Foto: Pedro Sosa.
El gato en el rodeo: qué ha pasado tras el episodio de maltrato animal
15 / abril / 2022
El video de la gata maltratada por dos payasos y 13 «artistas» de rodeo en Rancho Boyeros corrió como pólvora por las redes sociales. El animal huyendo y los hombres enlazándolo. El público riendo y vitoreando. El espectáculo de la barbarie en todo su esplendor.
La gatica finalmente murió. Para quienes vieron las imágenes no era difícil de imaginar ese final. Tenía pocas posibilidades de sobrevivir.
Desde el 12 de abril varios usuarios en redes sociales se hicieron eco de la noticia. Dolor y frustración. Exigían justicia. Explicaban que Nora García Pérez, presidenta de la Asociación Cubana para la Protección de Animales y Plantas (Aniplant) en Cuba, había confirmado el deceso.
Según dijo García Pérez, Zoonosis la llamó para informarle de modo oficial sobre la muerte de la gatica, pero desde antes conocía la noticia. La autopsia «arrojó que presentó serias lesiones en el cuello, lo cual hizo que se deteriorara rápidamente y muriera».
Como relata una reportera de Juventud Técnica que estuvo en la clínica veterinaria de Carlos III donde debían auxiliarla, la gata que llevaron en un saco, y que se encontraba en perfectas condiciones de salud, ni siquiera se asemejaba a la del video.
«Sabemos a las claras que ese no es, esa es una gata Carey y el gatico abusado era un tuxedo blanco y negro…», denunció en Facebook la protectora Mónica Lourdes Lahera Díaz.
El director del recinto ferial donde ocurrieron los hechos, Carlos Manuel Ventura, explicó que el payaso que soltó a la gatica en el rodeo entregó ese otro felino en el saco amarrado cuando fueron a buscarlo el sábado en la mañana para analizar el incidente. Nadie dudó que no se tratara del mismo animal.
En ninguno de los reportes de la prensa nacional hasta el momento han aparecido declaraciones del «artista», ni se conoce oficialmente su identidad.
Sin embargo, usuarios en las redes sociales, principalmente Facebook, han comenzado a buscar y denunciar a los vaqueros y payasos implicados en los sucesos. Han compartido las fotos de los supuestos culpables y exigen que les apliquen penas más severas, luego de conocerse el deceso de la gata.
El incidente de maltrato animal deja varias interrogantes: ¿Se hubiera salvado la gatica de haber sido tratada de inmediato? ¿Una multa es una sanción justa en caso de la muerte de un animal? ¿El payaso y demás implicados serán procesados por impedir que el animal recibiera atención médica? ¿Se le presta suficiente atención al bienestar animal desde las instituciones?
El juego del gato y el ratón
El 12 de abril, el Noticiero de Televisión Nacional analizó en un reportaje lo sucedido en el rodeo y entrevistó a algunos funcionarios.
Yobani Gutiérrez Ravelo, director del Centro Nacional de Sanidad Animal, explicó que a los actores directos del hecho se le aplicaron multas de 3 000 y 1 500 pesos, junto a medidas administrativas y disciplinarias.
«Prohibido olvidar que la vida de un gato en Cuba equivale al mismo precio que un par de chancletas en revolico», expresó en su cuenta en Twitter el activista por los derechos animales Filosiraptor.
Hasta el momento solo ha trascendido que el artista/payaso que lanzó al felino y cuya identidad sigue siendo desconocida fue, además, «separado» de Rodeos Nacional. Al director artístico del espectáculo y al director del Rodeo de la Ganadería se les aplicó el decreto y sanciones administrativas.
Las características del suceso y el monto de las multas han reavivado el debate sobre si el Código Penal, próximo a aprobarse, incluirá otro tipo de sanciones ante este tipo de actos.
Según Gutiérrez Ravelo, desde la dirección del Ministerio de Agricultura han evaluado la inclusión de algunas conductas agresoras como el enfrentamiento de animales y la zoofilia. «Los actos más agravantes son los que pasarían al Código Penal y los menos agravantes se solucionarían a través de decretos contravencionales».
El jurista Eloy Viera Cañive aclara, a partir de un análisis del anteproyecto publicado, que «el Código Penal incluye por primera vez consecuencias penales para quienes sometan a animales a maltratos físicos o psicológicos. Sin embargo, ese maltrato solo es sancionado penalmente en aquellos casos en los que se realice como parte de la celebración de juegos ilícitos. Es así que el maltrato per se no está penalizado ni tampoco aquel que se comete como parte de actividades consideradas lícitas y fomentadas estatalmente como la pelea de gallos finos».
Semanas atrás el activista Javier Larrea lanzó una recogida de firmas en la plataforma SOSVOX para introducir el bestialismo y la zoofilia como delitos en el Código Penal. Los sucesos en el recinto ferial, la sensibilidad de un grupo de la ciudadanía frente al maltrato animal y la cuantía de las penas a los culpables han aumentado a más de 3 000 las rúbricas en apoyo a la causa.
«Hay que introducir en nuestra legislación el delito de bestialismo y ponderar además la vida de los animales como un bien jurídico que debe ser objeto de protección por el derecho penal», dice Larrea en la petición dirigida a la Asamblea Nacional.
El gato que movilizó a la comunidad
Aunque ha transcurrido más de un año de la aprobación del Decreto Ley de Bienestar Animal, crecen las insatisfacciones ante una normativa que no cumplió las expectativas de los protectores.
El hecho ocurrido el 8 de abril en el rodeo de la Feria Internacional Agroindustrial Alimentaria Fiagrop 2022 en Rancho Boyero, así como la complicidad del público, colocaron nuevamente en agenda las inconformidades sobre la aplicación y utilidad de la legislación.
El reclamo de activistas y amantes de los animales provocó una primera nota del Ministerio de la Agricultura. El texto repudiaba «la actuación ejecutada por los artistas (payasos) y los atletas del equipo nacional del Rodeo implicados en el hecho».
La nota, publicada a menos de 24 horas de hacerse viral en redes el video del suceso, aclaraba que se estaban realizando los análisis correspondientes y se aplicarían «las sanciones administrativas, disciplinarias y contravencionales que corresponde a los responsables que participaron en este tipo de incidente de maltrato animal, siendo consecuente con la política y las normas jurídicas aprobadas».
Con normas jurídicas se referían al mencionado Decreto Ley de Bienestar Animal y su Reglamento, en el cual se establecen sanciones, en forma de contravenciones, a algunas tipologías de maltrato.
Una segunda nota de ese ministerio informaba sobre las multas aplicadas.
Además, aseguraba que el hecho ocurrió «de manera espontánea», violando el Programa Aprobado y el Reglamento de Rodeo Cubano en vigor desde 1997». El texto aclara que no habían ocurrido sucesos de igual índole en otros espectáculos.
Desde el 6 de abril había comenzado a circular la convocatoria para la peregrinación por el Día del Perro en Cuba. El punto de partida inicial sería 23 y F en el Vedado de La Habana y el destino la tumba de la filántropa estadounidense Jeannette Ryder, ubicada en el Cementerio de Colón.
El incidente en el recinto ferial constituyó una motivación extra para marchar y exigir justicia por los animales maltratados, a pesar de las amenazas gubernamentales a algunos activistas.
Las protectoras Patricia González, Aylín Sardiña y Betty Batista Romero denunciaron a través de sus redes sociales las presiones y advertencias que recibieron para evitar que se sumaran a la manifestación.
Aun así, decenas de personas caminaron desde la puerta del cementerio hasta el sepulcro de Ryder —pues agentes de la Seguridad del Estado impidieron que se congregaran en 23 y F—, y reclamaron por el cumplimiento del Decreto Ley de Bienestar Animal. Los participantes vistieron prendas naranjas, color que simboliza la causa, y llevaron sus animales de compañía.
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Annia Castro