Foto: cortesía de la Universidad de Calabria.
Caso Calabria. Denegaciones de visados de estudio en consulado italiano
26 / febrero / 2024
Entre 2022 y 2023, jóvenes de al menos cuatro provincias cubanas intentaron ingresar en la Universidad Italiana de Calabria (Unical) a través de una beca completa para estudios de licenciatura y maestría. Algunos presentaron la solicitud de visado hasta tres veces y obtuvieron la misma respuesta, denegados.
El 30 de noviembre de 2022, varios solicitantes dirigieron un informe a la universidad que documentaba que unos 220 estudiantes cubanos habían sido aprobados en el año académico 2022/2023 en Unical —según listados de admitidos en diferentes disciplinas y grupos de WhatsApp creados por los jóvenes—. El documento contabilizó 86 estudiantes becarios sin visado hasta ese momento.
Una primera versión del informe lo enviaron a la Embajada de Italia en Cuba. Ante la falta de respuesta o de solución por parte de la instancia diplomática, los estudiantes decidieron compartirlo con la universidad y solicitar su intervención en el asunto. Tampoco obtuvieron los resultados deseados por esa vía.
Durante los últimos dos años, el patrón se ha repetido. El Consulado italiano deniega el visado a estudiantes bajo el argumento de «posible migrante», carente de recursos económicos o edad insuficiente para salir del país. Las causas de denegación contrastan con los requisitos establecidos para el visado de estudio que aparecen en la página de la institución, lo cual genera desinformación y angustia entre los solicitantes.
Michele Migliosi, segundo secretario y jefe de la Cancillería Consular, señaló —en respuesta a un correo electrónico de elTOQUE con preguntas sobre el visado de estudio— que la sección de visados de la Embajada de Italia en La Habana solamente tiene tres funcionarios y que cada año evalúa más de 7 400 solicitudes de visado (en general).
La mayoría de los aspirantes a la Unical provienen del Oriente de Cuba. Ello implica gastos y esfuerzos adicionales (solicitar permisos en sus centros de estudio o trabajo para realizar los trámites, viajar a La Habana y pagar rentas y comidas por varias semanas para presentar sus solicitudes; entre otras dificultades que se agravan en un país con un depauperado transporte público y precios signados por la inflación).
elTOQUE conversó con nueve aspirantes residentes en Holguín, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana. También fueron contactados algunos de los actuales estudiantes cubanos de la Unical, pero no quisieron ofrecer sus testimonios por temor a comprometer su estancia, con excepción de Alejandro*, un estudiante cubano que llegó a Italia en 2021.
Historias detrás de una aplicación y de un visado denegado
La mayoría de los aspirantes supieron de la oportunidad de estudio en Unical a través de amigos y familiares o por el grupo de Telegram El Becario Cubano. Coinciden en que tardaron alrededor de un año para reunir los requisitos y poder aplicar al programa académico en Italia. De igual forma, los costos de legalizar documentos oficiales, de las tasas a pagar de la universidad y de la embajada representaron un sacrificio para casi todas las familias. Sin embargo, aseguran, el paso más difícil fue la solicitud del visado de estudio.
Noel*, un santiaguero interesado en estudiar una ingeniería en Unical, comenzó a gestionar su aplicación en diciembre de 2022 y lo tuvo todo listo en octubre de 2023. Para él, lo más complicado fue realizar el TOLC —test online para el acceso a la universidad— por las dificultades de la conexión a Internet en Cuba. «La prueba tiene que realizarse en una laptop dentro de una habitación que debe cumplir ciertos requisitos. Se transmite, además, a través de una videoconferencia de Zoom para que los profesores verifiquen que no se cometa fraude», explica.
Pagó 30 euros —con apoyo de personas desde el exterior, porque el pago no se puede realizar desde Cuba— por el derecho a presentarse a un examen de 50 preguntas. Respondió 20 de matemática, diez de lógica, diez de ciencias y diez de comprensión verbal. El siguiente paso consistió en aplicar a la carrera, pagar una matrícula de 16 euros y finalmente optar por la beca de estudio. Noel ocupó el número 11 en la lista de aspirantes. El puesto le permitió obtener una beca. Quería estudiar Informática y consideraba la Unical un buen destino para sus propósitos.
Alberto*, un joven de 21 años del Oriente cubano, calcula que invirtió más de 40 000 pesos cubanos (entre 2022 y 2023) entre pagos de documentos, viajes a La Habana, gestiones de alimentación y alojamiento. George*, otro aplicante de 22 años, también residente en una de las provincias orientales, asegura que el monto de sus gastos excedió los 80 000 pesos cubanos.
Alberto* debía recibir una respuesta siete días después de entregar su expediente en el Consulado italiano. Sin embargo, al cumplirse el plazo, le indicaron que su caso se encontraba en revisión. Volvió varias veces, pero le dijeron que esperara una llamada telefónica. «No se tuvo en cuenta que soy de Santiago de Cuba, dato que consta en mi planilla de aplicación. Tenía los pasajes sacados según las fechas oficiales del procedimiento, pero ante la demora gasté más de lo previsto en transportación, alojamiento y comida», lamenta.
Tres semanas después supo que su visado había sido denegado. Para ese momento tampoco podía volver a presentarse porque las citas se habían agotado. Era noviembre de 2023 y el día 30 de ese mes la embajada cerraba la posibilidad de recepción de nuevas solicitudes.
La carta con la resolución de su caso señalaba la falta de requisitos como motivo de la denegación y se apoyaba en el artículo 4 del Decreto Interministerial 850/2011, del Ministerio de Asuntos Exteriores italiano. Alberto había cumplido con la documentación requerida. El mencionado artículo se refiere a la responsabilidad de la representación diplomática o consular de evaluar «si el solicitante presenta un riesgo de inmigración ilegal y ofrece garantías adecuadas sobre la salida del territorio de los Estados miembros tras la expiración del visado solicitado». El artículo también precisa que si no se consideran auténticas ni fiables la documentación y las declaraciones de los solicitantes, la instancia se abstendrá de expedir el visado.
¿Cómo un aplicante puede probar la autenticidad de su solicitud? ¿Qué evidencias deberían presentarse contra el reiterado argumento de «probable migrante»? ¿Qué institución en Cuba responde o acompaña procesos de este tipo? Alberto quedó con muchas preguntas y sin respuestas.
Otro motivo de denegación, los medios económicos
Los padres también sienten el peso del esfuerzo no recompensado. Al principio, Rey* —padre de una de las aspirantes a la Unical—, creía que su hija perdía el tiempo porque pensaba que las becas en el extranjero solamente se conseguían con «palanca» y dinero. Cuando vio los resultados de su persistencia, decidió apoyarla. «Mi hija es estudiante, no trabaja. Tiene buenas calificaciones y sus intenciones son prepararse para el futuro. Tiene sueños y para los padres lo más importante es que nuestros hijos logren sus sueños», escribe en un mensaje de WhatsApp.
Que su hija quisiera estudiar y no emprender la travesía de Nicaragua a Estados Unidos, le daba tranquilidad. Con un salario mensual de 3 500 pesos cubanos, costear los gastos de legalización de documentos significaba un sacrificio para el padre y para la hija. Con ayuda de familiares y amigos lograron reunir lo que necesitaban y la joven ganó la beca de Unical.
Unos 800 estudiantes internacionales procedentes de 78 países viven en la actualidad en el campus de la Universidad de Calabria. El centro residencial reserva cada año 20 millones de euros que se desglosan en alrededor de 6 000 becas.
Las ayudas obtenidas por los cubanos en 2022 cubrían los costos de los estudios, el alojamiento en la residencia universitaria y la manutención. El importe ascendía a 7 081.40 euros al año, cantidad que supera la cifra de 6 079.45 euros (467.65 euros al mes) fijada por los servicios consulares de la Embajada de Italia para un año de estancia en el país europeo.
De acuerdo con la página web de la Embajada de Italia en La Habana, para obtener un visado de estudio el solicitante debe presentar, entre otras evidencias, los medios económicos para la manutención —según la Circular INPS 197 de 23.12.2021—. Demostrar solvencia económica es uno de los requerimientos más problemáticos y la justificación utilizada para múltiples denegaciones.
En el documento con los requerimientos del visado de estudio, la Embajada italiana aclara que el «requisito puede considerarse cumplido con la posesión de una beca adecuada y/o con los recursos propios, de los padres o de eventuales garantes residentes en Italia»; pero en la práctica la asignación de una beca no garantiza la obtención del visado.
Sin embargo, la hija de Rey fue denegada dos veces incluso cuando contaba con una beca. En la primera ocasión, por no presentar pruebas de solvencia económica. A la salida de la embajada italiana le preguntaron a un funcionario qué necesitaban para acreditar la solvencia si la joven tenía una beca. Les indicaron que necesitaban el aval de un garante.
«Nosotros somos más fuertes que un sol de agosto en Cuba», asegura Rey. Consiguieron el garante. El proceso resultó difícil y raro porque ningún conocido podía indicarles cuál era el documento que debía rellenar la persona que los iba a avalar.
Rey y su hija lograron reunir a duras penas el equivalente a 2 000 euros en una cuenta bancaria, el garante y la beca. «Fueron noches sin dormir contando hasta el último centavo», dice. Con lo anterior, se presentaron una segunda vez.
Le recogieron los documentos a la muchacha y le indicaron que volviera el viernes. Ese día a las 3:30 p. m. entraron todos los estudiantes a la vez. A una de las solicitantes le informaron que estaba denegada y al resto, incluida la hija de Rey, les indicaron que regresaran el martes de la semana siguiente.
El curso en Italia había comenzado y necesitaban una respuesta con premura. En la tarde del martes, después de que la Embajada italiana entregó otros tipos de visados, entraron otra vez los cuatro estudiantes. A todos les dijeron que no.
¿Qué es un garante y por qué se solicita a los estudiantes cubanos?
Una de las causas de rechazo del visado de estudio es la ausencia de un garante o de otras pruebas que confirmen condiciones económicas suficientes para cubrir la estancia en Italia.
Michele Migliosi, jefe de la Cancillería Consular, indicó a elTOQUE que un garante es «una persona que se compromete a garantizar la posesión de medios de subsistencia adecuados a quien está solicitando el visado. Es decir, es quien pone a disposición del solicitante sus recursos económicos para que pueda hacer frente a los gastos en los que incurrirá a lo largo de su estancia en Italia».
El funcionario recomendó consultar informaciones oficiales en el documento «Procedure per l'ingresso, il soggiorno, l'immatricolazione degli studenti internazionali e il relativo riconoscimento dei titoli, per i corsi della formazione superiore in italia» (Procedimientos para la entrada, residencia y matriculación de estudiantes internacionales y el reconocimiento de sus cualificaciones para cursos de enseñanza superior en Italia), del Ministerio de Universidad e Investigación (MUR, por sus siglas en italiano).
En el punto 2 de la parte IV del informe se listan los requisitos para la obtención de un visado de estudiante. El inciso a) alude a los medios económicos: «estos medios se cuantifican en la cantidad de 467.65 euros al mes por cada mes del curso académico, lo que equivale a 6 079.45 euros al año». La solvencia económica puede probarse mediante garantías financieras personales, de padres, de instituciones o de ciudadanos italianos o extranjeros que residan legalmente en territorio del Estado.
Las universidades están incluidas entre los organismos italianos de reconocido crédito, por lo que una beca que cubra el monto señalado debería ser suficiente para cumplir con el requisito de visado de estudiante, como respondió el entonces cónsul italiano Guglielmo Pirrone en septiembre de 2022 a uno de los becarios entrevistado para este reportaje.
Sin embargo, en la práctica, los documentos de la beca no han bastado. «Como la universidad señaló que quien no cumpliera con los créditos de su programa de estudio debía devolver el dinero asignado, creemos que la Embajada italiana comenzó a pedir un garante italiano porque estimaba que la beca no era suficiente», piensa Leonardo*, un profesor universitario del oriente cubano que aplicó a una maestría afín con sus estudios precedentes. Leonardo ha presentado solicitud de visado de estudios en varias ocasiones desde 2021 sin éxito.
Por otro lado, la información sobre los requisitos que debe reunir un garante no es clara. En su experiencia de asesoramiento a los aspirantes, María*, una ex becaria cubana en Italia, reconoce que la embajada italiana en La Habana no solo requiere el documento oficial que evidencie el compromiso de una persona en Italia de «apadrinar» al interesado, sino que pide pruebas de la solvencia económica del garante (datos de cuenta bancaria, propiedades, contrato de trabajo, etcétera).
Mailyn*, una camagüeyana de 23 años, aspiraba a estudiar Humanidades en Calabria. El día de la cita llevó su estado de cuenta bancaria con registros de las transferencias de los últimos seis meses. «Presenté a mi hermana como garante. Ella reside en Estados Unidos. Lamentablemente no conocía a nadie en Italia. Ella era mi familiar más cercano y estaba dispuesta a ayudarme», cuenta. La denegaron incluso con la beca. «Ningún cubano —menos un estudiante— podría presentar 6 000 euros en una cuenta. Por eso aplicamos a la beca».
El montó que presentó Daliana*, otra beneficiaria de la beca completa de la Unical, ascendía a 500 000 pesos cubanos en una cuenta bancaria suya y 2 600 dólares en otra. Su mamá, quien la apoyó en el proceso de solicitud de visado, podía demostrar la procedencia de los ahorros, había trabajado fuera de Cuba y había recibido remesas por Western Union de su pareja desde el exterior. Daliana tenía los comprobantes de las transferencias, el contrato de trabajo de su madre y una declaración jurada en la que ella le donaba el dinero. Tampoco tuvo éxito.
Sin embargo, cuando Alejandro*, estudiante cubano en Unical, aplicó en 2021 al visado de estudio con una beca de la Universidad de Calabria no le exigieron garante. Recuerda que pocas personas en Cuba conocían sobre la oportunidad de estudio. Calcula que en su año deben haberse presentado alrededor de 60 estudiantes y recuerda pocos denegados. Además, en tiempos de pandemia, la universidad estuvo muy pendiente de apoyar a los estudiantes internacionales.
Recalca que, probablemente, sean los cubanos los únicos obligados a gestionar un garante. «Aquí vienen estudiantes de muchos países y no tienen que presentarlo y creo que para otras universidades de Italia no lo piden, solo para la Unical», dice.
Otro escollo, la cita
El visado de estudio tiene un costo de 50 euros. El informe presentado a Unical en noviembre de 2022 da cuentas de 14 jóvenes que habían quedado sin cita ese año y, por tanto, sin derecho a presentar su solicitud. La disponibilidad de citas en el sistema de reservas virtual Prenot@mi queda por debajo de la demanda. Incluso, la autoridad diplomática italiana lo reconoce.
«En estos años se han recibido algunas quejas de personas que no lograron legalizar sus documentos antes de la fecha límite o de personas que no han podido presentar su solicitud por falta de citas o de personas que no estaban de acuerdo con la evaluación de su demanda y que por lo tanto pedían otra cita para volver a presentar una solicitud —argumenta Migliosi en su respuesta a elTOQUE—. A las personas que no lograron reservar una cita intentamos siempre fijarle alguna para darles la posibilidad de presentar su solicitud, pese al agotamiento de las plazas en el sistema de reservas online Prenot@mi».
De acuerdo con lo que informa el funcionario, entre junio y noviembre se reservan las plazas para las solicitudes de visado de estudio. Añade que los solicitantes pueden optar también por un turno en el servicio de visados general. Sin embargo, en la práctica, las solicitudes de los estudiantes no han podido ser atendidas por «la presión sobre el servicio de visados de la embajada y por la escasez de recursos», según respondió Migliosi a un aspirante en noviembre de 2023.
Si una persona escribe un correo electrónico a la Embajada italiana en La Habana ([email protected]) para solicitar alguna orientación, recibe una respuesta automática. El texto informa que el sistema abre las citas cada día a las 11:30 p. m. (hora italiana), aunque se puede encontrar disponibilidad en otras franjas horarias.
«Si encuentra dificultades en la reserva porque el sistema informa todas las fechas en rojo o negro, no significa un mal funcionamiento. Dada la alta demanda, las plazas disponibles pueden agotarse en un corto período», precisa el correo automático de la embajada junto con algunas recomendaciones (conectarse con frecuencia, cerrar la ventana del navegador y volverla abrir y revisar con regularidad la bandeja de entrada del correo electrónico para confirmar la fecha).
A Alberto* los intentos de obtención de cita lo frustraban. A las 5:30 p. m., hora de Cuba y momento en que debían estar abiertas las capacidades, el sitio le indicaba que no había disponibilidad. «Extraoficialmente y sin intención de faltar a la ética, tengo conocimiento de que hay sitios asociados con la Embajada que venden las citas a precios exorbitantes», asegura.
Los jóvenes entrevistados por elTOQUE coinciden en que existe la posibilidad de comprar la cita a gestores, como sucede en otros consulados. El costo oscila entre los 100 y 500 euros y se pueden adquirir en grupos de WhatsApp o en los alrededores de la embajada.
«Nos enviaron un correo con indicaciones de que podíamos solicitar cita para cualquier tipo de visado y no solo de estudio, pero por esa vía se presentan los solicitantes de visado de turismo y la demanda es muy superior. La cita cuesta 500 euros en el mercado negro», recuerda Leonardo. La cifra representa para él una fortuna, puesto que su salario es de 4 753 pesos cubanos.
Rey y su hija pasaron iguales dificultades. No tenían un teléfono moderno que facilitara las gestiones ni posibilidades de invertir en uno. Madrugaban cada día entre 5:00 a. m. y 6:00 a. m. y se conectaban otra vez en la tarde hasta que lo consiguieron.
Sin embargo, el padre recuerda que en la acera frente a la Embajada italiana unos tres o cuatro hombres siempre estaban «atentos para ayudar» con las citas y sin mucha discreción las vendían a quien estuviera dispuesto a pagarlas. Bajo los árboles y sobre una piedra, los gestores también rellenaban formularios y ofrecían otros servicios. Rey supo que la cita para visado de estudio estaba valorada en 450 euros.
Leonardo también identificó a las «personas oportunistas», como les llama, que se posicionan cerca de la embajada y «te dan a entender con mucho tacto que tienen relaciones que les permiten influir en las decisiones dentro; es decir, si les pagas ellos te garantizan el sí de tu proceso», cuenta.
¿Para qué sirve la entrevista consular?
Vencida la dificultad de la cita y con una mirada retrospectiva tras la denegación, los jóvenes entrevistados se cuestionan por qué no les permitieron defender su caso durante la entrevista.
De acuerdo con Migliosi, «la entrevista es obligatoria para todos los solicitantes y tiene lugar en la embajada en el momento en que el solicitante entrega la documentación para pedir el visado».
El día de su cita, a Alberto solamente le preguntaron cuándo tenía prevista la fecha de viaje. «Por eso asumo que pensaban negar el visado. No me fueron consultados mi interés en estudiar o mi nivel de italiano ni otros detalles que pudieran generar dudas», confirma.
Noel considera que en la entrevista preguntan sobre asuntos irrelevantes (en qué trabajas, si eres o no estudiante). «Pensé que me preguntarían por mi carrera, por qué quiero estudiar allí, interrogantes que me permitieran demostrar que me gusta lo que estudio y tengo el conocimiento suficiente tanto del idioma como de la carrera. Eso no sucedió —recuerda—. Estuve menos de tres minutos en la “entrevista”».
Para Daliana, la entrevista consistió en una entrega de papeles y en unas escasas preguntas. Pasó su expediente con una propiedad que tiene a su nombre, pero el funcionario se las devolvió. «Solo me consultó si la persona de la declaración jurada era mi mamá y se lo confirmé. Me preguntó que a qué se dedicaba ella, le respondí que era profesora universitaria —recapitula—. Indagó por cuánto ella cobraba, le dije que 6 000 pesos cubanos y me ripostó: “eso no es nada”».
Daliana no supo qué responder más allá de que el dinero que presentaba no provenía únicamente del salario de su madre, otras fuentes de ingresos quedaban demostradas en el expediente. El resto de las palabras que le dirigió el funcionario se restringieron a comunicarle que debía volver cuando la llamaran, lo cual ocurrió dos semanas después para comunicarle la denegación.
¿Qué hacer tras una denegación de visado?
De acuerdo con Michele Migliosi, la evaluación de un expediente se basa en «elementos objetivos y en la valoración de la situación socioeconómica del solicitante». El funcionario que examina la solicitud valora durante la entrevista los documentos entregados y las declaraciones realizadas.
Una vez que la persona transita por las fases anteriores sin éxito, el documento que notifica la denegación aclara que es posible tramitar una reclamación ante el Tribunal Regional de lo Contencioso-Administrativo (T.A.R.) del Lazio en un plazo de 60 días a partir de la notificación de la decisión —según dicta el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia—. El proceso es la única reclamación permitida y se necesita un abogado.
Alberto no quiso desistir en la etapa final de la aplicación. Había recibido la noticia del visado denegado en noviembre de 2023, al mes siguiente la embajada cerraba por festividades y los 60 días de plazo para reclamar se reducían a 30. Contactó con una abogada en Italia que le pidió una carta poder legalizada por el Consulado para comenzar los trámites. Le comunicaron que no habría más legalizaciones hasta enero y que el procedimiento tardaba alrededor de 20 días. No tenía tiempo. La abogada le comentó que no había muchas posibilidades de ofrecer pruebas en contra de la denegación por posible emigrante.
La mayoría de los cubanos no están en condiciones de contactar con un abogado y en caso de hacerlo no cuentan con los medios para pagar los honorarios. «Estoy muy disgustado, siento que ha sido todo muy injusto después de tanto sacrificio, de tanto estudio. Fui negado sin motivos razonables», dice Alberto luego de desistir de la reclamación a través del abogado.
Para Mailyn, el consulado y la universidad nunca estuvieron en sintonía. Perdió el alojamiento por la demora en la respuesta del visado. La institución académica no envió a tiempo la carta «universitaly» —imprescindible para presentar la solicitud de visado— ni entendió la lentitud de los procesos en Cuba.
Alejandro asegura que la universidad sabe lo que ha ocurrido. En 2023, la institución procuró ayudar a los estudiantes denegados. «Les dio la opción de hacer un proceso diferente. Volver a aplicar porque es un procedimiento obligatorio, pero sus carreras estarían aseguradas sin pasar por la selección y después tendrían que aplicar a la beca», rememora.
A Rey le afectó la doble denegación de su hija, mientras que el novio de la joven con la documentación igual a la de ella fue aprobado. Le resulta difícil entender. «17 años de ahorro para ella que no quiso fiesta en sus 15 años ni nada parecido. En fin, el sacrificio ni pesa ni duele para un hijo», asegura Rey, quien ayudó a su hija a revisar el expediente muchísimas veces.
«Lo más terrible es el trato despectivo y las excusas que recibes en la Embajada italiana cuando te van a denegar, sostiene el profesor Leonardo. Se nota que no estaban preparados para esa cantidad de solicitudes de estudio».
George y Daliana no se dan por vencidos y piensan volver a presentarse en 2024, aunque la experiencia de sus conocidos indique que no hay receta ganadora en los procesos de aplicación.
En uno de los correos electrónicos que Alberto envió a la Embajada de Italia en La Habana, hizo, entre otras, estas tres preguntas:
«¿Cómo puede asumirse que no voy a obtener todos los créditos que pide la carrera cuando he realizado una prueba de ingreso que me acredita como calificado para estudiar en la universidad?
«¿Por qué debo estar en posesión de un garante cuando la universidad me ha garantizado una adecuada bolsa de estudio con alojamiento y alimentación gratuitos, precisamente para estudiantes que no tienen familia o amigos en Italia?
«¿Por qué se asume que no cumpliré con los créditos si al momento de la entrevista solo me preguntaron cuál era la fecha del pre-boleto, en lugar de verificarse mi nivel de idioma o cualquier otra duda que presentase mi planilla?»
Hasta hoy ni él ni el resto de los jóvenes ha recibido respuesta.
*Las identidades de los entrevistados son ficticias para proteger a quienes todavía esperan una oportunidad de estudio en el extranjero y temen a represalias por ofrecer su testimonio a elTOQUE.
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