Fotos: capturas de pantalla / Cubanet.
Crisis en la masonería cubana. ¿Por qué protestaron los masones?
26 / julio / 2024
La mañana del martes 23 de julio de 2024, en las afueras de la Gran Logia de Cuba y frente a la estatua de José Martí que recibe a los visitantes en la entrada del edificio, cientos de hermanos masones se reunieron para manifestar su incomodidad y buscar un modo de finalizar la administración de Mario Alberto Urquía Carreño como Gran Maestro, quien desde enero oficia ilegalmente, luego de que fuera expulsado de su cargo.
El 19 de julio de 2024, Mario Alberto Urquía Carreño emitió el Decreto 1 791 mediante el cual suspendía el Tratado de Amistad y Mutuo Reconocimiento entre el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba —cuerpo filosófico de la masonería cubana del grado 4 al 33— y la Gran Logia de Cuba —encargada del aspecto simbólico de los grados del 1 al 3—.
El Tratado de Amistad y Mutuo Reconocimiento contempla que ambos cuerpos masónicos, si bien funcionan de manera independiente, deben acatar los decretos emitidos bajo las leyes que rigen sus entidades.
El porqué del decreto y otros conflictos entre la masonería y el régimen cubano tienen su génesis en julio de 2021, luego de las protestas del 11J.
El rechazo y enfrentamiento de los masones cubanos
José Ramón Viñas Alonso, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba, hizo pública el 16 de julio de 2021 una carta dirigida a Díaz-Canel en la que rechazaba el llamado a la represión del gobernante y que tuvo como consecuencia el arresto de miles de cubanos.
Viñas Alonso ejemplificó en la misiva la posición histórica de la masonería frente a la injusticia y puso de ejemplo cuando el cuerpo que representa inquirió en 1933 al entonces presidente Gerardo Machado por las acciones violentas de su Gobierno. La carta pública trajo como consecuencia que horas más tarde Viñas fuera interrogado por agentes de la Seguridad del Estado en la estación policial Zapata y C, en el Vedado.
Para el régimen de la isla, la institución masónica cubana es una organización que debe ser vigilada de cerca, por su política de si bien acatar las leyes del país donde se encuentra instituida, mantener una posición desligada de la política interna, al menos como institución. Uno de los casos conocidos más resonados públicamente sobre la injerencia del Gobierno en la masonería cubana fue la expulsión de Manuel Collera Vento en junio de 2010, quien fue Gran Maestro y entre otras cuestiones de índole interna también era agente de la Seguridad cubana.
Luego de los hechos ocurridos en julio de 2021, el régimen cubano realizó un intento mediático de limpieza de rostro cuando convocó a organizaciones religiosas y fraternales a una reunión con Díaz-Canel en agosto de 2021. El encuentro provocó un rechazo amplio entre los masones cubanos, quienes manifestaron al entonces Gran Maestro Ernesto Zamora Fernández que declinara acudir a la invitación. Zamora Fernández hizo público que no asistiría al evento en aras de la unidad masónica, según manifestó.
La actitud de Ernesto Zamora activó rápidamente uno de los tantos mecanismos del Gobierno para debilitar por dentro cualquier organización que no sirva cual marioneta a sus intereses.
Quizá la mejor alegoría de lo que viene sucediendo con la institución y el régimen cubano sea el edificio sede de la Gran Logia de Cuba, que alberga más de 50 templos masónicos. La edificación manifiesta un evidente deterioro físico exterior e interior y algunos de sus pisos y zonas de parqueo están ocupados por oficinas estatales. La penetración del régimen dentro de la masonería, teniendo como precedente los hechos relacionados con Collera Vento, no solo ha sido entre sus miembros, también está presente en el inmueble que la representa.
En marzo de 2022, Francisco Javier Alfonso Vidal, luego de las elecciones convocadas para ese año, asumió el puesto de Gran Maestro. El 5 de diciembre de 2022, durante la gala de ceremonia en el teatro del Templo Nacional por el 163 aniversario de la fundación de la Gran Logia de Colón —que antecedió a la Gran Logia de Cuba—, Luis Steve Ocaña (entonces Gran Orador de la Gran Logia de Cuba), a cargo de las palabras centrales, manifestó la necesidad de que los masones cubanos hablaran sobre política y se expresaran ante la situación que atravesaba el país.
No había transcurrido un año desde que Alfonso Vidal fue elegido Gran Maestro y tras unos días de la publicitada ceremonia, viajó a México invitado por la Gran Logia de Veracruz. Vidal continuó rumbo a Estados Unidos, donde pidió asilo político. El 2 de enero de 2023 hizo pública su renuncia como líder de la institución y denunció también el acoso de agentes de la Seguridad del Estado y persistentes llamadas de un hombre identificado como Poll. Vidal afirmó: «Todo se hizo más insoportable debido a la presión constante». Menciona, además, a un «un individuo que se hace nombrar Poll» y según el cual «hay masones que trabajan para ellos»
En la carta, Vidal también mencionó nombres de masones con cargos en la institución que presuntamente colaboraban con la Seguridad y tramaban una conspiración para destituirlo. El ex Gran Maestro advirtió que correspondía a los masones cubanos evitar que alguien vinculado con la Seguridad del Estado asumiera el más alto cargo de la institución.
El 5 de enero de 2024, la debacle en la masonería cubana se desató producto de la sustracción de 19 000 USD destinados a la administración logística del Asilo Nacional Masónico Llansó, con sede en el municipio Arroyo Naranjo. La custodia de la considerable cantidad pasó a manos de Mario Alberto Urquía Carreño, quien fue designado Gran Maestro en las elecciones convocadas luego de la renuncia de Alfonso Vidal.
La desaparición de la cuantiosa suma sucedió bajo circunstancias extrañas, pues se encontraban en la oficina del Gran Maestro, quien era el único que poseía la llave del local y no había evidencias de forzamiento de la cerradura. Tras la previa denuncia a la Policía, señalaron a Urquía Carreño como único responsable del hecho. El Gran Maestro se comprometió a reponer la cantidad perdida en marzo, teniendo en cuenta la apropiación indebida de unos fondos que ponían en riesgo vital el abastecimiento del asilo masónico gestionado por varios hermanos de la institución.
El hecho presuntamente protagonizado por Urquía Carreño constituyó una flagrante violación de la moral masónica. El 12 de enero de 2024, 18 funcionarios de la Gran Logia de Cuba exigieron a través de una carta la renuncia de Mario Alberto con carácter inmediato.
Cuando Urquía se negó a renunciar, la Alta Cámara del Rito Escocés del Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Cuba —compuesta por los masones de más alto rango del cuerpo filosófico— decretó su expulsión, hecho que debía concretarse debido al Tratado de Amistad y Mutuo Reconocimiento.
Representantes de más de 300 logias validaron la expulsión de Urquía Carreño durante la sesión semestral de la Alta Cámara de la Gran Logia de Cuba el 25 de marzo de 2024. En sustitución, asumió Juan Alberto Kessel Linares, por el período de un año hasta la convocatoria de nuevas elecciones
Ligado al escándalo y la expulsión de Urquía Carreño, en abril de 2024 el Monumento Memorial Masónico Franklin Delano Roosevelt en Santiago de Las Vegas, La Habana, fue saqueado por vecinos aledaños al sitio, reportándose pérdidas materiales de miles de dólares.
El Ministerio de Justicia (Minjus), en una carta dirigida a José Ramón Viñas Alonso el 3 de junio de 2024, declaró ilegítima la expulsión de Urquía Carreño y lo restituyó como Gran Maestro. Invalidaba así a Kessel Linares. La misiva constituye una intromisión dentro de los asuntos internos de la Gran Logia de Cuba y evidencia hasta dónde son capaces de hacer valer los designios de la Seguridad cubana para mantener bajo control una institución que escapaba de su control.
Seguido de la ilegal restitución, Urquía Carreño firmó el Decreto 1 791 que despojó al Supremo Consejo del Grado 33 de su regularidad como cuerpo masónico, desconoció su autoridad y catalizó la molestia de cientos de hermanos masones que contemplaron cómo Urquía Carreño provocaba una ruptura histórica que ponía en evidencia o al menos levantaba sospechas de su vinculación directa con el régimen cubano.
Los masones en la historia de Cuba
Entre los masones cubanos siempre se ha comentado con orgullo la actuación de ilustres hermanos que fueron protagonistas del pasado nacional. Nombres como Carlos Manuel de Céspedes, Antonio Maceo, Máximo Gómez y el Héroe Nacional de Cuba, José Martí, formaron parte activa de una institución que vela por el progreso humano y tiene como principio defender causas justas. La bandera cubana fue diseñada como alegoría masónica, representándose en sus colores y los números de sus franjas, estrella y triángulo.
Algunos de los acontecimientos más relevantes de la historia nacional, como lo fueron las conspiraciones previas a la gesta independentista de 1868, se fraguaron en logias masónicas del oriente cubano. Un hecho de suprema dignidad como la defensa que hizo el militar español Federico Capdevila —quien también era masón— a los ocho estudiantes de medicina durante el juicio que los inculpaba denota el calado de los miembros de la institución. La entrevista en Baraguá entre Antonio Maceo y Arsenio Martínez Campos, más allá del antagonismo, discurrió con serenidad porque ambos eran masones y se reconocían como hermanos a pesar del contexto de la guerra.
Uno de los sucesos más trágicos y a su vez heroicos que pueden ser acotados a propósito del obrar de los masones, fue el arrojo de quienes intentaron aplacar el incendio de la Ferretería Isasi en La Habana el 17 de mayo de 1890, en el que fallecieron más de 20 personas —entre ellos varios masones del cuerpo de bomberos que procuró aplacar el siniestro—.
El desembarco de José Martí y Máximo Gomez por Playitas de Cajobabo el 11 de abril de 1895 —plasmado por el Apóstol de manera cinematográfica en su diario de campaña— fue posible gracias a que el capitán del barco alemán Nostrand, Heinrich Lowe, era masón. Martí, además de hablar alemán con fluidez, se identificó con su hermano de fraternidad. El germano, atendiendo a su deber moral, aceptó transportarlos desde Cabo Haitiano hasta las cercanías de la costa cubana.
Uno de los momentos cúspide de la historia cubana fue la instauración de la República el 20 de mayo de 1902. El primer presidente del recién nacido país, don Tomás Estrada Palma, era masón, lo cual denota el prestigio de ser portador de la escuadra y el compás como símbolo de la fraternidad masónica.
Sin embargo, el régimen cubano pretende opacar el pasado de gloria e influencia social de la masonería cubana, sobre todo tras lo sucedido en torno a Urquía Carreño. El martes 23 de julio de 2024, la exigencia digna de cientos de hermanos masones al no reconocer a Mario Alberto Urquía Carreño como Gran Maestro de la Gran Logia de Cuba, supone un antes y un después en la historia de la institución cubana.
La cadena fraternal como símbolo de unión de los hombres que la componen se ha roto por un falso eslabón y debe recomponerse soldada por el arco eléctrico de la fuerza moral y de la libertad.
Un día después de la protesta pacífica de los masones, el diario Tribuna de La Habana publicó una nota informativa del Ministerio de Justicia fechada 23 de julio de 2024. El Minjus aseguró que existieron «irregularidades» en el cumplimiento de los estatutos internos en relación con, especificó, «sanciones a integrantes de los cuerpos masónicos y las elecciones de sus directivos». A través de la nota, el órgano gubernamental «indicó» realizar elecciones «en correspondencia [con] los estatutos y la voluntad de sus integrantes».
El 24 de julio, la Gran Secretaría de la Gran Logia de Cuba envió a los masones cubanos la Circular 116. En el documento, Mario Urquía Carreño narró su perspectiva de los hechos y dijo no reconocer el Decreto 009/24 que declaró su expulsión. Urquía cuestionó, además, la legitimidad del reclamo protagonizado por los cientos de hermanos masones reunidos en la Gran Logia de Cuba por la supuesta «mediatización planificada de estas acciones, por aquellos que solo buscan lucrar con la situación masónica actual». En el documento, Urquía pidió resolver los problemas que afronta la institución de manera interna y que estos no se expusieran en redes sociales o medios de prensa independientes.
En la Circular se mencionó como principal responsable de las acusaciones contra Urquía Carreño al hermano masón y escritor Ángel Santiesteban Prats, quien «ha tenido un rol protagónico en la campaña de descrédito y la tergiversación de los hechos».
El texto nombró también a la periodista independiente Camila Acosta, quien cubrió lo ocurrido en la Gran Logia de Cuba y luego de lo sucedido fue puesta bajo vigilancia policial, según comentó al medio Martí Noticias.
En la tarde del 25 de julio, Santiesteban fue detenido cuando salía de su casa por agentes de la Seguridad del Estado y llevado a una estación de Policía en el municipio La Lisa, donde estuvo bajo interrogatorio. Horas más tarde fue liberado y conducido hasta la sede del Supremo Consejo del Grado 33, en Centro Habana, donde se efectuaría una reunión entre los miembros del cuerpo masónico.
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David Urquiza
CUBANO PURO
Felipe