Una madre residente en el municipio San Miguel del Padrón, La Habana, se comunicó con elTOQUE para denunciar el déficit de leche en la alimentación de los niños cubanos a partir de su experiencia con su hijo de 4 años.
«Él tuvo su leche cada 11 días hasta los 2 años, de ahí en adelante [la distribución mediante la libreta de racionamiento estatal] ha sido una vez cada tres o cuatro meses y no le dan la cantidad establecida, sino la mitad», afirma D, quien pidió proteger su identidad por temor a represalias.
«Me molesta porque, a pesar de las noticias en la televisión que informan que sí hay leche para todos los niños, muchos de estos no la pueden tomar, a no ser que sus padres salgamos a comprarla en mipymes [micro, pequeñas y medianas empresas] o a personas que pasan por la calle vendiendo este producto», agrega, en el intercambio con el medio a través de WhatsApp (+1 786 403 8554).
La leche es un alimento esencial en la primera infancia (1-5 años). Entre otros nutrientes, aporta calcio para el desarrollo de huesos y dientes; contiene vitamina D; es fuente de proteínas necesarias para el crecimiento muscular y el desarrollo general del cuerpo; y gracias a los carbohidratos y las grasas ayuda a satisfacer las altas necesidades energéticas de los niños pequeños.
Según MedlinePlus, los niños con edades entre 2 y 8 años deben consumir al menos dos tazas diarias de lácteos (480 – 600 mL).
D lamenta no poder garantizarle a su niño un alimento «más que necesario para su desarrollo»; y agrega: «mi hijo, por ejemplo, no tiene casi calcio en los dientes por la falta de leche».
Además del acceso a los alimentos, otro desafío para las familias cubanas es la educación. D afirma que ha tenido que pagar clases particulares que no salen nada baratas y dice: «comprarle libros de la misma escuela para que mi hijo tenga una base de estudio». La madre explica que, por el déficit de profesionales pedagógicos, su pequeño «no ha podido cursar ni el círculo infantil ni las vías no formales».
En cuanto a la escasez de leche, esta afecta a la población en general y en gran parte del país. Otra lectora de elTOQUE nos contactó para quejarse de que el alimento, y otros de igual importancia como el pan, faltan en la bodega estatal donde debería comprarlos mediante la libreta de racionamiento.
La lectora, quien vive en Santa Marta, localidad cercana al polo turístico de Varadero, en Matanzas, compartió capturas de pantalla del grupo de WhatsApp de su bodega, en el que se informa frecuentemente que no disponen de pan ni leche para vender a las familias del barrio.
En la tienda estatal «hay muchas personas esperando desde temprano... y nunca hay nada», afirma la fuente.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), la producción de leche de vaca en Cuba ha disminuido de forma progresiva en los últimos años. Pasó de 576.9 millones de litros (Mt) a 369 en 2022 —menos de 35 litros al año per cápita—, lo cual representa el 23 % de la producción de leche necesaria para mantener los niveles adecuados de salud, de acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
En Camagüey, una provincia cubana antes conocida por su ganadería, en cinco años la producción se redujo de entre 70 y 80 millones de litros de leche a «menos de la mitad», indican fuentes oficiales.
De acuerdo con Food Monitor Program, «la responsabilidad de la escasez de leche en Cuba recae en gran medida en el Gobierno cubano. A lo largo de los años, el sistema de racionamiento implementado (…) ha sido insuficiente para garantizar el suministro adecuado de alimentos básicos, incluyendo la leche. La falta de planificación y gestión eficiente en la importación y distribución de alimentos ha llevado a demoras y limitaciones en el abastecimiento, lo que ha impactado directamente en la disponibilidad de leche para los niños cubanos».


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