Primero nació Sofía y a falta de tres días para su primer onomástico nacieron las gemelas Verónica y Vivianne. Foto: Yariel Valdés
Les nacieron tres hijas en un año, y todo cambió
30 / diciembre / 2016
Un cartel en la puerta anuncia que hay recarga doble desde el exterior. Es la casa de Diliana Miyar y Eduardo Vega en la céntrica calle J, de Santa Clara. Dos jóvenes que renunciaron a sus carreras como filóloga y economista respectivamente para enrumbar un negocio propio. No lo hicieron por la tendencia a probar nuevos horizontes económicos más rentables, sino porque no les quedó otra opción cuando de repente se vieron con tres hijas en menos de un año.
Primero nació Sofía y a falta de tres días para su primer onomástico nacieron las gemelas Verónica y Vivianne. Fue el año más intensa en la vida de la pareja.
Los cinco de la calle J son una familia atípica en Villa Clara. Esta provincia tiene la segunda tasa de natalidad más baja del país y es también, la segunda provincia más envejecida. La correlación entre el aumento de la esperanza de vida en el país y el poco interés en las parejas por procrear, genera una situación demográfica que necesitará de un cambio radical en las condiciones del país para revertir su tendencia
Y aunque oficialmente se estudian políticas para estimular la natalidad, la realidad económica sigue desalentando la procreación y nadie se imagina en el futuro inmediato medidas de estímulo como “paquetes de ayuda” a las parejas que tengan más de un hijo. Diliana y Eduardo eso lo tenían claro.
Eduardo siempre fue amante de la tecnología. Después de probar en un frustrado negocio de gastronomía junto a un amigo decidió probar con una vertiente que le apasionaba.
“Mi trabajo es contribuir a que las personas armen su propio “Paquete Semanal” en USB. Tengo 27 terabytes de información para que los clientes se lleven lo que deseen ver. Hice un estudio sobre el consumo más frecuente y eso es lo que almaceno. Novelas, series, documentales. Mucha información. Decidí almacenar toda la información que me permitiera montar un negocio. Todas las semanas una persona me trae el Paquete Semanal, y lo copio. Pero mi archivo es mucho más amplio de lo que copio semanalmente”.
Eduardo es una derivación de la gran novedad que ha democratizado el consumo de información en Cuba, es un conservador más allá de la temporalidad semanal que impone el flujo.
“Además, diagnostico celulares y computadoras con problemas, comercializo cualquier artículo relacionado con la tecnología: disco duros, piezas de computadora, equipos WiFi que configuro. A medida que uno tiene relaciones aparecen otras cosas en el negocio, como las recargas a los celulares. Un cliente me lo propuso y es otra opción que reporta beneficios. Mi función es solo tomar el número de los celulares y el dinero para la recarga e informarlo a otra persona que se encarga en el extranjero, mediante una página web, de que el dinero llegue a los celulares que informé. Las ganancias son de acuerdo a la cantidad de números que recopile”.
“Así vamos sobreviviendo, porque en este país no se pueden hacer planes a largo plazo. Hay que aprovechar el momento actual.”
Este matrimonio trabaja en su casa de lunes a sábado. Mientras Eduardo se apaña con su mundo de tecnología tropicalizada, Diliana lleva las gestiones fuera de la casa que Eduardo no puede realizar.
Ella tiene 32 años. Después de graduarse como filóloga en 2008 trabajó en la Escuela Nacional de Salud. Después pasó a la disquera Bis Music en el Departamento de Comunicación y a la Revista La Jiribilla hasta que decidió retornar a Santa Clara, a su entorno familiar.
Hizo algo de locución en la emisora radial Estereocentro hasta que llegó el primer embarazo y decidió completamente ayudar a su esposo. Las niñas que tienen cinco y cuatro años son verdaderos “ciclones” y concentrarse en cualquier tarea resulta bien difícil.
“Decidí no trabajar más porque necesitábamos unirnos ante la situación de tener tres hijas en menos de un año. Todo lo que podamos hacer es poco. En primer lugar preservar la unidad familiar, ese es el mayor reto: verlas crecer. Lograr estar juntos es muy complicado en el día a día. Una retoza, otra está de cabeza, la tercera llora, pero el que tiene hijos siempre puede. Se te agilizan varios sentidos.”
“Es muy complicado ser madre, esposa, mujer de negocios. Pero no puedo pensar que no lo puedo hacer”.
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