—¿Y eso qué es? ¿Estás movilizado?

—Para nada. Hoy es 31 de octubre, se celebra la Noche de Brujas, más conocida como Fiesta de Halloween. ¿No te llegó la orientación?

—Acabo de reincorporarme de mis vacaciones. ¿Qué pasó?

—El Partido le ha pedido a los militantes que desplieguen iniciativas que ayuden a mitigar la perniciosa influencia que ejercen esas festividades en nuestro pueblo, especialmente en los jóvenes.

—¿Y qué tiene que ver eso con el uniforme de las Milicias de Tropas Territoriales?

—Es el único disfraz que tengo a mano.

—No está mal, porque te queda mal. Pero lo que no entiendo es el paralelismo.

—Está planteada una guerra cultural de colonización.

—«Guerra cultural de colonización». Me suena eso. Parece que nuestros indígenas no tuvieron que sufrirla, que cuando Colón llegó quedó muy impresionado con la fastuosidad de las Parrandas de Remedios.

—Halloween es una costumbrita que nos pretende vender el imperialismo.

—A ver, a ver, que esa tradición se celebraba en España mucho antes de que existiera Estados Unidos como nación. De la península ibérica no nos llegó esa costumbre, pero sí otras que se han incorporado a la cultura nacional. Si vamos a juzgar bien, hace rato que la guerra cultural tiene como principal abanderado al dólar, y nadie se preocupa por eso.

—No ha habido más remedio que echarle mano, pues todo hay que importarlo.

—¿La calabaza también? Con el precio que tiene en los agros, no creo que el Halloween fructifique.

—Es una suerte.

—Una desgracia. En otros países Halloween coincide con temporada de cosechas, por lo que la fiesta implica también el consumo de alimentos y bebidas. Aquí ni siquiera podemos celebrar el fin de la Campaña de Frío, pues cada vez se siembra menos.

—Si al menos nos pareciéramos en la adivinación…

—Quién dijo que no. Aquí siempre estamos adivinando.

—El Gobierno ha puesto miras a ciertas manifestaciones acríticas en la importación del Halloween. Por eso nos pide que propongamos nuevas iniciativas para una celebración a lo cubano.

—Anota ahí mi propuesta: como el 31 de octubre es también el Día Mundial del Arroz y el Día Mundial de las Ciudades, podría hacerse tradición que hicieran fiestas los municipios que logren recibir a tiempo el arroz de la cuota del mes de noviembre. Se imbricarían muy bien en el Halloween, porque entre sus actividades típicas se encuentran la visita de casas encantadas y las bromas. Sería un inmenso chiste que existiera alguna casa encantada que lograra recibir las siete libras desde los primeros días del mes.

—Toda tradición puede ser actualizada. Fíjate que las Fiestas de Brujas son creaciones de los celtas, lo que llegó a Estados Unidos fue una versión de estas.

—Y no creo que los norteamericanos lo hayan tomado como guerra cultural.

—Es un problema de contextos. Su nación aún no estaba consolidada. A nosotros quieren imponernos el Halloween después que Perucho hizo lo que hizo encima de su caballo.

—Un himno muy marsellés.

—Las influencias son las influencias. Las coincidencias también.

—Coincidencia que la celebración del Día de Brujas llegara a Estados Unidos durante la Gran hambruna irlandesa, generada, vaya casualidad, por la escasez de papa y por la ineficiente política económica del Reino Unido.

—De ahí el significado de las fiestas: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos.

—Es a lo que nos llevará muy pronto la ineficiente política económica… del Reino Unido. La misma que ha llevado a que desaparezcan los carnavales, las fiestas de disfraces, los muñecones…

—Por ahí va mi propuesta: que se retomen los desfiles de muñecones.

—No han desaparecido. Solo que reviven en forma de visitas gubernamentales.

Los artistas de Matraca dibujan esta semana sobre Halloween, una celebración cuyo origen fue un antiguo festival pagano celebrado por los celtas.