Terminó otro torneo beisbolero para el olvido de la historia deportiva cubana.

Los Cocodrilos de Matanzas, campeones de la Liga Élite (se supone que el torneo más fuerte de la pelota nacional), regresaron a la isla sin trofeo y derrotados en una lid «de cuarta». Cuba ya no gana ni a los yaquis.

En Cataluña —donde se asientan numerosos latinos amantes del deporte de las bolas y los strikes—, los Cocodrilos de Armando Ferrer fueron a topar contra tres equipos, dos de ellos con cero historia: un todos estrellas de España y un representativo de la comunidad autónoma española que acogió el evento.

Solo los Algodoneros de Guasave, equipo profesional de la Liga Mexicana del Pacífico que cuenta en su aval con un campeonato en los años setenta, podía destacarse en la competición inventada de la Semana Catalana del Deporte.

Para nadie es un secreto que el viaje a Barcelona iba más allá de lo deportivo, pues «montarse en el avión» es el «premio prometido» a cualquier equipo que gane un campeonato en la isla. Siempre ha sido así y en estos tiempos de coyuntura permanente, es peor.

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Los federativos del béisbol cubano no demorarán mucho en reaccionar ante la selección de sedes del VI Clásico y como siempre llegará el discurso plagado de lamentos. Pero tendrán que jugar, ¿o no?

Por esa razón que los Cocodrilos cayeran en su presentación en la ciudad condal, 8-0 frente a los de Guasave, no escandalizó a nadie.

Algunos que todavía sufren la pelota nacional —más por regionalismo que por otra cosa— se lamentaron en redes, pero la mayoría vio el resultado como un suceso esperado.

Si lo de los Algodoneros no sorprendió, la derrota abultada de 9-3 ante un seleccionado X de Cataluña lo que dio fue vergüenza. Una raya más para el tigre.

«No hay un equipo cubano que haga un papel decoroso en eventos internacionales. Observen los slugger, solo batean en Cuba ante los pioneros. Jubilación forzosa a ese grupo de bultos», opinó un aficionado en la página de Facebook de la revista deportiva Jit.

¿Qué fue lo mejor por el seleccionado cubano en esta lid? El jardinero central Eduardo Blanco destacó en los tres juegos disputados con un estratosférico promedio de .700 (siete hits en diez turnos).

También sobresalieron Ariel Sánchez (13-6), Yordan Manduley (13-5) y Adrián Pérez (10-4) con el bate.

Al bate decepcionaron los sluggers José Amaury Noroña (12-0), Yordanis Samón (11-2) y Yosvani Alarcón (7-1).

No es la primera vez que quienes «rompen» la esférica en las Series Nacionales se multiplican por cero a la hora buena en un evento internacional.

«Cualquier selección que nos represente en el béisbol es más bien como una función de circo. Han acabado con el béisbol cubano, pero qué se puede esperar si el deporte es el reflejo de una sociedad que también está en total decadencia», opinó otro usuario en la página beisbolera de Facebook Por la goma.

Ahora dirán que estaban «fuera de forma» y que hicieron poco team work, luego de siete meses de ganar la Liga Élite. Otros, que lo importante no era el resultado, sino el viaje. De hecho, el toletero Samón lo dijo por lo claro en declaraciones que publicó la página de Facebook Serie Nacional de Béisbol.

Premier 12: lo que Cuba quiere y lo que realmente puede

Esta semana los fantasmas del triunfalismo volvieron a rondar las aspiraciones de un equipo de béisbol cubano en la arena internacional. Pensé que de tantos golpes las lecciones estarían aprehendidas, pero craso error el mío. Allí van de nuevo de cabeza contra el contén.

«Este equipo no ha entrenado. Llevamos más de 12 días sin tocar el bate porque no habían dado las visas (…). Además, en este equipo faltan casi todos los integrantes (…). Hemos venido porque todo cubano necesita salir del país», aseveró.

Si los peloteros cubanos siguen viviendo de migajas —como un viajecito a X sitio para resolver tres pares de spikes y revender en Cuba— por culpa de la incompetencia de quienes dirigen, las vergüenzas serán mayores.

Hoy fue Barcelona, mañana será cualquier otra cuestión, porque la pelota cubana está en un abismo sin fondo. Quienes pueden darle una gota de aliento a la muerte lenta de nuestro pasatiempo, están pensando en el próximo viaje y en cómo facturar con las jóvenes promesas antes de que emigren.

De hecho, tan pronto como en noviembre, llega el Premier 12 y la mesa está servida para el nuevo papelazo de la historia reciente del béisbol nacional. Las aspiraciones de la oficialidad —como casi siempre— son altas, pero la realidad en el terreno de juego se prevé muy diferente.

No sé cuándo llegará el día en que la pesadilla con la pelota cubana termine, para que los aficionados del deporte de la bola y los strikes podamos volver a enorgullecernos de nuestra pelota.

Menos mal que quedan las Grandes Ligas (MLB, por sus siglas en inglés) y los coterráneos que ahora mismo brillan en el diamante del mejor béisbol del mundo.

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