Autor
Marcel Villa Márquez
Cubano por más fortuna que desgracia. Abogado si se gradúa, fotógrafo aficionado y periodista de oficio. Nostálgico de una época que no vivió y obstinado en actuar como si estuviera en ella. Libre como cualquiera que decida serlo.
Jazz Vilá Projects, como fenómeno teatral, ha traído salas abarrotadas, obras rentables como nunca, y el teatro como espectáculo masivo.
Che Alejandro Pando Nápoles empezó a patinar tenía apenas ocho años. Varias décadas después, su pasión lo lleva a fomentar el desarrollo de este deporte en el país, ya sea gestionando el apoyo del INDER o colaborando con ONG extranjeras, organizando eventos o distribuyendo donaciones.
Desde hace cuatro años un grupo de jóvenes, por iniciativa y medios propios, creó un espacio donde manifestarse libremente: su pista de skate. Un deporte que en Cuba no es reconocido como tal.
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Marcel Villa Márquez
Cubano por más fortuna que desgracia. Abogado si se gradúa, fotógrafo aficionado y periodista de oficio. Nostálgico de una época que no vivió y obstinado en actuar como si estuviera en ella. Libre como cualquiera que decida serlo.
Jazz Vilá Projects, como fenómeno teatral, ha traído salas abarrotadas, obras rentables como nunca, y el teatro como espectáculo masivo.
Che Alejandro Pando Nápoles empezó a patinar tenía apenas ocho años. Varias décadas después, su pasión lo lleva a fomentar el desarrollo de este deporte en el país, ya sea gestionando el apoyo del INDER o colaborando con ONG extranjeras, organizando eventos o distribuyendo donaciones.
Desde hace cuatro años un grupo de jóvenes, por iniciativa y medios propios, creó un espacio donde manifestarse libremente: su pista de skate. Un deporte que en Cuba no es reconocido como tal.