Durante la sesión del Parlamento cubano del 19 de julio de 2024, Juan Carlos Alfonso Fraga, Vicejefe primero de la Oficina Nacional de Estadísticas, reconoció que la población cubana decreció en 1 125 627 personas, de ellas 1 005 006 por concepto migratorio y 120 621 debido a la prevalencia del número de defunciones sobre el total de nacimientos.
Al cierre de 2023, más de 1.3 millones de cubanos se encontraban fuera del país, de los cuales alrededor del 75 % no tiene residencia efectiva en Cuba. Este éxodo ha contribuido de manera significativa a la reducción de la población, que al 31 de diciembre de 2023 se estimaba en 10 055 968, una cifra similar a la de 1985.
Las cifras expuestas por Alfonso Fraga, que implican una reducción del 10 % de la población en cuatro años, serían muy conservadoras al contrastarlas con las estimaciones realizadas recientemente por Juan Carlos Albizu-Campos, Profesor Titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) de la Universidad de La Habana, quien calculó en un reciente estudio que la disminución de la población cubana en los dos últimos años equivalía al 17 %.
«Poco menos de 9.25 millones de habitantes es la estimación de la población cubana», concluyó Albizu.
Asumiendo las cifras oficiales presentadas por Alfonso Fraga, un decrecimiento poblacional del 10 % en solo cuatro años representa una crisis demográfica aguda y de extrema gravedad por ser inusualmente alta y disruptiva, en contraste con la naturaleza típicamente gradual de los cambios demográficos.
El éxodo cubano tendrá repercusiones en la economía y los sistemas sociales, como se ha mencionado en trabajos previos, sobrepasando la capacidad de adaptación de servicios públicos, mercados laborales y sistemas de pensiones.
Un declive tan abrupto generalmente responde a causas extremas como catástrofes naturales masivas, una pandemia muy severa, una guerra a gran escala o, en el caso cubano, un éxodo masivo de población. Recuperar los niveles de población previos puede tomar décadas.
El análisis de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) presentado ante la Asamblea Nacional del Poder Popular reveló que todas las provincias y municipios experimentan un descenso en su población, pero con variaciones significativas entre regiones. Las provincias más afectadas por el decrecimiento poblacional incluyen La Habana, Cienfuegos y Mayabeque. Por otro lado, Granma, Guantánamo y Santiago de Cuba experimentaron los menores decrecimientos, aunque no están exentas de las tendencias nacionales.
En términos absolutos, La Habana sigue siendo la única provincia «millonaria» en términos de población, aunque ha visto una disminución significativa desde los dos millones de habitantes. Provincias como Holguín y Santiago de Cuba también han descendido del millón de habitantes, reflejando una redistribución demográfica notable.
En el crecimiento o disminución de la población influyen tanto el número de nacimientos y defunciones como las salidas o entradas en términos migratorios. Por tanto, hay otros fenómenos asociados al análisis que cobran vital importancia tales como el envejecimiento demográfico, el cual constituye uno de los principales desafíos en el contexto cubano.
Envejecimiento poblacional, baja natalidad y alta emigración
En la actualidad, el 23 % de la población cubana tiene 60 años o más; en provincias como Villa Clara y La Habana las cifras son aún mayores, del 26.2 % y 24.8 % respectivamente. El municipio Plaza de la Revolución en La Habana continúa siendo el más envejecido, con el 35 % de su población mayor de 60 años, mientras que Yateras en Guantánamo es el menos envejecido, con el 16 % de su población mayor de 60 años.
La tendencia se ve agravada por la baja tasa de nacimientos y la alta tasa de emigración. Entre 2021 y 2023, se registraron 284 891 nacimientos frente a 405 512 defunciones, resultando en un crecimiento natural negativo de 120 621 personas.
La tasa de natalidad continúa en descenso con expectativas de registrar menos de 80 mil nacimientos en 2024, la cifra más baja desde 1959.
En días anteriores Catherine Chibás Pérez, jefa del Programa Materno Infantil (PAMI), alegó que la tasa de mortalidad infantil disminuyó de 7.9 por cada mil nacidos vivos en 2023 a 7.4 en lo que va de 2024.
La doctora Chibás Pérez enfatizó que problemas como la anemia materna y la desnutrición siguen afectando a la población vulnerable. En la actualidad por cada 100 mil nacimientos mueren 37.5 gestantes.
El embarazo en la adolescencia mantiene una tendencia creciente, con el 82% casos en gestantes con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años.
El Parlamento también debatió sobre la necesidad de mejorar las condiciones para las gestantes y los lactantes, incluyendo la construcción de más hogares maternos y la mejora de la infraestructura sanitaria. Actualmente, 35 municipios no cuentan con hogares maternos adecuados.
En cuanto a la atención a las gestantes, Betsy Díaz Velázquez, ministra de Comercio Interior, explicó que al cierre de 2023 habían en Cuba 28 073 embarazadas inscritas al programa de canastillas el cual «no logró satisfacer la demanda» y mantiene «afectaciones de etapas anteriores».
En cuanto a la relación de dependencia, que mide la cantidad de personas dependientes (menores de 14 años y mayores de 60) por cada 1,000 personas en edades laborales (15-59 años), ha aumentado considerablemente. En 2023, esta relación se situó en 681 dependientes por cada mil personas en edad laboral, incrementando desde 631 en años anteriores. Este cambio refleja un envejecimiento de la población que coloca una mayor carga sobre la fuerza laboral activa.
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