Con la votación popular el 26 de marzo de 2023 no terminaron las elecciones generales en Cuba. Aunque para la ciudadanía sí fue el acto final, todavía corresponde a los diputados elegir —más bien validar— a la presidencia de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), al Consejo de Estado y al presidente y vicepresidente de la República. Además, deben ratificar las propuestas del presidente para conformar el Consejo de Ministros.
El 19 de abril de 2023, durante la sesión extraordinaria y de constitución de la nueva legislatura, los diputados votarán por las propuestas que presente la Comisión de Candidaturas Nacional (CCN).
María Consuelo Baeza Martín, miembro del Secretariado Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba, preside la CCN. Además, la integra un representante designado de las siguientes organizaciones: los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, la Federación Estudiantil Universitaria y la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media.
Los diputados no se reúnen ni se ponen de acuerdo para hacer propuestas, tampoco lo hacen alzando la voz en una sesión plenaria. El día de la votación reciben tres listas (una para cada votación). Previo a la entrega, la CCN realiza consultas con los diputados para saber cuáles son sus opiniones y propuestas al respecto; y, sobre todo, para informarles qué les corresponde hacer como parte de sus nuevas responsabilidades —para el 64 % de la legislatura es su primera vez—.
Primero, deberán aprobar que están de acuerdo con las listas que les presentaron y después realizarán una votación secreta e individual. Al igual que en el resto de las elecciones, los candidatos deben obtener más del 50 % de los votos.
En otras palabras, la misma Comisión de Candidaturas Nacional que decidió la lista de diputados de la actual legislatura, les pregunta —sin propiciar que se pongan de acuerdo entre ellos, sin siquiera conocer al resto de los diputados electos— cuáles creen que serán las mejores propuestas para ocupar los cargos que se disputan. Luego de escuchar las opiniones incluirán en las listas los nombres que consideren más adecuados, o sea, los más confiables para el sistema. Una formalidad que evita sorpresas y asegura que salgan las propuestas que al poder interesa.
¿Qué cambios podrían ocurrir?
Como en procesos electorales anteriores no ocurrirán muchos cambios. Al sistema le dan repelús los cambios. Mientras menos movimientos se produzcan, menos riesgos y más estabilidad. La confiabilidad es el valor supremo para el sistema político cubano. En tiempos de incertidumbre, la capacidad profesional y de liderazgo pasa a un segundo —o tercero o décimo— plano. Lo anterior explica por qué en la candidatura se encuentran 15 diputados de más de 75 años, e incluso, tres con más de 90.
Entre los 470 diputados electos está la dirección del Partido: el primer secretario, el secretariado, los miembros del buró político, los secretarios provinciales y más de 40 miembros del Comité Central. También, los dirigentes de la UJC, la élite militar y económica y los jefes/cuadros de los principales órganos de Estado y Gobierno. En general, una Asamblea Nacional en la cual el 76 % de sus integrantes son dirigentes y el 94 % son militantes del Partido no va a dar «problemas» para votar. Los diputados harán lo que se espera que hagan.
La presidencia de la ANPP y del Consejo de Estado es uno de los cargos en el que pudiera haber cambio. Juan Esteban Lazo, uno de los más cercanos y fieles dirigentes revolucionarios, asumió la presidencia del Parlamento en 2013. Fue cuestionado entonces por su escasa formación en materia legislativa; ahora, con un estado de salud debilitado, pocos entienden el porqué sigue a la cabeza del órgano. Aunque muchas personas especulan que su trabajo solo se limita a las sesiones públicas y alguna actividad política de alto nivel.
Se impone una pregunta, ¿quién podría ser el sucesor de Lazo? Hay dos opciones evidentes, la actual vicepresidenta Ana María Mari Machado o el secretario Homero Acosta.
Mari Machado es una mujer —lo que le da representatividad femenina al liderazgo— con una experiencia de cinco legislaturas y antigua compañera de trabajo de Díaz-Canel. Ambos se conocen de su trabajo en Villa Clara, de donde además son originarios. Sin embargo, su nivel de popularidad personal y política no la hacen favorita para el puesto.
Homero Acosta es otro posible candidato al puesto de Presidente de la Asamblea Nacional. Proveniente de la Dirección Jurídica del Ministerio de las Fuerzas Armadas, figura de confianza de Raúl Castro (a quien asistió cuando era segundo secretario del PCC) y con conocimiento técnico de Derecho. Aunque su experiencia como secretario del Consejo de Estado es vasta, adquirió notoriedad pública cuando estuvo al frente del proceso de reforma constitucional. Al fusionarse la dirección de la Asamblea y el Consejo de Estado, mantuvo su puesto y desplazó a Miriam Brito, entonces secretaria de la ANPP.
Habrá que esperar para saber cuál será la variante preferida por la cúpula del poder, sobre todo si permitirán alguna renovación. En cualquier caso, no debe ser drástica.
¿Cinco años más con Díaz-Canel en la presidencia?
La Constitución establece como requisito para el cargo de presidente de la República tener más de 35 años y menos de 60 al acceder al cargo, y solo tener una nacionalidad: la cubana por nacimiento. Son posibles dos mandatos consecutivos de cinco años cada uno. Miguel Díaz-Canel fue elegido el 10 de octubre de 2019 para su primer mandato como presidente. A sus 62 años, todo indica que todavía le quedan cinco años más en la dirección del país. No se puede prever razón alguna por la cual ocurra algo diferente el 19 de abril de 2023.
La vicepresidencia de la República ha sido un cargo en la sombra durante estos cinco años. El actual vicepresidente, Salvador Valdés Mesa, (quien también es diputado en la nueva legislatura) ha protagonizado apariciones públicas reducidas y se conoce poco sobre su trabajo y su gestión. Cambiarlo es una opción, si quisieran probar/preparar a nuevas figuras; pero poco probable si se tiene en cuenta que la fórmula les ha funcionado y que necesitan a alguien que no quiera protagonismo.
La formación del Gobierno, y sobre todo la selección del primer ministro, suponen cierta incógnita para los amantes de la política. Desde la legislatura anterior ha habido movimiento en algunas ramas y la salida de la mayoría de los ministros de la candidatura hace suponer que se acercan «vientos fuertes».
Jorge Luis Perdomo Di-Lella, quien pasó de ministro de Comunicaciones a viceprimer ministro; Walter Baluja García, viceministro de Educación Superior o José Ángel Portal Miranda, son figuras con potencial para ascender en la elección.
Inés María Chapman también podría sonar como una candidata interesante. Además de tener una forma muy elegante de hacer política y haber tenido buenos resultados en los sectores a su cargo, su condición de mujer negra le dotaría de cierto progresismo a los cargos de gobierno cubano. Sin embargo, no fue la candidata elegida para el cargo de primer ministro en la legislatura anterior y probablemente ahora tampoco.
Un punto aparte merece el ministro de Economía y viceprimer ministro, Alejandro Gil. A pesar del fracaso en la implementación del ordenamiento económico —aunque no fue él el principal artífice— y la ausencia de una política económica con resultado, Gil parece ser un intocable. El hombre de las oportunidades, al que le han confiado un tema sensible y le están dando tiempo para ver si consigue algún resultado.
El núcleo duro del poder en Cuba no se moverá, al menos no de forma masiva. El Partido tiene asegurado su liderazgo en todos los niveles y el poder percibe que el clima político no está para hacer propuestas arriesgadas. El 19 de abril de 2023, quizá, le darán un poco de agua al dominó mientras el juego sigue con las mismas fichas.
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Marrero está muy gordo y se ve enfermo, creo que tiene la Gota, que es una enfermedad que le da a los que comen demasiada carne. Se va a morir en un par de años .
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