Los dirigentes cubanos cambian las reglas para asegurarse de que el control no salga de sus manos después de más de seis décadas. El país se mueve en un terreno donde el poder se restringe, se guarda y se protege. En ese entorno de profundo hermetismo, las decisiones más relevantes se toman sin consenso popular y de manera inesperada.
La reciente reforma constitucional, que elimina el límite de edad para aspirar a la presidencia, representa un alejamiento del discurso de «renovación generacional» promovido por la propaganda y por la alta dirigencia del Partido Comunista (PCC) en años anteriores. El ajuste refleja una estrategia política que expone la desconfianza sobre «el relevo» en un contexto en el cual se mira con sospecha la emergencia de nuevas figuras políticas.
Por otro lado, el escándalo por la purga de una ministra —una forma de control de daños que es usual bajo el régimen del PCC— ha ocupado el centro de los titulares sin que se hable de lo más importante: el impacto de un ineficiente Programa de Gobierno y de un ajuste económico que sacrifica a los más pobres, a partir de la reducción del gasto social.
También la economía cubana continúa enfrentando retos estructurales para producir bienes y servicios. Además, sigue aumentando la dependencia de las importaciones. La situación se agrava por la fragilidad de la infraestructura electroenergética. En este episodio de Radiografía de Cuba analizamos las limitaciones del modelo vigente y algunos datos presentados en la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP).
Sucesión ¿sin relevo?
El Parlamento cubano aprobó una reforma que elimina el límite de 60 años para quienes aspiren, por primera vez, a la presidencia. Esta condición, incluida en el artículo 127 de la Constitución vigente desde 2019, fue anunciada en la última jornada de la ANPP. La polémica reforma desestima lo que en su momento fue considerada por Raúl Castro como una medida esencial para «rejuvenecer», inicialmente, los altos cargos del Partido.
Estas fueron las palabras del exgobernante cubano en 2016: «Proponemos establecer 60 años como edad máxima para ingresar al Comité Central y hasta 70 años para desempeñar cargos de dirección en el Partido, lo cual sumado a la limitación de hasta dos períodos consecutivos para ocupar responsabilidades políticas, garantizará desde la base, el rejuvenecimiento sistemático en todo el sistema de cargos partidistas. Y repito que después habrá que regularlo con precisión porque habrá quien tenga 75, 80 años y sirva para hacer una actividad importante, pero no una actividad de dirigente (...) por razones obvias».
La reforma de 2025 se aprobó a escondidas, luego de una «sesión extraordinaria» del Consejo de Estado del lunes 14 de julio, con previo acuerdo del Buró Político y sin que trascendiera en los medios. Este hecho, además, ocurrió sin debate público ni consulta popular y modifica una de las pocas normativas institucionales de «renovación» que habían quedado en la carta magna. Aunque el cargo de presidente no es el único de peso dentro del aparato político cubano, la eliminación del límite de edad es significativa en un contexto de alta concentración de poder.
El cambio ocurre a tres años del fin del segundo mandato de Miguel Díaz-Canel, quien deberá dejar la presidencia en 2028, según las reglas constitucionales actuales. A diferencia de lo establecido hasta ahora, ya no será necesario que «la continuidad» provenga de una generación más joven.
Más importaciones de alimentos desde EE. UU.
Cuba amplía su dependencia de mercancías provenientes del «enemigo». Entre enero y mayo de 2025, las importaciones cubanas de alimentos desde Estados Unidos ascendieron a 204.9 millones de dólares. El principal producto adquirido fue pollo congelado, con adquisiciones por más de 15 millones de dólares, solo en mayo. También hubo compras de leche en polvo, arroz, café y alimentos procesados. Los datos aparecen en un informe reciente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba.
El comercio bilateral con EE. UU. se realiza bajo una licencia especial del Departamento del Tesoro que permite exportaciones agrícolas y humanitarias, aunque con restricciones en los métodos de pago. Aun así, el aumento del volumen de importaciones refleja que existen márgenes para la operación económica más allá del discurso oficial sobre las sanciones estadounidenses.
En la ANPP, el Gobierno cubano reiteró el papel cada vez más relevante de actores privados en la economía nacional, especialmente en la importación de bienes diversos. Según datos presentados durante las sesiones del Parlamento, en la primera mitad de 2025, este sector importó mercancías por un valor superior a los 1 000 millones de dólares, lo que supone un aumento del 34 % respecto a igual período del año anterior.
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) lideran estas operaciones, concentrando el 70 % del total. Les siguen los trabajadores por cuenta propia, con un 26 %, y en último lugar figuran los artesanos, así como las cooperativas agropecuarias y no agropecuarias, que en conjunto representan el 4 % restante.
Inversiones pero falta la luz
Datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) indican que el sector de «electricidad, gas y agua» recibió el 33.5 % de toda la inversión pública en el primer trimestre de 2025. Sin embargo, el país sigue generando menos electricidad que en igual período del año anterior, según reconoció Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación.
En un video de CubaxCuba, el economista Omar Everleny precisó cuál ha sido una de las causas fundamentales de la crisis: «Se produjo una construcción excesiva de hoteles de alta gama (...) y el nivel de ocupación es muy bajo. No se modernizaron las plantas obsoletas, no se invirtió en cambiar la matriz energética y eso fue llevando realmente a esa situación de crisis que ahora tenemos. Hoteles cinco estrellas y apagones alrededor del hotel».
Y es que pese a los «avances» anunciados por la propaganda en la instalación de los parques fotovoltaicos, la matriz energética del país continúa dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles. El 15 de julio de 2025, Cuba enfrentó uno de sus peores días del año en términos energéticos, con un apagón que alcanzó un déficit máximo de 2 020 megavatios a las diez de la noche, según reportó la Unión Eléctrica (UNE).
Jorge Piñón, analista cubanoamericano del Instituto de Energía de la Universidad de Texas, en Austin, ha advertido que para lograr estabilidad real se necesita una transformación profunda del SEN, lo que implicaría inversiones sostenidas durante al menos una década.
El ajuste que recortó derechos
El economista Pedro Monreal ha señalado que la drástica reducción del gasto en Salud, Educación y Seguridad Social es una pieza central de la estrategia económica del Gobierno cubano para «intentar estabilizar» la economía. Según cifras oficiales, la inversión en estos sectores cayó del 22.9 % del PIB en 2008 al 13.3 % en 2024. La disminución no solo refleja un ajuste presupuestario, sino una transformación del modelo estatal que afecta directamente la vida cotidiana de millones de cubanos.
Monreal describe este giro como la consolidación de un «Estado de bienestar socialista de bajo costo», en el que el ajuste fiscal se traduce en la reducción sostenida de servicios básicos. Por ejemplo, en 2024, el gasto en Salud fue de apenas 5.1 % del PIB; en educación, 4.3 %; y en seguridad social, 3.9 %, según datos de la Asamblea Nacional. La caída más abrupta ocurrió entre 2020 y 2021, tras la implementación del fallido paquete de reformas conocido como Tarea Ordenamiento.
A pesar de que el déficit fiscal bajó al 6.5 % del PIB en 2024, Monreal advierte que se logró «a costa de recortar la base económica que sostiene los programas sociales». Incluso, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, reconoció que algunos subsidios no se ejecutaron, aunque no mencionó cuáles. La falta de transparencia y la aplicación desigual del presupuesto agravan la percepción de abandono estatal entre sectores marcados por la pobreza.
En mayo, un reporte de la televisión estatal precisó que en varias provincias se han dejado de ejecutar fondos asignados a la Asistencia Social. En ese momento, el régimen responsabilizó públicamente a los Gobiernos locales por los incumplimientos y prometió más control. Sin embargo, el incremento de los recortes sociales y el contraste con las inversiones en turismo reavivan los cuestionamientos sobre las prioridades del sistema, que niega el empobrecimiento masivo y prefiere referirse a «vulnerabilidades económicas».
*Estos y otros temas son analizados en el episodio más reciente de Radiografía de Cuba, un videopódcast de elTOQUE en alianza con la Fundación Konrad Adenauer.
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