Durante la pandemia, las limitaciones de interacción física nos han empujado al espacio virtual. La conexión a Internet se ha convertido en un pasaje al refugio y la compañía de las redes sociales. Allí se han encontrado madres a quienes el trabajo en la casa, el cuidado de los hijos, la incertidumbre y el encierro les dibujaron un panorama desalentador el último año.
En Cuba, a lo anterior se suma la crisis económica, las colas y la escasez. Para apoyarse mutuamente y compartir experiencias, el grupo de Facebook Madres cubanas por un mundo mejor, que reúne a más de 52 mil cubanas, se ha convertido en una familia virtual en la que comparten dudas, preocupaciones, lágrimas y risas.
«El objetivo ha sido reunir a madres para que, de una manera u otra, se sientan en familia; que cualquier duda, preocupación o pregunta que tengan sea tomada en cuenta. Hay mucha variedad de publicaciones: lo mismo encuentras una crítica, que una oferta, o el anuncio de la llegada de un bebé», cuenta su administradora, Jeidy Rodríguez.
De grupo de Facebook a gran familia
Jeidy no calculó el alcance que llegaría a tener su grupo. «Cuando quedé embarazada hace dos años y medio, empecé a buscar en Internet cositas para el niño, porque me era muy difícil encontrarlas en las tiendas», cuenta esta mujer de 25 años.
También necesitaba hacer preguntas. No tenía cerca a su madre, y se sentía sola. «Se me ocurrió crear un grupo en Facebook, ya que no encontré ninguno de este tipo en aquel momento. Mi idea era reunir cierta cantidad de madres para ayudarnos y apoyarnos».
El primer nombre del grupo fue Revolico bebé y niños, porque el espacio servía para ofrecer y comprar artículos para esas edades. Pero no demoraron en comenzar a contarse anécdotas, compartir preocupaciones y festejar logros de los hijos.
Una de las madres, Doriliz Díaz, propuso cambiar el nombre del grupo para que expresara mejor lo que representaba para sus miembros. «Este grupo maravilloso me ha devuelto la fe en la sociedad. ¡Cuántas madres cubanas ayudándose unas a otras! Preocupadas por una bebé a la que no conocen y dispuestas a dar amor a quien lo necesite», escribió Díaz.
«No se trata solo de lo material, sino de brindar apoyo. Muchas gracias, mamitas, por este grupo, al que creo que deberíamos cambiar el nombre y rebautizar como Mamis cubanas por un mundo mejor. ¡Gracias a todas!». La administradora hizo encuestas para el cambio de nombre y quedó el que tiene actualmente.
«Empezaron a subir las vistas del grupo y las solicitudes de membresía. Al ser privado, yo al principio filtraba; hasta que fueron demasiadas solicitudes y de cierto modo la situación se me fue de control».
Para Jeidy fue sorprendente que la familia de Madres cubanas por un mundo mejor llegara a crecer tan rápido en pocos meses. «Me siento orgullosa de haber creado un espacio para que nos sintamos identificadas».
Con la evolución de este espacio virtual, se sumaron otra administradora y varias moderadoras que ayudan a mantener los propósitos del espacio, sus condiciones de uso y la política de privacidad.
Donaciones y solidaridad
A medida que los miembros aumentaban, las madres comenzaron a compartir con mayor frecuencia, a tejer empatías y a construir redes de apoyo.
Durante el último año han surgido situaciones extraordinarias que no solo sensibilizaron a la comunidad del grupo, sino que la movilizaron.
Es el caso de Mateo, bebé que nació con una trisomía 13, enfermedad genética, conocida también como síndrome de Patau, con una baja incidencia en Cuba, de uno por cada 10 mil niños. Además tenía otros padecimientos que complicaban su evolución.
Cuando se supo sobre él en el grupo, las madres se interesaron por su estado, crearon un grupo aparte en Whatsapp para recaudar dinero y ayudar a su mamá, Yilianne Arteaga. Consiguieron un balón de oxígeno para el pequeño y estuvieron al tanto hasta el último respiro del bebé, el 14 de octubre de 2020.
«No se imaginan cómo me puedo sentir, pero a su vez, tener a tantas madres ahí al pendiente me dan fuerzas para llevar esto. Bendiciones a todas y a este grupo por existir», escribió Yilianne en aquel momento.
Se reportó un caso de abuso infantil que movilizó nuevamente a las integrantes del grupo, hasta que lograron intervenir a favor del menor.
«Hasta ahora no he podido ayudar con medicinas ni con ropas de bebé, pero he dado consejos cuando alguna ha tenido a su bebé enfermo, he sufrido junto a ustedes, he sido feliz con la recuperación de cada uno y con las donaciones que se han sabido organizar y entregar. Gracias, grupo, por ser la alegría en estos tiempos difíciles», escribió en el muro Belkis Hernández.
Arelis Alemán también tiene su historia de gratitud. «Me tocó necesitar un medicamento para mi niña y sin dudarlo muchas me ofrecieron ayuda. Gracias a ustedes, hoy mi niña está tomando su antibiótico y yo quedo más que agradecida a todas», comentó.
La comunidad, grupo de redes sociales al fin y al cabo, ha organizado retos de disfraces. Se han publicado travesuras infantiles durante la cuarentena, platos improvisados para sorprender a los pequeños a pesar de la escasez; se ha contado sobre partos, relaciones afectivas y superaciones de cada mamá.
«El grupo ha servido de sostén para todas nosotras. Entre intercambio, conversaciones y debates, hemos reído y llorado juntas, y de este modo se ha logrado nuestro principal objetivo: compartir sentimientos», celebra su administradora.
Del espacio virtual al físico
Antes de la pandemia, las madres del grupo estaban preparando excursiones y otras actividades, pero los planes se interrumpieron con la llegada de la COVID-19. Ahora esperan ansiosas poder pasar tiempo juntas cuando la pesadilla acabe.
Una de las integrantes de Madres cubanas por un mundo mejor, Irina Cancela, escribió que «este grupo y mi bebé son lo mejor de la cuarentena. Nos mantiene actualizadas y activas».
A partir de esta comunidad central, han creado tres grupos de madres cubanas en WhatsApp, uno en Telegram, y dos más en Facebook llamados Revolico para bebés, para permitir el intercambio en todas las plataformas.
«Aquí todas están relajadas y dispuestas a ayudarse. Hacen donaciones, se desahogan por los problemas del país y las colas. Nadie se ofende ni se falta el respeto, nos hacía falta algo así para liberar tensiones. Gracias a todas», confesó Yohima Zarragoitia en el grupo.
Además, Jeidy cuenta que «hay madres dentro y fuera de Cuba, e incluso algunas de otros países. También se han sumado muchos padres. En ocasiones me dicen que cambie el nombre a madres y padres cubanos, pero perderíamos nuestra esencia, que es apoyarnos también como mujeres».
En medio de la emergencia sanitaria y la crisis económica, el grupo Madres cubanas por un mundo mejor está en sintonía con su nombre y convida a acortar distancias desde el espacio virtual. No hay lugar para la soledad y el aislamiento mientras sus más de 52 mil miembros conviven como una gran familia. Y no son las únicas: una búsqueda rápida muestra más de cinco grupos de madres cubanas, solo en Facebook.
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