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Foto: Kyn Torres.

Aumentan muertes infantiles y juveniles por suicidio en Cuba

20 / noviembre / 2024

El Anuario Estadístico de Salud de Cuba,en 2023, reveló un crecimiento en los casos de suicidio entre las poblaciones más jóvenes de la isla. El aumento de las muertes, por lesiones autoinfligidas intencionalmente, en la franja de 5 a 18 años ―tercera causa de muerte― sugiere que algunos de los trágicos eventos podrían haber ocurrido en edades infantiles (10-­14 años), algo alarmante que indica factores graves que afectan hoy la salud mental de los niños cubanos.

Los datos muestran que las muertes por lesiones autoinfligidas intencionalmente, en menores entre 5 y 18 años, aumentaron de 18 en 2022 a 28 en 2023. A su vez, entre los adolescentes de 10 a 19 años, los fallecimientos por esta causa tuvieron un incremento más leve, de 31 a 34; aunque se mantiene como la cuarta causa de muerte en ese grupo.

De acuerdo con un estudio de 2020 de la Universidad Central de Las Villas, el incremento en edades tan tempranas puede estar relacionado con una variedad de factores, entre los que destacan problemas familiares, el estrés socioeconómico, la violencia doméstica o el bullying.

Conducta suicida infantil, un problema en ascenso

Un estudio de 2020 sobre el comportamiento suicida en los adolescentes del municipio Las Tunas, llamó la atención sobre el descenso en el rango de edad de estas conductas. De acuerdo con la investigación, el grupo de 12 a 14 años representó el 35.7 % de la muestra. Prevaleció el grupo de 15 a 18 años con el 64.3 %.

El anuario estadístico del Ministerio de Salud Pública (Minsap) no ofrece datos ni otros reportes relacionados con los intentos o conducta suicidas de los menores de 12 años. Los investigadores villaclareños advirtieron que la falta de datos en el registro del Minsap dificulta las estrategias de prevención y atención.

Tras revisar la literatura disponible en Cuba desde 1978, los autores confirman la existencia de comportamientos suicidas en niños menores de 12 años, pero no se ofrecen datos que caractericen dichos comportamientos de forma directa.

Según confirmó a elTOQUE un profesional de la salud mental en Cuba, la investigación y publicación de casos de lesiones autoinfligidas intencionalmente, es en general un tema «limitado» para los especialistas. En el caso de menores de edad, los expertos no solo tienen mayores prohibiciones, además, «necesitan autorización y acompañamiento».

Quizá se deba a esto que no haya datos públicos actualizados que registren la cantidad de intentos suicidas en Cuba. Un estudio de 2020 informó que en ese año se registraron 8 230 lesiones autoinfligidas intencionalmente, y 3 106 fueron en el grupo de 0-19 años de edad.

Incidencia de las lesiones autoinflingidas intencionalmente según provincias. Cuba, 2020. Fuente: Caracterización de las lesiones autoinfligidas intencionalmente en el primer año de la COVID-19 en Cuba

La prensa local e investigaciones científicas han reportado cifras de forma fragmentada y dispersa: 280 intentos suicidas de enero a septiembre de 2024 en Matanzas, 124 entre enero y noviembre de 2023 en Guantánamo, 711 entre 2018 y 2019 en Mayabeque, 538 en 2020 en el municipio Las Tunas.

En el caso de los menores de 18 años, Las Tunas y Sancti Spíritus reportaron hasta 200 ingresos al año en el área de Psiquiatría de sus hospitales pediátricos por conductas suicidas. Esos territorios, junto a Holguín y Villa Clara, constituyen las provincias con riesgo más elevado de muertes por suicidio. En Mayabeque, Artemisa, Matanzas y Camagüey, el riesgo también se considera alto.

«A partir de los 10 años es que el niño conceptualiza la muerte, por tanto, sobre esa edad es que se habla de una conducta suicida. Pero, la edad más frecuente en la provincia [Sancti Spíritus] oscila entre 13 y 14 años y hasta los 17, aunque los hemos tenido de 10, 11 y 12 años, no solamente como intento suicida, sino como amenaza o con gestos suicidas; así tuvimos a un niño, incluso, de nueve años por un rechazo escolar y los hemos tenido ingresados aquí, en la sala», dijo en 2023 a Escambray, la doctora Roxany Enríquez Lago, especialista de primer grado en Psiquiatría Infanto­Juvenil.

Entre 2009 y 2018, las muertes por suicidio fueron la segunda causa de muerte de los adolescentes de entre 10 y 18 años en el Hospital Pediátrico Juan Manuel Márquez, solo superado por los tumores malignos.

Cuba no es el único país donde se ha observado un aumento en los suicidios juveniles, pero los expertos destacan que las condiciones específicas de la isla, como la crisis económica y la falta de perspectivas de futuro, juegan un papel clave en el deterioro de la salud mental de los jóvenes.

Así lo aseguró a elTOQUE el psiquiatra infanto­juvenil Arcel Espinosa, quien comentó que muchos de los niños y adolescentes tratados en su consulta manifestaron frustración y falta de esperanza, y deseos de no construir un futuro en el país.

«Muchos no tenían interés en estudiar porque pensaban que era en vano», dice. «A ello se suma que la escasez de alimentos, medicinas y otras necesidades básicas también afectaban a sus padres y la ansiedad de ellos se reflejaba en los niños».

Las investigaciones confirman que en la conducta suicida infanto­juvenil influyen también la historia psiquiátrica familiar, enfermedades mentales, el abuso de drogas y alcohol, y el aislamiento social.

La psicóloga Anamaris Barrisonte aseguró a elTOQUE que la crisis económica que vive Cuba ha traído consigo desigualdades, estrés familiar, disminución de los espacios y el tiempo de ocio, así como un aumento de responsabilidades a edades tempranas.

«Hay niños que tienen que trabajar para ayudar a su familia o que son víctimas de bullying en las escuelas por causas socioeconómicas», menciona.

La emigración masiva de los últimos años también es una de las causas de intentos suicidas en los menores atendidos en su consulta.

«Muchos niños y adolescentes han quedado a cargo de familiares que no son sus padres y que no siempre ofrecen un ambiente adecuado para ellos. Otros han visto a sus amigos o seres queridos marcharse del país y sienten que los dejan detrás. Es alarmante ver cómo para muchos niños, emigrar es hoy un deseo frustrado que llega a deprimirlos», dice Barrisonte.

El análisis de la especialista concuerda con los resultados de una investigación realizada en Santiago de Cuba. De acuerdo con el estudio, el principal deseo del grupo infantil entrevistado fue «salir del país» y la ausencia por emigración de uno o ambos padres les provocaba «frustraciones y conflictos, con repercusiones psicopatológicas».

«De ahí que surgen la depresión, la ansiedad y las riñas con las personas que quedan aquí o con quienes salieron del país», señaló el estudio.

La amenaza puede ser real

Las lesiones autoinfligidas intencionalmente se clasifican en el anuario estadístico de salud bajo los códigos X60-X84 y Y870, que incluyen una amplia variedad de comportamientos autolesivos relacionados o no con el suicidio.

Las intenciones pueden variar desde el intento de suicidio hasta la autolesión sin intención letal, pero en Cuba también hubo fallecimientos por las secuelas de estas lesiones.

Entre los métodos para infligirse daño a sí mismo, se encuentra el envenenamiento por ingesta de medicamentos o drogas; las lesiones por ahorcamiento, estrangulación o sofocación; las heridas autoinfligidas con objetos cortantes; las caídas desde lugares altos; o el arrojarse frente a objetos en movimiento.

Reportes en redes sociales confirman que en los últimos años varios adolescentes y jóvenes usaron algunos de esos métodos para quitarse la vida.

Los artículos científicos evidencian que la ingestión de medicamentos es el método más utilizado en Cuba. El sexo masculino es el más propenso al suicidio, y el femenino al parasuicidio ―conducta suicida sin intencionalidad, ni deseos de morir―.

No obstante, las investigaciones indican que al menos la cuarta parte de los menores con conducta suicida planifica el acto previamente. También confirman que los niños y adolescentes con «conducta suicida, presentan al menos un trastorno mental en el momento del intento o suicidio consumado».

Aunque son los adolescentes el grupo etario más afectado, en general también aumentó el número de suicidios en Cuba entre 2022 (1 435) y 2023 (1 671). Del total de fallecidos 1 390 fueron hombres y 281 mujeres.

El mayor pico de suicidios en el país ocurrió en 1994, durante la crisis económica del Período Especial, cuando se registraron 2 507 fallecimientos. El aumento creciente actual también podría explicarse con el endurecimiento de las condiciones de vida en Cuba. 

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