena cotidiana que genera desesperación. Las redes sociales han mostrado imágenes de personas esperando durante horas bajo el sol o en plena madrugada, sin garantía de que alcance el combustible para ellos.

Pero no todos pueden improvisar un fogón de leña. El internauta Walberto Lóriga Peña asegura que la situación es desesperante para quienes residen en edificios, ya que «lo tienen mucho peor» y pueden sufrir asfixia.

También el usuario Arnoldo Alemán se pregunta: «Con qué cocina la familia tunera, no hay kerosene y el precio del carbón vegetal es similar al oro, la leña está perdida como la leche para los niños. Ahora nos dicen que tenemos que cocinar con nuestros propios esfuerzos, aplicando una resistencia creativa».

En enero de 2025, la empresa estatal Unión Cuba Petróleo (Cupet), encargada de la distribución nacional de gas licuado, anunció en Ciego de Ávila la extensión del ciclo de compra de las conocidas balitas de GLP a un período de dos meses. Según el medio oficialista Invasor, esta medida responde al déficit crítico en los inventarios de gas licuado de petróleo (GLP) que afecta a toda la Isla, agravado por un suministro irregular desde finales de 2024.

Aunque la medida debía ser «transitoria», las autoridades admiten que el panorama sigue siendo «poco alentador». A la prolongación del ciclo de compra se suma la suspensión de la venta en las plataformas electrónicas Ticket y Tienda Virtual, según el periódico local Invasor.

Danilo Tejera Sánchez, jefe del equipo de Gas Licuado en la Unidad Empresarial de Base División Territorial de Comercialización de Combustibles (UEB DTCC) en Ciego de Ávila, explicó que establecer un mínimo de 60 días para la adquisición del producto es una medida orientada por la dirección nacional de Cupet con el objetivo de «priorizar» a las personas que llevan más tiempo sin abastecerse.

Para quienes no logran adquirir el GLP, la alternativa de usar electricidad tampoco es viable debido a los cortes eléctricos recurrentes que enfrenta el país. Esto deja a muchas familias en una situación de vulnerabilidad extrema, obligadas a improvisar soluciones para preparar sus alimentos diarios. En algunas comunidades, los vecinos se organizan para compartir recursos, pero el impacto emocional de la crisis es evidente.

La desesperación de la población ha llevado a un aumento en las quejas públicas y las protestas en redes sociales. Sin embargo, las autoridades locales y nacionales han respondido con declaraciones que muchos consideran insuficientes. Mientras tanto, el gas sigue siendo un lujo para aquellos que logran obtenerlo, mientras la mayoría enfrenta un panorama incierto.

Parches estatales en un sistema quebrado

Frente a la magnitud del problema, el Gobierno cubano ha intentado implementar medidas para paliar la crisis. En diciembre de 2024, se anunció la llegada de un buque tanque con gas licuado para reanudar la distribución en algunas provincias. Sin embargo, estas entregas han sido insuficientes para cubrir la demanda nacional, que supera con creces la capacidad actual de abastecimiento.

Una de las estrategias más mencionadas ha sido el uso de la aplicación Mi Turno, diseñada para organizar las colas virtuales y facilitar la compra del GLP. Aunque en teoría esta iniciativa busca aliviar la frustración de los consumidores, en la práctica ha demostrado ser ineficiente. Las fallas técnicas y la falta de conectividad han dificultado el acceso a la plataforma, dejando a muchos usuarios fuera del sistema.

En un contexto donde la demanda es tan alta, estas medidas han resultado ser solo paliativos temporales. Los discursos de las autoridades suelen enfocarse en justificar la situación con el impacto de las sanciones estadounidenses, pero no ofrecen soluciones concretas a corto plazo. Mientras tanto, la población sigue enfrentando largas esperas, incertidumbre y la necesidad de buscar alternativas para suplir la falta de gas.

La internauta Marlene Rodríguez aseguró que en el municipio Jesús Menéndez, de Las Tunas, no se ha completado la venta a las personas que compraron en junio de 2024. En una publicación de Facebook, la usuaria comentó: «Es preocupante esta situación ya que no satisface la alta demanda. Espero que cuando comience la distribución de la UEB DTCC Las Tunas se interese un poco más por los municipios que tenemos más afectación con la corriente, todo lo malo no nos debe tocar».

Mercado informal y desigualdades en aumento

En medio de la crisis, el mercado informal de gas licuado ha encontrado terreno fértil para expandirse. Los cilindros o «balitas» de gas pueden venderse en 35 000 CUP, como se ve en este anuncio del 6 de enero de 2025. 

En otra publicación, del 14 de enero, el precio ronda los 40 000 CUP, aunque también encontramos anuncios con una cifra relativamente menor, pero igualmente desproporcionada en relación con el salario medio cubano (4 648 CUP, según la Oficina Nacional de Estadística e Información). 

Los intermediarios informales se han convertido en la última esperanza para muchas familias desesperadas por conseguir GLP, mientras se agudiza la falta de alternativas estatales. La existencia de este mercado paralelo no es solo un problema económico, sino también ético. Los costos exorbitantes profundizan las desigualdades sociales en un país ya golpeado por la pobreza.

En redes sociales, algunos ciudadanos han denunciado la corrupción dentro de los sistemas de distribución oficiales, acusando a empleados de desviar cilindros para venderlos a precios inflados. Estas acusaciones reflejan una desconfianza generalizada hacia las instituciones encargadas de garantizar el acceso al gas.

El internauta Roberto Carlos Bermúdez Tamayo comentó en esta publicación donde se anuncia la suspensión de las ventas: «Así que no hay gas hasta nuevo aviso y por fuera me pidieron 4 000 pesos y me la llenan al segundo, quién es más bandolero, el que la vende por la izquierda o el que debe controlar y no controla?».

El auge del mercado informal y de las ilegalidades no es solo un síntoma de la escasez, sino también un reflejo de las fracturas en el tejido social. Mientras algunos logran acceder al gas mediante pagos excesivos, la mayoría queda relegada a largas esperas y soluciones precarias, acentuando las desigualdades en una sociedad que, en teoría, aspira a la equidad. Quizás por eso, en uno de los anuncios de Revolico se puede leer: «Se vende el líquido de una balita de gas. No es barata para que no pregunten por gusto». 

Un futuro incierto y una población al límite

A pesar de las promesas de las autoridades, no hay señales claras de que la crisis del gas licuado vaya a resolverse en el corto plazo. Los problemas estructurales, desde la escasez de cilindros hasta las dificultades para importar combustible, persisten y agravan la situación. Los cubanos, acostumbrados a adaptarse a la adversidad, se enfrentan ahora a uno de los mayores retos de los últimos años.

El impacto de esta crisis va más allá de las cocinas apagadas. La falta de gas afecta la calidad de vida, incrementa la carga emocional de las familias y pone en evidencia las limitaciones de un sistema incapaz de responder a las necesidades básicas de su población. Para muchos, la leña y los fogones improvisados han dejado de ser una solución temporal para convertirse en parte de su rutina diaria.

En comunidades rurales, donde el acceso al GLP siempre ha sido más limitado, el panorama es aún más sombrío. Allí, la dependencia de la leña y el carbón no solo es una necesidad, sino también un riesgo para la sostenibilidad ambiental. La tala de árboles y el uso indiscriminado de recursos naturales agravan los problemas ecológicos que ya enfrenta el país.

La llama del gas licuado, símbolo de progreso y modernidad, se apaga lentamente en Cuba. Mientras tanto, las historias de familias que luchan por sobrevivir reflejan una nación que se encuentra en un punto de inflexión. Sin soluciones estructurales y a largo plazo, la crisis del GLP podría ser solo el preludio de desafíos aún mayores para la isla.


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Caridad Manuel

Este es uno de los tantos problemas por los que atraviesa el cubano, no soy muy extenso y nuestros dirigentes solo son capaces de tirarle al bloqueo de EEUU, no tienen creatividad para poder ofertar al pueblo lo que necesita para desarrollar sus necesidades, entonces para que los queremos 👍🙏🫂❤️
Caridad Manuel

Manuel

Yo pienso q el trabajo este sería mejor si dijera el porqué no se puede pagar aún ese barco de gas licuado y para cuando, lo dicho aquí es bla bla bla, suerte
Manuel

Rai

Dejan de vender gas y no pasa nada. Yo pregunto con qué come mi hijo y mi familia. Hay que resistir y los demás a inventar, muy bueno que se hagan trabajos como este porque hay que denunciar todo el descaro de los dirigentes cubanos a ellos no les falta el combustible.El humo es malísimo y en un apartamento no hay quien aguante cocinando con leña y leña de donde si no soy del campo
Rai

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