Protestas del 11J en Cuba. Foto: elTOQUE
«Cada familia infeliz». Breve comentario sobre la diversidad autoritaria
7 / octubre / 2022
Una frase memorable de León Tolstói inicia Ana Karenina: «Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada». La recuerdo ahora que, al calor de las protestas en Irán y el empeoramiento de la crisis cubana, afloran la superficialidad disfrazada de docta opinión.
Las comparaciones sobre el «valor iraní» y la «cobardía cubana» pululan en redes sociales. Ante eso y antes de sumarnos al coro fácil de los analistas por cuenta propia, hagamos la tarea de leer un rato la historia de ambos países. Conozcamos y comparemos, al menos someramente, la naturaleza de sus revoluciones, sistemas políticos y sociedades. Para profundizar en el tema, al final del texto se encuentra una lista de referencias adecuadas sobre la política de los regímenes autoritarios y el menos conocido caso iraní.
Si se desea encontrar una definición general de autoritarismo para analizar sus modalidades concretas, autores clásicos como Bobbio, Matteuci y Pasquino (1989) identifican bajo aquel concepto un modo de concebir y ejercer el poder político. En autoritarismo se privilegia el mando ante el consenso; se concentra la toma de decisiones en un líder, camarilla u órgano superior y centralizado; se resta valor a las instituciones representativas; se degradan la participación y deliberación ciudadanas y se asedia o elimina la oposición política.
El autoritarismo puede asumir ropajes ideológicos diversos y emerger en contextos sociohistóricos variados, al reunir una multiplicidad de culturas políticas, poderes fácticos y tradiciones proclives al orden. Una vez establecidos, los regímenes no democráticos pueden adoptar modalidades diferentes para los mecanismos de acceso, control y empleo del poder. Estos pueden basarse en el factor hereditario, una ideología política o el estamento militar. En todos casos operan a partir de un selectorado (subconjunto poblacional privilegiado que elige y remueve los liderazgos temporales del régimen).
Cualquier «análisis» que compare —y simplifique— las historias de dos pueblos tan distintos como si fueran variaciones de un producto en una estantería es una simple falacia. Con Cuba e Irán las semejanzas (origen revolucionario, régimen autoritario, oposición a EE. UU.) ocultan las múltiples diferencias entre ambos casos; enmarcadas en la diversidad inherente al campo de la política autoritaria a lo largo de la historia y geografía globales
La cubana (1959), una revolución radical que derivó en régimen totalitario mientras mezclaba el diseño leninista y el castrismo. La iraní (1979), revolución que generó un régimen híbrido, teocrático y republicano. Castro (en su largo dominio) eliminó el pluralismo político y restringió de manera severa las formas de autonomía social. Jomeini (que gobernó menos) no lo consiguió. Por ejemplo: en Cuba existe un único «partido» que proscribe toda competencia y oposición. En Irán, aún con veto ayatolá y sin permitir partidos, grupos informales hacen campaña, compiten en elecciones y debaten en la prensa; lo que genera una socialización política superior.
La estructura socioeconómica y mediática iraní es más compleja y desarrollada que la cubana. Los diarios iraníes han cubierto los eventos recientes. Sindicatos y universidades apoyaron las protestas. El caso iraní combina el elemento teocrático (veto de ayatolás, Consejo de Guardianes, etcétera) con principios e instituciones republicanos (elecciones, oposición de facto, Gobierno representativo) por lo que puede considerarse un régimen híbrido. Nada de eso existe en Cuba, por efecto del totalitarismo.
De hecho, el recientemente publicado libro de Levitsky y Way (2022) sobre la naturaleza y perdurabilidad de regímenes autoritarios revolucionarios analiza Cuba e Irán en un mismo capítulo. Una joven nación y una civilización milenaria tienen más diferencias que semejanzas aunque ambas poblaciones padezcan autoritarismos. En ambas hay muchas personas hartas, pero las «estructuras de oportunidades políticas» difieren. En Irán hay mucho mayor fundamento socioeconómico, mediático e institucional para, aun bajo el autoritarismo, cobijar una ciudadanía más activa.
Lo anterior no significa una especie de fatalismo, no es una condena práctica o moral a la población de la isla. Todo lo contrario. En el momento que termino de escribir estas líneas, llegan reportes de nuevas protestas en Cuba, lo que señala que, pese al efecto de la cruel represión desatada en el último año, los repertorios de protesta pacífica se han incorporado a la memoria y agencia de los sectores populares. Algo que, por ejemplo, no sucede en países hermanos como la (diz) República Popular y Democrática de Corea.
Los regímenes autoritarios, lo dice la ciencia política, difieren histórica e institucionalmente entre sí.
Referencias
Abrahamian, E., (2018) A History of Iran, Cambridge University Press.
Adib-Moghaddam, A., (2021) What is Iran?, Cambridge University Press.
Axworthy, M. (2013) Revolutionary Iran: A History of the Islamic Republic. Oxford University Press.
Bobbio, N., Mateucci N., y Pasquino G, (1989) Diccionario de Política. Madrid, Siglo XXI Editores.
Garduño, M., (2020) Irán a 40 años de revolución: sociedad, Estado y relaciones exteriores, México: Universidad Nacional Autónoma de México.
Keddie, N. R., (2006) Las raíces del Irán moderno, Barcelona, Balacqva.
Levitsky, S., y Way, L., (2010) Competitive Authoritarianis.m: Hybrid Regimes After the Cold War, Cambridge, Cambridge University Press.
Levitsky, S., y Way, L., (2022) Revolution and Dictatorship: The Violent Origins of Durable Authoritarianism, Princeton University Press.
Linz, J., (2000) Totalitarian and Authoritarian Regimes, Boulder, Lynne Rienner Publishers.
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