Estos son los candidatos de las elecciones en Miami

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Foto: tomada de @votemiamidade.

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Miami realiza este martes 4 de noviembre de 2025 las elecciones para elegir un nuevo alcalde, tras la imposibilidad de que el actual titular, Francis Suárez, se postule nuevamente por límite de mandato. Las elecciones definirán el liderazgo de la municipalidad hasta 2029.

La jornada llega en un contexto de confianza frágil entre los ciudadanos: los retos que afronta la ciudad —vivienda asequible, inundaciones, transparencia de Gobierno, seguridad— pesan sobre una población diversa, entre la que la comunidad cubanoamericana constituye un segmento relevante.

La elección se vio envuelta en controversia legal: el Gobierno municipal intentó posponer la elección para 2026 para alinear los comicios con años pares, pero los Tribunales declararon inconstitucional la medida.  

El Reglamento de la ciudad prevé que si ningún candidato obtiene la mayoría (mayor del 50 %) el 4 de noviembre, se realizará una segunda vuelta (run-off) el martes 9 de diciembre.  

Para la comunidad inmigrante —y específicamente la cubanoamericana— los temas más sensibles emergen: acceso a vivienda, servicios municipales bilingües, participación comunitaria, y confianza en las estructuras de Gobierno local.

El grupo de contendientes incluye a figuras con amplia experiencia en la gestión pública. Xavier Suárez, el primer alcalde de Miami nacido en Cuba, apela a su legado histórico para proponer la eliminación del impuesto a la propiedad para casas valoradas por debajo de 575 000 USD y el ajuste de la zonificación inclusiva para beneficiar a sectores de ingresos medios y bajos. 

Eileen Higgins, la actual Comisionada del Condado, se presenta bajo la filosofía: «Hechos, no palabras». Ella destaca la creación o planificación de cerca de 7 000 unidades de vivienda asequibles y la ampliación de corredores de transporte público, además de criticar el Acuerdo 27G de colaboración con ICE. 

Por su parte, el excomisionado Ken Russell, un activista ambiental devenido político, centra su discurso en la sostenibilidad y busca reintroducir la zonificación inclusiva obligatoria que, durante su gestión, exigía que el 15 % de las nuevas unidades fueran asequibles. Russell también se ha opuesto a acuerdos de inmigración como el 287(g).

El escenario se completa con figuras que impulsan una agenda de cambio social y transparencia. June Savage, una voz independiente con experiencia en el sector inmobiliario, ha hecho de la lucha contra la corrupción un pilar de su campaña. 

Savage argumenta que la «vivienda asequible es una mentira» y propone el uso de unidades móviles de alcance comunitario (mobile outreach units) para informar a las familias sobre recursos de vivienda. 

Por su parte, la activista social Alyssa Crocker enfoca su plataforma en la seguridad de las comunidades inmigrantes y promete crear Unidades Móviles de Salud en las que buscar ayuda nunca implicará contacto con ICE. También busca fortalecer los pequeños negocios de inmigrantes, incluida la comunidad cubana, agilizando la revisión de permisos en 30 días.

Michael A. Hepburn, joven empresario y activista, busca un cambio generacional y promueve la lucha contra la corrupción («pay-to-play»). Su propuesta educativa clave es una beca para que cada graduado de secundaria pública asista a una institución postsecundaria. Hepburn cuestiona el discurso de integración de la ciudad, describiéndola con la metáfora: «No somos un crisol; somos un tazón de ensalada con divisores». 

En el extremo ideológico se encuentra Laura Anderson, militante del Partido Socialista de los Trabajadores (SWP). Anderson, cuya trayectoria está ligada al activismo sindical, defiende la vivienda como un derecho básico y no una mercancía; aboga por una amnistía para los trabajadores indocumentados. 

En conjunto, la contienda ilustra un choque de visiones. La experiencia de gestión (Suárez, Higgins, Russell), que propone soluciones basadas en la zonificación inclusiva y la infraestructura, se enfrenta a las demandas de los activistas (Savage, Hepburn, Anderson) que exigen transparencia, justicia social y un cambio estructural en el Gobierno. 

Los aspirantes están obligados a responder a la crisis de la vivienda asequible y a las necesidades de la población inmigrante, un segmento crucial que representa más del 70 % del electorado.

A continuación presentamos los perfiles de algunos candidatos.

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Alyssa Crocker y la promesa de un Gobierno cercano, accesible y sin barreras

Alyssa Crocker no es una política de carrera y, hasta el momento en que lanzó su candidatura para las próximas elecciones municipales de Miami, nunca había incursionado en procesos legislativos de este tipo. Se autodefine como una luchadora y orgullosa madre de dos niños con necesidades especiales, uno con un trastorno genético poco frecuente y otro con autismo.

En un reciente debate de candidatos, impulsado por varias organizaciones como Miami Freedom Project for Democracy (MFP) y Florida Rising, Crocker afirmó que son sus seres queridos la inspiración principal de su deseo de sumarse a la convulsa vida pública de la ciudad, pues conoce de primera mano lo que es sentirse abandonada y al margen de una gestión gubernamental que pocas veces se enfoca en ayudar a las personas más vulnerables. 

"Para cada familia. Por cada voz. Por un Miami más fuerte", reza como eslogan de su campaña, tanto en el sitio web creado con esa intención, como en sus cuentas de redes sociales. Dentro de su agenda electoral sobresalen las iniciativas orientadas a priorizar el acceso a servicios y viviendas para veteranos, fortalecer la prevención de la violencia doméstica y el apoyo a las personas sobrevivientes, así como invertir en el desarrollo de comunidades más seguras y resilientes.

De la experiencia personal a la arena política

Alyssa Crocker ha construido su candidatura desde una narrativa de cercanía y experiencia directa con las dificultades cotidianas de muchas familias en Miami. En su discurso público advierte que su lucha por la justicia social tiene que ver mucho con la historia de su padre, el Dr. Dereck Crocker, quien falleció hace algunos años en el Centro Médico North Shore, como consecuencia de una negligencia, y de su tío Jay, víctima de un delito de odio. 

A propósito de este background personal, uno de los puntos sobre los que se mostró más enfática durante el debate de candidatos organizado por MFP en Little Haiti, tiene que ver, precisamente, con el manejo de situaciones de violencia doméstica. Aseguró que las fuerzas del orden no están siempre capacitadas para atender la llamada de una madre siendo agredida por su pareja y que tampoco existen herramientas que apoyen a las personas sobrevivientes. 

Otro eje de su campaña es el acceso a la vivienda. Sostiene que no se trata solo de garantizar un techo digno, sino de crear comunidades seguras como herramientas para brindar estabilidad emocional y económica a quienes más lo necesitan. El objetivo principal de sus propuestas es formar redes de apoyo que permitan a los residentes de Miami vivir sin el miedo constante a perder el techo sobre sus cabezas. 

En el centro de estos programas municipales Crocker pretende incluir a los veteranos, las familias trabajadoras, los inmigrantes y otras personas en situaciones de vulnerabilidad. Para esta candidata a la Alcaldía, estos grupos sociales enfrentan una doble dificultad: por un lado el aumento sostenido de los precios de alquiler y por el otro, la falta de proyectos públicos eficaces que faciliten el acceso a un hogar asequible. 

Una parte relevante de su plataforma se relaciona con la cohesión comunitaria y con el apoyo a las asociaciones de vecinos, los programas culturales y deportivos a nivel barrial para garantizar espacios públicos de calidad donde las personas puedan interactuar y organizarse. En su visión, estos elementos contribuyen a crear entornos donde las familias se sientan protegidas interactuando unas con otras. 

Salud pública sobre ruedas para cerrar brechas

Para Crocker el acceso a mejores iniciativas de salud constituye un tema sumamente personal. Su experiencia como madre de dos hijos con necesidades especiales la ha llevado a recorrer durante años hospitales, consultas médicas y oficinas públicas, enfrentándose a sistemas fragmentados y procesos administrativos lentos. 

Marcada por sus vivencias, esta candidata propone la creación de un sistema de Unidades Móviles de Salud para llevar servicios médicos preventivos y básicos a los espacios citadinos donde hoy las opciones son limitadas o inexistentes. Cada una de estas clínicas contaría con personal médico y voluntarios capacitados para realizar chequeos sencillos, administrar vacunas y orientar sobre otros recursos disponibles. 

En declaraciones ofrecidas a El Toque afirmó que la policía no participará en la respuesta de estas unidades a crisis que no sean de emergencia. “Buscar ayuda nunca implicará contacto con el DCF (Departamento de Niños y Familias del estado de Florida) ni con ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos). La prioridad es que sea una opción segura para todos, con un trato igualitario, privacidad, respeto y dignidad”, agregó. 

En cuanto al financiamiento de esta iniciativa, Crocker explicó que la inversión inicial será de aproximadamente un millón de dólares, monto que se destinará a la adquisición y equipamiento de las unidades móviles. Además, se estima un costo operativo anual de entre $750,000 y $800,000. Para cubrir estos gastos, el proyecto contempla un esquema de presupuesto mixto que combina subvenciones estatales y federales, alianzas con universidades y donaciones de organizaciones sin fines de lucro, como el Grupo de Apoyo Jurídico Byrne del Departamento de Justicia (DOJ), especializado en modelos alternativos de respuesta ante crisis.

Políticas fiscales para fortalecer el emprendimiento inmigrante

Más allá de sus programas sociales, Crocker también ha prestado atención al fortalecimiento de los pequeños negocios propiedad de inmigrantes, con especial atención a los de la comunidad cubana, que históricamente han constituido un pilar fundamental de la economía local. Se trata de emprendimientos que son parte estructural del tejido urbano: generan empleo y representan una fuente importante de innovación y resiliencia económica.

Para fortalecer a estos actores propone un plan basado en un plazo de 30 días para la revisión de permisos, menos trámites burocráticos y tarifas claras. “Ampliaremos los objetivos de contratación para las empresas propiedad de inmigrantes y aplicaremos normas de pago puntual” en una iniciativa que busca eliminar uno de los principales obstáculos señalados por emprendedores locales: los procesos lentos, confusos y poco predecibles para obtener permisos y licencias. 

En términos de políticas de contratación pública, la candidata pretende ampliar los objetivos de adquisiciones municipales para incluir a negocios de inmigrantes y aprovechar instrumentos federales ya existentes, como los préstamos SBA 7(a) y 504, que oscilan entre los cinco y diez millones de dólares, para facilitar el acceso de los emprendedores a capital de trabajo y financiamiento para infraestructura.  

Como parte de su plataforma política también buscará establecer alianzas con Instituciones Financieras de Desarrollo Comunitario (CDFIs), que son entidades especializadas en otorgar créditos a comunidades subatendidas, incluyendo inmigrantes y otras minorías vulnerables. 

Comunidad migrante y participación sin barreras

Aunque no proviene del ámbito migratorio, Crocker ha hecho hincapié en integrar plenamente a comunidades como la cubana en la vida política local. Para impulsar su influencia política y cultural en la ciudad propone eliminar trabas burocráticas, garantizar información en varios idiomas y abrir canales de participación directa. 

Su narrativa apela a quienes han llegado a Miami buscando estabilidad pero se encuentran con sistemas institucionales poco accesibles. Es por eso que sus propuestas van más allá de barreras idiomáticas o administrativas y se concentran en impulsar mecanismos de participación ciudadana como consultas vecinales descentralizadas en centros comunitarios, escuelas o iglesias, en horarios accesibles para personas que trabajan en turnos largos. 

Asimismo asegura que creará “oficinas móviles de participación”, que recorrerán las zonas más vulnerables para informar sobre derechos locales, recoger propuestas y facilitar la inscripción en actividades municipales. Desde su intervención en el debate de candidatos en Little Haiti hasta otros espacios de campaña, ha sostenido un discurso claro: acudir a un centro de salud, realizar trámites o participar en audiencias públicas no debería implicar ningún tipo de riesgo migratorio. 

En sus intervenciones públicas, Crocker ha destacado repetidamente el papel de las comunidades latinas como núcleo de la identidad cultural de Miami. En particular, ha expresado su respeto hacia la comunidad cubana: “Honraré el sacrificio, la resiliencia y el espíritu emprendedor de las familias cubanas. Mi visión es una ciudad con seguridad sin miedo, servicios sin barreras, negocios con oportunidades de crecimiento y un gobierno municipal que se comunique en tu idioma, desde tu teléfono y en tu propio vecindario”.

El 4 de noviembre está cada vez más próximo y del resultado de las elecciones municipales dependerá el futuro de los residentes de Miami. Para miles de migrantes, incluidos los cubanos que han hecho de esta urbe su hogar, se trata de una oportunidad para hacer escuchar su voz en el espacio público. Es precisamente ahí donde Alyssa Crocker busca diferenciarse: en su intento por transformar esas aspiraciones colectivas en un proyecto de gobierno tangible.

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“Hechos, no palabras”: la filosofía de Eileen Higgins rumbo a la Alcaldía de Miami

Eileen Higgins se describe a sí misma como una mujer de acción que cree más en los hechos que en las palabras. Dice que esa es su filosofía de vida y el mantra con el que pretende transformar el gobierno municipal si es electa como la próxima alcaldesa de la ciudad de Miami. 

Con las elecciones a la vuelta de la esquina (el martes 4 de noviembre de 2025), la actual Comisionada del Condado para el Distrito 5 asegura que construir miles de unidades de vivienda asequibles, invertir millones de dólares en fortalecer cientos de pequeñas empresas, ampliar el alcance del transporte público y crear espacios verdes para que disfruten las familias; son parte de su legado como representante del gobierno local que pretende maximizar si llegase a ocupar la Alcaldía.  

A su favor cuenta con más de una década de experiencia en el ámbito público y legislativo, adquirida no solo durante su gestión como comisionada del condado, sino también a través de su labor como Directora Nacional del Cuerpo de Paz en Belice y funcionaria del Servicio Exterior en el Departamento de Estado de EE. UU.

Una trayectoria entre la diplomacia y la política local

Higgins nació en Ohio, creció en Nuevo México y desarrolló una marcada vocación internacional antes de aterrizar en la política local de Miami. Estudió Ingeniería en la Universidad de Nuevo México y posteriormente obtuvo una Maestría en Administración de Empresas (MBA) en la prestigiosa Universidad de Cornell. Esa combinación académica, junto con su experiencia como ejecutiva de marketing en corporaciones globales, fue decisiva para moldear el perfil estratégico y de gestión que más tarde aplicaría en el servicio público.

En 2006 asumió su posición en el Cuerpo de Paz en Belice, donde elaboró nuevos métodos para comprender las inquietudes comunitarias y mejorar el impacto de proyectos sociales en el país centroamericano. Poco después, ya en funciones diplomáticas, contribuyó al fortalecimiento de la relación bilateral con México y a la implementación de políticas económicas estadounidenses en Sudáfrica. 

En junio de 2018 ganó una elección especial y se convirtió en Comisionada del Condado para el Distrito 5 de Miami-Dade, cargo que ocupa hasta ahora y en el cual representa zonas tan diversas como Miami Beach, el centro de Miami, Little Havana, Shenandoah y West Flagler. Asimismo, se ha involucrado con organizaciones cívicas y comunitarias: Network for Teaching Entrepreneurship (NFTE), People Acting for Community Together (PACT), Miami Climate Alliance y League of Women Voters, entre otras. 

Antes de postularse, presentó su renuncia al puesto con efecto a partir del 5 de noviembre (un día después de las elecciones), pues la ley estatal estipula que los funcionarios públicos deben abandonar dicho cargo antes de perseguir otra posición. El objetivo de este requisito es evitar conflictos de interés y garantizar que nadie use su posición actual para favorecer injustamente su campaña.

Vivienda, transporte y negocios locales: los pilares de su propuesta

La propuesta de Higgins para la Alcaldía de Miami se sostiene sobre tres ejes que también han definido su gestión como comisionada: vivienda asequible, fortalecimiento de los negocios locales y expansión del transporte público. De hecho, durante el debate de candidatos celebrado en Little Haiti, auspiciado por Florida Rising y Miami for Democracy Project, hizo mucho énfasis en lo que ya ha conseguido en estos aspectos, gracias en gran medida a la inversión de aproximadamente tres millones de dólares en fondos para cientos de pequeñas empresas y la creación o planificación de casi 7,000 unidades de vivienda asequible. 

Con respecto a esta última materia defiende políticas de zonificación más flexibles, asociaciones público-privadas y la agilización de permisos como estrategia para responder a la crisis habitacional que afecta a gran parte de los más de 449 mil residentes de esta urbe. En ese mismo evento aseguró que la “vivienda no puede seguir siendo un lujo en esta ciudad” y que su experiencia legislativa en esta área le permitiría potenciar soluciones a escala municipal.

El segundo eje de su propuesta es el fortalecimiento de los negocios locales, considerados como el motor impulsor de la pujanza económica de la zona. Según señala esta candidata a la Alcaldía, se trata de emprendimientos familiares y comunitarios, liderados en su mayoría por inmigrantes. El verdadero valor de estas pequeñas empresas reside en su contribución a la creación de empleos, la revitalización de los vecindarios y la construcción de estabilidad financiera para todos. 

En cuanto al transporte público, Higgins buscará el desarrollo de nuevos proyectos de corredores de autobuses rápidos (BRT), una mejor organización y efectividad de las rutas ya existentes y la planificación de más espacios para bicicletas y peatones. Su objetivo es darle a Miami una visión más amplia de movilidad urbana que conecte barrios populares con centros laborales y educativos, reduciendo así desigualdades en acceso y oportunidades.

La actual Comisionada también ha hecho hincapié en que estos tres temas no pueden abordarse de forma aislada pues forman parte de una agenda social interconectada: facilitar el acceso a la vivienda sin mejorar la movilidad sería insuficiente, y fortalecer el tejido económico sin garantizar que los trabajadores puedan vivir y desplazarse en la ciudad es una fórmula incompleta.

Una visión de ciudad centrada en la diversidad y la comunidad inmigrante

Cuando en junio de 2025 la ciudad de Miami anunció su inclusión en el 27G Agreement, un convenio de colaboración con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) que permite a las autoridades locales actuar como agentes federales de inmigración en ciertos contextos, Higgins fue crítica con la decisión. 

Para defender su postura manifestó, en primer lugar, la desconfianza y el temor que generaría a nivel comunitario, en particular en vecindarios donde la relación con las autoridades locales ya es frágil. Asimismo, argumentó que este tipo de acuerdos resulta contraproducente en la construcción de un gobierno inclusivo, pues a la vez se están adoptando políticas que separan a las familias y hacen que la gente sienta miedo al acudir a los servicios públicos o denunciar abusos.

Y es que lo ha manifestado en otras ocasiones, incluido el debate de candidatos acontecido en Little Haiti: quiere dirigir un gobierno que escuche y trabaje con las comunidades inmigrantes, no uno que se perciba como extensión del aparato federal migratorio. Higgins está consciente de que más del 70 % de los habitantes de esta urbe son hispanos, de ahí que la diversidad sea parte de su narrativa política. 

Aunque su plataforma no contiene un apartado exclusivo dedicado a la comunidad cubana, Higgins no ignora su peso político y social. Como comisionada del Distrito 5 ha representado zonas con fuerte presencia cubana, entre ellas Little Havana, donde ha trabajado de cerca con organizaciones comunitarias, comerciantes y residentes para abordar problemas urbanos concretos. 

En lugar de posicionarse en debates sobre Cuba y Estados Unidos, su mensaje se enmarca en la gestión municipal: vivienda, movilidad, servicios y participación ciudadana, como parte de un enfoque que reconoce las múltiples trayectorias migratorias que conviven en la ciudad, con distintas capacidades económicas, estatus legales y niveles de integración. 

Rumbo al 4 de noviembre: una carrera que casi termina

La contienda por la Alcaldía de Miami entra en sus últimos días. En menos de un mes se elegirá a la persona encargada de encabezar el gobierno municipal en un momento particularmente complejo: crisis de vivienda, tensiones urbanas derivadas del crecimiento acelerado, desafíos climáticos y una población profundamente diversa que demanda soluciones concretas. 

Higgins apuesta por su experiencia legislativa y sus años de servicio público. Lo hace desde una perspectiva que se centra en un discurso de inclusión y gestión pragmática para trascender divisiones ideológicas, especialmente entre sectores del electorado históricamente movilizados por temas identitarios. Asegura que su gestión será transparente y que pretende recuperar la confianza de la gente en sus líderes. Quiere dar el salto definitivo: dejar atrás su rol de comisionada de distrito y tomar las riendas de toda la ciudad. 

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Entre la desconfianza y la renovación: el perfil de June Savage en la carrera por la Alcaldía de Miami

Miami se prepara para un ejercicio democrático lleno de controversias en medio de un clima político marcado por intentos nada exitosos de retrasar las elecciones a la alcaldía de la ciudad hasta 2026. El resultado de las maniobras: en noviembre de 2025 los votantes volverán a las urnas para decidir quién ocupará la oficina más importante del City Hall. 

En medio de este panorama,se abre paso el discurso de figuras menos conocidas, como June Savage, quien ha centrado su campaña en la idea de la honestidad como pilar de la gestión pública, en contraste con los casos de corrupción que han marcado la política local en los últimos años.

La propuesta central de su candidatura es llevar unidades móviles a los barrios más vulnerables y orientar a las familias sobre programas y préstamos de vivienda asequible. “Yo quiero que el Sol llegue a Miami (…) y que todos podamos subir en la vida (…)”, afirmó durante una entrevista virtual con El Toque en la que destacó el respeto que siente por los cubanos, capaces de abandonarlo todo y comenzar de cero en Estados Unidos. 

De los bienes raíces a la política local

Durante más de veinte años June se ha dedicado al sector inmobiliario en Miami, donde ha sido testigo directo de la transformación de barrios como Pequeña Habana o Flagami. Estas zonas, con profundas raíces en la comunidad cubana, atraviesan hoy un proceso acelerado de gentrificación que cambia no solo el paisaje urbano, sino también la vida de las familias que han vivido allí por generaciones. 

Esta candidata se presenta entonces como alguien que conoce el problema desde adentro, al haber trabajado directamente con quienes sufren esa transición. Comenta que en su día a día se encuentra, tanto con millonarios que buscan su próxima mansión, como con personas que necesitan rentas asequibles porque sus ingresos no permiten aún adquirir una vivienda. Al respecto, agrega que cuando habla con veteranos, con ancianos, con maestros —personas buenas y trabajadoras— le dicen que ya no tienen lugar en Miami. 

A diferencia de muchos de sus contrincantes, la trayectoria de esta mujer de 58 años no está ligada a cargos públicos ni a la gestión previa de instituciones. No ha participado en procesos legislativos ni en la administración de presupuestos municipales, en una distancia que ella no oculta, sino que convierte en parte central de su narrativa política.

June se define como una voz independiente que aspira a renovar la relación entre la Alcaldía y los ciudadanos, y confía en que ese enfoque pueda conectar con sectores del electorado que buscan un liderazgo distinto. Afirma que no arrastra compromisos con lobbies ni intereses partidistas, y que llega “limpia” a la contienda, con un argumento que definitivamente puede resonar entre quienes buscan perspectivas renovadas. 

Vivienda digna, el corazón de su campaña

Otro eje de su campaña gira en torno al acceso de las personas más vulnerables y con menos ingresos a una vivienda digna. Sintetiza su punto de vista en una frase que repitió durante la entrevista: “Affordable housing is a lie” o, en español, “La vivienda asequible es una mentira”.

Según aclara, ha visto con sus propios ojos a muchos ancianos que deben elegir entre pagar la renta o costear sus medicinas, a maestros que dedican su vida a la enseñanza pero no pueden vivir en la misma ciudad donde trabajan, y a familias que se ven obligadas a mudarse cada vez más lejos del centro, lo que constituye una prueba irrefutable de que la narrativa oficial sobre este tema es un espejismo que no considera la realidad cotidiana de los residentes.

Su propuesta para enfrentar este problema se centra en las llamadas mobile outreach units, o unidades móviles de alcance comunitario. Explica que la idea es llevar directamente a los barrios más vulnerables equipos que informen a los residentes sobre los recursos que ya existen. Añade que, en no pocas ocasiones, el dilema tiene más que ver con la desinformación y la burocracia que con la falta de programas y posibilidades de préstamos.

Contra los lobbies y la política cerrada

“No aceptaré dinero de desarrolladores ni de grupos de presión. No quiero deberle favores a nadie cuando me siente en esa silla”, aseguró June en varios momentos de la conversación, tal vez como garantía de que su gestión será una de independencia y transparencia, evitando lo que describe como la cadena de favores que termina condicionando las decisiones en el City Hall.

Frente a ese escenario, June enfatiza la necesidad de abrir espacios de participación directa y de garantizar que las decisiones municipales se tomen sin depender de compromisos con actores económicos o partidistas. Presenta esta postura como una vía para fortalecer la relación entre el gobierno local y los residentes, y para recuperar la credibilidad de la gestión pública.

En ese sentido busca asumir la conducción de una ciudad como Miami como una serie de retos complejos que van desde la administración de un presupuesto municipal considerable hasta la ejecución de políticas en áreas clave como transporte, vivienda, seguridad y resiliencia climática. Menciona que, por ejemplo, uno de los problemas más inmediatos tiene que ver con las constantes inundaciones en zonas bajas de la urbe, especialmente hacia áreas del Downtown, Brickell, Little River y El Portal. 

Inspirada por su actividad cívica, especialmente como miembro de la organización Daughters of the American Revolution (DAR) y de la Barnacle Society en Coconut Grove, June también propone incorporar de forma más activa a líderes vecinales y organizaciones comunitarias en la toma de decisiones, con el objetivo de que la política municipal refleje de manera más directa las prioridades de los residentes. Para conseguir estos propósitos intentará ampliar los mecanismos de rendición de cuentas mediante un portal digital que permita a los ciudadanos seguir en tiempo real el uso de recursos públicos y el avance de proyectos.

Raíces compartidas en una ciudad diversa

Al hablar sobre su candidatura, June insiste en que esta solo cobra sentido si logra tender puentes con quienes sostienen la identidad de la ciudad. “Mi nuera es cubana, la mayoría de mis jefes han sido cubanos y muchos de mis amigos también lo son. La comunidad cubana le ha dado tanto a Miami, y yo quiero honrar eso”, añade. 

Asegura que los cubanos no pueden limitarse a preservar su legado, sino que deben liderar la acogida de los nuevos migrantes que llegan huyendo del castrismo, de modo que ellos también aporten al crecimiento colectivo de la ciudad. La campaña de June se enfrenta ahora al mayor desafío: transformar un discurso fresco y comunitario en una opción competitiva dentro de un escenario electoral complejo. La respuesta llegará en las urnas.

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Ken Russell, de activista vecinal a figura política local

Ken Joseph Russell es un político estadounidense que, antes de ocupar cargos públicos, se dio a conocer por su participación en luchas ambientales y comunitarias en Coconut Grove, zona muy cercana a su natal Coral Gables. De hecho, fue su compromiso con estas causas el motivo de su entrada en la esfera política de Miami, como Comisionado del Distrito 2 entre 2015 y 2022, año en que renunció para postularse al Senado de Estados Unidos (aunque finalmente no logró avanzar en las primarias).

En aquel entonces decidió resolver un problema local que afectaba a sus propios hijos: los parques del vecindario sufrían de contaminación por metales pesados y las autoridades competentes no daban respuesta. Russell organizó entonces a sus vecinos y ellos mismos limpiaron los espacios dañados, probando que “el verdadero cambio empieza por la gente”, como ahora reza en el sitio web de este candidato a la Alcaldía de la ciudad.  

Para los comicios de 2025 los ejes de campaña son los mismos que marcaron su trabajo en la comisión municipal, donde sobresalió entre sus pares por un estilo más abierto, dispuesto a negociar con empresarios, vecinos, organizaciones ambientales y autoridades estatales, por supuesto, sin renunciar a su perfil de “político ciudadano”.

Entre sus principales iniciativas si logra hacerse con el máximo puesto del gobierno local, destacan proyectos vinculados a la sostenibilidad ambiental, la resiliencia frente al cambio climático, el transporte público y la regulación del desarrollo urbano acelerado que vive Miami. La solución que promueve tiene mucho que ver con planes de infraestructura verde, mejoras en drenajes urbanos y ordenanzas para contener los impactos de la expansión inmobiliaria en áreas residenciales tradicionales.

Trayectoria política y estilo de liderazgo

Durante su gestión en la Comisión de la Ciudad de Miami (2015–2022) Russell se mantuvo alejado de las presiones de contratistas y desarrolladores pues promovía ordenanzas que vincularan el aumento de la densidad urbana con medidas ambientales compensatorias y el desarrollo de infraestructuras económicamente sostenibles. 

Potenció además el mismo enfoque participativo que marcó su activismo vecinal, por lo que no pocas ocasiones su oficina se convirtió en un espacio de mediación entre comunidades diversas y el gobierno municipal, especialmente en temas urbanos complejos como la regulación del crecimiento inmobiliario acelerado de espacios como Brickell y Edgewater. 

Durante esta etapa también impulsó proyectos para fortalecer la infraestructura verde y mejorar la capacidad de absorción de aguas pluviales en barrios costeros, lo que le permitió además, posicionarse como uno de los funcionarios locales más activos en materia de protección ambiental. 

Otro de los temas que más visibilizó como comisionado y que pretende retomar ahora si llega a la Alcaldía, es la ampliación de la cantidad de distritos en la ciudad, con el objetivo de adaptar la estructura política a una población más grande y diversa, mejorar la representación comunitaria, desconcentrar el poder de los comisionados actuales y fortalecer la rendición de cuentas, especialmente en zonas vulnerables con menos peso en la toma de decisiones. 

Agenda actual y prioridades de campaña

El discurso de Russell durante los eventos de su campaña pone el acento en cómo gobernar, más que en redefinir la identidad política de la ciudad. Su perspectiva es la de alguien pragmático y técnico, con experiencia de gestión municipal, capaz de aplicar soluciones concretas a problemas estructurales que, en muchos casos, él mismo enfrentó como comisionado durante siete años.

En materia de vivienda asequible ha dicho que la solución puede venir de iniciativas de zonificación inclusiva. En un debate de candidatos auspiciado por varias organizaciones no gubernamentales como Florida Rising y Miami Freedom Project for Democracy (MFP), el ex-comisionado afirmó que piensa traer de vuelta estas estrategias.

Recordó que, durante su gestión, se estableció en Miami el distrito T6-24B, el único en todo el estado de Florida en aplicar de forma obligatoria políticas de zonificación inclusiva a un área completa. Según explicó, “cada nueva torre construida en esa zona tenía la obligación de destinar el 15 % de sus unidades a precios asequibles”. 

Lo relevante, subrayó, es que esa medida no se aplicó en áreas periféricas, sino “en pleno corazón del downtown, al oeste del centro de artes”, un lugar estratégico donde los precios del mercado suelen excluir a sectores de ingresos medios y bajos. Lamentó, además, que esta política fuera revertida por la comisión después de su salida del cargo, y planteó que uno de sus objetivos si llega a la alcaldía será “traer de vuelta la zonificación inclusiva” como herramienta estructural de política urbana: “Enviar a quienes no pueden pagar precios de mercado cada vez más lejos no es la solución. Ni para el transporte, ni para la equidad, ni para la vivienda. Eso genera disfunción en nuestra sociedad”. 

Relaciones comunitarias y posicionamiento migratorio

Aunque Russell no proviene de un trasfondo específico que lo vincule con las comunidades migrantes, su política ha estado orientada a incluir estas voces en debates sobre vivienda, desarrollo urbano y resiliencia climática. Si vence en los próximos comicios, su forma de gestionar esta diversidad será mantener canales abiertos con organizaciones vecinales, grupos ambientales, asociaciones de pequeños empresarios y líderes comunitarios de distintos orígenes.

En el caso particular de la comunidad cubana, que continúa teniendo un peso considerable en la política local, su relación ha sido principalmente institucional y vecinal. Si bien no se identifica directamente con las corrientes ideológicas más marcadas dentro del exilio, su posición sí ha sido la de un político que respeta la confluencia de distintas memorias y generaciones migratorias. 

A diferencia de su tiempo como Comisionado del Distrito 2, la actual campaña lo enfrenta a un electorado mucho más amplio y fragmentado, donde las narrativas identitarias, las trayectorias históricas y las agendas sectoriales se entrecruzan. Por el momento se ha mostrado contrario a la firma del Acuerdo 287(g) entre autoridades locales y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE). Se trata de un convenio que permite a oficiales de los departamentos de policía y de las cárceles del condado actuar como agentes de inmigración, previa capacitación y bajo supervisión federal. 

Russell: tu vecino local, no un político de carrera.

La contienda por la Alcaldía de Miami en 2025 se desarrolla en un escenario particularmente heterogéneo, donde conviven políticos de muchísima experiencia y arraigo entre generaciones pasadas y otros como Ken Russell que apuesta por un corte pragmático, por un discurso que se apoya más en la experiencia de gestión local que en apelaciones ideológicas o en un legado político familiar.

Su candidatura arroja otra visibilidad a problemas estructurales complejos: crisis de vivienda, vulnerabilidad frente al cambio climático, necesidad de reformar la gobernanza local y tensiones derivadas del crecimiento urbano acelerado. La capacidad de este activista devenido legislador para trasladar su experiencia local a una escala municipal mayor y articular un mensaje coherente ante públicos diversos, será un factor clave para definir su alcance real en la contienda. 

Su presencia en esta elección permite comprobar cómo figuras con perfiles menos marcados intentan abrirse paso en un escenario plural, donde ningún bloque social o político domina por completo el panorama. Detener la corrupción y garantizar el acceso de las personas más vulnerables a viviendas dignas son los pilares de una campaña en la que Russell se describe a sí mismo como un vecino, no como un político. 

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Laura Anderson: la candidata socialista que busca hacerse un espacio en la política de Miami

Laura Anderson no esconde su afiliación al Partido Socialista de los Trabajadores (SWP, por sus siglas en inglés) ni su admiración por la Revolución Cubana. Se trata, cuando menos, de una definición ideológica poco común en la escena electoral del sur de Florida que adquiere un significado particular cuando entra en contacto con la historia del exilio cubano y una tradición política que, en gran medida, se ha construido en oposición al castrismo. 

En un año electoral marcado por la competencia entre figuras de peso local y por la atención mediática concentrada en candidatos con trayectorias políticas tradicionales, Anderson ha optado por mantener un perfil programático coherente con su trayectoria política y con las bases que representa. 

En un debate de candidatos realizado recientemente en Little Haití dejó claro que las líneas centrales de su discurso son la cuestión laboral y el rol de los sindicatos, el problema de la vivienda, la migración y los derechos civiles. Afirmó, además, que las crecientes desigualdades económicas sólo pueden ser corregidas mediante la unidad de la clase trabajadora, la independencia frente a los “partidos capitalistas” y la construcción de liderazgos obreros capaces de incidir en las transformaciones políticas locales y globales. 

Trayectoria personal y militancia política

Anderson nació y creció en el sur de Florida y desde joven se interesó por los movimientos sociales y por la historia política internacional, particularmente las luchas obreras del siglo XX. Ese activismo y su participación en varias protestas en Los Ángeles, la llevaron a integrarse al SWP en la década de los 90 y a participar, incluso, en una brigada internacional de jóvenes que viajaron a Cuba para “aprender de la revolución socialista que se vivía allí”, según materiales divulgados por Engage Miami sobre su trayectoria.

Su militancia ha estado estrechamente vinculada a las luchas laborales y no es ajena a participar en huelgas y campañas de sindicalización, acompañando a trabajadores de distintos sectores en sus demandas por mejores condiciones y derechos. Al respecto ha dicho que el objetivo de su candidatura es representar estas causas desde una plataforma electoral y, si logra imponerse en los comicios, fortalecer las formas de organización autónoma de los trabajadores frente a las estructuras tradicionales de poder político y económico.

Durante sus intervenciones en el debate de candidatos auspiciado por varias organizaciones, entre ellas Florida Rising y Miami Freedom Project for Democracy (MFP), mantuvo una postura inclusiva, hablando siempre en primera persona del plural: “nosotros los trabajadores”, para reforzar también esa identidad colectiva de los sindicatos. 

Actualmente Anderson trabaja como conductora de trenes de carga en el sindicato SMART TD Local 1138, en Miami. Su perfil político no destaca logros administrativos o experiencia legislativa previa, sino una trayectoria militante que combina activismo sindical, participación en movilizaciones sociales y un discurso ideológico claramente estructurado.

Una plataforma marcada por el ideario socialista

La plataforma programática de Anderson se articula en torno a la idea de que los problemas sociales y económicos de la ciudad de Miami no pueden resolverse con reformas aisladas, sino que resulta necesaria una aproximación integral que priorice los intereses de la clase trabajadora y fortalezca el papel de la organización obrera y la acción pública. 

Durante su intervención en el debate de candidatos de Little Haití abordó también otros temas intrínsecamente vinculados con este: los derechos laborales, la vivienda asequible, la regularización de inmigrantes y la defensa de libertades constitucionales, pero siempre desde el prisma de una visión política que busca situar la acción de gobierno en función de los obreros.

La unidad de la clase trabajadora frente a lo que denomina “partidos capitalistas” es un hilo conductor de su discurso. Sugiere que es imprescindible fortalecer la organización sindical y crear comités de seguridad dirigidos por trabajadores. Habla también del “proletariado” y de difundir un programa socialista que cuestione el bipartidismo dominante en Estados Unidos.

Sobre la vivienda, Anderson plantea que debe considerarse un derecho básico y no una mercancía sujeta únicamente a la lógica del mercado. Insiste en promover una intervención pública para garantizar viviendas “dignas y confortables” a los sectores populares y trabajadores. Considera que el acceso a un hogar tiene que ver con la justicia social y la redistribución de recursos, con el gobierno local como actor central en la planificación urbana.

Al respecto ha dicho que: “La escasez de vivienda no es accidental (...)sino una consecuencia inherente a la explotación capitalista. Los avances en las luchas por moratorias de alquileres y por el alojamiento de las personas sin hogar, junto con la solidaridad externa, pueden ayudar a dar un respiro, pero no resuelven este problema inherente”. 

En el terreno de la migración y los derechos civiles, esta candidata rechaza las políticas de deportación que afectan a amplios sectores de la población en el sur de Florida y aboga por una amnistía para todos los trabajadores indocumentados, a quienes considera vital respetarles su diversidad y derechos. 

Cuba como referencia política

El vínculo de Anderson con Cuba no se limita a una simpatía ideológica distante, sino que forma parte activa de su historia política, sobre todo desde que en la década de los 90 visitara la isla para “para aprender de la revolución socialista que se vivía allí”. Esta referencia aparece incluso en su perfil en Ballotpedia, como un momento formativo que consolidó su compromiso con el socialismo y con las luchas obreras internacionales. En esta misma ficha biográfica declaró admirar a figuras como Fidel Castro, Malcom X, Lenin y León Trotsky.

Décadas después de ese primer contacto con el régimen de La Habana, en un acto en Barry University, afirmó: En Cuba, pudieron construir una sociedad basada en la solidaridad humana porque los trabajadores y los campesinos hicieron una revolución”. Pronunciada en el corazón de Florida, es esta una frase que muestra que su postura con respecto a la Revolución Cubana no ha cambiado con el tiempo ni con su incursión en la política electoral local. 

Entre el ideario y la realidad electoral: la apuesta de Laura Anderson

La postulación de Anderson como candidata a la Alcaldía de Miami introduce un registro poco habitual en este tipo de ejercicios. Su campaña no parte de alianzas con estructuras políticas tradicionales ni de trayectorias administrativas previas, sino de un activismo sindical sostenido y de una definición ideológica clara que pocas veces se ha visto en un contexto histórico dominado por posiciones extremadamente críticas hacia la dictadura cubana. 

En los debates públicos, Anderson apuesta por un discurso dirigido a trabajadores sindicalizados y no sindicalizados, a inmigrantes y a comunidades que, según plantea, comparten condiciones materiales similares aunque tengan trayectorias históricas y políticas distintas. 

El reto principal de esta militante del SWP es abrirse espacio en un electorado para el que el socialismo posee una carga simbólica especialmente sensible, marcada por décadas de confrontación política y por la experiencia de una diáspora que, durante más de sesenta años, ha tenido que abandonar la isla caribeña.

***

Michael Hepburn, una voz progresista en la política local

Michael A. Hepburn es uno de los candidatos que este 4 de noviembre de 2025 buscará ganar la Alcaldía de la ciudad de Miami. Se trata de un joven empresario y activista cuya pasión es, según su propio eslogan de campaña, “el servicio y la defensa pública”, en favor de las familias más vulnerables. 

Dentro de sus promesas electorales sobresale, sin dudas, su deseo de crear una beca para que cada graduado de la escuela secundaria pública de la ciudad de Miami tenga la oportunidad de asistir a una institución de educación postsecundaria. Asimismo, promete enfrentar cualquier episodio de corrupción en el City Hall y mejorar los vecindarios con medidas de seguridad más efectivas e inclusivas.

Egresado de la Universidad Internacional de Florida (FIU), Hepburn también posee un Certificado en Diversidad, Equidad e Inclusión de la Cornell University y el NBA ELEVATE Certification del Disney Institute. Dentro de su trayectoria destaca el Premio Silver Knight del Miami Herald y el galardón “40 Menores de 40 Líderes Afroamericanos de Hoy y del Futuro” de la Revista Legacy.

De Miami a la arena política: trayectoria personal y comunitaria

En 2018, cuando apenas contaba con 32 años, Hepburn se lanzó como candidato a la nominación demócrata por el Distrito 27 de Florida, siendo uno de los contendientes más jóvenes. Aunque no logró imponerse en las primarias, la campaña le permitió entrar en contacto con redes sociales más amplias, mientras consolidaba su imagen de político progresista local, con verdaderas aspiraciones de incidir en el futuro de la ciudad, donde lo fundamental es reducir el costo de vida de la clase trabajadora.

Hepburn se considera como parte de esas mismas comunidades que defiende en su discurso y ha manifestado en disímiles ocasiones que conoce, de primera mano, lo que puede significar en la vida de alguien el tener acceso a viviendas asequibles de alta calidad y el contar con una cultura de innovación y líderes auténticos que se opongan a la corrupción.

En los últimos años su pensamiento político se ha mantenido coherente. Sus argumentos para aspirar a puestos legislativos se basan en una mirada incisiva sobre desigualdad estructural y justicia social. El camino para cambiar esta realidad debe venir entonces de crear nuevas alianzas con organizaciones juveniles y líderes locales que necesitan, a su vez, recuperar la confianza en sus representantes políticos. 

Hijo de una madre soltera, que trabajó en el Museo de Arte de Miami y como maestra de educación infantil durante más de 20 años, este joven activista asegura que comprende los desafíos de las familias y que si es electo será capaz de visibilizar esas dinámicas sociales que a menudo quedan fuera del radar institucional.

Una agenda centrada en la equidad social y el acceso

Hepburn articula su agenda desde un enfoque comunitario, con medidas que buscan responder a desigualdades estructurales que, según él, se han mantenido en la ciudad a lo largo de décadas. Con respecto a su iniciativa de otorgar becas a los estudiantes que terminen el High School, ha dicho que es una forma de fortalecer el tejido social y económico de la ciudad a largo plazo, invirtiendo en la formación de jóvenes que, de otro modo, podrían quedar fuera del sistema educativo después de la escuela secundaria. 

En el debate de candidatos ofrecido en Little Haiti por Florida Rising, Miami Freedom Project for Democracy (MFP) y otras organizaciones, aseguró que “si realmente queremos crear un camino para una nueva generación de liderazgo, quienes ya han estado en el poder pueden mentorearnos y dejar que otros impulsen ideas y políticas innovadoras para generar equidad y nuevas oportunidades en los vecindarios de la ciudad”.

Hepburn cuestionó directamente el discurso oficial que presenta a Miami como una ciudad plenamente integrada y diversa. Utilizó una metáfora poderosa para ilustrar su punto: “No somos un crisol; somos un tazón de ensalada con divisores”, en una descripción que pone de relieve la fragmentación territorial y social que, según él, caracteriza a la ciudad.

Adelantó además detalles sobre cómo concibe su eventual administración: “Va a ser probablemente la administración más diversa que se haya visto en la ciudad”. Anunció que planea incrementar significativamente la diversidad dentro de su equipo, empezando por la selección de un city manager “de primer nivel” que refleje esa apuesta por la pluralidad y la representatividad.

Otro de los temas que abordó fue la baja participación electoral en la ciudad, que considera un obstáculo para lograr transformaciones reales. “Tenemos 500.000 personas viviendo aquí, pero sólo 173.000 están registradas para votar, y menos de 30.000 votan en elecciones locales”, señaló. A partir de este diagnóstico, planteó la necesidad de cultivar el cambio político desde la base, también como vía para hacer efectiva la diversidad y no limitarla a un discurso simbólico.

En su plataforma electoral, Hepburn dedica un espacio importante a la lucha contra la corrupción en el gobierno local. Considera que prácticas como el “pay-to-play” (relaciones opacas entre funcionarios y actores económicos) perjudican desde hace años la solución de problemas estructurales en la ciudad.

Plantea una ruptura explícita con lo que describe cómo “la cultura de la impunidad en el City Hall”. De igual forma, pone especial atención en la seguridad pública, pero desde un enfoque distinto al de políticas punitivas, en el que la prevención debe regir sobre la criminalización. A su juicio, este parámetro debe construirse con participación ciudadana y respuestas coordinadas que atiendan las causas sociales de la violencia, como la falta de oportunidades educativas y laborales en ciertos vecindarios.

Un liderazgo progresista en un escenario electoral competitivo

Hepburn llega a la contienda de 2025 sin haber ocupado cargos institucionales y sin estructuras partidistas consolidadas detrás. Viene con el propósito de introducir en la conversación pública una agenda progresista y un cambio generacional que nace desde abajo. Viviendas asequibles, espacios más inclusivos, respaldo a jóvenes y ancianos y un gobierno en el que no tenga cabida la corrupción, son los ejes de su candidatura.

En un escenario con propuestas diversas y voces también multidimensionales, su presencia resulta auténtica precisamente porque rompe con los discursos y las posturas más tradicionales. Con su campaña se ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que actores políticos surgidos desde la base comunitaria puedan disputar espacios de poder en un entorno históricamente dominado por élites políticas, empresariales y familiares.

Cerremos entonces con parte de su intervención en el debate de Little Haiti: “La verdadera diversidad consiste en impulsar un nuevo liderazgo en esta ciudad. Si de verdad queremos hablar de diversidad, equidad e inclusión, esa nueva generación debe verse reflejada en el poder local”. Queda esperar por la resolución de estos comicios el venidero 4 de noviembre para saber qué rumbo tomará Miami durante los próximos 4 años. 

***

El regreso de Xavier Suárez

Xavier Suárez fue el primer alcalde de Miami nacido en Cuba y es también el padre del actual alcalde, Francis Xavier Suárez. Después de varios años alejado del primer plano político, vuelve a la escena pública con el objetivo de recuperar la alcaldía y liderar, una vez más, el rumbo de la ciudad.

Este abogado, natural de la antigua provincia de Las Villas, llegó al City Hall por primera vez en 1985, en un contexto histórico marcado por el auge demográfico y político de la comunidad cubana en el sur de Florida. Su elección simbolizó entonces el ascenso de una nueva generación de líderes exiliados que comenzaban a ocupar espacios de poder en una urbe que ya notaba también la influencia económica de los cubanos emigrados desde 1959. 

Tras un primer término exitoso, marcado por el desarrollo de importantes proyectos de renovación urbana y la promoción de inversiones en infraestructura, cultura y turismo, Suárez intentó un nuevo mandato en 1997 pero su elección fue anulada por irregularidades en el voto ausente. Pero más allá de cualquier controversia, su capacidad de mantenerse presente en la esfera pública, incluso después de crisis institucionales, muestra el peso que su nombre ha tenido en la esfera local.

Una muestra de esto es su trabajo como Comisionado del Distrito 7 del Condado Miami-Dade entre 2011 y 2020. Durante esta etapa se enfocó en temas de infraestructura, resiliencia frente al cambio climático, transporte público y políticas de vivienda. Hoy, su candidatura no es solo la de un político veterano que busca un nuevo mandato: es también la de una figura histórica que debe articular su legado con las demandas y realidades de una ciudad que ya no es la misma que lo llevó al poder hace cuatro décadas.

Vínculo histórico con la comunidad cubana

El ascenso de Suárez llegó en un momento ideal para el florecimiento social y económico de la comunidad cubana en Miami. Su victoria le permitió convertirse de inmediato en la cara visible de un liderazgo que intentaba traducir el poderío financiero del exilio en una influencia legislativa, con poder de decisión real en la implementación de políticas que permitieran modernizar la ciudad y proyectar una imagen internacional. 

Su discurso de aquel entonces apelaba con frecuencia a valores compartidos por la diáspora: la defensa de la libertad y la denuncia del comunismo en la isla, mientras se apoyaba en una red de empresarios, asociaciones comunitarias y líderes religiosos cubanos para consolidar su base electoral. Asimismo, representaba también un paso generacional hacia un nuevo tipo de exiliado, formado en universidades estadounidenses y con una visión orientada a ocupar espacios institucionales. 

Su perfil de abogado, su dominio del inglés y del español y su conocimiento profundo de la realidad local le permitieron posicionarse como un puente entre la comunidad cubana y el resto de los grupos que conformaban la ciudad. Durante aquellos años, Miami experimentó un auge de migraciones latinoamericanas, particularmente nicaragüenses, haitianas y colombianas. 

Si en los 80 bastaba con apelar a una narrativa anticastrista y de éxito económico para movilizar apoyos amplios, hoy esa estrategia no garantiza el respaldo de votantes más jóvenes que se enfocan en resolver sus problemas de vivienda y en crecer como sector privado. Para adaptarse a la contienda electoral de 2025 la candidatura de Suárez asume un tono igualmente práctico: mejor infraestructura urbana, mayor seguridad y alianzas inclusivas para frenar el embate del cambio climático.

Agenda actual y prioridades de campaña

Al anunciar su campaña para los comicios del próximo 4 de noviembre, Suarez aseguró que la ciudad había logrado “avances encomiables en el mantenimiento del orden público, el impulso a un importante crecimiento económico del sector privado y la reducción del impuesto a la propiedad”, pero que todavía faltaban muchos esfuerzos en esta última área, por lo que una de sus promesas de campaña era, precisamente, eliminar el impuesto a la propiedad para casas con un valor inferior los 575,000 dólares que se promedian en el condado.  

Otros ejes de su programa son la movilidad, la vivienda asequible y la eficiencia de la gestión pública. La resiliencia frente al cambio climático, es un tema que ha ganado peso en la agenda política local en las últimas dos décadas y que tiene también un peso fundamental en la plataforma programática de este abogado. Miami es una de las ciudades costeras más vulnerables al aumento del nivel del mar, a las marejadas ciclónicas y al incremento de fenómenos meteorológicos extremos.

Durante su tiempo como comisionado de Miami-Dade (2011–2020), Suárez impulsó proyectos para mejorar los sistemas de drenaje y propuestas para fortalecer la planificación costera. Ahora, en 2025, retoma este eje de trabajo e insiste en la necesidad de una acción coordinada entre el municipio, el condado y el estado para proteger zonas residenciales y garantizar servicios básicos ante los desafíos climáticos más severos como los huracanes y las inundaciones.

Sobre la crisis de vivienda dijo, en un debate de candidatos que se celebró en el Complejo Cultural de Little Haiti, que la zonificación inclusiva debe ajustarse para garantizar el acceso real de sectores de ingresos medios y bajos, y no limitarse a fórmulas que terminan beneficiando a grupos con mayores recursos. Al mismo tiempo, subrayó la importancia de que la ciudad y el condado continúen aportando terrenos públicos para proyectos de este tipo, de modo que puedan establecerse requisitos claros a los desarrolladores.

En su intervención, también reconoció que la ciudad ha avanzado en esta materia, pero insistió en que “hay que hacer mucho más de cara al futuro” para atender a la población trabajadora que hoy enfrenta las mayores dificultades para acceder a una vivienda asequible cuando apenas generan entre 40,000 y 50,000 dólares anuales. 

Con respecto a los parámetros que, precisamente, definen qué es asequibilidad, aseguró: “Si hablamos de viviendas al 80 % o 120 % del ingreso medio del área (AMI), y ese ingreso sigue subiendo, pronto no estaremos beneficiando a los sectores que realmente lo necesitan”. De igual forma hizo referencia a algunos de los logros de su pasada gestión legislativa cuando implementó mecanismos de zonificación inclusiva ligados a incentivos de densidad en zonas de desarrollo orientado al transporte, especialmente en el área de Brickell. 

Explicó que, como comisionado, el condado aportó terrenos públicos para proyectos de vivienda vinculados a nodos de transporte masivo, lo que permitió exigir a los desarrolladores la incorporación de porcentajes significativos de viviendas asequibles en sus edificaciones.

Aunque sus propuestas se centran en cuestiones urbanas, Suárez también ha insistido en la necesidad de mejorar la eficiencia administrativa y fortalecer la coordinación interinstitucional. Para ello considera esencial que se modernicen los procesos, se reduzca la burocracia y se distribuyan mejor los recursos municipales para realmente solucionar problemas sociales. 

Un veterano en un escenario electoral distinto

La Miami en la que Xavier Suárez busca hoy recuperar la Alcaldía es muy distinta a la ciudad de los años 80 o 90. Estamos en una urbe con una estructura demográfica y social mucho más compleja. La población cubana ya no es el único bloque migrante determinante, y convive con comunidades venezolanas, haitianas, colombianas, nicaragüenses y de otras procedencias que también reclaman representación política, por lo que el electorado es también mucho más diverso y fragmentado. 

En este escenario, el veterano legislador de origen cubano no se presenta únicamente como un político con experiencia, sino como una figura histórica que intenta insertarse en un panorama transformado y una conversación pública que ha evolucionado en sus actores, temas y lenguajes. Su candidatura permite observar cómo un político más tradicional también puede redefinir su papel en una época marcada por la diversidad, la transformación económica y las urgencias climáticas. 








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