Cuenta cierto chisme histórico, aún sin comprobar del todo, que en enero de 1909 una señora llamada América Arias se presentó en una estación de policía habanera para buscar a su esposo, quien había sido detenido en una pelea de gallos ilegal. Al día siguiente, el detenido asistía a su acto de juramentación como presidente de la República de Cuba. Se iniciaba así la presidencia de José Miguel Gómez y Gómez, quien se desempeñaría como jefe de Estado en Cuba entre 1909 y 1913. A la vida y las complejidades gubernamentales de la gestión del general mambí se dedica el presente artículo.
¿Quién fue José Miguel Gómez?
El segundo presidente cubano luego de la independencia nació el 16 de julio de 1858. Era hijo de una de las principales familias ganaderas del centro de la isla. Estudió en el colegio que los padres jesuitas tenían en Sancti Spíritus y después en el Instituto de Segunda Enseñanza en La Habana. Con solo 17 años, en 1875, José Miguel se incorporó a la Guerra de los Diez Años bajo las órdenes de su coterráneo, el entonces coronel Serafín Sánchez. Para 1878 (tres años después) ostentaba el grado de capitán del Ejército Libertador.
Después del Pacto del Zanjón, en el que la mayoría de los mambises depusieron las armas, José Miguel conoció a América Arias, con quien contrajo matrimonio. Dicen que era una mujer de carácter fuerte que combinaba con una inmensa vocación solidaria.
En agosto de 1879 estalló la Guerra Chiquita y José Miguel Gómez se sumó a la contienda, alzándose en los primeros días de diciembre de 1879, al frente de un grupo de hombres, con grado de comandante. América Arias —quien había alcanzado el grado de capitana— lo acompañó en el conflicto militar. Luego de que diera inicio la guerra de 1895, José Miguel Gómez también se incorporó de inmediato.
En los finales del conflicto armado dirigió una serie de acciones en la actual provincia Sancti Spíritus, que le valieron los grados de mayor general del Ejército Libertador. El primer combate de su ofensiva ocurrió el 9 de marzo de 1897 en el poblado Paredes. El 19 de julio de 1898 tomó el poblado El Jíbaro y una semana después tuvo su más destacada actuación en la guerra con la toma de Arroyo Blanco.
Finalizada la guerra, José Miguel Gómez entró al ruedo político de la Cuba sin España. Fundó el Partido Republicano Federal, lo cual le posibilitó ser parte de la Asamblea Constituyente de 1901. El 31 de diciembre de ese año resultó electo gobernador de Las Villas y el 30 de septiembre de 1905 renunció al cargo para presentar su candidatura a la presidencia de la República. Después de las elecciones fraudulentas de Tomás Estrada Palma, Gómez lideró el alzamiento del Partido Liberal (conocido como Guerrita de Agosto), conflicto que terminó en la segunda intervención militar estadounidense.
José Miguel era el típico guajiro villareño. El general era de complexión robusta y gestos simpáticos. Además, a diferencia de Don Tomás, no era un hombre culto y de trato formal, sino el típico campesino que conversaba y entablaba confianza a la primera. Tanto es así que sus apodos (Tiburón y el Guajiro del Jíbaro) se lo pusieron sus cercanos durante la Guerra de Independencia debido a su trato «campechano». Su pasión eran las peleas de gallos finos, así que eliminó su prohibición una vez que llegó al poder. La fama de trato guajiro le valió un inmenso apoyo popular durante su candidatura presidencial en 1908.
¿Cómo fue la llegada de José Miguel Gómez a la presidencia?
Durante la segunda intervención militar, un número significativo de miembros del autodisuelto Partido Moderado se integraron a un nuevo partido político, el Partido Conservador. En este, los antiguos moderados serían mayoría, pero, dirigidos por nuevos líderes, al estructurarse definitivamente en 1910. El Partido Liberal, reconstituido totalmente en 1905, estaba dividido básicamente en «miguelistas» y «zayistas», partidarios respectivos del mayor general del Ejército Libertador José Miguel Gómez y del Dr. Alfredo Zayas y Alfonso. La división se salvaría temporalmente mediante la candidatura de José Miguel Gómez para presidente y la de Alfredo Zayas para vicepresidente.
El 28 de enero de 1909 José Miguel asumió la presidencia de la República e incorporó a su gabinete figuras pertenecientes a las dos tendencias del Partido Liberal (zayistas y miguelistas); entre ellos, Justo García Vélez (hijo de Calixto García), el escritor Ramón Meza, también a Gerardo Machado (quien fue secretario de Gobernación) y a Manuel Sanguily (ocupó las secretarías de Estado, Justicia y Gobernación). Bajo el Gobierno de José Miguel Gómez se avanzó en la elaboración y aprobación de la legislación complementaria de la Constitución de 1901, lo que continuaba la labor de la Comisión Consultiva (creada durante la segunda intervención militar). El comité estaba integrado por juristas cubanos y estadounidenses que elaboraron la Ley del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial, la ley de los municipios y de las provincias, la de Servicio Civil, la Ley Penal Militar y la Ley Electoral.
En el plano social, el Gobierno de José Miguel Gómez implementó un importante grupo de medidas y leyes. En el ámbito laboral destacan la implementación de la jornada laboral de 8 horas, la regulación que prohibía el trabajo infantil, las disposiciones legales para el cierre de los establecimientos comerciales a las 6:00 p. m., y el establecimiento de los días festivos y feriados.
Pero sin duda fue la Ley Arteaga la medida legal que más significación tuvo sobre el ámbito laboral, pues prohibía el pago a los trabajadores mediante vales y fichas. La legislación impactó de modo especial entre los obreros de la industria azucarera, que rara vez recibían su salario en metálico. Lo recibían en vales, bonos y fichas que solo eran canjeables en establecimientos que muchas veces también eran propiedad de sus empleadores (en otras ocasiones los vales eran recibidos por los comerciantes con descuentos, lo que hacía que los salarios reales estuvieran devaluados o secuestrados para muchos cubanos). Durante su mandato también se organizó el Ejército permanente cubano, dirigido por el general José de Jesús Monteagudo y el general José Martí Zayas-Bazán (hijo de José Martí, quien se había ganado sus grados militares en la guerra).
La gestión política de José Miguel, debido a sus nexos y manejos turbulentos, estuvo atravesada por la corrupción. La famosa frase «Tiburón se baña, pero salpica» que nos enseñaron en la escuela cual consigna política, fue pronunciada por Gómez en medio de un aprieto político generado en una corruptela cotidiana. Su Gobierno fue sumamente costoso, pues la corrupción estaba por todos lados. Las medidas sociales implementadas también tuvieron un alto costo económico; eso tampoco nos lo cuentan en las clases de Historia. Cada año de Gobierno de José Miguel Gómez costó 34 millones de pesos al Estado cubano. Al salir de la presidencia, las holgadas arcas públicas que había dejado don Tomás ascendían apenas a un millón de pesos y Tiburón era multimillonario. Pero debemos reconocer que, en la época histórica, los desfalcos administrativos eran un fenómeno común en América Latina, situación que aún hoy mantiene.
El mandato de José Miguel Gómez estuvo atravesado por cuatro episodios de máxima corrupción. En 1910 se produjo el canje de los terrenos de la estación ferroviaria de Villanueva —donde está hoy el Capitolio— por los terrenos del Arsenal —ubicados donde se encuentra la Estación Central de Ferrocarriles—. El fraude tenía su origen en el valor superior de los terrenos de Villanueva sobre el Arsenal. Así que alguien se quedó con el vuelto. En 1911 se le concede a la Cuban Ports Company (compañía estadounidense) los permisos para dragar los puertos cubanos. Pero sucede que el Gobierno nunca pagó a los inversionistas, los cuales exigieron al Departamento de Estado norteño su indemnización, que costó al tesoro cubano 10 millones de dólares, más de la mitad de lo invertido.
En 1912 continuaron los escándalos. Magoon, el gringo interventor que gobernó Cuba después de Estrada Palma, había concertado un préstamo considerable durante su Gobierno destinado a la instalación del alcantarillado de La Habana y de Cienfuegos, la pavimentación de la capital y la construcción del acueducto de Cienfuegos, para cuya conclusión José Miguel Gómez solicitó otro empréstito por 13 millones de dólares. Ya saben, hubo que pedir más.
Pero fue el alzamiento del Partido de los Independientes de Color entre mayo y julio de 1912 el momento más polémico de la gestión presidencial de José Miguel Gómez. El conflicto fue generado por el amplio racismo existente en la sociedad cubana en general y en los grupos de poder en particular. Para entender las complejidades de los sucesos de 1912, los invitamos a escuchar la sesión «El Debate», en la que analizamos, en compañía del historiador Alexander Hall, el desarrollo del Alzamiento del Partido Independiente de Color.
Sin dudas, la presidencia de José Miguel Gómez fue un período complejo, en el que la corrupción, el clientelismo político y el conflicto de 1912 fueron los aspectos transversales. Pero también se debe recordar la legislación social impulsada y la estabilización de marco jurídico regulador del Estado. Seguir aproximándonos a los matices de nuestro pasado, entendiendo los contextos y las personalidades será siempre la oportunidad perfecta para dar un toque de historia.
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