Centro de detención de inmigrantes. Foto: Tomada de amnistia.org.ar
Cubanos en la frontera de Estados Unidos: el miedo como puerta de entrada
17 / noviembre / 2022
ACTUALIZADO 29/11/2022*
El martes 8 de noviembre, dos funcionarias estadounidenses volaban hacia La Habana para analizar temas migratorios. Pocas horas antes, Alberto Núñez llegó al estado de Coahuila para atravesar la ciudad fronteriza de Piedras Negras. Con una aplicación que permite conocer la ubicación en tiempo real, su familia lo ve cruzar el Río Bravo. Realiza una llamada mediante WhatsApp que dura segundos. «Llegué, me voy a entregar». Dos patrullas encandilan con sus focos al grupo de migrantes cubanos que se adentran, de modo furtivo, en Eagle Pass. Algunos son liberados al día siguiente. Otros, elegidos al azar, son trasladados a un centro de detención en San Antonio, Texas, para someterse a una entrevista de miedo creíble.
«No hubo criterio o condición específica que los oficiales tuvieran en cuenta. En el grupo, hay personas de diferentes edades, con hijos y sin ellos, con distintas condiciones de salud; algunos han entrado varias veces y otros cruzan por primera vez. Fue totalmente al azar. Llegaron al local donde estábamos y nos dijeron que debíamos demostrar el miedo creíble para decidir si nos quedamos o nos devuelven», cuenta el cubano detenido por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Mientras, en La Habana, la directora del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos, Ur Mendoza Jaddou, y la secretaria de Estado Adjunta para Asuntos Consulares, Rena Bitter, intercambian con funcionarios de la isla sobre reunificación familiar y entrega de visas. Finalmente, informan que «se reanudará el procesamiento completo de visas de inmigrante a partir del 4 de enero de 2023 para incluir a los parientes inmediatos, la preferencia familiar, las visas de diversidad (...) y de visados para prometidos K», según refiere un comunicado de la embajada estadounidense.
Dos veces al día Alberto puede comunicarse con su familia en EE.UU. a través de un teléfono que le ofrecen las autoridades migratorias. Cuenta que los últimos cubanos que liberaron estuvieron allí más de tres semanas. Se siente agotado de esperar, pero sabe que el proceso puede extenderse hasta 21 días, según le dijeron. A varios les negaron el miedo creíble y están a la espera de su regreso a Cuba.
«Sentimos temor de lo que pueda pasar. Escuchamos la noticia de que el Gobierno cubano y la administración Biden planean restablecer los vuelos de deportación con personas detenidas en la frontera. Aquí hay unos cuantos que no pasaron el miedo creíble y otros estamos esperando que nos den respuesta después de realizar la entrevista».
Miedo es la palabra recurrente para ellos, miedo a no demostrar el miedo. El miedo de «haber arriesgado todo en vano». Alberto conversa cada día con sus familiares solo para decirle que no tiene novedades, su caso sigue en revisión. Antes de comenzar a hablar, se escucha una advertencia: «esta llamada será grabada».
Cubanos en frontera. Muros y puertas
La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados es la norma internacional que se utiliza para determinar si una persona es asilada o refugiada. Establece presupuestos básicos como el peligro de persecución o inseguridad si se regresa al país de origen. Lo más relevante es el testimonio, ya que no resulta imprescindible aportar pruebas materiales de lo que se dice. Las autoridades migratorias cuentan con una base de datos llamada Situación País y sus servicios conocen lo que sucede en cada contexto, por lo que las declaraciones de los migrantes deben coincidir con la información de las autoridades sobre los países de procedencia.
El temor creíble de persecución es «una posibilidad significativa de que usted pueda demostrar, en una entrevista, ante un oficial de asilo o en una audiencia ante un juez de Inmigración, que ha sido perseguido o tiene un temor fundamentado de que si es devuelto a su país será perseguido por motivos de raza, religión, nacionalidad, membresía en grupo social particular, u opinión política», señala la página oficial del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos.
El incremento de las entrevistas de miedo creíble en la frontera coincide con un nuevo contexto de intercambios entre La Habana y Washington. El viernes 11 de noviembre funcionarios de la Casa Blanca revelaron a la agencia Reuters que las autoridades de Cuba accedieron a recibir vuelos de deportación. «Una tercera fuente dijo que no había un nuevo acuerdo formal para vuelos regulares de deportación, pero que Cuba aceptaría grupos ocasionales de deportados», puntualizó Reuters.
Sin embargo, el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, confirmó recientemente que «se han dado pasos desde abril hasta ahora» y que en fechas cercanas deben ponerse de acuerdo en cuanto a «los términos, las condiciones, el momento para esos vuelos». Las declaraciones del 15 de noviembre son resultado de un segundo encuentro en La Habana para la implementación de los Acuerdos Migratorios entre ambos países.
Fernández de Cossío remarcó «la disposición de recibir vuelos de deportados» y afirmó que están evaluando cómo será el «proceso de repatriación de los migrantes que se consideran inadmisibles». Una vez que se ha hecho pública la decisión, muchos se preguntan cuándo serán los primeros viajes y cuál será la magnitud de las deportaciones.
Hace una semana trascendió además que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos tenía una docena de ciudadanos cubanos bajo custodia, cifra que puede ser mayor si tenemos en cuenta las numerosas denuncias en redes sociales por casos de detención en frontera que se han prolongado durante más de un mes.
Los anuncios recientes intentan desalentar el flujo migratorio irregular hacia EE.UU. que en el último año fiscal, de octubre de 2021 a octubre de 2022, registró un récord histórico de 225 mil migrantes procedentes de Cuba. El abogado Wilfredo O. Allen dijo en una directa del periodista Daniel Benítez que las medidas tendrán un impacto muy limitado, ya que «es imposible entrevistar esa enorme cantidad de personas que está entrando». Tan solo en el mes de octubre, 29 872 cubanos fueron interceptados en la frontera sur, según estadísticas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos.
El drama de los cubanos detenidos en la frontera
Desde que se dio a conocer la noticia, numerosos usuarios en redes sociales han manifestado su preocupación por familiares y amigos que se encuentran en la frontera sur de Estados Unidos. Muchos precisan que los tiempos de detención se han dilatado, incluso por más de 25 días. Así lo denuncia Yenny Díaz en un comentario realizado durante una directa del periodista Mario J. Pentón: «El hijo de un amigo que tiene 20 años, lleva un mes detenido. Le han hecho el proceso preso y no sabemos qué va a pasar. Con él hay 38 cubanos».
El Sistema Localizador de Detenidos en Línea (ODLS, por sus siglas en inglés) es un sistema público y disponible en Internet (http://www.ice.gov/locator) que permite ubicar a personas que han sido detenidas por el ICE. No obstante, los menores de edad no son registrados. A veces, demora más de 24 horas para que los datos aparezcan en línea. Aun así, es la vía más confiable para obtener información.
Otra cubana, Yass Arias, asegura que su esposo lleva más de 16 días detenido en el condado de Karnes (Texas) y aún no le han hecho la entrevista de miedo creíble. «Ayer lo iban a entrevistar, pero se la suspendieron por segunda vez. Lo que estamos viviendo es desesperante y bastante doloroso», agrega.
También el esposo de Elena González está en un centro para migrantes, en Houston. Llegó al lugar hace un mes. «Le negaron el miedo creíble», cuenta Elena. Ella no sabe si será deportado en los próximos días o hasta cuándo lo retendrá Inmigración. Esa es también la duda de la villaclareña Romy Vila, pues desde el 20 de octubre su pareja se encuentra detenido por el ICE. En este caso, él tampoco pudo demostrar el temor de persecución y le otorgaron el I-220b. «Aunque le dijeron que lo liberarían el 11 de noviembre, sus familiares en Estados Unidos no han sido contactados», señala Romy.
El formulario I-220b se aplica a inmigrantes que se mantienen bajo custodia o cuando un juez de inmigración determina la expulsión del país. Es decir, permite que la persona esté en libertad «supervisada» mientras transcurre el proceso de deportación.
Sin embargo, en detención, las condiciones son diferentes. Lo usual es que las autoridades emitan una orden de deportación inmediata a quienes no pasan la entrevista de miedo creíble. Se les impide hacer el proceso de apelación en libertad. Permiten que se haga el recurso, pero una vez que este se resuelve, son deportados. Esa es la práctica común, pero no quiere decir que ocurra lo mismo con todos.
Daniel Franco Hechavarría es uno de los cubanos que logró demostrar el miedo creíble. El joven, que estudió en la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, entró a suelo estadounidense a través de Piedras Negras. No todos los que viajaban con él fueron entrevistados. La elección de las personas que debían presentarse a la entrevista «fue totalmente al azar», detalla el santiaguero.
«Pasé siete días en lo que le dicen “la hielera” y luego me llevaron, con un grupo de ocho personas, para un centro de detención en Karnes», refiere Daniel. La entrevista de miedo creíble duró alrededor de una hora y media. «Me dieron el parol de un año y por suerte pude salir a los 13 días. Allí quedaron alrededor de 250 o 300 cubanos, más o menos», revela a elTOQUE.
La «invasión» migrante en Texas
La mayoría de las historias que confluyen en este reportaje hacen referencia a centros de detención en Texas. Hace unas horas, el gobernador del estado, Greg Abbott, calificó el conflicto en la frontera con un término bélico: una «invasión». A raíz de la reciente oleada migratoria, anunció una mayor militarización de la zona fronteriza. Para implementar las nuevas medidas, invocó una cláusula constitucional con el objetivo de movilizar a la Guardia Nacional, interceptar y devolver a los solicitantes de asilo.
Abbott inició en abril de este año una campaña para transportar a inmigrantes hacia ciudades como Nueva York, Chicago y Washington D.C., como presión a la administración demócrata. A la capital estadounidense envió al menos 9 400 inmigrantes desde abril, según The Guardian. La decisión sorprendió, incluso, a la vicepresidenta Kamala Harris cuando casi cien personas fueron abandonadas frente a su residencia.
El enfoque de Abbott parte de la creencia de que la migración internacional indocumentada es una amenaza para la seguridad del país. El modelo de la securitización de los límites nacionales entre México y Estados Unidos «tiene una larga historia que ha encontrado en agentes externos el enemigo principal a combatir», define Juan Antonio Del Monte Madrigal, profesor-investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana.
La teoría de la securitización tiene como rasgo el sentido de urgencia y la necesidad de tomar medidas excepcionales. Opera mediante «acciones políticas, discursos culturales, prácticas sociales y elementos contextuales», apunta Del Monte. Proyecta etapas de «fuerte reafirmación, intensificación o relajación». De ese modo, las «geopolíticas de control limítrofe tienen implicaciones directas en la decisión sobre la vida y muerte de personas que intentan cruzar», añade el académico.
Para el investigador G. Segura Mena, «la necesidad de combatir el tráfico de migrantes y la trata de personas, además de criminalizar la migración y justificar un enfoque securitario, ha reemplazado cualquier política de compromisos o de acuerdos internacionales sobre los derechos de estas personas».
Cubanos en travesía: otro retrato de familia
Desde hace unos pocos días, más de 400 cubanos comparten sus relatos de viaje, en tiempo real, a través de un grupo en WhatsApp que el administrador define como «creado para buscar ayuda e información en lo relacionado a la travesía hacia Estados Unidos».
Los coyotes, los policías, los controles fronterizos, las medicinas para el viaje, los medios de transporte, la travesía con niños, los hostales, los pagos, las estaciones de autobús, el viaje por mar o por río, «la migra», la solicitud de refugio, las horas de traslado interminable por carretera... Todo esto preocupa a quienes se enfrentan al camino centroamericano por primera vez. Algunos acaban de salir de Cuba. Otros llevan varios días de recorrido.
«Si tiene algún familiar que esté en la travesía o piense viajar pronto, añádalo para que nos cuente. Aquí todos tenemos que ser como una familia», escribe el administrador.
Aunque varios en el grupo revelan sentir incertidumbre, predomina la idea de que solo unos pocos serán sometidos al procedimiento del miedo creíble. Para pensar así se basan en las experiencias de conocidos que han sido liberados después de dos o tres días de detención, en la última semana. Las historias de quienes lo han logrado ponen un poco de luz en medio del difícil trayecto.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos anunció que en las próximas cinco semanas estará preparándose para «una transición ordenada hacia las nuevas políticas en la frontera». Mientras tanto, el gobernador de Texas dijo que continuará reforzando el muro, un mecanismo de control que no pudo contener a los más de 125 mil cubanos que entraron por su estado de modo irregular en el último año fiscal.
Pero no solo Estados Unidos aplicará medidas para contener la oleada. Representantes de Honduras y Cuba realizaron también una tercera ronda de reuniones migratorias en la que acordaron incrementar «el enfrentamiento a fenómenos como la trata de personas y el tráfico de migrantes», según informó la Cancillería hondureña. Cifras del Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras indican que al menos 60 853 cubanos, en su mayoría hombres, han ingresado de manera irregular a ese país con la idea de llegar a Estados Unidos en lo que va de 2022.
Los cubanos emigran masivamente y las causas del éxodo se acentúan a diario. La precariedad económica, la carencia de libertades, la falta de perspectiva y proyección de un futuro en la isla siguen ampliando la grieta social. La emigración es solo una de las fracturas visibles de la crisis profunda y persistente. Las numerosas fotos de jóvenes y niños en selvas, carreteras y caminos de Centroamérica muestran la dimensión del drama cubano: la espera incesante, el cansancio de varias generaciones ante los restos del país que no fue.
*Este texto fue actualizado para CAMBIAR el título.
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